No a usar la crisis para privatizar a Ecopetrol
Intervención del senador Jorge Enrique Robledo Castillo, Comisión Quinta del Senado, en el debate sobre la situación petrolera, 19 de mayo de 2015.
La crisis del petróleo pone en evidencia una vez más el rotundo fracaso del modelo económico. Algunos advertimos con tiempo que el libre comercio iba a acarrear crecimientos mediocres y colapsos sucesivos. La superlotería de los commodities se manejó de una manera perra. La política petrolera fue la del FMI: más gabelas a las trasnacionales. Las tres tragedias de Ecopetrol: los gobiernos la sacaron de los mejores negocios, se dedicaron a ordeñarla y la endeudaron irresponsablemente. La crisis como una oportunidad para las trasnacionales y la Bolsa de Toronto, la joya de la corona se llama Ecopetrol y vienen por ella. El Plan Nacional de Desarrollo mantiene el modelo extractivista. Las decisiones de política petrolera deben ser tomadas siempre por nosotros y no por el Banco Mundial ni por el Banco Interamericano de Desarrollo ni por las grandes trasnacionales ni por los banqueros. A preparar grandes movilizaciones en defensa de Ecopetrol.
Empiezo por señalar mi expresión de cariñosa solidaridad con todos los habitantes de Salgar, Antioquia, un municipio muy hermoso que he visitado. Tengo amigos queridos allá. Lamentemos el horror que están viviendo sus habitantes, muchos de ellos caficultores. En segundo término, expresar mi voz de solidaridad con los mineros de Riosucio, Caldas, con nuestros paisanos allí. Señalar que esta tragedia minera, ministro, no sé cuántas van, es otra prueba del rotundo fracaso de la política minera. Porque a esos compatriotas que terminan adentrándose en los socavones y en condiciones terribles de trabajo, el gobierno nacional lo que ha hecho es perseguirlos y reprimirlos en vez de brindarles las soluciones a que tienen derecho. Será tema de otro debate.
No voy a repetir lo que ya mis colegas han dicho, tesis que en general comparto, sobre la situación del petróleo. Me limitaré a hacer unos breves comentarios, empezando por señalar algo que yo valoro mucho, y es que la crisis del petróleo y, en general, de la minería, la caída de los precios, evidencian una vez más el rotundo fracaso del modelo económico, no voy a dejar de repetirlo, el rotundo fracaso del neoliberalismo y del libre comercio como manera de poner a funcionar la economía colombiana. Empieza con César Gaviria en 1990 y en 1999 sobreviene un colapso brutal en el que el país pierde hasta la camisa. En el 2002 empieza una cierta recuperación con un crecimiento mediocre, porque hay que señalarlo, fue un crecimiento bien mediocre, y arranca en el 2015 otra crisis, vamos a ver hasta dónde llega, pero hay muchas razones para pensar que será larga y compleja y que podemos terminar en líos complicados. Algunos advertimos con tiempo que el libre comercio iba a acarrear crecimientos mediocres y colapsos sucesivos.
La lotería de los commodities
Pero lo más interesante de lo que está ocurriendo es que al fin se desnuda qué fue lo que pasó. La economía no creció en estos años por la confianza inversionista ni por el libre comercio ni por el Consenso de Washington, no. Lo resumió muy bien ANIF con una frase que deberíamos volver célebre: “Colombia se ganó la lotería de loscommodities”. Se dispararon los precios de los commodities a escala mundial, por razones que nada tienen que ver con las políticas del gobierno colombiano y entonces aquí asomó un cierto auge petrolero y un cierto auge minero. A lo anterior se le sumó otra lotería, la baja de las tasas de interés en los mercados globales, tampoco relacionada con las decisiones internas de Colombia.
