Jorge Enrique Robledo , Senador
Muy buenos días, un saludo muy cordial al concejal de Bogotá, Manuel Sarmiento, y al representante a la Cámara por Antioquia, Jorge Gómez, conectados por la web. A los periodistas de todo Colombia que nos están siguiendo y a los colombianos todos, mis saludos muy cordiales.
Lo que vamos a hacer hoy aquí es hacerles un análisis crítico a las medidas de Duque y Carrasquilla en relación con el sector financiero, mostrar qué es lo que ha pasado y los errores cometidos, a nuestro juicio gravísimos. Antes de entrar en materia, quiero dejar unas advertencias para que los mentirosillos profesionales en esta Colombia de las redes, desde donde tantas calumnias se disparan, no vayan a manipular las cosas.
Esta no es una posición en contra de la existencia de los bancos. Los bancos son en general una necesidad para el funcionamiento de la sociedad, porque lo que hacen es concentrar los recursos que están dispersos y concentrarlos para volverlos crédito. Es lo que se supone que deben hacer y lo que pueden hacer. Tampoco estamos por estatizar la banca privada, nunca lo hemos planteado así. Claro que sí hemos planteado dos cosas. Una, que debe haber banca pública, ojalá fuerte, porque hay muchas labores que la banca privada no puede hacer o que hace muy mal y que el Estado hace mejor, porque es clave para el desarrollo de la economía. Y además otro asunto: cuando los bancos actúan bien, pueden generar hechos positivos, pero cuando actúan mal, pueden causar desastres descomunales. La historia de las crisis más graves en el mundo es en buena medida la historia de manejos financieros absolutamente inaceptables y contrarios al progreso de la sociedad.
Por su importancia y por esta característica de que pueden hacer las cosas muy mal y ser muy destructivos, el sector financiero está definido en Colombia y en todo el mundo como un servicio público esencial. Eso qué quiere decir. Que no puede hacer lo que quiera. Está muy reglamentado y con todo detalle, tanto por el Ministerio de Hacienda como por el Banco de la República y la Superintendencia Financiera, haciendo esfuerzos para que no abuse de su inmenso poder o favoreciéndolo, porque suceden las dos cosas.
Pongo un ejemplo de las intervenciones, que no son solo en Colombia, sino en el mundo entero. Hace unas semanas, cuando empezó esta crisis del coronavirus, una crisis que está necesitando que la banca actúe correctamente, el Banco de Inglaterra les dijo a los principales bancos ingleses, superpoderosos: este año no me reparten utilidades. Esa plata es de ustedes, se la ganaron el año pasado, pero no la pueden repartir porque la necesitamos respaldando la economía inglesa. Y además les dijeron: no me recompran acciones. La recompra es una práctica muy común en los bancos, que cogen plata de ellos mismos y se compran sus propias acciones, como una manera de valorizarse y hacer negocios. El Banco de Inglaterra les prohibió ambas conductas. Y ahí se consiguieron los ingleses 9.500 millones de dólares para inyectarle liquidez a la economía. Y todos sabemos que en una crisis tan grave como esta, es fundamental que haya más dinero y que se respalden con él muchas actividades económicas.
En Colombia cómo vamos con el sector financiero. Todos sabemos, y eso sí que se ha notado en estos días, que hay severas críticas y resistencias a sus actuaciones, críticas que tienen base material, real. Todos sabemos que las tasas de interés en Colombia son de las más altas del mundo; que los márgenes de intermediación, o sea, lo que se ganan los bancos, son supremamente altos; que los créditos son muy concentrados y que obtienen utilidades desproporcionadas. En fin, hay muchas críticas.
Voy a dar dos cifras para probar cómo es verdad que los bancos están haciendo utilidades desproporcionadas, un hecho que por supuesto no es positivo para el país. Entre el 2006 y el 2018, el conjunto de la economía colombiana creció al 3.9%, pero el sector financiero creció al 7.6% en promedio, casi dos veces más. Es una desproporción. Pero hay una cifra si se quiere más grave. Entre el 2017 y el 2019, la economía colombiana creció apenas 1.5%, malísimo, ¿y saben en cuánto creció el sector financiero? En 7.2%, casi cinco veces más. Es una prueba de que aquí hay cosas que tienen que estar fallando, porque si las cosas fueran sanas, el conjunto de la economía y el sector financiero deberían crecer a ritmos parecidos.
