Inicio Biblioteca ¿Qué propone Jorge Robledo para Bogotá?

¿Qué propone Jorge Robledo para Bogotá?

3725

Por CAMBIO, Mateo Muñoz, emitido en directo el 10 oct 2023.

El exsenador Jorge Robledo viene de ser candidato presidencial y está estrenando partido para las próximas elecciones regionales. ¿Cuál es el programa del arquitecto para Bogotá?

 

Transcripción:

Mateo Muñoz: Muy buenos días a todos nuestros seguidores y suscriptores que se conectan a esta hora a la Revista Cambio. Hoy tenemos un invitado muy especial, el candidato a la Alcaldía de Bogotá, Jorge Enrique Robledo, que aceptó la invitación para hablar de sus propuestas, de su programa, para que la gente lo conozca y para que en unos 20 días la gente pueda ir informada a las urnas a votar. Doctor Robledo, muchas gracias por aceptar nuestra invitación y buenos días.

 

Jorge Enrique Robledo: Muy buenos días, Mateo. Muchísimas gracias por la invitación y a Cambio por su hospitalidad. Muchas gracias.

 

Mateo Muñoz: Doctor Robledo, quiero comenzar preguntándole, usted duró casi dos décadas en el Senado, con una labor muy destacada sobre la cual hay un consenso de que fue muy buena. Por qué ahora, cuando uno pensaba que ya estaba un poco dedicado a ver la política desde lejos, decide nuevamente hacer campaña, lanzarse ahora a la Alcaldía de Bogotá. ¿Qué tuvo en cuenta usted para tomar esa decisión?

 

Jorge Enrique Robledo: Digamos que son modos de ser en la vida. Yo he estado toda mi vida es en la lucha política. ¿En qué? En lo que me toque. Hice lucha política 30 años antes de llegar al Senado. Estuve 20 años en el Senado también en lucha política. Y una vez terminó mi periodo en el Senado, tomé la decisión de seguir en la lucha política. A mí me gusta lo que hago, creo que le presto servicio al país con la forma como hago la política, con una vocación de servicio puesta en práctica en cada momento. Lo que conversamos con Sergio Fajardo y con otros sectores cuando creamos a Dignidad & Compromiso, esta nueva organización que nació en febrero, era que nos íbamos a ir de ciudad en ciudad respaldando candidaturas y aquí en Bogotá igualmente respaldando la candidatura a la alcaldía y la de nuestros candidatos a concejales. Yo no tenía plan de ser candidato. Pero después de analizar un conjunto de hechos vimos que la mejor decisión para mí y para Dignidad & Compromiso era presentar mi propuesta para la Alcaldía. Y en eso estamos. Y terminadas las elecciones, cualquiera sea el resultado, o seré alcalde y seguiré en la política o no seré alcalde, y también seguiré en la política.

 

Mateo Muñoz: Candidato, quiero iniciar hablando un poco ya de los temas puntuales de la ciudad con el tema de la movilidad. Mucha gente que nos está viendo seguramente va camino a su trabajo, acaba de llegar y después de haber pasado por dificultades para movilizarse. Qué propone concretamente, candidato, para que la movilidad deje de ser el dolor de cabeza eterno de los bogotanos o por lo menos se alivie un poco ese problema.

 

Jorge Enrique Robledo: Yo soy arquitecto y fui profesor muchos años en la Universidad Nacional, en Manizales. Entiendo bastante de asuntos urbanos, he publicado libros y, entre ellos, uno sobre la historia de Manizales desde su mundo absolutamente rural hasta 1940. Entiendo de estos asuntos de ciudad. En el caso de movilidad, uno debe aplicar políticas de corto, de mediano y de largo plazo, porque ahí el conjunto de las dificultades es enorme.

 

En el corto plazo hay cosas que son más o menos obvias. Una, cómo aligeramos el trancón. Bogotá tiene un número muy alto de obras inconclusas, algunas que no se pueden concluir en lo inmediato, pero otras que sí y que están retrasadas por incumplimientos, lo que nos está creando un impacto bárbaro en la movilidad. Porque cuando se hace una obra en una vía, se infarta la vía y eso no tiene soluciones técnicas posibles. Claro, usted puede mejorar organizando los semáforos, pero al final cada obra en desarrollo exige un tratamiento personalizado, porque cada trancón es un caso diferente. Entonces la idea es aumentar el número de funcionarios del tránsito, muy bien entrenados y muy capaces para hacer ese ejercicio. Hay un ejemplo excelente, lo estoy poniendo mucho, y es el caso de un guardia de tránsito al que le dicen Pékerman, yendo hacia La Calera, famoso allá entre los habitantes, porque es un genio desembotellando. Podría sonar como prosaico, pero el enredo es tal que hay que atenderlo de esta manera.

 

En el mediano plazo, también estoy formulando propuestas. Bogotá ha estado muy enfocada en intentar resolverlo todo con troncales. Y resulta que hay otra gran política en el mundo del manejo del tránsito, y es no hacer tanto troncales, sino ramales, como árboles, en la figura de imaginarse comunicaciones por vías que no necesariamente sean troncales. Bogotá tiene un ejemplo notorio, con muchas posibilidades, y es la Circunvalar. Esa vía no se diseñó como tal, sino que fue el resultado de ir empatando unas cosas y otras. Ahí se tiene que trabajar mucho. En el caso del Transmilenio de la 68, lo más urgente es terminar esa línea.

 

En el largo plazo, la solución consiste en hacer una red de metros, no una línea ni dos líneas ni tres líneas, sino toda una red. Y por qué enfatizo tanto en lo de la red de metro, a imagen y semejanza de las ciudades grandes. El punto es que hay que bajar a la gente de los carros y de las motos hacia un sistema masivo de transporte y el único sistema masivo, probado en todas partes, hacia el que se mueve la ciudadanía que tiene posibilidad de comprar un carro, es una red de metros. El tema es de vital importancia. El lío que hemos tenido en Colombia, y particularmente en Bogotá, es que hemos sido muy mal gobernados, porque, fíjese usted, el metro de Medellín se creó en 1995, y vamos a completar más de 30 años sin metro en Bogotá, una ciudad tres veces más grande. Entonces en mi alcaldía atenderemos la movilidad del trancón con este conjunto de soluciones.