Y ya está quedando claro, como han empezado a insinuarlo el propio Fondo Monetario Internacional y todos los analistas, que el gobierno de Colombia manejó la lotería que se ganó con los commodities de una manera perra, para usar un concepto muy bogotano. En términos de tasas de interés y de precios de commodities, fueron probablemente las mejores condiciones, no sé si de toda la historia, pero sí al menos de un período muy largo. Y sin embargo, aquí estamos otra vez con el tiempo perdido y en una situación más grave que antes, si se quiere, porque en este lapso perdimos casi todo el agro, y lo seguimos perdiendo, y las pérdidas industriales han sido bárbaras. Aquí un ministro me recitó un día la cartilla con la mayor frescura: “No, senador, quién ha dicho que hay que producir alimentos, si tenemos petróleo y carbón, y con eso vivimos de sobra”. Bueno, tal vez vivíamos, aunque de manera bastante mediocre. Pero esa condición cambió.
Abocamos un problema de balanza cambiaria bien grave, anterior incluso a la caída de los precios del petróleo, una prueba más de que el modelo económico ha fracasado. Padecemos unos niveles de endeudamiento relativamente altos, otro hecho que demuestra el fracaso rotundo del modelo, porque los gobiernos desperdiciaron el superciclo de los commodities.
La política petrolera fue la del FMI
¿Cuál fue la política petrolera que se aplicó en estos años, muy en la estructura del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial? Gabelas a las trasnacionales. Todo este modelo hace parte de la idea absurda de que los extranjeros son los que nos van a salvar, inversión extranjera que llega no sumándole al desarrollo de la economía nacional, sino destruyéndola. Porque finalmente aquí lo que se hace es reemplazar ahorro nacional por ahorro extranjero.
Qué pasó con el petróleo. Hubo un nuevo contrato petrolero. No tengo tiempo para detenerme en detalles, pero se les dieron a las trasnacionales todo tipo de gabelas, hasta las más insólitas, eliminando el contrato de asociación y retrocediendo al viejo contrato de concesión, de origen colonialista, que golpeó las regalías para la nación. Se les dieron gabelas tributarias, y aquí algunos miembros de esta Comisión interpusimos demandas ante el Consejo de Estado por estas aberraciones. Se les perdonaron los daños ambientales con cambios en la legislación para dar vía libre al maltrato al ambiente y a las comunidades.
Y se les permitió la tercerización laboral, un tema en el que quiero remachar. En pleno auge de los commodities, el maltrato a los trabajadores colombianos ha sido evidente. Voy a dar un solo dato, el de Ecopetrol. Hoy Ecopetrol cuenta con 44.393 tercerizados, el 83 por ciento del total, en condiciones laborales envilecidas. Tiene 9.170 trabajadores directos, solo el 17 por ciento. Es decir, hubo plata para muchas cosas menos para los trabajadores, a quienes Ecopetrol maltrató. Y ni qué decir de lo que ha ocurrido con Pacific Rubiales. No olvido la frase de un dirigente sindical, quien decía que Campo Rubiales, más que un campo petrolero, es un campo de concentración, como lo pudimos comprobar los integrantes de esta Comisión.
Qué le tocó del auge a Ecopetrol. Primero, los gobiernos lo sacaron de los mejores negocios, una política deliberada para quitarle a Ecopetrol las posibilidades y transferírselas a las trasnacionales. Segundo, ordeño excesivo e irresponsable, del orden del 80 por ciento de las utilidades, un despropósito mundial, y sin embargo lo hicieron. ¿Para qué? Para mermelada y clientelismo y politiquería, como bien lo denunció ahorita la senadora Maritza Martínez. Fue un debate que tuvimos con el ministro Echeverri en esos días y advertimos oportunamente que se iba a centralizar la plata. No olvido una referencia que hice cuando me preguntaron, bueno, y eso de no más proyectos chichigüeros, la palabra que usó el ministro Echeverri, ¿qué significa? Un proyecto chichigüero, dije yo, es como llaman los magnates a un proyecto muy importante de un pobre. Agregué: lo que se viene es que les van a quitar la plata a las regiones para centralizarla en manos del gobierno nacional. Le dieron vueltas como tres años, ya la están centralizando y seguramente, claro, van a acabar con los proyectos chichigüeros.