Y esto sucede, hay que decirlo con toda claridad, porque entre el gobierno, el Ministerio de Hacienda, la Superintendencia Financiera y el Banco de la República, que se dicen neutrales pero que no lo son, toman cantidades de medidas para favorecer al sector financiero, que resultan contrarias al progreso de Colombia. Insisto. Como este es un sector tan reglamentado, son en últimas las medidas del sector público las que les garantizan las utilidades a la banca privada. Por eso es un debate que tenemos que dar con toda con toda seriedad.
La primera denuncia específica que voy a hacer en esta rueda de prensa tiene que ver con algo ya conocido, porque desde hace dos días se está hablando de él. El gobierno nacional y el Banco de la República tomaron una medida que literalmente le regaló a la banca privada utilidades por medio billón de pesos anuales durante varios años.¡500 mil millones de pesos por año, y regalados!
En qué consistió la operación. Los bancos en Colombia están obligados a tener algo que se llama los encajes, plata de ellos que debe estar depositada en el Banco de la República como una cierta garantía para proteger a los cuentahabientes en caso de problemas financieros y de crisis. Son recursos que están allí con cero tasa de interés. ¿Qué pasó? Que el Banco de la República, con el respaldo del ministro Carrasquilla, les redujo esos encajes en 9.4 billones de pesos. Eso significa que a los bancos les entraron para prestar 9.4 billones de pesos que antes no tenían.
Y al mismo tiempo, el presidente Duque dictó un decreto y les ordenó a los bancos invertir obligatoriamente esos 9.4 billones de pesos en Títulos de Solidaridad, TDS, ganando intereses. Esa plata que les dio en últimas el Estado colombiano les debe rentar a los bancos unos 500 mil millones de pesos anuales. Alguien se preguntará: ¿Dónde está lo indebido? La respuesta es muy simple. Es que esa misma operación se habría podido hacer por cuenta exclusiva del Banco de la República. El Banco de la República habría podido comprar directamente esos títulos, los TDS, y prestárselos al gobierno nacional. E inclusive, le hubiera podido cobrar como intereses al gobierno nacional los mismos 500 mil millones de pesos. La diferencia está en que lo que se gana el Banco de la República se lo debe entregar al gobierno nacional, o sea, habría sido una operación del mismo tipo pero con cero utilidades para nadie, en resumen, 500 mil millones de pesos que el Estado colombiano se habría podido ahorrar para aportarlos en la crisis del coronavirus como un gesto de respaldo a la sociedad colombiana.
Se trata de un regalo caprichoso y gratuito. Ahora lo intentan enmascarar con el cuento de que la banca no puede emitir y con un poco de paparruchas. Porque lo cierto es que el Banco de la República también se llama Banco Emisor, porque emite. Y si algo ha sucedido en estos años es que ha habido emisión a la lata. Lo que pasa es que la emisión ha sido en beneficio de los banqueros y no en beneficio del Estado y de la sociedad.
El otro asunto que cabe mencionar es también muy importante. El gobierno no sólo les dio esta liquidez de muchos billones a los bancos, sino que les ha otorgado con distintos tipos de medidas, principalmente del Banco de la República, otra mucha plata para que los bancos hagan negocios. El negocio de los bancos es prestar plata. Cuanta más plata tengan líquida, mejor les va y más plata ganan. Entonces, ha habido un aumento inmenso de la liquidez en estos últimos años, y particularmente ahora, con el argumento del coronavirus.