 

Hay otro problema de movilidad, más grave si se quiere, y es que la gente no tiene con qué pagar los pasajes del Transmilenio. Hay un número inmenso de personas, principalmente mujeres, que hacen a diario caminatas larguísimas de ida y vuelta porque no tienen, literalmente, con qué pagarlo. Hay cantidad de citas médicas, me lo decía un médico amigo, que no se hacen porque la gente no tuvo con qué pagar el pasaje. Tampoco puede ir a las farmacias a reclamar los medicamentos prescritos. O presentarse a los tratamientos. Si a una persona que reside en el sur le dicen que para recuperarse tiene que cumplir diez citas en el mes en una clínica del norte, casi que es como pedirle ir a la luna.

 

Parte de mi propuesta de movilidad es la de establecer el pasaje cero para Transmilenio. Ningún otro de los candidatos ve un problema en que la gente no tenga con qué pagar el pasaje, les parece muy normal. Uno de los avances que está hoy viviendo la humanidad es convertir el transporte público masivo en un derecho, como es un derecho la educación pública, la salud pública y otras cosas. Los bomberos son un derecho que tenemos los ciudadanos. Usted no les paga en un incendio, como tampoco a los policías que lleguen a auxiliarlo en un robo. Son derechos, como el del pasaje cero, que se están abriendo camino en el mundo.

 

Mateo Muñoz: Candidatos, usted introduce un tema que iba a tocar más adelante, pero que es importante y es el tema de la tarifa cero en Transmilenio. Quiero preguntarle, primero, cómo hacer eso sostenible financieramente en un sistema que ya de por sí presenta problemas para operar. Y segundo, ¿por qué no hacer una tarifa cero, pero enfocada o focalizada en ciertas poblaciones? Y cómo funcionaría este programa.

 

Jorge Enrique Robledo: Explico entonces la idea de la movilidad como un derecho. Cuando usted intenta discriminar a los beneficiarios como escogiendo por computador a quien sí y a quien no, el derecho empieza a desaparecer. Así al final termina siendo inmanejable. En ese sentido, creo que hay cierta coincidencia en que el pasaje cero es positivo. El Concejo del Distrito aprobó por unanimidad en el 2020 un acuerdo que le ordenó a la Alcaldía avanzar hacia el pasaje cero. Ahí no hay un debate social. El debate realmente se centra entonces es en lo económico. Y mi propuesta está cuidadosamente estudiada en este aspecto. Duramos semanas con un grupo de asesores de alto nivel examinando el tema y concluimos que es económicamente viable, o si no, no lo hubiera propuesto.

 

Aquí contamos ya con una cierta facilidad. Es que hoy el 55% del costo del pasaje lo está pagando el Distrito. Si ese 55% no lo pagara el Distrito, el pasaje diario superaría los 10.000 pesos, ida y vuelta. Estoy seguro de que no hay alcalde que se atreva a eliminar ese subsidio. No es posible políticamente. Digamos entonces que ya tenemos más de la mitad de la plata recaudada. Entonces la pregunta es de dónde sale la otra mitad. Lo estoy planteando con toda tranquilidad, porque existen muchas posibilidades internas, por ejemplo, vender publicidad en los buses, o en las estaciones, y así nos vamos a ahorrar una plata cuando ya no haya que recaudar el tiquete.

 

La propuesta principal es que el resto del subsidio lo pague el Gobierno nacional. Estamos hablando de sumas del orden de 3 billones de pesos, y si usted mira el total del presupuesto nacional y el aporte de Bogotá a él, el aporte de Bogotá al Producto Interno Bruto y la función de Bogotá como jalonadora de la economía nacional, es obvio que no resulta una insensatez plantear ese subsidio por parte del Gobierno nacional, sin subir las facturas de la luz, una ocurrencia absurda de Petro que yo rechacé ahí mismo, porque mi propuesta no tiene nada que ver con alzas de tarifas. Fue una salida absurda de Petro para sabotear mi propuesta y crear confusión. Porque, claro, la voz de él la oyen muchas más personas en Colombia.

 

Mi propuesta, tal como lo acabo de explicar, es perfectamente viable en lo económico y deseable en lo social. En el mundo aumenta el número de ciudades donde se está aplicando el pasaje cero. No me estoy inventando la bicicleta. Aquí hay un avance, la humanidad avanza en la dirección correcta.

 

Mateo Muñoz: Candidato, usted dice que esto es viable financieramente, que socialmente también es algo necesario. Políticamente, cómo se ve usted en la relación que tendría con el Concejo. Eventualmente, ¿usted cree que esta propuesta puede tener un fácil tránsito o le tocaría luchar bastante en el Consejo para que tenga futuro?

 

Jorge Enrique Robledo: No es una propuesta de aplicación inmediata al 1° de enero de 2024. Sería imposible. Va a ir por partes. El primer año armaremos el proyecto, cierto, y habrá que revisar muy cuidadosamente si tiene que pasar o no por el Concejo, porque ahí hay un subsidio de cerca de 3 millones de pesos que está poniendo Bogotá y que a mi juicio no presenta dificultades. Pero bueno, todos son los trámites que habrá que resolver. Y posible también que el presidente Petro diga que no facilita el subsidio. Pero entonces está la opción del Congreso. Es un camino que tengo el deber de promover, porque si creo en una idea, si creo que es correcta, debo promoverla. El solo hecho de que en Colombia se esté discutiendo ya es un avance. Siempre he creído que mi primer deber en una campaña electoral es educar a la gente, abrir puertas, denunciar hechos de los que nadie habla. Hay por ahí mucho politiquero al que lo único que le importa es ver cómo se pesca un voto. Yo no soy un politiquero. Abrimos el debate ahora y ya veremos qué termina sucediendo. Y espero que el presidente Petro tenga la sensatez de respaldar el proyecto, porque es deseable en lo social en una ciudad que padece por hambre. Voy a repetir un dato que no le he mencionado: dos y medio millones de personas en Bogotá están haciendo menos de tres comidas al día. Es un desastre, una vergüenza mundial para la capital, para quienes la han gobernado y para el país, porque no es solo responsabilidad de los alcaldes. Por el contrario, la responsabilidad principal del hambre es de los presidentes de la República de Colombia y del Congreso. Todo hace parte del debate que he venido librando durante años.