Y la tercer tragedia de Ecopetrol, un endeudamiento también irresponsable. Hay denuncias incluso de que se han pagado dividendos con deuda. Y las tasas de endeudamiento son ya bastante altas. Luego la situación de Ecopetrol para el inicio de las vacas flacas sin duda presenta sus complejidades.
Además, los resultados globales son bien mediocres. Todos estas decisiones disparatadas se supone que nos conducían a aumentar las reservas en proporciones importantes y a incrementar la explotación. Y qué pasó. Primero, que la producción no creció fundamentalmente en nuevos campos, sino en los viejos, lo que no reviste ningún misterio, porque si yo cuento con unas reservas probadas y un precio de cien dólares, pues hasta el más menso saca petróleo de allí. No es prueba de ninguna habilidad petrolera particular. En segundo término, quedó demostrada la insuficiente exploración, como se lo hice ver aquí al ministro González en el debate que hicimos en septiembre. Las trasnacionales no le cumplieron al país ni en inversiones ni en exploración, a pesar de todas las gabelas. Los bloques esos que sacaron fracasaron en términos relativos, porque no cumplieron las expectativas. Es como el resumen de dónde y cómo estamos.
La joya de la corona se llama Ecopetrol
Desde hace muchos años se repite como una genialidad que las crisis son una oportunidad. Yo sí quisiera que la crisis sirviera para cambiar a quienes nos gobiernan, porque han fracasado, y para cambiar el modelo económico de manera rotunda y e instaurar otro distinto, aunque sin acabar con la propiedad privada. Aprovecho para contarles que el IV Congreso del Polo acaba de ratificar que defendemos la intervención del Estado en la economía, pero no somos partidarios de estatizar la economía ni de acabar con la propiedad privada. Digamos que así nacimos, pero lo ratificamos este fin de semana. En qué consiste entonces la oportunidad. Para mí en que cambiemos profundamente a Colombia, porque han fracasado quienes la han gobernado, diría que desde hace más de un siglo, pero particularmente en los últimos 25 años.
Y en qué oportunidad están pensando los otros, particularmente Wall Street, la Bolsa minera de Toronto, las trasnacionales, los socios menores de esas trasnacionales en Colombia? ¿Qué piensan ustedes? ¿Cuál es la súper recontra joya de la corona? Se llama Ecopetrol. Ahí acaba de publicar Semana el listado de las principales empresas de Colombia, y sepan que de primera está Ecopetrol y la que le sigue está a años luz de distancia.
Para los grandes poderes globales, para el Banco Mundial, para el Fondo Monetario Internacional, para el Banco Interamericano de Desarrollo, para los jefes de Wall Street, para todas las trasnacionales, la oportunidad radica en cómo quedarse con Ecopetrol. Lo han venido trabajando desde hace décadas, como todos sabemos. La creación de la ANH obedece al rumbo trazado desde hace 25 años de privatizar el negocio petrolero. Partir la empresa en varias también le prepara el terreno a la privatización y asimismo haber vendido a los particulares un buen porcentaje de las acciones.
Luego esos grandes poderes están hoy dedicados a ver cómo aumentan la participación de las trasnacionales en la economía petrolera y cómo despresan a Ecopetrol. Serían unos idiotas si no fuera así. Usted es un banquero de Wall Street y dispone de una suma casi ilimitada de dólares y no sabe qué hacer con ellos. Empieza a otear negocios en el mundo y le aparece Ecopetrol, una empresa enorme que produce 700 mil barriles de petróleo al día, una plata inmensa por bajitos que estén los precios, con más de 6 mil kilómetros de redes de oleoductos y dos refinerías, una a punto de estrenarse, con un Know How reconocido, ¿y me va decir usted que no tiene los ojos puestos sobre Ecopetrol? ¿Y no estará salivando en Colombia como los perros de Pavlov más de un comisionista e intermediario para que el negocio se concrete cuanto antes? Me excusan la franqueza, pero alguien tiene que hacer esta especie de trabajo aburridor de decir ciertas cosas que se suponen de mal gusto.
