Video (12m): https://youtu.be/atQpvbSD4xo
Un saludo muy especial, doctor Guillermo García Realpe. Felicitarlo por esta decisión de hacer esta Audiencia. Saludar a mis colegas Maritza Martínez y Jorge Londoño con quienes tuvimos esta iniciativa, a los otros colegas de la Comisión Quinta, a los funcionarios del gobierno, a los demás congresistas, a la comunidad académica y científica que nos acompaña, y a todos los colombianos igualmente mis saludos cordiales.
En primer término, repudiar el desplante, considero yo, que el señor ministro de Salud, el doctor Fernando Ruiz, le hace a este evento. Ha debido estar con nosotros. Este es un evento democrático de gran importancia. No me sorprende del señor ministro, porque se necesitó de una orden de un juez de la República para que simplemente me respondiera a un derecho de petición y a una tutela. No me sorprende que asuma actitudes como esta.
Lo otro que quiero señalar es que el éxito del evento al que estamos asistiendo indica sin duda que tuvimos la razón quienes desde diciembre dijimos que el Congreso debía cumplir con su deber sobre este tema importantísimo y gravísimo de las vacunas, y que se equivocaron aquellos que nos estigmatizaron, además con mentiras, agrediéndonos con el cuento de que éramos contrarios a la vacunación, cosa que por supuesto no es cierta. Es que parte del deber de los congresistas convocar debates de control político. Nosotros no somos empleados del jefe del Estado ni ministros de la Casa de Nariño. Representamos a quienes nos eligieron y tenemos el derecho y el deber de propiciar que los Congresistas hablemos de los problemas que afectan al país y que particularmente la comunidad científica, la gente que más conoce de estos asuntos, también esté pendiente de lo que está sucediendo.
Soy partidario de las vacunas. Si alguien muestra una sola apreciación mía en contra de vacunar, renuncio a mi condición de senador. Falta a la verdad quien lo diga o lo insinúe. Porque además la ciencia y los hechos nos demuestran que tenemos la razón quienes vemos en la vacuna un instrumento formidable de prevención, para prevenir la enfermedad y la muerte. La prevención, como sabemos, es la base de la buena medicina y de la buena salud pública. Ahí está que se erradicó la viruela, un mal que causó millones de muertes, y fue erradicada por medio de la vacunación, como lo fue la poliomielitis, la parálisis infantil, como la llamábamos cuando yo era niño y nos aterraba que nuestras vidas pudieran ser destruidas y nuestras actividades motrices paralizada por esa enfermedad. Entones, que el punto quede perfectamente claro y que sirva esta invitación a los colombianos para que entiendan que las vacunas son un formidable instrumento de la salud pública.
Estamos en un debate nacional y global, en el que estoy participando, con otras muchas personas, desde las primeras semanas de iniciada la pandemia, porque vimos que el tema de los medicamentos y las vacunas era complejo y que además podría complicarse. Y entendimos que podía complicarse porque aquí había una lucha grande, como la está habiendo, entre la salud pública, el derecho a la salud de los seres humanos, y la codicia insondable de las Big-Pharma, como llaman a las grandes trasnacionales de los medicamentos, apoyadas por las grandes potencias económicas, que siempre en cualquier circunstancia lo único que ven es si ganan o no plata.
Acabo de reenviar por un trino un estudio de una fundación americana señalando la gran corrupción de las grandes farmacéuticas en sus acciones en Estados Unidos. Hasta el punto de que tienen sanciones por parte del estado norteamericano hasta por cerca de 30 mil millones de dólares en los últimos años. Estamos hablando de un problema grave y complicado.
Lo detallo un poco más. Estamos en economía de mercado en Colombia y en el mundo, pero en algunas otras latitudes economía de mercado no quiere decir que todo absolutamente todo tenga que dirigirse por la idea de que lo fundamental es el negocio. Tan no es cierto, que las propias normas internacionales de medicamentos y de vacunación que prohíjan y promueven el negocio están sujetas a excepciones para aplicar en circunstancias complejas. Y creo que no ha habido un problema de salud más complejo y más grande que este que estamos padeciendo.