 

Mis contradictores dicen que el pasaje cero es imposible. A Carlos Fernando Galán le pareció perfecto en el 2020 que avanzáramos hacia el paisaje cero. Pero ahora, cuando yo lo propongo, casi le da un infarto. Pero lo cierto es que es completamente viable y es perfectamente deseable. Y los otros también se alborotaron y se molestaron con la propuesta. Pero la propuesta es conveniente para el país, porque, repito, el 55% de la plata ya lo está poniendo Bogotá y se trata de un subsidio que no tiene reversa. 

 

Mateo Muñoz: Candidato, en temas de movilidad hay que entender que Bogotá es una ciudad que va más allá de sus fronteras y que se vuelve una ciudad región. Le pregunto por el tema de las entradas y salidas de la ciudad y por el tema de la población flotante que vive en la Sabana-occidente, en la Sabana-centro, que viene a Bogotá a trabajar, a estudiar y tiene que regresar a sus municipios con bastantes traumatismos en la Autopista Sur, en la calle 13, en la calle 80, por la Autopista Norte. Cómo atender este problema de una ciudad que crece al mismo tiempo que los municipios aledaños, que también crecen casi que sin control.

 

Jorge Enrique Robledo: Ahí enfrentamos un lío mayúsculo, lo digo con franqueza. Mencionemos solo dos casos que probablemente sean los más característicos, resolver el problema de la entrada por la autopista desde el norte y por Soacha desde el sur. Voy a empezar montando una oficina de investigaciones supremamente robusta para analizar muchísimos problemas y plantear iniciativas, porque necesitamos mucha técnica en la toma de decisiones y mucho conocimiento. El lío en Soacha y en el norte nunca se atendió con seriedad, típico de los alcaldes que llegan a hacer politiquería cada uno en su mandato y no a gobernar como debiera ser. No proponen proyectos de largo plazo. La parte peliaguda en los dos casos es que los hechos obligan a escoger entre un túnel para crear otra vía de acceso o unos viaductos larguísimos de kilómetros. Y cualquiera de las dos soluciones es de altísimo costo. Y hay otro tema no menos complejo, y cualquier arquitecto lo sabe, y es dónde se empata, porque si usted no hace una buena solución, lo que sucede es que corre el trancón. En estos días, viniendo precisamente de Chía, observamos el problema quienes veníamos en la doble calzada cuando se llega a donde era el Monumento de los Héroes. 

 

Mateo Muñoz: El embudo.

 

Jorge Enrique Robledo: Y lo de Soacha es parecido. Yo no conozco estudios cuidadosos sobre ambos casos. En algo se puede paliar el caos mejorando la entrada a Bogotá por la Séptima, pero tampoco lo veo suficiente. Aún no tengo claridad técnica de cómo resolver el problema. Somos ocho millones entrando y saliendo. Pero es que los tres millones de vecinos de la Sabana también entran y salen de Bogotá. Entonces estamos hablando de un lío que afecta a once millones de personas. Es un tema complicadísimo. Lo del Regiotram, lo anticipo desde ya, no funciona realmente. Es más demagogia lo que se hace. Yo he dicho que es diseño de servilleta, de esos que uno hace con unos amigos después del almuerzo. Meter un transporte fuerte con rieles y trenes crea el problema de las intersecciones, delicadísimo de manejar. Peor la idea de meterle carga, un exabrupto, porque dónde se descarga, ¿en la 26? Se necesitan unos patios de descarga enormes, no se puede llegar con un camioncito. Y tiene otro problema, si se deja solo de pasajeros.

 

A mí me gusta la idea, que en la servilleta se ve interesante, porque usted mira el mapa y de una vez encuentra el espacio. Lo que pasa es que los trenes necesitan intersecciones a desnivel, hacia abajo o hacia arriba, y además muy largas, porque el tren no resiste pendientes muy altas. Si son intersecciones, elevadas o subterráneas, no solo ocupan espacios muy largos, sino que los costos se hacen muy elevados. Y si son de paso a nivel, el trancón es fenomenal. Solo imaginémonos los trancones enormes que causa ese tren turístico de los domingos. Es lo que yo pongo como ejemplo. Aquí llevamos no sé cuántos años hablando del Regiotram y las autoridades dicen mil cosas y se sacan fotos y echan cuentos, pero sin presentar el problema técnico elemental. Les falta seriedad. Yo a eso no le jalo. Llegaré a gobernar con seriedad a Bogotá.

 

Mateo Muñoz: Candidato, para cerrar un poco el tema de movilidad, le pregunto por dos elementos claves, que es el tema de la primera línea del metro y el tema del corredor verde por la Séptima. Cuál es su postura frente a estos dos proyectos. Hay candidatos que de entrada se oponen, otros que le darían continuidad y otros que parecen estar en un punto medio. Usted en cuál se ubicaría.