Aquí no estamos solo en un debate ideológico, conceptual, de las ventajas comparativas y no sé qué más cuentos. No, esto son negocios de carne y hueso. Cosas que son palpables y que están ahí. Y las trasnacionales petroleras van a aprovechar la crisis para ver cómo mejoran los negocios. Imagínense si no va a ser una oportunidad inmejorable para exigir que les bajen los impuestos y las regalías que le pagan ellas a la nación colombiana. Y si no va a ser una oportunidad inmejorable para echar a los trabajadores y bajarles los sueldos. ¿No? Me excusan la manera directa en lo que estoy diciendo, pero eso es en lo que están, y es parte del debate. Y lo que está pasando con Isagen es lo mismo. El gobierno se apresta a feriar a la barata la gallina de los huevos de oro. Una vez es con un pretexto y otra vez es con otro. Pero todas las privatizaciones presentan una característica, las venden por buenas y no por malas.
El Plan Nacional de Desarrollo mantiene el modelo extractivista
Lo que está sucediendo hoy en Colombia es de una gravedad inaudita. El Plan Nacional de Desarrollo de Santos II, fiel copia del Plan de Santos I, cambia unos artículos por otros, pero al final lo que hay es la idea de mantener el modelo minero, extractivista, que incluye la destrucción del agro y de la industria, porque no es una minería que llegue a sumarle al agro y a la industria, cosa que no tendría ningún inconveniente, ni es una minería que cuida el medio ambiente. No me opongo a la existencia de la minería ni a la explotación petrolera, y en el Polo decimos: minería, sí, pero no así. El punto es que el Plan mantiene el modelo extractivista, como lo llaman los especialistas. Y resulta que cambiaron las cosas. Ya no estamos en el auge de loscommodities, y todos los estudios admiten que no va a existir otro a largo plazo, si es que alguna vez vuelve. Y el presidente Santos y sus amigos mantienen el mismo modelo económico, pero empeorado. Porque cómo van a hacer ellos para que en la época de vacas flacas sigan siendo iguales las ganancias a la de las vacas gordas.
Ya nos anuncian que van a renegociar los contratos. ¿En qué dirección? Ya lo dijo estos días en una entrevista el director de la ANH: “Queremos volvernos atractivos para nuevos inversionistas”. Atractivos significa menos regalías y menos impuestos. Continúa: “Buscar la flexibilidad para hacer más atractiva la inversión extranjera”, “que sea viable económicamente con el ajuste al porcentaje de participación”, “implican un ajuste del porcentaje de participación de los contratos ya suscritos”, “hemos hablado con los Ministerios de Hacienda y Minas para establecer incentivos en impuestos, la creación de zonas francas”, “con el Ministerio de Hacienda para establecer una regalía escalonada”. Fracking a la lata, eso es lo que viene. Y más gabelas para las trasnacionales.
Qué más viene. ¿Cómo más mejorar la rentabilidad de un negocio? Permitiendo daños ambientales. Es que cuidar el medio ambiente vale plata. Por eso es que en el PND se profundiza en la idea de las licencias exprés. Que no sean las trasnacionales sino la nación la que asuma las pérdidas ambientales, o los vecinos o quien sea.
Y viene, inexorable también, más envilecimiento de las ya deterioradas condiciones laborales. La globalización no es Apple, Microsoft, la electrónica, la ciencia, como dicen algunos. No. La globalización es primero que todo hambre, esclavitud laboral y bajos salarios. Sin los salarios de Bangladesh, Malasia, China, el África subsahariana, no hay globalización. Es la triste realidad de esta historia. Es el mundo en el que estamos.
¿Qué va a suceder con Ecopetrol?
