Privatizar un acueducto es un pésimo negocio para la ciudadanía y uno muy bueno para los abusivos que agencian y usufructúan la decisión. Ahí están los ejemplos, por lo negativo, de Barranquilla, Buenaventura y Yopal, todos casos en los cuales los perdedores han sido los habitantes de esas importantes ciudades (http://bit.ly/2ptWBPx). Esta mala decisión es la que Santos le quiere imponer a los pastusos, a pesar de la voluntad popular.
Empopasto, fundada en 1974, es la empresa de acueducto de Pasto. Le provee el servicio de acueducto y alcantarillado a los 450 mil habitantes de la capital de Nariño. Desde 2004, empleando como instrumentos el otorgamiento de unos recursos entregados por el gobierno nacional y un crédito del BID, banco multilateral promotor de las privatizaciones en América Latina, se ha tratado de vincular un inversionista privado en la operación de la empresa. ¿Por qué solo en la operación? Porque ninguna multinacional compra un acueducto, se queda solo con la operación, que es el lomo del negocio.
La privatización de la empresa cuenta con la presión del Ministerio de Vivienda, el cual, como se sabe, desde 2012 cuando llegó allí Germán Vargas está en manos de Cambio Radical (CR). En 2015, durante la alcaldía de Harold Guerrero, de CR, se firmó un convenio entre el MinVivienda y Empopasto, con el cual, a cambio de una plata, se imponía la “transformación empresarial” de Empopasto, forma eufemística para denominar a la privatización. Esa decisión fue rechazada por los pastusos. En 2015 fue objeto de una gran controversia y se convirtió en uno de los temas centrales de la campaña electoral. ¿Cuál fue el veredicto? Los pastusos, con un 77 por ciento, eligieron a quien se oponía a esa venta: Pedro Vicente Obando.
Quien como alcalde impulsó la venta de Empopasto después, en 2016, llegó al viceministerio de aguas, y en desarrollo de la política nacional, trata de hacer lo que fue derrotado en las urnas: vender el acueducto de los pastusos. El Ministerio usa como instrumento el convenio privatizador de 2015 y hoy, pasando por encima de las decisiones democráticas de los pastusos, quiere implantar lo que fue derrotado en las urnas. ¿Quiénes serán los comisionistas del jugoso negociado?
A propósito, sonaron como posibles compradores de Empopasto los señores de Inassa, operadores de la Triple A de Barranquilla, una multinacional española implicada en graves acusaciones de corrupción en toda América Latina (http://bit.ly/2svslUH). El país ya tiene una larga experiencia sobre las privatizaciones de empresas de servicios públicos. Su común denominador: venta a la barata, maltrato a los trabajadores, alzas escandalosas en las tarifas y un pésimo servicio (http://bit.ly/2gx2vMg).
Los habitantes de Pasto deberán estar atentos para evitar este nuevo abuso del gobierno nacional, quien, incluso agrediendo la autonomía de los entes territoriales, usa su poder para tomar decisiones en contra de los intereses de las regiones. ¡Pilas pastusos! Su patrimonio está en juego y hay que seguir defendiéndolo.
4 de septiembre de 2017
Oficina de Prensa de Jorge Enrique Robledo