Si ustedes observan, aquí hay un pleito entre quienes creemos, particularmente para este ejercicio, que deben ser bienes públicos, y quienes creen que lo único que importa son los negocios. Ya veremos las malas consecuencias de la concepción mercantilista.
En la Organización Mundial del Comercio, el Adpic, que el acuerdo de medicamentos de la OMC, han aprobado excepciones establecidas para que en situaciones como esta lo que se aplique sea la idea del bien público. El propio Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y en general los tratados pertinentes incluyen una norma de excepción para aplicar en este caso el criterio de bien público.
Bien público que tiene el propósito abaratar los costos de acceso, pero además también para hacer distribuciones democráticas, ambas cosas perdidas en este momento, porque hay un abuso con los precios que se están cobrando y es sabido que las vacunas se están concentrando en las grandes potencias económicas y que hay una pésima distribución y pésimo acceso para todos los demás países de la Tierra.
Rechazar que el presidente Duque, ante un reclamo que hicieron el gobierno de India y el de Sudáfrica, llamando la atención para que se avanzara en el tema de los bienes públicos, no acompañó a India y Sudáfrica y otros gobiernos, con el pretexto de que el mundo es así. No. El mundo no es así, el mundo lo tenemos que construir entre todos. El cuento de que cuatro poderosos hacen lo que se les dé la gana con las relaciones internacionales es una idea en contra de la cual debemos movilizarnos. Porque el mundo, al final, todos tenemos derecho a diseñarlo.
¿Y qué pasó? Que es en buena medida el objeto de esta Audiencia. Que nos han impuesto unos contratos leoninos, contrarios al progreso de Colombia y del mundo, unos contratos que se urdieron en secreto. Yo quiero rechazar el secretismo como criterio de contratación de este gobierno. Es que no estamos hablando de plata que sale del bolsillo del presidente Duque o de su ministro de Salud. No. Sale del bolsillo de todos los colombianos, incluidos los más pobres. Y eso no tiene por qué ser secreto. El secreto es la primera decisión que se toma para hacer las cosas mal hechas. Pero además, y cómo ya lo mencionó Guillermo García Realpe, aquí tenemos una práctica escandalosa y es que le están aplicando el secreto a todo.
Nuevamente, presidente Duque, le pido que me diga en cuánto vendió a Electricaribe, un secreto que ha mantenido el gobierno en contra de la ley, porque fue una empresa que se vendió después de que el Estado invirtió en ella 8,5 billones de pesos de recursos públicos, inversión en la que además no participó ningún privado.
No sabemos cuáles son las fechas de entrega, no sabemos el precio real, no sabemos cuáles son las otras cláusulas secretas (sobre las vacunas). Aquí nos impusieron una ley para otorgarle la impunidad a las farmacéuticas en lo que tiene que ver con los efectos. Y el mismo presidente Duque aduce que son las farmacéuticas las que exigen la confidencialidad. O sea que tenemos una negociación montada sobre la extorsión y sobre el chantaje. O será que aún no tiene el gobierno acceso a la vacuna.
Tan mal terminó la negociación del gobierno que en este momento hay más de cincuenta países en el mundo aplicando vacunas y Colombia no está entre ellos. Esa es por supuesto una prueba de que no se negoció adecuadamente. Porque, repito, otros 50 países ya están vacunando.
Y es la hora en que ni siquiera sabemos cuál es la fecha en que se va a iniciar. Yo hago votos porque sea pronto y porque las cosas que ha hecho el gobierno se resuelvan satisfactoriamente. La verdad es que hoy no es así.
Termino diciendo que veo que se nos pueden presentar serios problemas. Puede terminar mal o no terminar del todo bien o de manera mediocre. Primero, esta es la hora en que aún no sabemos cuándo se empieza a vacunar. Y tenemos serias preocupaciones por el tema de si las trasnacionales van a cumplir. Es que le han incumplido a Italia, le han incumplido a Bélgica, a la Unión Europea, países poderosos. Aquí puede suceder que nos pongan conejo o por lo menos que no entreguen las dosis necesarias.
