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En la privatización de Ecopetrol fue defraudado el patrimonio público. En Colombia, una de las gasolinas más caras del mundo

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Intervención del senador Jorge Enrique Robledo en el debate sobre el proyecto de diesel para Bogotá, Comisión Quinta del Senado, 6 de mayo de 2008

Mientras que el gobierno les baja los impuestos a monopolios y trasnacionales, los colombianos del común están dejando de comer para pagar una gasolina cuyos precios son de los más altos del mundo. Cuando una persona tanquea un vehículo, el 40% de lo que paga en gasolina son impuestos. Las acciones de Ecopetrol están ya empezando a concentrarse en pocas manos. La privatización fue un negocio calculado para defraudar el patrimonio público.

Antes de referirme específicamente al tema de la calidad del diesel que se consume en el país, creo, al igual que mis colegas, que vale la pena referirme a asuntos de gran interés para la Comisión y para los colombianos. El primero, reclamar nuevamente por el altísimo precio de la gasolina en Colombia. Es inaudito lo que está pasando. ¡En Colombia la gasolina vale cerca de 30 centavos de dólar más el galón que en Estados Unidos! Una desproporción, porque Estados Unidos tiene un ingreso per cápita quince o veinte veces más grande que el nuestro. Los colombianos están dejando de comer y de vestirse y de curarse para pagar una gasolina cuyos precios son de los más altos del mundo. Y la explicación de por qué ocurre ese hecho monstruoso es todavía peor que el hecho en sí. Primero, porque nos están clavando precios internacionales, aun cuando los costos internos de Colombia no sean los mismos. Lo que quiero en este momento enfatizar es que hay unos impuestos descomunalmente altos contra la gasolina y contra el ACPM y en la medida en que suben los precios internacionales de los combustibles se van convirtiendo en unos impuestos confiscatorios. En el caso de la gasolina se acercan al 40% y que en el del ACPM, al 30%. Cuando una persona tanquea un vehículo, el 40% de lo que paga en gasolina y el 30% de lo que paga en ACPM son impuestos, sobre unos precios exageradísimos que tienen los combustibles a escala mundial y nacional, que no debieran tenerlos, pero esa es la realidad.

Cuando se hace este reclamo, porque aquí lo hemos discutido en otras ocasiones con los ministros, le salen a uno con el cuento de que son los ricos los que consumen la gasolina y el ACPM y que esos son impuestos para los ricos. ¡Paja! El grueso de la gasolina que se consume en Colombia la pagan los más pobres, en el transporte público urbano o intermunicipal. Son un poco de pobres los que andan movilizándose en busetas, en taxis, en microbuses, en buses, o afectados por el transporte de carga, cuyo costo recae al final también sobre los pobres, porque el grueso de las mercancías que se movilizan por carretera son de una u otra manera de consumo popular. No es cierto entonces el cuento de que los impuestos a los combustibles son para los ricos, para no mencionar el otro cuento de que cada colombiano que anda por ahí en un pichirilo o un campero o un carro viejo se nos volvió un oligarca. Pero ni siquiera si se ponen en una balanza los carros privados o de uso particular contra los carros de servicio público cabe aseverar que son impuestos que pagan los ricos. No. Es al revés, los están pagando los pobres. Son impuestos de naturaleza indirecta, profundamente retardatarios, que en parte explican, senador Hugo Serrano, su reclamo de hace un rato, de por qué el gobierno les baja los impuestos a los monopolios y a las trasnacionales, particularmente a los del negocio del petróleo y los combustibles. Cuanto más ganan ellos y mejor es el negocio, menos gravámenes les cobran. Pero esos dineros alguien los tiene que pagar, y entonces caen sobre los pobres de Colombia. Ahora, políticamente, el truco es perfecto, porque al ama de casa a la que le tiran un mendrugo en la Red de Solidaridad Social o la apuntan en Familias en Acción o en viejitos no sé qué, piensa agradecida que es el doctor Álvaro Uribe Vélez quien cariñosamente le está regalando esa plata, porque, claro, ella no se da cuenta de en qué momento le cobran el impuesto a los combustibles. Cuando se monta en el bus o en la buseta, esa señora no sabe que le están clavando hasta el alma un impuesto oneroso, confiscatorio, retardatario por donde uno lo mire. Pero la señora sí le sabe el nombre al manzanillo que en el barrio y en la campaña electoral le da un carné del Sisben o le otorga un subsidio de Familias en Acción.