Un primer decreto que apareció es el 444, que causó mucha molestia, porque el ministro Carrasquilla cogió una plata que era de las regiones, y sin preguntarles siquiera, fue disponiendo de ella. Ahí el gobierno nacional tomó 14.8 billones de pesos, en general créditos que debe devolver. El punto grave aquí es que una parte de esa plata va también para los bancos, no sabemos cuánta, esta es la hora en que todavía no lo sabemos. Pero además tampoco se sabe que el gobierno les hubiera puesto a los bancos ningún tipo de condición. Es que aparte de darles liquidez a los bancos, no aparecen por ningún lado garantías de que esos recursos se vayan a usar pensando en esta crisis. Claro, no se trata de que se quiebren los bancos, pero es pensando en cómo se le va a servir ese dinero a la economía y a los distintos sectores productivos que necesitan urgentemente recursos.
Otra decisión que ha tomado el Banco de la República es sobre los llamados Repos, créditos de corto plazo que el Banco le hace a la banca privada y que pasaron de 9 billones a 23.5 billones de pesos, plata que le da el Estado a la banca privada para que haga negocios. Les aumentaron el tiempo para la operación, de 30 a 90 días. Y les bajaron la tasa de interés de 4,25 a 3,75 por ciento. O sea, les mejoraron otra vez el negocio a los bancos en distintos tipos de operaciones con capital extranjero, operaciones todas en dólares que los bancos no pueden hacer sin el respaldo del gobierno, sin la aquiescencia del gobierno.
En resumen, ¿qué ha sucedido? Que la deuda externa de los bancos colombianos ya va en 23 mil millones de dólares y en 2020 se ha aumentado en 39%. Estas cosas también generan sus riesgos, no vayan a creer que todo es tan alegre como parece. Hasta este punto ¿qué es lo que he planteado? Ha habido un aumento enorme de la liquidez al sector financiero, mucho de él por la vía de la emisión, así los neoliberales digan que son cuentos. Son formas de emisión, porque repito, el Banco de la República se llama también Banco Emisor.
Empieza la otra parte del debate que estoy planteando. A quién le ha llegado la plata, qué han hecho los bancos con esa plata. Recordemos lo del Banco de Inglaterra, que les dice a los bancos qué va a hacer con ella. Veamos entonces qué está pasando aquí. La Acopi Bogotá-Cundinamarca y la Acopi Bogotá-Nacional que representan a las micro, medianas y pequeñas empresas, están cansas de decir que lo que el gobierno ha aprobado en su respaldo ha sido insuficiente, que no les resuelve el problema, porque es solo como diferirles unas deudas, pero ahí están y los intereses siguen corriendo. La crisis de las pymes es supremamente grave. Y me llamó mucho la atención que en estos días el ex ministro Juan Camilo Restrepo menciona que las No PyMEs tampoco se están sintiendo respaldadas por los bancos como deberían. No les va bien a las pequeñas y medianas, que son las pymes, y dice Juan Camilo Restrepo que hay quejas también en sectores de empresas mayores. No se puede caer en la miopía de aplaudir cuando se quiebra o se cierra una empresa. Es un absurdo, porque en las empresas reposa, en una proporción muy grande, la creación de riqueza de un país, sin la cual no hay nada, y también el empleo formal de un país, en las empresas de todos los tamaños. En la creación de riqueza y empleo hay actividades campesinas por cuenta propia, también muy respetables.
¿Qué dice la Superintendencia Financiera, la encargada de vigilar el sector? El 14 de abril, la Superintendencia Financiera informó que en esta etapa se han reestructurado110 billones de pesos, con algunos periodos de gracia en algunos casos. Al sector empresarial se les han reestructurado entonces deudas por 110 billones de pesos. Pero la suma es apenas el 22% del total de la cartera, porque la cartera vale 500 billones de pesos. Ahí se nota una cierta debilidad. Al detallar cómo se han empleado esos recursos, la Superfinanciera informa que el 27% ha ido a consumo, en general financiando tarjetas de crédito, inclusive con refinanciaciones automáticas, sin consultarlas con el usuario, recursos que no van necesariamente a la producción sino al consumo, cosa que no es un crimen, desde luego, pero que me limito a detallar en qué consiste.
Otra parte grande, 47%, ha ido a refinanciar compromisos de vivienda. Y a comercial, que es donde está el crédito a las empresas, apenas ha ido el 12%. Aquí está la prueba matemática de la queja que están planteando los empresarios de todos los tipos. Se aprecia por el monto de lo reestructurado, según la Superfinanciera, cómo no les están llegando los recursos.
