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Puesto de honor para maestros y maestras en los cambios que Colombia iniciará en 2018

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Intervención de Jorge Enrique Robledo, candidato presidencial de POLO Democrático Alternativo, en la XX Asamblea General Federal de FECODE, Medellin, 25 de octubre de 2017.

El paro del magisterio le dio al país un gran ejemplo de dignidad. La educación ha de ser universal, de calidad, gratuita y pública. No puede haber grandes avances si se privatiza la educación y se irrespeta a los maestros, a Fecode y a sus sindicatos filiales. La gran batalla del año entrante: continuismo o cambio. Para empezar a transformar a Colombia hay que derrotar a quienes desde siempre nos han malgobernado. Por una amplísima convergencia nacional.
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Empiezo por darles un saludo muy cariñoso a todos ustedes, compañeras educadoras y compañeros educadores. Y a toda la mesa directiva, por supuesto un saludo muy especial.

En primer término, mi respetado Carlos Rivas, presidente de Fecode, quiero en su nombre transmitirle a todo el Comité Ejecutivo Nacional de Fecode, a las direcciones departamentales de los distintos sindicatos de educadores, a todas y a todos ustedes, compañeras y compañeros, mi reconocimiento, y creo que el de todos los demócratas, por el paro de mayo y junio con el que ustedes le dieron ejemplo de dignidad y de patriotismo a este país.

Me alegra además que después de esa soberbia batalla democrática, que dio ejemplo de dignidad y patriotismo contra un gobierno retardatario que ha gobernado fundamentalmente en contra del progreso de la educación, Fecode hubiera salido como salió, férreamente unida, para seguir adelantando las batallas que se nos avecinan.

En segundo término, un comentario breve de por qué me agrada tanto estar aquí. Me siento un poco como en casa, con la venia de ustedes, por supuesto. Y me siento como en casa porque fui durante 26 años profesor de tiempo completo en la Universidad Nacional de Colombia, en la sede de Manizales, profesor de verdad, de tiempo completo, echador de tiza. Y además fui un profesor juicioso, tengo que decirlo, a mucho honor para mí. Suelo decir también que soy en cierto sentido un echador de tiza extraviado en el Congreso de la República, obligado a tolerar las cosas horribles que allí suceden, un recinto que debiera ser el de la democracia, pero que realmente no lo es, como lo vimos el martes pasado, en ese debate que hicimos y en el cual vimos cómo se amangualaron las fuerzas de la Unidad Nacional, las del Centro Democrático y las de Cambio Radical para meterles a los colombianos la mentira de que este país no está podrido, putrefacto de corrupción, sino que era que la senadora Claudia López y el senador Robledo nos habíamos chiflado y estábamos hablando de cosas ajenas a la realidad. Repito, es para mí es muy grato estar con ustedes en un recinto que sí es de verdad un recinto de la democracia, por los temas que se discuten y por las preocupaciones que aquí se manifiestan.

Me es también muy grato estar hoy con ustedes, porque yo he sido un hombre de Fecode toda la vida. Cuando fui profesor universitario, estuve en las luchas de los profesores universitarios, las mismas de Fecode. Los afiliados de Educal, el sindicato de educadores de Caldas, saben que los acompañé todo el tiempo. Es de mis convicciones, es mi manera de ser y de pensar. Yo no lo lucho porque llegué al Senado, suelo decir, sino que fueron mis luchas las que me llevaron al Senado. Y como no tengo alma de volteado, seguí luchando cuando llegué a esa Corporación, donde me puse al servicio del verdadero progreso de Colombia.

Muy grato entonces compartir con ustedes, además, porque junto con ustedes participé en la construcción de la única teoría correcta que hay sobre educación en Colombia, la construida por la Federación Colombiana de Educadores y sus sindicatos filiales. Algunos alegan que no hay teoría sobre la educación. No. Aquí sí hay una teoría democrática y profunda y la voy a resumir en un par de ideas, las mismas que van a inspirar mi labor en la jefatura del Estado, que van a inspirar mi Presidencia de la República.