 

Jorge Enrique Robledo: Se ha vuelto como una tragedia, Muchos elementos de juicio indican que el contrato del metro no se puede cambiar. Es más, el presidente Petro no ha tenido el rigor suficiente de pedirle un concepto al Consejo de Estado, el llamado a darlo, a ver si el contrato se puede modificar sin que quien lo modifique vaya a dar a la cárcel. Claro, no lo cambiaría Petro, él daría el consejo, pero el que termina en la cárcel son otros, quien represente al Distrito y los contratistas. Yo le pedí al presidente Petro en una carta que elevara la consulta al Consejo de Estado para empezar a aclarar las cosas. Todo indica que no se puede cambiar. Entonces, si no se puede cambiar el contrato, toca seguir con él. El contrato adolece de una debilidad grande, la he explicado muchas veces. El metro puede ser elevado o subterráneo, pero los elevados provocan un impacto ambiental mucho más complicado. Claro, son más baratos, pero los impactos ambientales pueden ser catastróficos. Hay sitios del mundo donde los han tenido que tumbar y hacerlos subterráneos. Me temo que es lo que sucedería en la Caracas.

 

Ahora el metro que yo promoví en Bogotá, lo promovimos en la alcaldía del 2008 con Samuel Moreno. Esa alcaldía terminó súper mal, pero no por los líos del metro, porque el metro lo avanzamos cuatro años como un metro subterráneo. ¿Qué pasó? Que Gustavo Petro, desde que fue candidato, advirtió que él no seguiría con ese metro y se dedicó a sabotear el proyecto. Él ahora está manipulando la información sobre el tema. Yo le he respondido publicando todos los documentos. A él se le ocurrió reemplazar el metro subterráneo por un tranvía por la Séptima. Y cómo empezó a quedar en ridículo, dijo que no, que se trataba de un “metro ligero”. ¿A quién se le ocurre afirmar que un tranvía hace lo mismo que un metro? Es peor todavía que la frase dicha por Peñalosa de que los Transmilenios reemplazan a los metros. Son dos frases que inmortalizaron ese par de personajes. ¿Qué sucedió? Petro se dedicó a sabotear ese metro, al que ya se le habían invertido cuatro años anteriores, y cuando al año y medio o dos años aceptó que tenía que seguir con él, ya estaba muy tarde para dejar cerrado el contrato. Y Peñalosa llega detrás y ni corto ni perezoso, asociado con Santos, desbarata, bota a la basura, literalmente, cuatro años de esfuerzos que se habían hecho por el metro subterráneo. Y sin ningún estudio serio, se meten en el metro elevado, que además tiene errores garrafales. Pero quiero repetir, voy a terminar el metro que está contratado. Lo he dicho cien veces y lo sigo diciendo, pero hago estas explicaciones también porque a la gente hay que educarla en estas cosas para que los mandatarios no hagan tanta politiquería, porque primero sabotean una idea y después se adueñan de ella como si no pasara nada. Creo que hoy tal como están las cosas, toca seguir con lo contratado. Y si de aquí a enero no se ha modificado, Jorge Enrique Robledo como alcalde continuará con el metro elevado y seguirá planteando nuevas líneas de metro, que en lo fundamental deben ser subterráneas. En las áreas centrales es obligatorio que sean subterráneas. En la periferia puede ser distinto.

 

Mateo Muñoz: Candidato ¿y el corredor verde por la Séptima?

 

Jorge Enrique Robledo: El corredor verde por la 7.ª es un Transmilenio con arbolitos. Esa es la triste realidad. Y el problema no es que sea Transmilenio, yo no le tengo un veto a Transmilenio. El Transmilenio es un sistema que puede funcionar en ciertas circunstancias, como todos los demás sistemas de transporte. Lo que pasa es que literalmente no cabe por la Séptima. Para que quepa, usted está forzado a destruir la comunicación del tránsito mixto que existe hoy de norte a sur por la Séptima. Y entonces aquí aparece una pregunta: ¿para dónde van a echar todo ese tránsito, que es enorme? La Alcaldía aduce que una parte por la Circunvalar, pero se cae de su peso porque se trata de una vía sin buenas especificaciones para cumplir esa función. Inicialmente habían argüido que por la Once, y cuando les dijimos, oiga, van a desbaratar la Once, respondieron que no sabían. Cómo es posible que saquen a contratar un proyecto de esa magnitud sin saber qué van a hacer con la mitad de los carros que transitan hoy por la Séptima. Digo los carros, pero son los vehículos, porque por ahí va de todo, entonces yo no puedo estar de acuerdo. Me tocaría botar mi cartón de arquitecto a la basura, porque es un problema de la técnica, no un problema político. Lo vuelven político porque se equivocan. Pero es un problema de la técnica elemental. Entonces hay que buscar otras soluciones.

 

Mateo Muñoz: Candidato, quiero pasar ahora al tema de seguridad, que se ha convertido en el eje de campaña no solo en Bogotá, sino que prácticamente en todo el país y un poco en crítica al Gobierno nacional, un poco en crítica a los gobiernos locales. Cuál es su propuesta para mejorar la percepción y la realidad de la seguridad en Bogotá y también cómo sería su relación con el Gobierno nacional y con la Policía, que es también un actor importantísimo en Bogotá.

 

Jorge Enrique Robledo: La estadística muestra que en los últimos doce años el aumento de la inseguridad en Bogotá es altísimo. No es en los últimos cuatro, es en los últimos doce. Hay delitos, por ejemplo, el atraco callejero o la violencia intrafamiliar, que han aumentado en 1.000%. Aquí enfrentamos un complicado problema de seguridad, que incluye la violencia intrafamiliar, también muy complejo, un problema de pleitos en las familias. ¿Qué hacer? Algunos han dicho que se resuelve a punta de tecnología. No lo creo así, aun siendo yo muy pero muy partidario de la tecnología. No es cierto que usted con unos drones y con unos satélites y con un batimóvil vaya a poner remedio a la inseguridad. ¿Qué hacer? Primero, lo más prosaico, aumentar el número de policías en Bogotá. Son muy poquitos los que tenemos, y no voy a dar cifras para no fatigarlos, y con un agravante, una parte muy grande de ese número tan escaso lo tenemos, no en la calle, sino en labores de oficina. Bueno, también, ahí se supo de un turno de tres policías cuidándole la casa desocupada a un notable, desocupada, cómo es posible que una ciudad se gobierne así. El hecho provocó un escándalo en los medios hace unas semanas. Bueno, entonces, más policías, porque hay que ganarle al Gobierno nacional la idea de que debe poner más policías, y los que están van a la calle.