Esto hay que decirlo con todas las letras. Es escandaloso. Cómo así que petróleo a 120 dólares el barril e impuestos de 40% a la gasolina. Inaudito que cuando ese impuesto lo pusieron de 40%, porcentaje ya de por sí muy gravoso, estábamos hablando de barril a 10 ó a 15 ó a 20 dólares. Y en cambio bajaron los impuestos de renta a los monopolios. A las trasnacionales que operan en Colombia les quitaron el impuesto de remesas, un 7% que tenían que pagar cuando exportaban las utilidades. Es lo que yo llamo, y el doctor Arias se molesta, un régimen plutocrático, que quiere decir en beneficio de monopolios y trasnacionales y en perjuicio de los más pobres.

La defraudación de ECOPETROL al desnudo

La acción de Ecopetrol que se compró a 1.400 pesos está hoy a 2.660, una ganancia como de traqueto, hay que decirlo así. Cuántos negocios lícitos en Colombia le doblan a uno la inversión en seis meses, sin mover un dedo, como príncipes. Bueno, puede que no de traqueto muy grande, pero sí de traqueto. Y cómo se explica ese aumento. ¿Por las genialidades de la privatización? ¿Por qué el doctor Gutiérrez es un genio y cogió unas acciones que no valían nada y por su operación las volvió importantísimas? ¿O sería porque encontraron un gran yacimiento, senador Serrano? Y usted, haciéndose el inocente, se preguntaba el otro día, senador Serrano, ¿por qué le hacen tanta bulla a los 10 mil barrilcitos de petróleo que encontraron por ahí? Pues para tapar esto que denuncio, para que haya colombianos que piensen que las acciones doblaron su precio por las genialidades de la operación de Ecopetrol. ¿O nos van a decir ustedes que la acción se valorizó por ese negocio malo de la compra de Propilco? Un negocio que habrá que mirar aquí, un negocio pésimo, que no había que hacer. ¿No dizque la plata de la privatización de la empresa era para explorar hidrocarburos, para buscar petróleo? Eso fue lo que nos dijeron ustedes cuando privatizaron la empresa, que era que había que explorar y entonces fueron y compraron un burro amarrado en alguna ciudad de la Costa, con el que probablemente estaba encartado algún gran inversionista.

El punto es: cómo se explica esta valorización de unas acciones que ya se están concentrando en pocas manos, según lo informan las noticias en la prensa. Salió al final del año pasado, hay tres o cuatro ricachos quedándose con ellas. Para diciembre, algunos inversionistas habían comprado 40 mil millones de pesos y también nos dijo ya la prensa que viene el capital extranjero sobre ellas. Es un debate que tendremos que hacer con detenimiento.

El hecho de fondo es que se cumplió lo que algunos advertimos y es que estaban vendiendo a menos precio la empresa del Estado. Quedó vendida hace seis meses a la mitad de lo que esta valiendo hoy, en números redondos. ¡Defraudaron el patrimonio nacional! En otro país del mundo ya estaría la Fiscalía sobre ustedes, señor presidente de Ecopetrol, y con todo. No me van a meter el cuento de que una acción se valoriza en 90% en seis meses y sin que pase nada. Me replicarán que porque subieron los precios del petróleo, pero es que aquí advertimos que los estaban valorando por debajo de lo que decían los especialistas. El senador Hugo Serrano, la persona que más sabe en Colombia de petróleo, incluidos todos los ministros, se lo dijo a ustedes en todos los tonos y además les hizo las cuentas. Probó cómo depreciaron los poliductos y todo lo demás. Advertimos que era un negocio calculado para defraudar el interés público, consiguiéndose trescientos o cuatrocientos mil ganchociegos, como se dice en el lenguaje del hampa, gente honrada, buenas personas, no tengo nada contra esos colombianos que compraron las acciones, pero los asocian para que protejan la medida que persigue defraudar el patrimonio público. Son medio millón de colombianos defendiendo ideológica y políticamente esa decisión, porque los asociaron en la defraudación, seguramente sin saberlo, por lo menos a casi todos. Ahí unos sí sabían, porque aquí tampoco son inocentes todos. Quiero dejar constancia expresa de que los hechos nos concedieron la razón. Seis meses después los hechos nos dieron la razón a quienes denunciamos que iban a privatizar a Ecopetrol a menos precio, minusvalorada, para causarle un enriquecimiento ilícito a una gente, así la operación sea legalmente impecable.

Volveremos sobre el tema con más despacio otro día, pero cuente, señor presidente de Ecopetrol, con que será tema de conversación cada vez que usted pase por aquí, porque alguien tiene que decir que el rey anda desnudo. Aquí no nos van a seguir con el cuento de que el doctor Uribe es el Mesías y de que es omnisciente, pulquérrimo y perfecto. No. Aquí hay unos que vamos a cumplir con la ingrata tarea de decir quién anda desnudo en Colombia, y en este negocio andan desnudos y lo vamos a decir así se molesten, porque es el patrimonio público de los colombianos el que se defrauda. Y el que se le haya vendido a unos cuántos no autoriza a defraudar el patrimonio público, porque aquí seguramente me van a decir ahora que es que lo compraron muchos colombianos. No. No puede uno defraudar el patrimonio público sin que pase nada, así sea para darles ganancias a muchos.

