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(Transcripción + Video) No es solo por corrupción por lo que Bioenergy puede no prenderse

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Intervención del senador Jorge Enrique Robledo, Comisión Quinta del Senado, 4 de mayo de 2016.

Estamos ante la ladronera nacional. Isolux Corsan, una empresa de pésima reputación. Siempre que ve uno a algún míster metido en el negocio, sabe que hay corrupción de por medio. El Estado debe aumentar la vigilancia sobre los inversionistas extranjeros. El país va a ser inundado de alcohol carburante extranjero. Ya está listo el borrador de resolución del Ministerio de Minas para acabar con la protección al alcohol carburante, tal como se lo exigió a Santos el vicepresidente Biden. Hay que defender la producción nacional frente a los gringos, incluso la de los ingenios del Valle. Ojalá Bioenergy sí pudiera prenderse, pero las circunstancias son muy adversas.

En primer término, saludar el debate. Realmente gravísimas las denuncias, otro acto de corrupción descomunal, ese es el nombre, no tiene otro. He venido hablando de un fenómeno demostrado cada vez más por mil hechos: estamos ante la ladronera nacional. Aquí se va a volver casi imposible encontrar proyectos de este corte que no sean de corrupción. Casi el principal negocio de este país está siendo la corrupción. Los datos son absolutamente contundentes.

Les cuento que voy a hablar de un asunto aún no mencionado, porque es muy desconocido y que nos puede llevar a concluir que la planta de Bioenergy ni siquiera se va a prender por unos hechos nuevos que el gobierno está tramitando. Supongo que el doctor Echeverri ya sabrá lo que le viene pierna arriba a Ecopetrol en condiciones extremadamente graves.

Antes quiero señalar un par de cosas. Uno aquí en esta Comisión se la pasa haciendo advertencias a las que en general nadie les pone cuidado. Este proyecto, como otros muchos, se montó en una especie de borrachera creada hace unos años en torno al cuento del alcohol carburante. Entonces aquí nos metieron el cuento de que con alcohol carburante se iban a resolver todos los problemas del país y esto se llenó de vivos. No sé cuántos estudios hicieron gobernaciones y alcaldías con avivatos, con tramposos, que llegaron a vendernos el cuento de que se podía montar alcohol carburante en todas partes. Y las alcaldías y las gobernaciones pagaban y aparecía gente de la India y de un lado y otro echando cuentos. Saltaba a la vista que esos rollos no podían ser ciertos. Ustedes se acuerdan de que por aquí estuvo una reina de un país europeo haciendo baratijas demagógicas con producir alcohol carburante a base de remolacha azucarera.

No se me olvida que en Caldas también nos echaron el cuento de que se iban a llenar de caña las orillas del Cauca para producir alcohol carburante. Senador Mejía, usted se debe de acordar. Por ahí hay un pueblo perdido del Huila, San José de Isnos, que terminó sembrando no sé cuántas hectáreas de caña para una gran planta de alcohol carburante. Tuve incluso un debate medio amargo con cultivadores de caña en Moniquirá, en la Hoya del Suárez, porque los previne sobre los cuentos que les estaban montando. Las autoridades pusieron tantas veces la primera piedra de la destilería para esa zona del Suárez, que yo en esta Comisión, de pronto ustedes se acuerdan, afirmé que iban a terminar montando una cantera. Los cultivadores se pusieron molestos conmigo, porque les hice ver cómo una planta de alcohol carburante en la Hoya del Suárez, economía de campesinos o de pequeñísimos empresarios y en zona de ladera, no podía competir con el alcohol del Valle del Cauca. Bueno, sin embargo lo empujaron y hoy veo que entre los vivos que estuvieron por allá echando cuentos figuran estos de Bioenergy y un alto ejecutivo de Ecopetrol. Aquí hubo una especie de locura que muchos corruptos, no voy a decir que todos los que estuvieron lo fueran, se aprovecharon de la ingenuidad de los colombianos y, lo peor, el Estado colombiano no protegió a esos compatriotas. Parte del deber del Estado es impedir que unos cuantos vivos engañen a la gente, porque hay proyectos que con solo mirarlos uno ve que no pueden funcionar.