Como ya lo expresé públicamente, no estuve de acuerdo con el nombramiento del doctor Juan Carlos Echeverri como presidente de Ecopetrol. Lo dije antes en los medios de comunicación sin estar él y lo menos es que lo repita estando aquí, es una cosa elemental de responsabilidad. Y pienso que no le va a ir bien a Ecopetrol, porque en este mapa que estoy pintando los estropicios que causará el doctor Echeverri van a ser miedosos. Primero, porque él es un convencido total del dogma del neoliberalismo y el libre comercio, lleva 20 años dándonos pruebas. Segundo, y también me toca decirlo, el doctor Echeverri, además de haber sido profesor en la Universidad de los Andes, tiene fuertes vínculos económicos con poderosas empresas y trasnacionales en Colombia y en el exterior. Envié la hoja de vida que él ha publicado para que fuera conocida por los colombianos. Y en estas circunstancias, me parece absolutamente inaceptable el nombramiento del doctor Echeverri en ese cargo, lo digo con toda franqueza y tranquilidad.
Todo lo dicho hasta aquí sobre lo que va a pasar con Ecopetrol es lo que alcanzamos a ver, porque todavía no podemos vislumbrarlo con detalle. Según entiendo, están esperando un estudio de una empresa extranjera para saber qué se va hacer con Ecopetrol, luego otro día tendremos que hacer un debate más de fondo. Pero ya hay cosas que saltan a la vista y que nos preocupan mucho. Uno, aun cuando siguen diciéndonos que a Campo Rubiales lo va a operar Ecopetrol, estamos a la espera, pues cada vez que el ministro González nos menciona el famoso Conpes ese, yo me preocupo más, porque ese Conpes, es bueno que ustedes lo sepan, fue el que dio base al gobierno para dejarle a la Texas el negocio de Chuchupa, todo el gas de La Guajira, y dejarles también Caño Limón a las trasnacionales. Es que aquí los negocios se los dejan a las trasnacionales con todos los oropeles, con estudios muy “científicos” que terminan sin excepción entregando el interés nacional, y no crean ustedes que fundamentar la subasta del país sea cosa de simples aficionados. Cada vez que en el caso de Rubiales me mencionan el tal Conpes ese, yo vuelvo y me preocupo, porque puede que no sea para Pacific, ya que sí sería el colmo del descaro, pero sí que se consigan otra empresa con reputación menos deteriorada, digamos, para dejarle un negocio que a nuestro juicio debería asumir por completo Ecopetrol.
Ha dicho también el presidente de Ecopetrol, y esto me preocupa, que como una expresión de la crisis hay que recortar a rajatabla el 30 por ciento de todos los contratos de Ecopetrol. Suena, digamos, con cierta lógica, pero yo sí quisiera mirar qué quiere decir 30 por ciento. ¿Qué va a pasar con las condiciones laborales de esos miles de trabajadores cuando les llegue desde arriba a los contratistas la orden de que hay que recortar los costos en 30 por ciento? ¿Y qué va pasar con los pequeños y medianos empresarios, contratistas de Ecopetrol en Barranca y en otros sitios? ¿Y qué grado de estrangulamiento van a tener las actividades económicas? Entonces ahí me queda una preocupación bastante grande que planteo con toda franqueza.
En la oficina hicimos esfuerzos por rastrear todo lo que ha dicho el nuevo presidente. Entendemos que ha señalado también que Ecopetrol debe desinvertir en lo que él llama los campos menores de Ecopetrol. Ojo con esto, los campos menores producen 145 mil barriles diarios, de 725 mil en total, luego no son tan menores. Lo que entiendo es que los van a tercerizar, usemos esa palabra, entregándolos a privados. De entrada aparece una discusión. Si los van a coger privados, debe de ser porque son buenos negocios. El hecho de que sean pequeños no determina la inversión del capital. Hay capitales para todo tipo de operaciones, negocios e inversiones. Habrá que mirarlo con detenimiento. En principio no me suena que Ecopetrol deje de producir 145 mil barriles diarios para entregárselos a unos particulares. Por qué. Si no son buen negocio, a la fija los privados no los cogen y si son buenos, por qué razón los va a ceder Ecopetrol. Aquí nos pasa lo mismo que con Isagen. Viene aquí el ministro Cárdenas a intentar convencernos de que esa empresa es un encarte y resulta que están volando detrás de ella todos los grandes inversionistas del mundo.