 

Pero no es suficiente. Yo tengo información fidedigna de que hay un desánimo muy grande en la Institución. Personalmente, me voy a aplicar entonces en ver cómo colaboro en la idea de que les elevemos el nivel de la moral a los policías. Estoy planteando un plan de 5.000 subsidios al arriendo, y son cerca de un tercio de los policías, para buscar que estén más satisfechos.

 

Lo otro que voy a hacer con mucho rigor es la colaboración ciudadana, sin armas. No es montar gente armada, pero que colaboren con información contra el delito. Hay muchas otras cosas que se pueden hacer y ahí la tecnología puede ser súper eficaz. Los taxistas, por ejemplo, colaboran y pueden colaborar mucho más si eso lo organizamos para informarle a la policía de lo que está pasando.

 

Y por último, un tema de mediano o de largo plazo. Tenemos que atacar el problema social de Bogotá. Si aquí un muchacho se gradúa del colegio y queda convertido en un nini, parado en una esquina sin estudiar ni trabajar, usted se imagina el grado de frustración que produce, las secuelas incluso de enfermedad mental. Pero además, ahí mismo le caen los bandidos del barrio a ver cómo lo reclutan a la ilegalidad. Entonces yo voy a hacer un plan de gasto social, de gasto público y de medidas que apunten a enfrentar esa realidad, particularmente entre los jóvenes. Vamos a hacer un trabajo que ya se ha hecho, un trabajo del Distrito en las zonas donde hay más delito, porque está muy concentrado en unos cuantos barrios, se sabe dónde y es en los barrios donde más pobreza hay. Aquí también hay un problema de percepción, para irnos a esos barrios a hacer trabajo social, a persuadirlos, a estimularlos, a ver cómo les quitamos jóvenes, particularmente jóvenes y adultos, a la delincuencia, para que no se vayan hacia allá. Si esto no se atiende en serio, no se va a resolver, porque es un problema nacional mucho más grave de lo que se ve, presente en todas partes y que rebasa los poderes de los alcaldes, porque no solo sus poderes sino también sus presupuestos son limitados y las dificultades son muy grandes. No es el alcalde el que dice cuántos policías hay en la ciudad. Entonces ahí hay también falta de seriedad de quienes aducen tener soluciones mágicas. Aquí hay dos candidatos, uno que fue ministro de Defensa y el otro que fue el jefe de la policía, y ambos ahora se nos presentan como supermanes que dizque a arreglar el problema. Yo los he llamado generales de posguerra, esos generales que pierden la guerra y después escriben un libro diciendo cómo hay que ganarla. A esto hay que ponerle rigor y seriedad.

 

Mateo Muñoz: Candidato, le pregunto por otro punto importante de orden público y es el tema de la manifestación social. Bogotá en años pasados se ha convertido en una de los centros del estallido social, de la primera línea, principalmente de jóvenes inconformes, y se le ha criticado a la actual administración la forma de reaccionar frente a la protesta e incluso hechos violentos que pueden derivarse de allí. ¿Cómo sería su relación con los manifestantes? ¿Cómo sería su reacción frente a estallidos sociales futuros que puedan presentarse en Bogotá?

 

Jorge Enrique Robledo: Le cuento esto: en mis cincuenta años de vida política y de luchas políticas, no sé en cuántas movilizaciones he estado. Algunas incluso las he organizado, grandes movilizaciones, por ejemplo, las cafeteras, que lograron que cien mil productores no perdieran su tierra. Estoy convencido de que la movilización social es un derecho democrático y es parte del proceso civilizatorio. Si la gente no hubiera reclamado, el mundo no habría evolucionado hasta lo que es hoy. Para mí es una posición de principios. Pero también afirmo algo obvio, no puede ser movilizaciones para destruir la propiedad pública y privada o para agredir sistemáticamente al policía. No puede ser así, no lo comparto de ninguna manera. Como alcalde de Bogotá actuaré dentro de esos criterios, todas las garantías y todos los esfuerzos y todo el diálogo para que las protestas se resuelvan como ha de ser mediante los acuerdos y el diálogo. Y espero tener éxito. Sé que eso no es fácil, pero ese será el criterio.

 

Y al mismo tiempo hago otra afirmación. Cuando alguien viola la ley en cualquier circunstancia, el Estado no puede proceder de cualquier manera contra esa persona. El Estado no puede violarle la ley al que viola la ley. Es un principio democrático importantísimo. Quien viola la ley tiene derechos que le deben ser respetados. Entonces, por ejemplo, cuando un policía se extralimita en sus funciones y le mete un balazo a alguien que estaba por ahí protestando, ahí está actuando por fuera de la ley, violando la Constitución y la ley. O cuando se lanzan agresiones con armas que son innecesarias, porque no puede haber exceso de fuerza. La ley establece que el Estado no puede actuar con exceso de fuerza. Un agente del orden no puede coger un borrachito, por poner un ejemplo, y darle un garrotazo en la cabeza, así sea muy perecoso y esté molestando. Con ese criterio yo instruiría a la policía para que actúe siempre con el propósito de evitar las confrontaciones y de que las cosas no pasen a mayores y respetar al mismo tiempo los reclamos ciudadanos.

 

Mateo Muñoz: Candidato, Bogotá siempre ha sido llamada la Ciudad de las Oportunidades y es la gran receptora de migración dentro del país e incluso ahora de otros países. Cómo abrir y seguir abriendo más espacios, más vacantes de empleo y que la ciudad no se sature y llegue a un punto en el que en el que ya no pueda recibir más personas y abrirle más espacio, sobre todo en trabajo, a gente que llegue a la Capital.

