Transcripción:
Voy a insistir en algo que traté aquí la semana pasada. Que es el debate con el senador Gustavo Petro en torno a los gases de efecto invernadero, el calentamiento global, el cambio climático, la transición energética, todos nombres que son parte del mismo fenómeno.
La controversia no es si acepto o no que el fenómeno existe. Claro que existe y hay que tratarlo con todo rigor y seriedad.
Lo segundo que diría es que solucionar el problema es complejo, muy complejo. Porque los combustibles fósiles que están en el origen de este problema, el carbón y el petróleo, y el metano, por otro lado, son gases que se producen a partir de procesos económicos muy importantes en el mundo. Estamos hablando del transporte, de la industria, del agro, bueno, de prácticamente todo. Hay que decir con toda franqueza que el avance que significa la energía solar y la energía eólica no es suficiente. Hay que crear mediante la ciencia y la tecnología nuevos combustibles que generen la energía suficiente, pero que no produzcan gases de efecto invernadero, que no produzcan carbono. Tan complejo es que, por ejemplo, en el caso del metano, que lo produce la digestión de las vacas, de lo que se está hablando es de fabricar carne y leche en laboratorios para que no se genere metano.
Tan difícil es esta transición energética que la Conferencia de París, que se hizo en el 2016, no se propuso resolver el problema, sino apenas reducir las emisiones en 12 por ciento, apenas en 12 por ciento, al 2030. Y hoy por hoy los más optimistas están hablando de avances muy importantes, pero a la altura del 2050. Aquí lo que hay que señalar es con cuál sabiduría vamos a atender este problema. Porque dada la importancia de estas fuentes, de estos gases en la economía y en las relaciones sociales, si esto se hace mal, se destruye la economía.
Dentro de esta lógica es inaceptable la propuesta del senador Petro de no exportar ni buscar más petróleo y hablar de descarbonizar la economía en el corto plazo del orden de 12 años. Eso destruiría la economía nacional. Y no se lograría nada de importancia.
Estamos hablando de una parte muy grande de la economía. En petróleo y en carbón por lo menos 200 mil empleos e instrumentos económicos tan importantes como la Refinería Barrancabermeja. Porque si no producimos petróleo lo que va a suceder es que van a importar la gasolina y el Acpm.
Y no se lograría nada de importancia porque Colombia apenas aporta el medio por ciento del total de los gases de efecto invernadero del mundo, el 0.5 por ciento. O sea que si destruyéramos el país, redujéramos a cero nuestros aportes, el calentamiento global seguiría prácticamente igual.
Entonces, siendo cierto el problema, ¿qué debemos hacer en Colombia? Hay que avanzar en sustitución, en energía solar y en energía eólica debemos avanzar. Hay que pasar a energía eléctrica lo que se pueda porque aquí tenemos la suerte de que una parte grande de nuestra electricidad es hidráulica, que no genera gases de efecto invernadero. Al mismo tiempo, hay que atender algo que casi no se menciona, que es la mitigación de los impactos de los gases de efecto invernadero. ¿Por qué? Porque ese calentamiento global crea muchos problemas en la salud de las personas, de los animales y de las plantas, genera nuevas enfermedades, problemas graves en el ciclo del agua, le hace daño a la agricultura, puede afectar incluso a las poblaciones asentadas al lado del mar. Entonces hay que hacer un trabajo fuerte en mitigación.
Y el aspecto principal que tiene que atacar Colombia en cuanto a gases de efecto invernadero es reducir a nada la deforestación. Están deforestando la Amazonía y el Pacífico biogeográfico. Y resulta que en el caso de Colombia, individualmente tomado, la mayor cantidad de gases de efecto invernadero de manera indirecta los genera la deforestación. Luego ahí, en lo que tiene que ver con esos gases, tenemos que concentrar el esfuerzo y, además, por supuesto, hacer otros esfuerzos.
Termino insistiendo en esta idea: el fenómeno existe, hay que atenderlo, pero con rigor científico, sin desesperaciones, sin que la solución o el arreglo del problema, que resulta ser un falso arreglo, le cree más daños graves a la vida del país.
Bogotá, 29 de agosto de 2021.