Primera, que nos la han estado pisoteando los neoliberales desde hace rato. La educación debe ser universal, es decir, para todos. Segunda, debe ser de alta calidad, porque si no es de alta calidad, es una estafa. Necesitamos muchos ingenieros, sí, pero que no se les caigan los puentes y los edificios. Tercero, debe ser gratuita para que pueda ser para todos. No puede ser universal si no es gratuita, porque todo lo que tenga precio excluye por definición a la gente. Y por último, pública, porque si no es pública, si no la paga el Estado, ¿quién la va a pagar? Esta es la consigna más revolucionaria que la Humanidad entera, los educadores y los estudiantes, diseñaron desde hace más de un siglo en el mundo y es la idea que estamos defendiendo.

No es que no pueda haber educación privada, pero la educación privada afronta un lío: para que sea buena tiene que ser carísima, o sea, excluye la universalidad. Y la educación privada de bajo costo o costo mediano suele ser mediocre. Las matrículas relativamente bajas, aun cuando muy costosas para las familias que deben costearlas, resultan insuficientes para financiar una educación de alta calidad.

La consigna fundamental de Fecode es justamente la de que defendemos la educación universal, de alta calidad, gratuita y pública, porque es el único tipo de educación capaz de sacar el país adelante. Y no olvidemos que todo el progreso puede medirse al fin y al cabo como el progreso del conocimiento. ¿Qué es un celular con todos sus misterios? Conocimiento acumulado. Todas las ciencias naturales están empaquetadas en ese pequeño artilugio. Y qué son las ciencias sociales si no conocimiento, qué es la antropología, el derecho, la filosofía, la literatura, conocimiento, conocimiento, conocimiento. Entonces si el conocimiento es así de importante, debemos desarrollarlo a plenitud con la consigna de la educación universal, de alta calidad, gratuita y pública.

No puede haber educación de alta calidad y aún menos progreso si el país maltrata a las maestras y a los maestros. No es posible. El pilar de la transmisión y de la creación del conocimiento son los educadores. No puede hacerse de otra manera. Que no nos vengan más los neoliberales, especialistas en manipular a la gente, con el cuentico ese de que dizque quieren mucho a los niños y a las niñas, pero maltratan a los profesores de los niños y de las niñas. No. Es inaceptable afirmar que uno quiere de verdad a sus hijos y a su prójimo si acepta que se maltrate a los educadores como aquí se maltrata de mil maneras a los educadores colombianos. Y no solo por este gobierno de Juan Manuel Santos. No, por todos los gobiernos. No ha habido un solo gobierno en la historia de Colombia que valore la educación como un pilar del desarrollo, ni ha habido un solo gobierno que valore de verdad al magisterio colombiano como debería valorarse.

Y a mí me replican algunos, no, senador Robledo, eso que usted plantea no se puede, es una utopía. Educación universal, de alta calidad, gratuita y pública, con un profesorado respetado y valorado, bien remunerado, eso es imposible. Pues mienten. Se lo expliqué a doña Gina Parodi en el debate aquel que hicimos en la Plenaria del Senado. Así es la educación de Finlandia y otros países. Ya existe. Finlandia ha cobrado renombre por tener una de las mejores educaciones del mundo, y no es un país socialista, sino un país de economía de mercado, pero con una actitud democrática frente al tema educativo.

Cómo es la educación en Finlandia. Universal, es decir para todos. De altísima calidad. Pública y gratuita. Es buena hasta tal punto, que allí los hijos de los ricos estudian en los mismos colegios que los hijos de los pobres. Es una cierta garantía de que las cosas se hagan bien. No como es en Colombia, donde los hijos y los sobrinos de las ministras estudian en instituciones educativas de alta calidad o en el exterior, mientras que dejan a los hijos de las gentes sencillas sometidos a condiciones terribles, que si no son peores, es porque ustedes, mis queridas maestras y maestros, hacen un esfuerzo casi que sobrehumano para poder impartir la educación que un país como Colombia necesita. Entonces que no nos digan que no se puede.