Dije también por esos días: échenle ojo a ese proyecto del alcohol en el Meta. Y por qué lo dije. Todos sabemos que esas son tierras de cierta complejidad, distintas de las del Valle del Cauca. Un negocio nuevo. Y entonces expliqué, ojo con esto y grábenselo, casi siempre que el Estado aparece en un negocio es porque el negocio no es rentable. Es una lógica de la economía del mercado y lo saben ustedes, los economistas. Entonces cuando me dijeron: alcohol carburante en el Meta y montado por Ecopetrol, pregunté: “Y por qué no lo montan los privados si el negocio es tan bueno”. ¿Los grandes empresarios buscan al Estado para que haga los buenos negocios o lo buscan es para que haga los malos negocios? Lo advertí aquí. Bueno, ya estamos viendo a donde fue a dar la cosa. Es seguro que algunos privados, nacionales y extranjeros, se ganaron una montaña de plata con un negocio corrupción, que probablemente no se pueda demostrar nunca, porque la ladronera nacional está llegando a tal punto que, aun cuando algunos quisieran investigar —y tampoco lo creo mucho, porque el degeneramiento es general—, ya no les alcanza el personal.

Y entonces miren el caso. Nos traen a Isolux Corsan, una empresa de pésima reputación internacional y le entregan 52 mil millones de pesos, suma que les pagaron a los intermediarios solo para empezar el negocio. Uno quisiera saber quiénes fueron los que de verdad se ganaron la plata, porque no creo que sean un par de ciudadanos del Meta. Aquí hay un juego de testaferros. Y pienso que el asunto se va a quedar de ese tamaño.

Siempre que hay místeres metidos, hay corrupción

Empieza a ser muy irritante, senadores y colombianos, que ahí donde aparece un negocio con un míster, alguien se roba una plata. No voy a decir que cada trasnacional que llega a Colombia sea una empresa corrupta, pero sí indico que las cifras son aterradoras. Por qué lo resalto. Porque nos han metido el cuento de que si son extranjeros, es maravilloso. En vez de aumentar la vigilancia sobre los extranjeros, como sí se hace sobre los colombianos, se les da una presunción de inocencia y buen compartimiento. Pero los hechos nos están demostrando lo contrario. Primero, porque el cuento está montado sobre la mentira de que el extranjero viene aquí a hacer regalos. Y las cifras nos muestran que lo que sacan los inversionistas extranjeros es más de lo que invierten. Ahí están las cifras del Banco de la República. Y aun así, nos siguen echando el cuento de que nos vamos a desarrollar es por la inversión extranjera. Es un debate muy de fondo para hacer.

La presunción sobre la calidad de los actos de unos y otros es completamente desproporcionada. Estoy seguro de que en Colombia, si se presentan a competir en condiciones de igualdad un empresario colombiano y un empresario extranjero, el gobierno prefiere al extranjero. Ayer, en el debate de Reficar, leí una frase que quiero volver a leer. Claro que los colombianos sí podemos hacer negocios con los extranjeros, pero no caer de idiotas útiles de los corruptos que se traen a algunos socios extranjeros a que nos desplumen. Cité a George Soros, uno de los más grandes financistas del mundo, ciudadano rumano pero residente en Nueva York: “Los mercados financieros no son inmorales, son amorales”. Los que mandan en el mundo, los banqueros, no es que tengan una mala moral, es que carecen de moral. Los peores, como los sicópatas. Y agrega: “En los negocios la moralidad puede llegar a ser un estorbo”. Les va mejor a los que están libres de todo escrúpulo moral. “Los poco escrupulosos aparecen en la cumbre”. Ser honrado es un estorbo. A esos que resultan tan exitosos póngales un poquito de sospecha.

En resumen, se debe asumir una actitud de vigilancia. El Código Penal no se hace para la gente buena. Y miren, tal vez lo más grave de lo que dice Soros: “La moralidad de los mercados ha socavado la moralidad incluso en aquellas áreas en las que la sociedad no puede funcionar sin ella”. Hay tipos de corrupción que le hacen daño a la sociedad pero a los que la sociedad puede sobrevivir. Y otros, según Soros, que llegan a áreas en las que la sociedad ya no puede funcionar. ¿Qué pasa si la Fiscalía y la Justicia se corrompen? Que la sociedad no puede funcionar. Y si también la fuerza pública se degenera, es el caos.

