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QUE SE SUSPENDA EL TRÁMITE DEL TLC HASTA TANTO SE SEPA CUÁLES SON LOS CAMBIOS QUE LE HARÁN AL TEXTO EN ESTADOS UNIDOS

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Intervención del senador Jorge Enrique Robledo, vocero del PDA, Plenaria del Senado, 10 de mayo de 2007

Se confirma hoy que eran ciertas las advertencias que hicimos el Polo Democrático Alternativo, el Partido Liberal, el MIRA y los indígenas en el sentido de que el TLC no se iba a aprobar en Estados Unidos en los términos en que fue acordado por los dos gobiernos el pasado 22 de noviembre. Ya está claro que habrá modificaciones, y hasta donde se conoce, no serán por el expediente de agregar una carta adjunta, sino cambiando el texto mismo, por lo menos en los capítulos ambientales, laborales y de medicamentos. No se sabe aún si el acuerdo al que parecen haber llegado demócratas y republicanos ya fue avalado por el presidente Bush. Tampoco si cuenta con la venia de los sindicatos. Solo hay plena certeza de que habrá cambios y de que serán cambios profundos.

También parece ser un hecho que, aun cuando se arregle la parte comercial del Tratado para dar vía libre a los acuerdos con Perú, Colombia y Panamá, lo de Colombia seguiría en suspenso dependiendo de los asuntos de violencia, derechos humanos y garantías a los sindicalistas más allá de las propias normas que establezca el TLC. Luego podría suceder que hubiera TLC para Perú y Panamá y no para Colombia, por lo menos en el corto plazo.

¿Qué significa lo anterior? Nada menos que un rompimiento del acuerdo que suscribieron los dos gobiernos el 22 de noviembre, cuando convinieron en que el texto no iba a ser modificado. Constituye también una burla al mecanismo de fast track establecido por Estados Unidos y aceptado por el gobierno de Colombia. Me parece muy grave que el gobierno nacional vea ambos hechos como un asunto menor. Se pisotea un compromiso asumido por los dos gobiernos y el presidente Uribe Vélez no dice una palabra.

Me inclino a pensar que serán cambios a favor de Estados Unidos. Dudo mucho que el Partido Demócrata quiera introducir nuevas cláusulas buscando dañar los intereses de Estados Unidos. Pero los cambios, aun suponiendo que fueran positivos para Colombia, tampoco arreglarían el TLC. El Tratado tiene 23 capítulos y estamos hablando de modificaciones en solo tres de ellos. Por ejemplo, en propiedad intelectual, los daños no solo afectarán a los medicamentos sino también a otros muchos aspectos. El menoscabo territorial tampoco se corregiría de ninguna manera. Las pérdidas agropecuarias se mantendrían incólumes. El capítulo de inversiones y el de compras públicas seguirían generando efectos desastrosos para el país. Nadie entonces se puede hacer ilusiones creyendo que va a cambiar la naturaleza del Tratado porque se modifiquen unas cuantas de sus cláusulas.

Quiero llamar la atención sobre los cambios a los capítulos 17 y 18, atinentes a los asuntos medioambientales y laborales. Los artículos 17.2 y 18.2, idénticos, autorizan a Colombia a hacer todas las desmejoras laborales y ambientales que se consideren necesarias con el propósito de ganar negocios en Estados Unidos. Si ambos artículos se reforman, uno podría considerarlo positivo, porque habría menos daños ambientales y laborales. Pero la pregunta del millón es, y le llamo la atención al uribismo: si esos dos artículos se modifican, ¿cómo gana competitividad Colombia? ¿Cómo exporta Colombia si no logra bajar los estándares laborales y ambientales, como sí pueden hacerlo los centroamericanos y todos los demás países que han firmado Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos? Luego de lo que aquí estamos hablando es de que esas modificaciones podrían ser exactamente la cuadratura del círculo.

Cuando se estaba discutiendo el texto del TLC en las Comisiones Segundas, las bancadas indígenas, del MIRA, del Partido Liberal y del Polo Democrático le dijimos al ministro Plata que era un debate espurio, pues se sabía que el texto no iba a ser tramitado así en Estados Unidos. El ministro Plata nos contestó que él no sabía si el texto iba a ser modificado o no en Washington. Le repliqué al ministro: ojo, doctor Plata, porque si resulta que el día de mañana el texto sí se cambia, aquí no existen sino dos posibilidades. O usted era el único colombiano que lo ignoraba, luego se portó como un menso, desconociendo lo que estaba pasando con los asuntos atinentes a su cartera, o usted sí sabía lo que iba a ocurrir e intentó engañarnos. Al ministro Plata le toca decidir ahora en cuál de las dos situaciones estaba.

Sería el colmo que el gobierno insistiera en continuar tramitando la semana entrante el texto del TLC en la plenaria del Senado. Porque está absolutamente claro que ese no será el texto definitivo. Exhorto entonces al gobierno nacional a que deje de hacer un trámite espurio, que respete al Congreso de Colombia, que no se burle de los colombianos y que suspenda el trámite del Tratado hasta tanto se sepa en qué van a consistir los cambios y si el gobierno va a aceptarlos como si nada, sin estudiarlos siquiera ni permitir a los colombianos que los valoremos.

Lo invitamos a escuchar la intervención del senador Robledo en la plenaria del Senado del 10 de mayo de 2007: Que se suspenda el trámite del TLC

A leer el libro El TLC recoloniza a Colombia , que ya se encuentra en internet.