Senador
Jorge Enrique Robledo
Bogotá, 8 de octubre de 2008.
El Polo Democrático Alternativo ha respaldado sin ninguna vacilación los paros que adelantan los corteros de la caña de azúcar y los trabajadores de la rama judicial. Y lo hemos hecho en cumplimiento del deber de respetar el Ideario de Unidad, es decir, el programa que aprobamos por unanimidad y que permitió la unidad de la izquierda democrática colombiana. Con orgullo decimos que somos amigos de la causa de los trabajadores, de los sindicatos y de los sindicalistas y que defendemos, entre otros, sus derechos a organizarse, a suscribir contratos colectivos y a irse a la huelga para defender sus intereses. Creemos, además, que no puede hablarse de democracia auténtica si estos derechos no se respetan a plenitud.
En consecuencia y por ejemplo, repudiamos las cooperativas de trabajo asociado, engendros que con el pretexto de ser “propositivos” les arrebatan a los trabajadores sus derechos democráticos y les imponen condiciones laborales miserables.
La oposición del Polo al TLC y en general al “libre comercio” tiene como explicación última que esas políticas someten a Colombia a la dominación de Washington y de las trasnacionales, con el objetivo principal de desemplear y hambrear más al pueblo. Entre sus innumerables defectos, el peor de Álvaro Uribe es que no representa el interés nacional.
De ahí que haya que repudiar tanto las presiones de la cúpula uribista para que el Polo renuncie a sus concepciones programáticas y se mueva hacia la derecha, y más cuando la gravísima crisis económica de Estados Unidos y del mundo vuelve a demostrar que el neoliberalismo es incapaz de resolver los problemas de la humanidad.
Vamos al II Congreso del Polo Democrático con tres banderas principales: por un Partido férreamente unido, en el que coexistan las más diversas tendencias; por un Polo de izquierda democrática, que con su práctica confirme sus convicciones, las cuales pueden sintetizarse en defender la soberanía, el trabajo, la producción y la democracia auténtica, incluido el rechazo a la lucha armada; y porque se reconozcan los grandes aportes que Carlos Gaviria le ha hecho y le hará al fortalecimiento de la fuerza que se requiere para encabezar la gran unidad que empezará la profunda transformación de Colombia.