Doctor
Orlando Sierra
Director (E)
Periódico La Patria
Señor Director:
El acuerdo de Actitud Renovadora y el MOIR, en torno a la candidatura de Luis Alfonso Hoyos Aristizábal a la gobernación de Caldas, era un compromiso integral con dos partes. Primero: responsabilizaba de la crisis nacional a las políticas neoliberales de apertura y privatización impuestas por el llamado “Consenso de Washington”, comprometiéndonos a luchar por la soberanía nacional, contra las imposiciones del Fondo Monetario Internacional, por la protección a la producción urbana y rural, por la no privatización de La Chec, en defensa de la educación y la salud públicas, en contra de las alzas en las tarifas y la reducción de los ingresos de los colombianos, por una solución política y soberana del conflicto armado y contra el terror y la violencia, vinieren de donde vinieren. Y segundo: dejaba sentado que Actitud Renovadora quedaba en libertad de votar por quien quisiera al Senado de la República, pero que ello sólo lo determinaría después del 29 de octubre, para no crearle trabas y compromisos burocráticos a la mayor unidad posible en torno al proyecto de cambio que estábamos propiciando en la política caldense, tanto en las elecciones como después de ellas. Se trataba de un acuerdo patriótico que nos diferenciaba, en el fondo y en la forma, de la manguala que ha mal gobernado a Caldas y a Colombia.
Es obvio que la alianza pudo pactarse porque el MOIR no exigió que la candidatura de unidad la encarnara Jorge Enrique Robledo Castillo y tampoco exigió que Actitud Renovadora respaldara su nombre al Senado de la República, a pesar de que muchos caldenses clamaban por lo uno o por lo otro. La importancia del acuerdo programático alcanzado bien justificaba una conducta consecuente de nuestra parte.
A diferencia del pacto entre el MOIR y Actitud Renovadora, el que después acordaron Luis Alfonso Hoyos y Luis Emilio Sierra, para respaldarse mutuamente a Gobernación y Senado y repartirse la burocracia departamental, fue una componenda dirigida a satisfacer mezquinos apetitos personales, a la cual se llegó por el descarado chantaje electorero del uno y la falta de carácter del otro. Es evidente que ese pacto, el cual ni siquiera se nos consultó, viola el acuerdo programático que habíamos firmado con Hoyos y rompe el compromiso de Actitud Renovadora de mantener su neutralidad frente a las candidaturas al Senado. He ahí otro episodio del conocido “yo te rasco para que tu me rasques” de la politiquería colombiana, que Luis Alfonso Hoyos tanto dice repudiar.
Pero no obstante la gravedad de la violación de la palabra empeñada por parte de Luis Alfonso Hoyos, el MOIR hizo esfuerzos para salvar el acuerdo alcanzado. Por ello le ofrecimos mantenerle el respaldo a su candidatura, siempre y cuando reconociera públicamente su error y regresara a la posición anterior a su acuerdo clientelista con Luis Emilio Sierra. Infortunadamente, al final pudieron más sus ambiciones electorales que la trascendencia de una propuesta de unidad democrática y patriótica.
Ante estos hechos, llamamos a los caldenses que estén por sacar al departamento y a Colombia de la tragedia que padecen a no respaldar a ningún candidato a la Gobernación, porque es evidente que ninguno de ellos representa una verdadera opción de cambio y porque las elecciones no pueden seguir siendo el juego de bobos de escoger entre el peor y el más malo.
Jorge Enrique Robledo Castillo
MOIR de Caldas
Manizales, 12 de agosto de 2000.