Carta a los dirigentes de la Costa Caribe
Gobernadores, alcaldes, congresistas, diputados y concejales
Organizaciones gremiales, sindicales, sociales y políticas
Cordial saludo:
El mal servicio de electricidad en los departamentos de la Costa Caribe es escandaloso, como lo prueban las crecientes protestas ciudadanas, con los muertos y heridos en los enfrentamientos con la fuerza pública y demás pérdidas que lamentar.
El descontento del casi siempre paciente pueblo costeño tiene causas conocidas: los frecuentes cortes, apagones y cambios de voltaje, con su secuela de molestias, daños y perjuicios a la economía, las enormes deudas acumuladas de imposible pago, el alto costo de las tarifas y las actitud de Electricaribe y Energía Social de apercollar a los usuarios y desdeñar sus reclamos. Un repudio especial genera que por la pésima calidad de las redes hayan muerto electrocutados 529 ciudadanos entre 2004 y 2012 (Red Caribe de Servicios Públicos). Servicio tan deficiente no sufre otra región del país.
Entre los responsables de este desastre están la negligencia gubernamental y las trasnacionales que se aprovechan del negocio de la electricidad en la Costa Caribe. Pero también es determinante que el 92 por ciento de la subnormalidad eléctrica nacional –373.858 familias– resida en esa región, donde se encuentran seis de los ocho departamentos con más pobreza del país. Luego las soluciones no podrán salir de la represión a quienes reclaman.
Y los costeños solos no pueden resolver este problema. Como lo expliqué en la Comisión Quinta del Senado el año pasado, la Costa Caribe requiere de un gran respaldo del gobierno nacional para modificar tan inicuo orden de cosas. La propuesta es lograr que el propio presidente de la República encabece la definición de un programa con medidas e inversiones de corto y mediano plazo que garantice que esos departamentos tendrán un servicio de electricidad por lo menos como el de la zona andina. El plan deberá establecer los recursos nacionales –que serán los principales–, departamentales y municipales necesarios, así como las determinaciones de política y las metas precisas y evaluables sobre los avances de las decisiones, las inversiones y la calidad del servicio. En su estructuración y definición, como es obvio, deberán participar las fuerzas vivas de la región, sin exclusión alguna.
Cuenten con el respaldo de este cachaco a las decisiones que se tomen para que este proyecto, que debe ser un propósito nacional, salga adelante.
Atentamente,
Bogotá, 1 de diciembre de 2014
