Un gran debate político y constitucional se abrió después de tres semanas de que el Congreso Nacional se abstuviera de iniciar sus sesiones reglamentarias, lo cual se justificó al principio, por las cuarentenas obligatorias pero que hoy se ve como una grave falla democrática. Los 108 senadores y los 172 representantes, ¿pueden ejercer control político al Gobierno y aprobar leyes de manera virtual o están obligados asistir, en persona, al Capitolio?
Senador Jorge Enrique Robledo
“¿CAMBIAR LAS LEYES CON UNAS PERSONAS REGADAS POR EL PAÍS?”
En las democracias, los Congresos no tienen que pedir permiso para sesionar. Tampoco en Colombia ¿Por qué se enredó la apertura de sesiones ordinarias que debieron iniciarse el 17 de marzo pasado, hace ya tres semanas?
Acierta el presidente del Senado, Lidio García, al citarnos a sesión presencial el próximo 13 de abril porque, por Constitución, el Congreso se reunirá sin necesidad del permiso de otro poder. Es más: el constitucionalista Carlos Restrepo Piedrahita enfatizaba que los países son democráticos o no, dependiendo de si sus Congresos pueden o no reunirse “por derecho propio”. Y también es cierto que el senador García se equivocó al no convocarlo a sesión presencial el pasado 17 de marzo, sobre todo por el control político que deben tener los decretos de Emergencia Económica y por cuanto al explicar su decisión, él dijo que actuó así “porque acompañamos y acatamos al señor presidente Iván Duque en su declaratoria de emergencia sanitaria”.
En su opinión, con esa afirmación, ¿el presidente del Senado, violó la independencia del poder Legislativo?
No tanto. Pero sí contribuyó con la confusión al respecto.
¿Sabe usted si el presidente Duque terminó expidiendo el decreto que “autoriza” al Congreso a sesionar virtualmente para darle gusto a varios parlamentarios? Ante las críticas, el Gobierno dejó saber que los presidentes de Senado y Cámara son quienes no han querido citar. Parece que las dos interpretaciones son ciertas ¿Qué opina?
Seguramente lo son porque a los Presidentes de Colombia les ha gustado injerir en los asuntos del Congreso y porque cunde la idea errada de que poder Legislativo es subalterno del Ejecutivo. Pero en todo caso, el presidente Duque se metió en lo que no debía al carecer de autoridad política y legal para hacerlo. Y con mayor razón, si fue para darle un falso piso de legalidad a la violación de la Constitución y de la Ley 5ª del Reglamento del Congreso que en ninguna parte autorizan las sesiones virtuales.
En todo caso, algunas comisiones de la Cámara se han reunido virtualmente aunque de manera informal ¿Por qué usted se opone a que el Congreso delibere y decida mediante teletrabajo? ¿No es mejor que un Capitolio cerrado?
Esas reuniones no son sesiones propiamente dichas pues el reglamento del Congreso no las avala como tales. Apenas alcanzan a ser charlas por internet entre colegas. Y que carezcan de fuerza legal no son “meros formalismos” porque la democracia es un asunto de las formas de decidir, mejores que las del autoritarismo o las dictaduras. De otra parte, la Unidad de Asistencia Técnica Legislativa del Congreso conceptuó que, como no hay norma que lo autorice, lo que se apruebe virtualmente no tendrá fuerza de ley. Si el Congreso, además, no se ha reunido de manera presencial, no es porque no pueda hacerlo sino porque no habían querido citarlo. Ahí están trabajando personalmente los Congresos de Estados Unidos, Alemania, Italia y Corea. Y carece de presentación argüir que los congresistas no debemos reunirnos por miedo a contagiarnos mientras que miles y miles de compatriotas trabajan a todo riesgo, entre ellos, la fuerza pública, el sector salud, incontables trabajadores de los servicios y el transporte.
Es verdad que algunos juristas sostienen que el trabajo virtual del Congreso no está contemplado. Pero hay otros que opinan que, en casos excepcionales (como una pandemia), se puede acudir a medidas extraordinarias ¿En qué basa usted su posición de que las sesiones no presenciales son inconstitucionales?
Además del respetable concepto que ya cité, mis análisis y los de mis asesores se apoyan en los artículos 138, 140, 149 y 215 de la Constitución y en la Ley 5ª, que exigen reuniones y votaciones presenciales. El Congreso puede cambiar hasta de recinto, pero para encontrarse allí y decidir en conjunto, dicen las normas. Y esto tiene de fondo político fundamental, que el Congreso no es una suma de congresistas sino un colectivo que, nada menos, representa a toda la Nación. Desde que aparecieron los Congresos, si estos hubieran querido, habrían podido tomar decisiones utilizando señales humo, palomas mensajeras, cartas, telegramas y teléfonos. Pero las Constituciones de todos los países les ordenan reunirse para actuar. Debido a que la crisis del Covid-19, seguramente avivará los autoritarismos, lo democráticamente sensato es no abrirle paso al uso de la tecnología para evadir la ley, en especial, en temas esenciales de política democrática.
De todas maneras, el mundo es cada vez más tecnológico y tiende a sustituir los trabajos tradicionales por los virtuales. No se puede ir contra la corriente, salvo, indudablemente, si los obstáculos son jurídicos.
Aunque discrepo de ellos, soy respetuoso de quienes piensan que en este caso puede decidirse virtualmente. Pero me parece un error mayúsculo trivializar el debate. Si la virtualidad se usara solo para el control político, sería menos dañina la violación legal porque en esos debates no se modifican las leyes económicas, sociales y políticas. ¿Pero cambiar la Constitución y las leyes con unas personas regadas por el país, con serias limitaciones para analizar, controvertir o llegar a acuerdos, con los fraudes además facilitados por la virtualidad? ¿Sí se les da así a las leyes su necesaria legitimidad política?
En su opinión, y ante la concentración del poder presidencial, ¿piensa que se creó en esta emergencia y de facto, una alianza entre el Gobierno y todos los partidos?
A nivel global existe una fuerte tendencia a que el Ejecutivo someta al Legislativo. Y el presidente Duque ha tenido éxito en resucitar el Frente Nacional, algo negativo para el país. Siempre el peor gobierno es el que, a las malas ideas, les suma las mayorías en el Congreso. Ahora, pueden usar la pandemia como pretexto para la vieja manguala de los mismos con las mismas, hecho que también puede explicar que a ellos les guste la virtualidad, una forma de actuar que implica poder dar menos la cara. Si el atraso productivo nacional, la pobreza y la desigualdad tienen entre sus explicaciones las malas leyes que, por décadas, han aprobado las mayorías en el Capitolio, ¿se imagina hasta dónde podrán llegar virtualmente?
¿Usted ha intentado y, sobre todo, ha podido hablar con el presidente del Senado, el liberal Lidio García? ¿Sabe por qué se nota tan temeroso?
No he dialogado con el senador Lidio García. Pero a él y a Carlos Cuenca, presidente de la Cámara, los veo proclives a las reuniones virtuales pero nerviosos con las consecuencias que puedan traerles la violación de la ley. En el servicio público suele recordarse que quienes dan los conceptos no son los mismos que tienen que responder ante los jueces por sus ilegalidades.
Como el presidente Duque les prohibió a los mayores de 70 años salir de sus casas, ¿asistirá a la cita del 13 de abril en el Congreso?
Esa norma exime a quienes somos servidores públicos de elección popular. Luego, por esa razón y porque lo considero mi deber, allí estaré con mis colegas. Como es obvio, cumpliré esa cita sin la compañía de mis asistentes y escoltas y dentro de las medidas sanitarias que se determinen.