El anuncio guarda además otra implicación que no deja de ser curiosa y puede dar la clave. Esos campos están siendo operados en parte con trabajadores directos de Ecopetrol y es obvio que si se privatizan, sus trabajadores serán despedidos. Entonces es probable que mejoren el negocio por la vía de maltratar a los trabajadores, y yo sigo pensando que un país de economía de mercado no puede salir adelante si se empecina en envilecer las condiciones laborales.
Y está planteada una propuesta sobre Cenit, la empresa de Ecopetrol, que puede ser la que produzca más debate. Como ustedes saben, parte del proceso privatizador consistió en partir a Ecopetrol en pedazos. Son recomendaciones viejas del Banco Mundial. Cuando el Estado cuenta con propiedades muy grandes, lo mejor es desmenuzarlas, porque así, por pedazos, son más fáciles de privatizar. Por eso yo he afirmado que el gobierno venía preparándolo todo desde hace rato, como a la espera de la crisis. Pues resulta que Cenit, la empresa de Ecopetrol, maneja más de 6.500 kilómetros de oleoductos y ha dicho el doctor Echeverri, Cenit es transporte, “transporte que ya hemos avanzado y que es muy rentable”. Sin duda que es muy rentable si es un monopolio completo. ¿Cuántos oleoductos más hay por dónde mover los líquidos en Colombia? Y entonces nos están diciendo que hay que buscar un socio estratégico o su eventual salida a la bolsa de valores, frases refinadas para hablar de privatización, de empezar a salir de más lomo e irse quedando con más hueso.
En conclusión, llamo a los colombianos y a los trabajadores de Ecopetrol y a los trabajadores del petróleo y a todos los patriotas a poner los ojos sobre Ecopetrol. Es verdad que la empresa afronta dificultades, pero eso no le quita todo lo que ella significa para el país. Y repito: estén seguros de que a escala global hay poderosísimos capitales aguardando a ver cómo se quedan con toda la empresa o con casi toda. No con los huesos, sino con la parte más rentable. Llamo a los colombianos a no dejarnos enredar con el cuento de que aquí la salvación son las trasnacionales. Es ideología barata. Usted en ciertas circunstancias puede hacer un excelente negocio con unos inversionistas extranjeros, nadie lo niega. Pero es que aquí los gobiernos volvieron la idea como una especie de catecismo, de religión, cuando todo en el fondo se reduce a trucos de ciertos inversionistas y de ciertos personajes para cuadrar sus negocios, que no necesariamente son iguales a los del interés nacional. No me preocupa que haya negocios, lo que pasa es que hay unos que son contrarios al interés nacional. Se supone que debemos privilegiar el interés nacional y cuando hay un negocio que le hace daño al progreso del país, no debe hacerse. De la misma manera que cuando hay un negocio que le sirve al progreso del país, sería necio descartarlo.
Pero estas decisiones deben ser tomadas siempre por nosotros y no por los gringos del Banco Mundial ni del Banco Interamericano de Desarrollo ni por las grandes trasnacionales ni por los banqueros del mundo, que andan al acecho viendo cómo esquilman a los países que se dejen. Porque esa es la triste realidad. Llevamos un siglo en Colombia haciendo lo que los gringos dicen, lo que dicen que hagamos, no lo que ellos hacen, ellos hacen otras cosas. Y miren cómo estamos. Mi invitación a los colombianos es que ojo a esto y no nos sorprendamos si tenemos que preparar grandes movilizaciones en defensa de Ecopetrol y del patrimonio nacional.