Hay que denunciar otro caso escandaloso. Se abre una línea especial de crédito agrario, dice el presidente Duque, por la pandemia y para los campesinos. Y cuando nos vamos a revisar lo que sucedió, nos encontramos con la denuncia hecha por la Contraloría General de la República. De ese crédito, a los pequeños productores agropecuarios apenas les ha llegado el 2%; a los medianos, el 4%; y los grandes se han comido el 87%. Aquí hay un debate sobre la concentración del crédito. Pero la Contraloría destapa además un hecho desconocido, al que yo le concedo la mayor falla. Es que el grueso de la plata, la casi totalidad, no fue a crédito agrario, ni a pequeños ni a medianos ni a grandes, sino que se quedó en los vericuetos de negocios industriales, gremiales, de negocios comerciales, de importaciones de bienes agropecuarios, incluso, que no son estrictamente producción. Y resulta que si algo necesita el agro es producir más, y más en esta crisis, cuando está en riesgo la propia seguridad alimentaria nacional.
Aquí aparece otro punto. Si no están llegando los recursos a la producción, como lo indican las cifras, el doctor Carrasquilla tendrá que hacer las explicaciones que sean del caso. Esta rueda de prensa busca en parte que el gobierno nos explique en detalle qué es lo que está pasando. Entonces, si estos recursos no han ido realmente a respaldar lo que se debería respaldar, a dónde han ido. Porque lo cierto es que el aumento de la liquidez, y de los recursos en poder los bancos, sí ha sido supremamente alta.
Hay una cosa muy llamativa. Las fechas en que hubo grandes aumentos de la liquidez, marzo 18 y marzo 19, cuando les entran casi 12 billones de pesos a los bancos, coinciden con un repunte supremamente grande de las acciones, que venían cayendo desde enero y febrero. Y resulta que el repunte principalmente lo tienen las acciones de los grandes bancos colombianos. Ojo con lo que estoy diciendo. Doy las cifras. La acción de Bancolombia, que en marzo 24 valía 21.300 pesos, pasó a valer 26.500. La del Banco de Bogotá, que valía 58 mil, pasó a valer 73 mil pesos. La de Corficolombiana, que valía 19.700, pasó a valer 26.380 pesos. La de Davivienda Preferencial, que valía 22.140, pasó a valer 29.600 pesos. ¿Cómo se explica que unas acciones que venían deprimidas hayan tenido un repunte de esa magnitud precisamente cuando los bancos estaban recibiendo más recursos a raíz de las medidas oficiales? Aquí hay una inferencia que puede hacerse. ¿Será que usaron la plata de la mayor liquidez que les otorgó el gobierno, no tanto para prestársela a la gente, como para hacer un negocio de recompra de sus propias acciones, para valorizarlas y ganarse un montón de plata?
Aquí vale recordar que mientras que el Banco de Inglaterra les prohibió a los bancos de manera clarísima la recompra de sus acciones y también que repartieran las ganancias del 2019, aquí en Colombia los bancos acaban de repartir utilidades por tres billones de pesos, que hubiera sido clave que los dejaran operando en la economía nacional y respaldando la actividad de la producción. Aquí hay una inquietud que no es de menor cuantía y que el gobierno tiene que explicar satisfactoriamente, porque esta es una posibilidad que existe.
Termino diciendo dos cosas más. ¿Será que también han cogido la liquidez que les han otorgado el Banco de la República y el gobierno nacional para hacer movimientos especulativos de compraventa de dólares? Recordemos que el dólar se está moviendo mucho y que uno de los negocios de los bancos es estar metidos en ese tipo de operaciones, cosa que no es por definición un crimen, pero si a ellos se les da liquidez y la liquidez va a la actividad especulativa, el sector financiero no está cumpliendo la función que debería cumplir. Porque no se nos olvide que los bancos tienen una función que cumplir, son un servicio público esencial. El negocio de los bancos no es un negocio de compraventa de papayas o de aguacates o de camisas, sino un negocio estrechamente relacionado con el conjunto del interés nacional. Otra pregunta que me hago. ¿Están prestando mucha plata por fuera de Colombia? ¿Por qué?