 

Jorge Enrique Robledo: En Colombia no hay norma constitucional ni ley que permitan ponerle tope de habitantes a una ciudad, ni nacionales ni extranjeros. Es la realidad que hay que abordar, porque es el ordenamiento jurídico que tenemos. Voy a aprovechar su pregunta, que es muy muy interesante, para aclarar que cuando las cosas se hacen bien, el número de personas no es un problema. Todo el progreso de la humanidad guarda relación íntima con la gente y en parte los avances de la humanidad son tan grandes porque somos mucha gente. Hay inmensos avances que solo se han podido lograr con mucha gente. Usted no puede tener una economía de celulares si los consumidores son apenas cinco mil personas, por poner un ejemplo.

 

Ahora, los problemas del desempleo en Bogotá no los puede arreglar un alcalde. Tampoco voy a hacer politiquería afirmando que yo sí voy a hacerlo. Hay una pregunta que debemos hacernos, por qué el problema del desempleo, la pobreza y el hambre está afectando a todas las ciudades. ¿Cuál es el común denominador? Alguien diría, no, es que los bogotanos son bobos, y otro podría decir, no, los bobos son los barranquilleros y otro, no, son los de Medellín. No es cierto. Todos somos gente de excelentes calidades. Entonces, ¿qué es lo que sucede? Que hay una política nacional contra el progreso del país, que incluye a las ciudades, y eso, lo digo con toda franqueza, no lo puede arreglar el alcalde de Bogotá. Ahora, yo sí voy a tomar medidas. Pongo un ejemplo. Cien mil empleos productivos en la ciudad, financiados por el Distrito. Vamos a darles uniformes gratuitamente a todos los estudiantes de la educación pública en los colegios de Bogotá, con una condición: tienen que ser fabricados en Bogotá. Es un mensaje mío de respaldo a la industria, al desarrollo. Voy a moverme para ver cómo bajamos las tarifas de la electricidad en Bogotá, cómo les disminuimos los impuestos, el predial y el de industria y comercio a los productores. Voy a darle un apoyo muy especial al que agrega valor, al que tiene producción y transforma materias primas. Tengo una visión muy clara sobre la industria, pero con un tremendo escollo: para que alcance los niveles que tendría que alcanzar se interpone un obstáculo, porque el país firmó unos tratados de libre comercio calculados para impedírnoslo. Aquí se hace mucha politiquería y mucha demagogia. No. Los TLC no se los inventaron para ayudarle a Colombia, es mentira. Se los inventaron para que a nosotros nos fuera mal y para que a las potencias económicas les fuera bien, empezando por Estados Unidos. Y aquí hubo unos parlanchines que siguen echando el cuento de que con los TLC nos quieren ayudar.

 

Entonces, entre lo que planteo que voy a hacer como alcalde, también está el deber de opinar. Tal vez por ahora no pueda cambiar algunas cosas, pero voy a opinar. Por ejemplo, yo no puedo cambiar el funcionamiento de la Cámara de Comercio de Bogotá, una decisión que corresponde al gobierno nacional, pero aprovecho la Alcaldía para decirle al presidente Petro que urge hacer modificaciones de fondo en la Cámara de Comercio, porque les está resultando demasiado onerosa a quienes desarrollan sus actividades económicas en Bogotá y una manera de ayudarles es rebajándoles los costos. Pongámonos en los estándares latinoamericanos, porque tenemos la peor situación.

 

Y otras denuncias tienen que ver con la producción. El año 2026 marcará el principio del fin para la producción de leche y de lácteos en Colombia, porque la libre importación les causará a los productores una quiebra descomunal. Hay 300.000 familias amenazadas. Entonces el día en que me posesione, lo voy a decir: doctor Petro, la quiebra viene en su gobierno, dígame qué va a hacer, no pasemos de agache ante la ruina de miles de familias. Entonces fíjense que yo soy un alcalde con una visión muy precisa sobre lo local, que estoy en capacidad atender, pero también con una visión nacional que mis competidores no tienen, porque todos ellos aplaudieron los TLC en su momento, junto con los partidos en los que militaban, y aplaudieron la apertura de César Gaviria y todas las pésimas medidas que se han hecho contra Bogotá y contra Medellín y contra toda Colombia.

 

Entonces, resumiendo, aplicación específica con los recursos escasos de los que se dispone para promover la producción, reemplazar importaciones, promover exportaciones. Todo lo tenemos ya muy diseñado. Y al mismo tiempo, opinar con valor civil, por ejemplo, decirle al Gobierno nacional, oiga, doctor Petro, baje la tasa de interés. Cómo vamos a competir con los chinos si ellos disfrutan de electricidad y tasas de interés más baratas. Como vamos a poder ser competitivos con esos peajes tan costosos.

 

Mateo Muñoz: Candidato, quiero tocar rápidamente un tema importante que quizás a veces se queda un poco debajo de la mesa y es el tema del hacinamiento en las cárceles en el Distrito, hay casos dramáticos en donde en estaciones de policía, en las URI, hay personas retenidas porque no hay abasto ni en el sistema judicial ni en las cárceles que hay en Bogotá. Cómo manejar este problema que parece una bomba de tiempo y que le preocupa a la gente y también pues a las familias de las personas que están retenidas.

 

Jorge Enrique Robledo: Sí, es un hecho, es una realidad. Ahora, el deber de construir cárceles es del gobierno nacional, y hay que decirlo, esa función el Presidente de la República implica también costos muy altos. Al Distrito le corresponde el tema de las URI y vamos a hacer un esfuerzo por ampliarlas. Pero me quiero detener sobre un debate en el que también algunos de los otros candidatos vienen echando cuentos. Dicen que hay mucho delito porque la policía coge a los delincuentes y, como no caben en las cárceles, los sueltan. Es otro cuento. Cuando la autoridad detiene a alguien y después los jueces lo terminan soltando, no es porque no quepa en la URI o en la cárcel, sino porque el Código Penal ordena que su delito sea excarcelable. Hay un montón de delitos que lo son, y los jueces tienen que soltar al detenido, así hubiera mil cárceles gigantescas. Entonces, si la situación se quiere modificar, tampoco es facultad de los alcaldes. Aquí tendría que haber un cambio en el Código Penal, una reforma del resorte más del Ministro de Justicia que del propio alcalde. Son temas que explico, y sé que no dan votos, porque a ratos la verdad no es muy rentable para eso, pero es la realidad.