Y cómo se trata a los maestros en Finlandia. Súper reconocidos, súper respetados, es un honor para una familia contar con un hijo maestro, es un honor ser maestro, solo los mejores estudiantes pueden ser maestros en ese país. Y el Estado les da los mejores niveles de educación y los posgradúa también en instituciones gratuitas. Qué contraste con Colombia, donde se ataca todo el tiempo a los sindicatos y al sindicalismo y particularmente a Fecode. Pues bien, en Finlandia hay un sindicato de educadores súper respetado por las autoridades y por toda la sociedad. Entonces que no nos digan que estas luchas, que son las nuestras de toda la vida, no son realizables. Sí. Claro que son realizables.

No es fácil, pero es en buena medida la lucha en la que estamos. Y es lo que a mí me ha inspirado toda la vida como profesor y como senador. Sigo convencido de que nuestro norte, a pesar de lo difícil que va a ser lograrlo, porque no me gusta hacer demagogia, nuestro norte ha de estar puesto allí. Y Colombia se halla bien lejos de él, porque la línea de este gobierno y de todos los anteriores, el de Uribe, el de Pastrana, el de Samper, el de Cesar Gaviria, ha sido privatizar la educación, la prueba reina de que no están porque haya la educación que necesitamos. Porque la privatización niega todo lo que el país necesita.

Entonces ¿cuál va a ser la gran batalla el año entrante? Continuismo o cambio: este es el gran debate. Ellos, los mismos con las mismas, los que nos han gobernado así durante toda la vida, quieren volver a la dirección del Estado para seguir haciendo ¿qué? Pues lo mismo, lo que les gusta, para seguir privatizando la educación, para seguir maltratando a los educadores, para incumplir, como lo hace este gobierno, los inmensos e importantísimos logros del glorioso paro del magisterio de mayo y junio pasado. Esos son los que quieren volver a la dirección del Estado, los mismos con las mismas, las fuerzas de la Unidad Nacional y las fuerzas del Centro Democrático, más la de Cambio Radical, porque el doctor Vargas Lleras va a terminar siendo el plan B tanto de Santos como de Uribe, por aquellas magias de la politiquería tradicional.

Nosotros, por el contrario, lo que estamos proponiendo es una idea completamente distinta. Me preguntan cada rato, senador, y qué hacemos contra la corrupción y qué hacemos a favor de la educación, cuál es su propuesta en salud, cuál es su propuesta en el agro. Y les digo que tengo propuestas en detalle sobre cada asunto de la vida nacional. Mienten los politiqueros cuando arguyen que carecemos de propuestas. Pero mi primera propuesta ¿saben ustedes cuál es? Muy simple, porque sin ella nada podrá lograrse: vencerlos, derrotarlos, ganarles la jefatura del Estado para poder empezar a transformar a Colombia. Suelo transmitir una idea simple que me enseñaron en el colegio: mis queridos maestros y mis queridas maestras, el cambio no se hace con los mismos, no se hace misa católica con cardenales protestantes, y hoy diríamos, tampoco se hace culto cristiano con sacerdotes católicos. Dependiendo de lo que yo quiera, de lo que busque, de lo que persiga, estoy obligado a conseguir la herramienta adecuada. Si se me varó el carro, no puedo llamar a un panadero. Si quiero cambiar a Colombia, no puedo seguir votando por los mismos, porque seguirá pasando lo mismo.