Yo espero que a partir de esta rueda de prensa el Banco de la República y el ministro Carrasquilla nos expliquen a los colombianos satisfactoriamente estas inquietudes que estamos planteando. Por qué les regaló a los bancos 500 mil millones de pesos, sobre lo que no hay duda, algo absolutamente inaceptable. Ahí lo que tenía que haberse hecho era que el Banco de la República hiciera la operación con el gobierno tal como lo expliqué, y no la banca privada, porque esos 500 mil millones de pesos bastante nos sirven en los afanes de esta pandemia.
Luego está probado que sí hay una política de favorecimiento a los bancos que no es clara, que no han explicado satisfactoriamente, porque está visto que los recursos no le están llegando a la economía. Podemos estar ante un hecho cierto y es que se mantenga en medio de esta crisis una política de favorecimiento a los bancos, y no una política de favorecer el interés nacional. En economía de mercado, claro, las empresas tienen derecho a ganar plata, pero también tienen un deber que cumplir con sus países y es el de respaldar el aparato productivo. Muchas gracias.
Representante a la cámara por Antioquia, Jorge Gómez Gallego.
Un saludo muy cordial para los miles de personas que ya están en sintonía con nosotros y a la cantidad de periodistas que están ávidos de que les respondamos sus preguntas.
Voy a hacer énfasis en un hecho especial. En este caso específico del que voy a hablar, no hay manera de demostrar cuánta plata les regaló el gobierno a los bancos, pero es evidente que el regalo es enorme. El senador lo explicó bien. Hay una línea de crédito que el Banco de la República le confiere a la banca, los Repos, que pueden ser de un día, de cinco días, de hasta 30 días, y, miren qué curioso, se lo ampliaron a 90 días. Y la banca le pagaba al Banco de la República una tasa de interés por esas operaciones Repos, no sujetas a encaje, o sea, que no tienen nada que ver con los 500 mil millones que les regalaron con la plata del encaje bancario. Se trata de otra operación. Estos Repos no sujetos a encaje pasaron del último día de febrero al último día de marzo de 0 a 9 billones de pesos. Y la tasa de interés bajó del 4,25 al 3,75 por ciento, y el plazo pasó de 30 a 90 días. Y ese es el periodo en el que se supone refinanciaron las deudas y lo que refinanciaron fue básicamente tarjetas de crédito, que ojo, en tarjetas de crédito los bancos pueden otorgar créditos hasta una tasa de interés del 28.15% sin llegar a la tasa de usura. Acuérdense de que la tasa de usura la reglamentan el gobierno y el Banco la República y hoy está en 28.16. Pero como prestan medio puntico por debajo de la tasa de usura no están incurriendo en ningún delito.
Un negocio redondo. Están recibiendo plata del gobierno nacional, del Banco de la República, para diferir créditos a 90 días, la están recibiendo al 3.75 y la pueden colocar en tarjetas de crédito y en créditos de consumo hasta el 28.15%.
También han refinanciado créditos hipotecarios por 90 días. Esto no quiere decir que los bancos le estén perdonando los intereses a la gente ni nada. Solo que les han suspendido los pagos por 90 días, pero esos capitales se los cobrarán después una vez pasados los tres meses. Están cobrando tasas de créditos hipotecarios entre el 9 y el 11%, pero están recibiendo ellos la plata, para esas refinanciaciones, al 3,75%.
Y para crédito comercial, que es el de la empresa, que se requiere para mantener las nóminas, los empleos, para eso no han destinado dinero suficiente. Con un agravante, y es que mientras el gobierno les presta a ellos al 3.75, ellos prestan, cuando prestan, a intereses muy superiores con riesgo casi cero, porque además el Fondo Nacional de Garantías les ha aumentado las garantías para responder hasta por el 90%, es decir, el banco está corriendo el riesgo de perder el 10% de la plata que presta, pero se está ganando la totalidad del dinero de la intermediación financiera, que, como ven, es un riesgo muy alto, que va desde el 25% prácticamente en las tarjetas de crédito hasta un 6 ó un 5,5 en el crédito hipotecario. Así que aquí hay un nuevo regalo. Difícil de cuantificar. Pero que es un regalo, es un regalo. Y que es enorme, es enorme.
