Eudoro Alvarez Cohecha, Villavicencio, octubre 27 de 2014 / @aeudoro
Pululan las noticias sobre la rapiña por las tierras de la altillanura colombiana y se dan con hechos coincidentes que alertan al más lerdo en materia de sospechas, sobre conjuras que se fraguan lenta pero inexorablemente sobre un tema que interesa a los llaneros, acostumbrados a variados escamoteos en su contra.
“No es en la altillanura del Meta y Vichada donde los baldíos deben ser usados para dar acceso a tierra a los campesinos pues allí los suelos orgánicos son extremadamente ácidos y pobres en nutrientes y cuesta una fortuna habilitarlos para la producción, y solo se logra con economías de escala en grandes áreas y a mediano plazo”, expele desde “El Espectador” alguien que viene tratando de convencer a la opinión nacional sobre la conveniencia, en este país de inequidades, de entregarle casi medio país al puñado de ricos pletóricos de privilegios desde siempre.
Sincrónico con lo anterior, se ha hablado prolíficamente del proyecto de ley que “permite escalas grandes de producción en la altillanura, superando la restricción de la Unidad Agrícola Familiar (UAF)…”y hasta el embajador chino publicita que sus compatriotas “vienen por el agro y la energía” añejo anhelo que ya tiene cuantificadas las aspiraciones asiáticas en 400.000 hectáreas, expresadas en visita al territorio, que hicieran diplomáticos de esas latitudes.
Se afirman verdades no tan verdaderas y se ignoran experiencias en materia de manejo de la altillanura; no es cierto que no sean viables y rentables las pequeñas y medianas estancias en estas comarcas; conocidos son los casos de empresarios por debajo de las aéreas de unidad agrícola familiar, que en el campo agrícola o pecuario, ocurren con éxito, a pesar de la brutal competencia implícita en los TLC, a la larga la verdadera amenaza para este tipo de aplicaciones.
Incluso experiencias campesinas como en las “Delicias “y el “Rodeo”, con parcelas no mayores de 30 hectáreas, asignadas sobre tierras otrora del narcotráfico, resisten y se sostienen “contra viento y marea”, es decir a pesar de la desidia oficial y las limitaciones que se publicitan para excluirlos de estos procesos; pareciera que la labor del gobierno se orienta en demostrar la inviabilidad de tales esfuerzos. En aquellos parajes laboran mas productores que en el resto de toda la altillanura raponeada ilegalmente por los “nuevos llaneros”
Desde hace más de tres décadas, la investigación realizada por ICA y CIAT, demostró que con fincas de 200 hectáreas, en explotaciones ganaderas integradas con sistemas de seguridad alimentaria, extensiones notoriamente menores a la UAF, son viables. Claro que suspendidos los sistemas de pesquisa y debilitadas las instituciones pertinentes, se dejó de profundizar en estos temas, olvidándose que en Brasil el “cerrado” fue posible gracias, entre otros factores, a EMBRAPA, el ICA brasilero, pues desarrollo agrícola sin investigación no deja de ser otra entelequia neoliberal, desacreditada por la experiencia internacional.
La antidemocracia en materia de desarrollo, es uno de los obstáculos, más que las limitaciones técnicas, para que el país resuelva, a la par que procura la soberanía alimentaria nacional, el grave desequilibrio que nos coloca como cabezas del hatajo de los países inequitativos del mundo.