Y hay que aplicar de aquí al fin de año, ha dicho el gobierno, 49 millones de vacunas, porque algunas necesitan doble dosis. Quiere decir que hay que aplicar, si se empieza en febrero, 150 mil vacunas diarias, una empresa bien complicada para hacerla de manera satisfactoria. Estoy realmente preocupado. Hago votos porque el gobierno sea capaz, pero abrigo serias preocupaciones.
Digamos además de que se trata de un mal dificilísimo de manejar. Aquí no se puede hacer demagogia y estar haciendo desplantes. Es cierto que las cosas no se han hecho bien por parte del gobierno nacional, pero también es verdad que se está enfrentando un mal dificilísimo. Porque si usted se confina, como se debe hacer, entonces se le vuelve un problema de subsistencia, y si se sale a trabajar a la calle, entonces resulta que se le dispara la pandemia. Es un rompecabezas muy difícil de resolver.
Rompecabezas que está agravado por nuestras realidades sociales y económicas que hacen de Colombia uno de los países peor posicionados para hacerlo bien. Estábamos mal por los inmensos problemas ya presentes en febrero de informalidad, desempleo y pobreza, que hacen que muchos no puedan cuidarse adecuadamente. Mal por la incapacidad económica del Estado ante una economía mediocre, subdesarrollada, que crea muy poca riqueza. Mal por el sistema de salud de la EPS, que sabemos no es capaz ni siquiera de atender las normalidades, mucho menos una complejidad como esta. Y mal también por el Presidente, que ha podido corregir y no ha lo ha hecho. Todo, todo, ha sido verdaderamente lamentable.
Y por último, para que no se pierda de vista en el debate, decir que el debate hay que hacerlo con cifras en la mano. Todo el mundo tiene derecho a recibir la atención debida. Pero el 99 por ciento de todos los recursos económicos, y legales no se diga, en proporciones inmensas, están en manos de la Presidencia de la República, en manos del ministro de Salud y el Ministerio de Hacienda. Y a la hora de la responsabilidad de cualquier tipo, esta situación tiene que ser tenida en cuenta. Porque no resulta sensato salir a fusilar a los alcaldes porque no pueden resolver las cosas, cuando ellos están puestos de cabeza ante unas realidades que les hacen muy difícil operar como deberían.
Concluyo diciendo que hago votos porque el gobierno atine, porque las cosas se hagan bien, de la mejor manera, porque de otra manera si está vacunación no se hace como debiera ser, nuestros problemas se van a complicar todavía más.
Conclusiones
En primer término, senador Garcia, felicitarlo de nuevo por su decisión de hacer este evento y facilitarnos las cosas a quienes citamos esta audiencia. Muchísimas gracias. Felicitarlos a todos quienes estuvieron participando por el gran nivel de las intervenciones. Estoy muy impresionado favorablemente, porque sin duda logramos reunir aquí a una cantidad de opiniones de excelencia.
Lo segundo es señalar la gravedad del problema. Sin duda estamos ante un problema nacional y global de proporciones enormes, un problema complicadísimo de manejar.. Y un problema que está lejos de estar resuelto, porque cada vez aparece más claro que lo de las vacunas no es una solución mágica que va a resolver las cosas de un momento a otro. Hay que señalarlo.
En tercer término, preguntarnos, bueno, cómo nos está yendo a los colombianos. En el mundo entero la situación es muy difícil, pero nosotros tenemos el deber de mirar las cosas por Colombia. Y sin duda nos está yendo bastante mal como país. Las cifras del número de contagiados y las cifras del número de muertos nos demuestran que nos está yendo bastante mal.
Y si miramos el tema de las vacunas, un asunto estratégico en la atención del problema, vamos tan mal que ya van 56 países vacunando y en Colombia ni siquiera se sabe cuándo van a empezar las vacunaciones. Un número tan alto de víctimas por enfermedad o por muerte lo que nos dice que en el sistema de salud hay problemas muy graves, pero también en el sistema social, como algunos lo advertimos desde el principio de la pandemia. Por su pobreza y su desempleo, la gente difícilmente puede tomar adecuadamente una serie de prácticas de prevención. Y es evidente que el sistema de las EPS falla tanto que ni siquiera es capaz de pagarles sus sueldos oportunamente a los trabajadores de la salud.