Yo quería solamente enfatizar sobre ese punto. Muchas gracias.
Concejal de Bogotá Manuel Sarmiento.
Buenos días, con mi saludo para el senador Jorge Enrique Robledo, el representante Jorge Gómez y para las personas que se conectan a esta transmisión.
Con la explicación que ha dado el senador Robledo queda claro que el gobierno de Iván Duque se ha puesto al servicio del capital financiero en medio de esta crisis. Y mientras es muy generoso con los bancos, contrasta esta generosidad con la cicatería con la que ha actuado frente a las necesidades tanto de las empresas nacionales, particularmente las micro, pequeñas y medianas, como frente a las necesidades de millones de personas que hoy están sufriendo todo tipo de padecimiento a raíz de la crisis generada por esta pandemia.
Resaltar dos o tres elementos de los que planteó el senador Robledo. En primer lugar cómo el gobierno se inventa préstamos innecesarios con la banca y les monta un negocio de utilidades de 500 mil millones de pesos al año. Un préstamo absolutamente innecesario, porque la operación frente a los Títulos de Solidaridad las podría haber hecho directamente el gobierno nacional con el Banco de la Republica sin asumir ese costo de 500 mil millones de pesos, que se convierten en utilidades para los bancos.
No se pueden dejar de señalar los graves indicios, que también explicó el senador Robledo, de qué están haciendo los bancos con ese enorme grado de liquidez que les ha otorgado el Banco de la República, y en particular, la utilización de esos recursos por parte de la banca para recomprar sus acciones y en esta medida mantenerlas valorizadas en las bolsas.
Estas denuncias tienen que ver también con una discusión que se tendrá que dar en la Corte Constitucional alrededor del famoso Decreto 444. Porque hay que recordar que la discusión frente a este decreto no es solamente por el origen de los recursos, porque fundamentalmente son recursos de las entidades territoriales, sino también sobre el destino. Y el decreto señala que con esa plata el gobierno nacional les puede otorgar liquidez a los bancos, pero el articulado no establece mecanismos precisos de control que garanticen que esa liquidez que el gobierno nacional les daría a los bancos a través del FOME se utilizaría para mejorar la situación tanto de las empresas como de los hogares. No existen mecanismos en el articulado que lo garanticen. Es una misión que la Corte Constitucional tiene que revisar, y que considero que está revisando, porque en el Auto que dictó está solicitando información sobre este tipo de mecanismos de control.
La generosidad de Duque con los bancos contrasta con la cicatería que ha tenido frente a los recursos que deben destinarse para atender las necesidades de las empresas y de los hogares. En total, cuando uno suma las distintas cifras y recursos que Duque le quiere destinar a la atención de la crisis, da más o menos el 4 por ciento de Producto Interno Bruto, muy inferior a lo que están haciendo otros países. Perú, por ejemplo, un país vecino, va a destinar el 12 por ciento de su PIB, tres veces más que Colombia. En Europa es casi el 20 por ciento.
Pero además, cuando uno ve cuánto es el monto de los recursos que Duque está ofreciendo para atender el hambre de la gente, las necesidades sociales, alrededor de 1.8 billones de pesos, no alcanza a ser ni siquiera el 0.5 por ciento del PIB. En Colombia, Duque está dando alrededor de cerca de 67 dólares por familia, mientras que el gobierno peruano está otorgando subsidios que están alrededor de 110 dólares por familia, casi el doble de lo que está dando Duque. Y estamos viendo cómo las Entidades Territoriales estamos teniendo que asumir buena parte de estas responsabilidades, la gente sigue teniendo hambre, están en muchas ciudades saliendo a las calles, y mientras tanto Duque le entrega todo tipo de regalos a la gran banca, como es el caso de los de 500 mil millones de pesos.