 

Entonces, insisto, vamos a reclamarle al Gobierno nacional que atienda el tema carcelario. La mejor cárcel de Bogotá es la Distrital, a la que ya el Distrito le está haciendo un aporte grande. Es parte de la discusión que tienen los alcaldes con el Gobierno nacional. Por ejemplo, si el presidente de la República no aumenta el presupuesto del Ministerio de Educación, no vamos a poder atender bien la educación pública. Incluso la infraestructura de la Universidad Distrital, tan importante para nosotros, es obligación del gobierno nacional. El Distrito tiene el deber de resolver los demás asuntos y voy a atender muy en serio todas las necesidades de la Universidad Distrital, la docencia y todos los costos que entraña.

 

Eso no impide que yo colabore y ayude y si hay que poner una plata grande para ayudar a hacer avances, por ejemplo, para ayudar a que haya más policías, por supuesto que sí. Pero quiero dejar clara la responsabilidad y la comprensión de que Bogotá tiene prioridades. Hay necesidades en un edificio de cien pisos, pero solo disponemos de plata para uno, por poner un ejemplo. Parte del lío que tenemos entonces es que cuando Bogotá coge una plata, se tiene que preguntar a qué sector va, ¿salud, educación, vial, seguridad, ambiente?

 

Mateo Muñoz: Candidato, le pregunto también por el tema de del de la institucionalidad del Distrito por empresas claves de Bogotá como ETB, como Canal Capital, como la misma Universidad Distrital. Cuál es su diagnóstico frente al estado de estas instituciones, de estas entidades distritales y cómo las puede fortalecer.

 

Jorge Enrique Robledo: Afirmo tajantemente, lo primero, no voy a permitir privatizar nada más en Bogotá, es la firme decisión que he tomado. Los hechos demuestran que es puro cuento eso de que cuando las cosas se privatizan, se vuelven perfectas. Es paja. Aquí necesitamos que actúe bien el Distrito en sus deberes de servicio público, como también necesitamos que la empresa privada actúe bien. Ahora, los contratos que están vigentes los voy a respetar. No llego a violar nada, pero vamos a escudriñar con detenimiento cómo se ha venido haciendo cada cosa. Por ejemplo, el fracaso de los privados en basuras es una vergüenza. Y miraremos lo de Transmilenio. Ahora que se creó La Rolita, el concejal Manuel Sarmiento hizo un debate. La Rolita es lo que está manejando el Distrito en Transmilenio, llamémoslo así. E hizo un estudio minucioso, con cifras, y encontró que el funcionamiento de La Rolita es mucho más eficiente que el de los privados. También lo vamos a mirar. Voy a hacer estudios, porque el contrato de Transmilenio se vence en otra administración y no lo puedo tocar, pero sí puedo ordenar estudios para hacer diagnósticos y destapar cosas.

 

A la Empresa de Energía de Bogotá, socia de ENEL, le voy a decir que me haga un estudio cuidadoso y me explique por qué las tarifas son tan caras. Uno mira y las alzas en las facturas en basuras y en electricidad son mucho más altas que la inflación. Entonces a mí alguien me tiene que explicar si se trata de ineficiencia o si son sobreganancias. Yo llego es a defender los intereses de Bogotá, repito, cumpliendo y respetando la ley. Estamos en una economía de mercado y en una economía de mercado casi todo tiene que ser privado, pero no necesariamente todo. Usted va y mira a Estados Unidos, la meca del capitalismo, y prácticamente todos los medios masivos de transporte urbano, metros, buses, son públicos.

 

Es que lo público posee un encanto, y es que no tiene que ganar plata, a diferencia del privado, que solo actúa si gana plata. Los de las basuras prefirieron aquí ganar plata que recoger las basuras. Es así de simple. Y si usted sube la factura para que el privado gane, entonces está golpeando a la gente. Por ejemplo, la PTAR Canoas. Si usted la hace como negocio privado, tiene que subir la tarifa del acueducto en 15%, en una ciudad donde hay dos y medio millones de personas literalmente aguantando hambre. Todo eso lo vamos a mirar con detenimiento. Yo no soy de dogmas y por eso exijo que no me echen más cuentos de que todo lo privado es perfecto. Es importantísimo en la economía nacional. No tiene sustituto. Pero después de lo que vimos en Odebrecht, ¿nos van a meter más cuentos? No sé cuántos debates hice yo sobre corrupción en la plenaria del Senado, entonces no me vengan a vetar. Aquí se habla de que imitemos a Estados Unidos, que imitemos a Europa. Pero en lo que podríamos imitarlos ahí si no los imitamos, ahí sí no les aprendemos de ellos. Repito, todo previos estudios, cuidadosos, con análisis, que demuestren que puede ser mejor una cosa que la otra.

 

Mateo Muñoz: Candidato, se nos quedan muchas cosas en el tintero, otras las tocamos por encima. Pero ya para terminar, quisiera preguntarle por el tema de la campaña, por primera vez habrá segunda vuelta en Bogotá. Las encuestas indican que probablemente existirá ese escenario, en caso de que usted no pase a segunda vuelta se haría una coalición con alguno de los candidatos o se mantendría independiente o cómo se movería usted y los votos que ha logrado reunir.