Y es en esto en lo que estamos. Estamos promoviendo una inmensa unidad, una gran convergencia, que defenderá, como uno de sus criterios centrales, los acuerdos del proceso de paz que el Polo ha respaldado a lo largo de todos estos años. Pero también les digo con franqueza, como deben ser las cosas cuando se exponen ante gente consciente, que ese no es el único asunto que habrá de abordar el próximo gobierno. Tendrá también que decidir sobre educación, sobre salud, ¡no más EPS! Estamos mamados del sistema de salud, no pueden seguir maltratando a los maestros y a las maestras de Colombia con ese sistema inicuo de salud que padecemos. Tenemos que reformar la política agraria, la política industrial y, en suma, acometer cambios profundos en la vida del país. Y que no se lo sigan robando. Esa ladronera debe ser derrotada.

No podemos aceptar que con la historia del proceso de paz, que respetamos y respaldamos en el Polo, resulte que los demás temas se embolsillan. No, aquí hemos de hacer todas las cosas al mismo tiempo. Mantener los acuerdos del proceso de paz, claro está, y simultáneamente lograr las demás transformaciones que se necesitan, porque si no transformamos a fondo a Colombia, jamás vamos a resolver los demás problemas.

Concluyo agradeciéndoles nuevamente su hospitalidad, al compañero Carlos Rivas, al comité ejecutivo de Fecode y a todos ustedes. Les he expuesto el proyecto en el que está el Polo Democrático Alternativo. Yo soy el candidato del Polo y mi partido está respaldando este proyecto, pero ojo, no es un proyecto excluyente lo que yo vengo planteando, así se aprobó en diciembre. Desde antes de ser yo candidato, el Polo acordó impulsar una amplia convergencia nacional. Y en eso estamos. Es una amplísima convergencia de puertas abiertas a todo el mundo. Bienvenido el que no votó las elecciones pasadas, el que votó liberal, conservador, de la U, Cambio Radical, Centro Democrático, bienvenidos; los sectores populares, bienvenidos; las clases media, los empresarios que quieran contribuir con el progreso de Colombia, todos ellos bienvenidos. Pero eso sí, con un límite preciso: esta es una unidad ni-ni, ni con las cúpulas de la Unidad Nacional, ni con las cúpulas del Centro Democrático, ni con las cúpulas de Cambio Radical, eso tiene que estar expresamente determinado. Preferimos ser derrotados, mis queridos maestros y maestras, que terminar entregando nuestras convicciones para ganar una Presidencia de la República.

Mi invitación final. Va a ser una batalla dificilísima. Ellos están recogiendo montañas y montañas de dinero para definir a punta de plata las elecciones del año entrante. Lo que pasa es que el año entrante vamos a ver delante un país distinto, porque los colombianos estamos mamados de lo que está pasando. Me decía un día una señora: no, senador, mamados, no, ¡remamados!. Pues remamados estamos y vamos a cambiar a Colombia. Y mi invitación es a que Fecode entienda que ustedes son un pilar de la transformación de este país. Podremos cambiar a Colombia si el magisterio colombiano, y ustedes son sus jefes, se deciden a cambiarlo. Mi llamado muy cariñoso, pero también muy enfático, es a que nos vamos de aquí a los campos y a las veredas de Colombia a explicarle a cada maestra y a cada maestro el compromiso que el pueblo les exige. A que no sigamos en esa especie de absurdo que la gente a la hora de luchar, lucha con las concepciones democráticas, como hicimos en el paro de mayo y junio, pero cuando llega la hora de votar, vota por sus verdugos, por los mismos que los obligan a realizar esos paros y que nunca los acompañan en las movilizaciones.

Mi invitación, muy cariñosa, es a entender que nos asiste el derecho a tener un país en donde el sol brille para todos. Que nos metamos en la cabeza que este país sí tiene arreglo y que podemos arreglarlo entre todos. Y que ustedes, las maestras y los maestros colombianos que tantos ejemplos de dignidad y patriotismo le han dado a este país, tienen puesto de honor en la transformación que necesita Colombia.

Muchas gracias.