A esto agreguémosle que la política global que han impuesto las trasnacionales de los medicamentos y las grandes potencias económicas y las organizaciones económicas internacionales es la peor que podrían diseñar. Lo acaba de mencionar Claudia Vaca. ¿A quién se le ocurre que en una urgencia de tales magnitudes, cuando hay que vacunar a miles de millones de personas, se mantenga el monopolio para poder sacarnos los ojos con los precios, cuando lo obvio era estar diversificando la producción? ¿A quién se le ocurre que se les imponga a países como Colombia solo poder adquirir vacunas de ciertos países y ciertas trasnacionales cuando hay otras posibilidades? Repito, el manejo nacional está muy equivocado y el manejo global también.
Oigo aquí distintas propuestas, pero todas en general de signo democrático, las voy a resumir en tres, que me parecen acertadas. La primera, que hay que hacer un esfuerzo grandísimo en lo social, con renta básica, ingresos a los nuevos y viejos desempleados, respaldo a la economía empresarial, porque resulta inadmisible que se sigan quebrando los centros de producción y de empleo nacionales, y en eso el gobierno se queda supremamente corto.
Es evidente que hay que hacer una reforma profunda de lo que está sucediendo con las EPS. Si eran incapaces en tiempos de tranquilidad, pues ahora lo son mucho más, porque además su enfoque no es el que debería ser. Pero en esto el gobierno del Presidente Duque lleva ya casi un año perdido, porque no ha tomado ninguna decisión de corrección.
En el tema de las vacunas, ni se diga, también hay que hacer planteamientos. Uno de los primeros es que el gobierno nacional y todos nosotros debemos sumarnos a un esfuerzo mancomunado para que las cosas se modifiquen. Cómo es posible que Colombia siga hoy en una política de que es que no se pueden fabricar vacunas en el país cuando pudimos hacerlas en años anteriores. Lo pongo como un simple ejemplo.
Pero sí tengo que lamentar el espíritu con el que gobierno está abordando estas críticas, que son sanas y que son honradas y que son de signo democrático. Cómo así que aquí el problema es que los del gobierno todo lo hacen bien y que los contradictores simplemente lo que somos es unos politiqueros. Quedó clarísimo en esta Audiencia que es el relato que andan montando, un relato montado sobre fake news, sobre falsedades, al estilo del señor Donald Trump.
Oye uno decir aquí: es que ustedes están diciendo que el gobierno no hace nada. No es cierto. Nunca hemos dicho que el gobierno no haga nada; seríamos unos imbéciles si nos atreviéramos a decir eso. Pero lo que sí estamos diciendo es que lo que ha hecho está entre insuficiente y equivocado. Y no lo decimos por decirlo, es que ahí están los resultados, las pruebas, los hechos incontrovertibles.
Pero además quien auspicia este cuento de que somos politiqueros es el presidente Duque, y un ministro de Salud que ni siquiera viene a un evento como este, que no le contesta a un senador de la República ni a la ciudadanía las preguntas que se les hacen. Todo para montar el estigma. ¿En qué consisten los fake news? En una palada de verdades y una volquetada de mentiras. Es lo que nos están imponiendo para evadir el debate democrático y de fondo, serio y riguroso que les estamos haciendo.
En lo que a mí respecta, y estoy seguro de que también a los miembros de la Comisión Quinta con quienes promovimos el debate, y a todos a quienes aquí estuvimos, no vamos a dejar de debatir, no nos van a silenciar, no nos vamos a dejar someter al garrote al que nos quieren someter, con el cuento de que aquí no tenemos un debate serio ni de fondo planteado, sino que simplemente lo que pasa es que somos unas malas personas, enemigos del progreso de Colombia y de los colombianos, en el estilo señalador, trumpista de hacer las cosas. Es que resulta absurdo orientarse en pleno Siglo XXI por las andanzas y las ejecutorias de un personaje como ese, un verdadero descrédito en la historia de los gobernantes del mundo.
Los llamo a la reflexión. Yo sí estoy en condiciones de llegar a acuerdos y a coincidir con todo lo que sea, pero tiene que ser sobre la base de pensar en el progreso nacional y no en unos intereses políticos de corto plazo.