 

Jorge Enrique Robledo: Digamos en primer término que por principio no hago suposiciones en la que no esté yo en la segunda vuelta. Y estoy convencido de que estamos trabajando duro para lograrlo. Las encuestas del Centro Nacional de Consultoría y de Invamer dicen que estoy en ascenso, que voy de cuarto. Es una realidad que registran las encuestas. Porque es que aquí ahora les dio por esconder esas encuestas y mostrar otras. Estamos trabajando duro para ganar la alcaldía. Y aprovecho su pregunta y le digo a la gente que me escucha, veo absolutamente improbable que alguien pueda ganar en primera vuelta. Ya arrancaron a hacer demagogia con los resultados. Es una manera astuta de conseguir unos votos, que algún Supermán se pare y diga yo gano en primera vuelta. El sistema se diseñó para que no sucediera. Es una primera afirmación que quiero hacerles a los electores.

 

La segunda es esto: Bolívar no tiene ni la más remota posibilidad de ganar en la segunda vuelta. Cualquiera de los ocho candidatos restantes le gana a Bolívar en la segunda vuelta. Es que la resistencia que concita Gustavo Bolívar es inmensa, es más alta de la que genera Petro. Y además, como si fuera poco, el petrismo está disminuido por los errores tan graves. Entonces, le digo a la gente de Bogotá que nos escuchen, voten tranquilos, escojan bien. Las segundas vueltas para qué se inventaron. Para que usted en la primera pueda votar tranquilo por el candidato que a usted más le guste con independencia de la aritmética electoral. Y en la segunda usted queda circunscrito a las posibilidades que hay, y ahí vuelve y toma su decisión. Esto lo digo porque estoy convencido de que nuestra propuesta programática es la mejor y porque mi hoja de vida es muchísimo mejor que la de ellos. Es que ellos han sido parte del establecimiento nacional toda la vida. Entonces ahora que dizque son el cambio, hágame el favor. Han sido duquistas, santistas, uribistas, pastranistas, gaviristas y ahora se presentan como el cambio, hágame el favor la falta de seriedad. Y Bolívar, lo digo con franqueza, también estuvo en todas esas vueltas, mírenle la hoja de vida a Bolívar, no solo la de los últimos días, y de paso, representa un gobierno que no está resolviendo las cosas.

 

Por el contrario, soy una persona de toda una vida luchando, cero corrupción, cero politiquería, cero clientelismo, toda mi vida haciendo esfuerzos porque las cosas en Bogotá se hagan bien, incluso a costa de no sacar más votos. No soy de los que cambian principios por votos, no soy un politiquero. Insisto, tengo el mejor programa y la mejor hoja de vida. Porque a este país hay que cambiarlo de verdad, ¿o vamos a dejar que los de siempre nos sigan echando el cuento de que ahora sí?

 

Ojo con esto, cualquiera que gane la Alcaldía va a poner el peso en la Alcaldía al servicio de la campaña del 26 y entonces se dedican a ocultarnos quiénes son. ¿Por qué no le dicen al país quiénes son? Una pregunta interesante, no la había hecho en público, es la primera vez que la hago. Por quién va a votar el Partido Liberal, por quién el Partido Conservador, por quién el Partido de la U, por quién el Centro Democrático. A quién le están escondiendo qué, qué ocultan. Les hago la pregunta directa a esos partidos: ¿qué están ocultándoles a los electores?  ¿Los concejales de los partidos que acabo de mencionar no están en campaña electoral para el 26 y a ellos les da lo mismo que gane el uno o que gane el otro? ¿No están preocupados por sus cuotas burocráticas en la próxima administración, por la politiquería y el clientelismo? Es que las elecciones en Colombia, en buena medida, son un gran fraude contra los electores. Es la triste realidad del país en el que estamos.

 

Mateo Muñoz: Candidato, ya para terminar, lo invito a que les deje un mensaje a nuestros suscriptores, a nuestros seguidores que han estado conectados viendo esta esta transmisión o que lo van a ver más adelante, ya grabado lo que pudimos conversar. Por qué votar por usted y no por los otros candidatos que están en la carrera a la Alcaldía.

 

Jorge Enrique Robledo: Mensaje muy simple, voten a conciencia. Cada uno tiene derecho a votar por el candidato de su preferencia. No vendan el voto, porque eso sí es una vergüenza, ni lo cambalacheen por un puesto, es absolutamente indeseable. Y las razones por las cuales los invito a votar por mí son las que acabo de expresar. Programáticamente hablando, tengo una propuesta bien completa. En internet hay un documento de 21 páginas, he publicado un gran número de videos detallando mis propuestas, muy centrado en los temas sociales. Vamos a aumentar el número de comedores comunitarios, vamos a atender con toda seriedad las problemáticas que rondan a las mujeres, tan maltratadas de tantas maneras. Planteamos una serie de propuestas muy específicas dirigidas a los jóvenes en educación, en empleo, pero también en salud mental. No hay aspecto que yo no esté atendiendo. Si ustedes buscan en mi página web, www.jorgerobledo.com, encontrarán un documento de 21 páginas muy detallado. Les insisto además en mi hoja de vida y lo que dije hace un momento, voten a conciencia y voten tranquilos, no permitan que de una manera fraudulenta les conviertan la primera vuelta en la segunda, es que son mañosos hasta para eso. Es inaudito cómo manejan las cosas.

 

Yo no, aquí hay una diferencia bien marcada. Ténganla en cuenta a la hora de decidir, para que no los engañen otra vez. La historia de Colombia es la historia de decisiones electorales que terminan en frustración, porque no se les pone la suficiente atención a estas decisiones.

 

Mateo Muñoz: Candidato, le agradezco mucho el tiempo. Sé que en campaña es difícil y le deseamos mucho éxito en estos 20 días de recta final que quedan ustedes.

 

Jorge Enrique Robledo: Mil gracias. Muchísimas gracias a cambio, un saludo a todos quienes nos vean.

 

Mateo Muñoz: Muchas gracias y muchas gracias a todos los que se conectaron a esta transmisión en vivo con el candidato Jorge Robledo. Esperamos poder seguir conversando con otros candidatos de otras ciudades del país, de Bogotá, de Cali, de Medellín y que nos sigan acompañando en estas transmisiones para que usted vote informado y tome la mejor decisión.