Sobre lo que dice el senador Serrano, es evidente que las acciones se están revendiendo y recomprando y en ese sentido sería interesante mirar cuántos son los accionistas que quedan. Eso también lo advertimos oportunamente, porque aquí no estamos inventando nada. Y no me extrañaría que la ganancia grande la estén haciendo esos intermediarios mayores que están desplumando a los otros. Serán cosas que habrá que mirar con detenimiento. Pero al final queda algo en claro. Las acciones que compraron gentes del común van a quedar concentradas en manos de unos cuantos tiburones del capital financiero. Es la lógica del funcionamiento del mercado y más en un país como Colombia.

Mejorar la calidad del diesel de manera gradual

Comentemos el proyecto que se discute muy brevemente. Estoy de acuerdo con que se mejore la calidad del diesel. Es evidente que si el diesel es de mala calidad, se afecta la salud de los colombianos. Solo hago votos porque está vez sí sea en serio, porque estoy oyendo hablar de que se va a arreglar la calidad del ACPM hace no sé cuántos años. Creo que a este paso, cuando lo terminen arreglando, ya no se va a usar ni diesel. Pero hagamos votos porque esta vez sí sea en serio y no solo para producir titulares de prensa.

Me parece sensato lo que detalló el senador Serrano en el sentido de que esa política, costosa de establecer, se haga de una manera gradual, sensata, bregando además a que se cumpla. Gravosa, porque vale un montón de plata adecuar las refinerías y porque al consumidor se le termina cargando además buena parte de los costos. Siempre alguien paga el almuerzo.

Con respecto a las diferencias que hay en las dos ponencias, siendo muy semejantes, diría que a mí no me impresiona que un sitio del país se beneficie de la medida antes que otros. Son cosas del sentido común. No es lo mismo el problema de polución en una ciudad mayor que en una menor. No es lo mismo el grado de contaminación en una ciudad de millones de habitantes que una de cien mil, ni en una ciudad industrial que en una que no lo es. Esto de graduar la medida de acuerdo con las realidades me parece sensato, así uno pueda sentir que la ciudad donde uno tiene más afectos puestos no resulte beneficiada desde el primer día. Eso estamos en condiciones de explicarlo.

A mi no me impresiona que el proyecto escalone la aplicación, porque es fácil ponerse de acuerdo en que aplicar desde el primer día y ciento por ciento en todo el territorio nacional una operación de ese tamaño es bien complejo y costoso. Creo que nosotros estamos en capacidad de explicar por qué se puede escalonar la aplicación del proyecto. Supongo que las Cortes también puedan entenderlo.

Me gusta la idea de que las multas sean en serio, del orden de las que está planteando el senador Serrano, entre 25 y 50 mil millones. ¿La ley es para cumplir o no es para cumplir? Porque este país está lleno de providencias que al final no resuelven nada porque no se aplican por una u otra razón. Si esta va en serio, si Ecopetrol está comprometida, si el Ministerio de Minas esta comprometido, entonces que las multas sean también en serio para asegurarnos de que se va a cumplir. O que nos digan que el proyecto no se aprueba porque es muy costoso o por lo que sea y todos sabremos a que atenernos.

Las diferencias que hay entre las dos ponencias no son muy grandes y se pueden conciliar. No sé si valdría la pena pensar en la posibilidad de tomarnos unos días más y que ustedes hicieran el esfuerzo por traernos un proyecto básicamente unificado o con las diferencias reducidas a prácticamente nada, para que avancemos con mayor celeridad en la aprobación. Ahora, si esto no es posible, habrá que tramitarlo de otra manera.

Interpelación del senador Serrano:

Si usted me lo permite, señor presidente, en el Acta del 11 de septiembre del año pasado yo digo, perdone que me refiera a mi, “le hago un reto, doy la apuesta que ustedes quieran, honorables senadores, que en la próxima ronda la acción va a valer por lo menos 50% más y en la tercera ronda, cuando no seamos capaces de vender los once billones de pesos, valdrá muchísisimo más”. Esto fue lo que dijimos siete meses antes de que se vendieran las acciones. ¡Aquí está esto para la historia! Gracias.

Senador Robledo:

Nos quedamos bien cortos, senador Serrano. La defraudación fue bastante peor de que lo que nosotros alcanzamos a prever en ese momento.