Cordial saludo:
En relación con lo dicho por el Presidente Iván Duque y su ministra de Minas sobre el futuro de Electricaribe, permítanle a este cachaco que aprecia mucho a los costeños hacerles unos comentarios, los cuales además vienen de años de estudiar el maltrato al que han sometido a la Costa Atlántica.
El objetivo principal de la propuesta de ellos es entregarle el negocio de la electricidad del Caribe a otra trasnacional, aunque haya que darle enormes regalos y subsidios con recursos públicos, tarifas todavía más caras y decisiones antitécnicas que encarecen el servicio.
Porque el Estado asumirá los $1,2 billones del pasivo pensional y el monopolio extranjero tampoco pagará deudas de Electricaribe por $2,5 billones de antes de la intervención. Y tienden también a cubrirse con recursos públicos 1,7 billones de pérdidas operativas e inversiones urgentes, para un gran total de $5,4 billones a favor de un privado extranjero. “Así la vida es un fandango”, dirá el míster.
Para atraer al otro Gas Natural Fenosa que se proponen favorecer, buscan dividir la empresa, ineficiencia que aumenta los costos, exige más subsidios y puede llevar a que los costeños más pobres nunca se liberen del pésimo servicio de hoy. También cambiarán la ley para que el monopolio extranjero favorecido pueda ser todavía más grande, es decir, con más capacidad para arrodillar al Estado y esquilmar a los usuarios. Y subirán duro las tarifas, con lo que Duque sigue esta pésima idea de Santos.
La montaña de plata pública que exige esta falsa solución reconoce que en la Costa Caribe –por los altos costos de un servicio muy disperso y su gran pobreza, que impiden llevar a la tarifa los costos de la infraestructura necesaria– es imposible que opere, en condiciones normales, una empresa privada. E indica que es por lo menos una inmoralidad que sumas oficiales tan grandes se usen para un capitalismo de amigotes, con el agravante de que sus ganancias encarecen las tarifas, cuando es posible que la empresa opere como pública, de acuerdo con los recursos públicos que la hacen viable y con el costo menor para los usuarios de poder operar sin utilidades.
La Costa Caribe no debe tolerar que, otra vez, la alta burocracia que despacha desde Bogotá le imponga las falsas soluciones que le impuso cuando les entregó a menosprecio la electricidad de la región a las trasnacionales Houston Industries, Electricidad de Caracas y Gas Natural Fenosa, fracasos que refutaron las mentiras con las que se montaron esos negociados.
El momento es de unidad de todos los ciudadanos del Caribe, respaldados por todos los cachacos, para lograr que el servicio eléctrico de la Costa sea, por lo menos, de la misma calidad y tarifas que el mejor de otras partes de Colombia.
Y ello solo será posible a partir de que los grandes recursos públicos que hay que invertir sustenten una empresa de carácter público, en vez de montarle otro negocio a otro avivato.
Atentamente,
Jorge Enrique Robledo
Senador Polo Democrático Alternativo
Bogotá, 6 de diciembre de 2018.