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El gobierno usurpa el nombre del cooperativismo para montar un régimen de negreros

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Audiencia Pública sobre el proyecto 133 (Ley Urrutia-Lizarralde) 20 de noviembre 2014.

Intervención del senador Jorge Enrique Robledo en el debate sobre las cooperativas de trabajo asociado, plenaria del Senado, 17 de junio de 2008.

Quien haya escuchado al señor ministro de la “desprotección social” pensará que hay una coincidencia muy grande entre los intereses del cooperativismo y el punto de vista del gobierno en este proyecto. No puedo compartir ese enfoque, porque todos sabemos que las famosas cooperativas de trabajo asociado se han tomado el nombre democrático y respetable del cooperativismo para proceder contra el espíritu del cooperativismo.

Señor ministro, no intente revolverle el altruismo propio del cooperativismo a esta especie de régimen de negreros, recordando a los que raptaban esclavos negros del África para traerlos a trabajar a las colonias. Tampoco puedo aceptar que se insinúe que el uribismo obra preocupado por la suerte de los trabajadores colombianos, los obreros, los asalariados, porque la única forma de arreglar estas cooperativas es eliminarlas, acabarlas. Porque se las inventaron para golpear de manera deliberada a los trabajadores. Es un hecho demostrable.

Aquí hay otro debate de mucho fondo sobre la democracia. No puede haber democracia en Colombia ni en el mundo, senadores y colombianos, mientras no se respete el sindicalismo. Y no se respeta el sindicalismo allí donde los trabajadores no se pueden asociar en sindicatos, porque no los dejan las cooperativas. No existe democracia donde no haya contratación colectiva. Luego no vengan a decirnos que unos instrumentos constituidos para atropellar el espíritu de la Constitución Política en lo relacionado con el derecho de contratación colectiva y de organización les sirve a los trabajadores. Seamos serios. Señor ministro, asuman las responsabilidades. A quienes les parezca un crimen que los trabajadores creen organizaciones y sindicatos y ejerzan la contratación colectiva, díganlo de frente. Pero, senador José Darío Salazar, no nos vengan a embellecer unos instrumentos armados para atropellar el espíritu de la Constitución y de la democracia persiguiendo al sindicalismo colombiano. Se puede demostrar hasta la saciedad que la razón de ser de esas cooperativas no es otra que bajar el precio de la mano de obra.

Y en este sentido, senador Salazar, tengo que lamentar que usted afirme que los corteros del Valle del Cauca están bien pagos. No es cierto. Allí también los ingenios azucareros constituyeron cooperativas de trabajo asociado para escamotearles a los trabajadores los derechos labores e impedir que ganen lo que deberían si contaran con organizaciones sindicales.

Estuve en Pradera, Valle del Cauca, y permítame, señora presidenta, hacer al respecto un comentario como derecho de réplica. Resulta que la audiencia en el municipio de Pradera para tratar el caso de los corteros y colonos la pedimos el senador Alexander López y el senador Robledo, del Polo Democrático. Y entre otras cosas, les quiero recordar a los congresistas del Valle del Cauca que vivimos en una república unitaria y que no son los vallecaucanos los únicos que pueden hablar sobre los asuntos del Valle del Cauca. No. El senador Jorge Enrique Robledo saca votos en el Valle del Cauca y tiene también derecho a opinar. Y convocamos, con el senador Alexander López, una Audiencia Pública para mirar el problema el alcohol carburante, de las relaciones laborales, de la suerte de los colonos, esos empresarios a quienes no les están pagando lo justo por su caña.

Y la señora presidenta, en todo su derecho, decidió ampliar la Audiencia incluyendo a congresistas del Valle y del Cauca, decisión que el senador López y yo compartimos. Me parecía muy bueno que otros senadores asistieran a la Audiencia, entre ellos, la senadora Dilian Francisca Toro. Eso estaba muy bien. En el desarrollo de los acontecimientos, a ese grupo de senadores le pareció que no iba a ser buena para ellos la Audiencia. No les gustó, y estaban también en su derecho al resolver que no asistían. Pero quiero que alguien me explique por qué esos senadores, en vez de enviarle una simple carta a la presidenta diciéndole, señora presidenta, no queremos ir a la Audiencia porque no nos parece que esté bien convocada, se metieron a sabotearla y nos la levantan aquí en la plenaria. Pido respeto a la democracia y respeto a las posibilidades que tenemos los congresistas de hacer nuestro trabajo. Les repito, y se lo digo con toda cordialidad a esos senadores, por qué nos sabotearon el trabajo al senador Alexander López y a mí. Ustedes no estaban obligados a ir, pero tampoco tenían el derecho de sabotearnos la convocatoria. No solo nos la sabotearon, sino que se dedicaron a repartir hojas en el Valle del Cauca informando que la Audiencia se había aplazado, un recurso truculento para impedir que los trabajadores asistieran. Y se dedicaron además a regar especies. Me parece muy grave, senador Salazar, que usted haya afirmado que la Audiencia era una especie de acto criminal que el senador López y yo estábamos agenciando de no sé qué manera. No, senador Salazar. Era un acto absolutamente democrático, tranquilo, argumentado, razonado. Y si ustedes no hablaron, no fue porque no pudieran hacerlo, sino porque no quisieron ir. Si hubieran ido, habrían hablado como cualquiera otro de los oradores que intervinimos. La verdad es esta que estoy explicando: a unos senadores les pareció que el trabajo de los senadores López y Robledo no era bueno, y en vez de respetárnoslo, nos lo sabotearon.

Finalmente, lo que hay que hacer con las cooperativas de trabajo asociado es liquidarlas, como la única forma de defender los derechos de los trabajadores. Es el punto de vista del Polo Democrático Alternativo. Está planteado en el Ideario de Unidad: organización sindical, contratación colectiva directa, derecho de huelga y todos los derechos de los trabajadores. E insisto, no hay democracia en un país donde estos derechos no se respeten y garanticen.