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Apartes del artículo de la Revista Semana “La ‘caja negra’ del nuevo dueño de Isagén”

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 Apartes del artículo de la Revista Semana publicado en la sección | 2016/01/13 21:00

Horas antes de la polémica adjudicación, empezaron a conocerse detalles del que fuera el único proponente, luego de que se retiraran la chilena Colbún y la francesa Engie (GDF Suez). Brookfield tiene y gestiona activos por más de 200.000 millones de dólares en Estados Unidos, Canadá, Europa, Colombia -donde entró en el 2012 con la adquisición de la Empresa de Energía de Boyacá (EBSA)- y Brasil.

Es en este último país donde se le abrieron investigaciones por el supuesto pago de presuntos sobornos en negociaciones del sector inmobiliario en el 2012, informó The Wall Street Journal.

Según Silvio Antonio Marques, fiscal de Justicia del Patrimonio Público y Social de Sao Paulo, el fondo era propietario de centros comerciales en esta ciudad y para conseguir los permisos de construcción pagó sobornos a funcionarios de la Alcaldía.

Este funcionario judicial no descarta que directivos de la rama local de Brookfield deban pagar penas de cárcel mientras podrían estar involucrados en otro caso. Pero eso no es todo. Por cuenta de este caso, el fondo canadiense ha debido enfrentar investigaciones por parte de la Securities and Exchange Commission (SEC) y el Departamento de Estado, de Estados Unidos.

Según documentos de la SEC recopilados por Disclosure Insight para los portales ValueWalk y Probes Reporter indican que esa agencia (encargada de regular y hacer cumplir la reglamentación de los mercados de valores) inició una investigación independiente en agosto del 2012 por presuntas violaciones a la ley contra las prácticas corruptas en el extranjero (FCPA).

Dicha pesquisa fue cerrada en junio del 2015. Sin embargo, ambos portales señalan que la SEC confirmó que, a partir de septiembre pasado, algunos procedimientos de cumplimiento estaban en curso por lo que “al parecer, Brookfield tiene una averiguación separada y sin resolver por parte de la SEC”.

En junio del 2013, la Sensitive and International Investigations Unit de la Real Policía Montada de Canadá pidió a la SEC el proceso en contra de Brookfield en el curso de una investigación que tiene que ver con el mismo asunto de Brasil y que continuaría en curso. Lo que se le critica al fondo es que nunca haya hecho referencia a este asunto en sus comunicaciones a los inversionistas.

En junio del 2014 los archivos de la SEC también fueron solicitados por el Departamento de Justicia de Estados Unidos, luego de que iniciara su investigación el 2013. Brookfield tampoco ha informado del estatus de este proceso, lo que puede ser materia delicada para una firma involucrada en el sensible mercado de valores.

Caja negra

En materia de perspectivas, Probes Reporter es duro con Brookfield. El portal señala que, en su opinión, “las compañías como Brookfield pueden verse como ‘cajas negras’ con una contabilidad hecha de ‘polvo de hadas’ La estructura de su capital es increíblemente compleja y cambia constantemente”.

“Esto hace que la compañía no pueda analizarse, si es que no es propensa a la manipulación” señala antes de cuestionar: “¿Vale realmente la pena mantener en su portafolio una firma con este perfil de riesgo?”.

Señala además el riesgo que las investigaciones de la policía canadiense y el Departamento de Estado sigan vigentes. “Las empresas aprecian señalar que laos procesos en su contra se han cerrado, pero la comunicación de agosto del 2015 (de Brookfield) solo habla de que se cerró la de la SEC. Las investigaciones de la Policía Montada y del Departamento de Estado significarían una exposición penal, por lo que recomendamos altamente a los interesados preguntar a la firma por ello”.

El análisis no niega que el fondo posea realmente los activos que dice tener, pero indica que “hay muchas partes sueltas, demasiadas oportunidades para que los administradores jueguen con las cifras”.

Finalmente hace un paralelo con dos grandes compañías estadounidenses a las que también puso en la categoría de ‘caja negra’. Una es General Electric, que si bien no representó necesariamente un riesgo para los inversionistas, sí atravesó una dura etapa en el 2008, cuando GE Capital hizo temblar todo este imperio. El otro es Enron, el gigante de la energía en Estados Unidos que quebró estrepitosamente en el 2001.