Nos quieren poner de fiscal general, y lo voy a enfatizar hasta el último momento, al doctor Néstor Humberto Martínez, representante de las mayores trasnacionales del mundo. No. No se puede poner al ratón a cuidar el queso. ¡Eso qué es, respeten! Se le salta la piedra hasta el más tranquilo. Se supone que Colombia es una democracia, aunque sea apenas en el papel. Demos, pueblo, cratos, gobierno. Pero se va a imponer una decisión plutocrática, exactamente lo contrario. Se va a nombrar fiscal al más grande negociante del derecho en Colombia. Y me van a echar el cuento de que el doctor Martínez llega allá y de inmediato ve que le cambian todos los chips del cerebro y se le olvidan todos sus negocios. No. A mí no me tratan como idiota. Me rebelo y lo estoy diciendo con toda franqueza.

El país va a ser inundado de alcohol carburante gringo

Lo más grave de esto de Bioenergy es que va a entrar al mercado del alcohol carburante en un momento extremadamente complicado, porque por malas decisiones de los gobiernos este país va a ser inundado de alcohol carburante extranjero. Lo advertí oportunamente en esta Comisión cuando empezó a montarse el negocio, en un libro que me publicó el Círculo de Lectores. Le pregunté además al ministro de aquellos días, Luis Ernesto Mejía, si estaba seguro de involucrar al país en el alcohol carburante, un negocio nuevo, no un mercado maduro, en el que los saltos tecnológicos pueden ser muy complicados si los gringos se le meten con toda. ¿Usted está seguro, ministro, de que el alcohol carburante nuestro va a poder competir con el alcohol carburante norteamericano? Se lo planteé como una preocupación. Le censuré también que el gobierno estuviera empujando a todos los cañeros a meterse en ese negocio. ¿Seremos competitivos en el mercado mundial? Porque ya en ese momento estábamos debatiendo los TLC. Le puse la duda. ¿Cuál fue la respuesta? No, el senador Robledo está loco, cómo se le ocurre poner esos cuestionamientos.

Le pregunté en otro debate: doctor Mejía, ¿los subsidios que se le brindan al alcohol carburante se le van a dar el día de mañana al alcohol carburante extranjero? Porque si a Colombia empieza a entrar alcohol carburante o biodiesel, los colombianos vamos a terminar subsidiando a los gringos. Me respondió: “Sí, senador, la norma no distingue el alcohol carburante nacional del extranjero”. Yo dejé entonces la constancia, y está publicada en el libro.

Cuál es la realidad de este momento, doctor Echeverri, usted y el gerente de Bioenergy deben saberlo. Colombia firma el TLC con Estados Unidos, y de una manera irresponsable le da libre ingreso al alcohol carburante extranjero desde el primer día. Y nos metieron la mentira de que Colombia iba a inundar a Estados Unidos de alcohol carburante, háganme el favor, nos tratan siempre como a bobos. Y resulta que los gringos ya estaban metiendo todo su aparato científico y tecnológico, y hoy mucho más, porque van por ese negocio en el mundo. Estados Unidos ya tiene invadido a Brasil de alcohol carburante y la industria del azúcar y de la caña en Colombia es un pigmeo al lado de la brasileña. Estoy hablando de cosas en serio y de mucha monta.

Me contaba alguien hace un rato que allá están haciendo el alcohol carburante de maíz y con subsidios exorbitantes. A ese maíz le sacan tantos productos, que el alcohol carburante casi podrían regalarlo, porque es una especie de bagazo, que queda de la explotación industrial. Y contra eso nos están estrellando el gobierno y el TLC. ¿Saben cuántas refinerías de alcohol carburante hay en Estados Unidos, y subsidiadas además? 213. ¿Saben cuántas hay en Colombia? No lo sé bien, pero deben de ser cuatro, entre ellas, Bioenergy. ¿Saben cuánto alcohol carburante produce Colombia? 456 millones de litros al año, frente a 56 mil millones de litros de Estados Unidos. De este tamaño son las diferencias y es la realidad. ¿Saben cuál es el precio del alcohol carburante en Estados Unidos? 1,53 dólares. En Colombia, 2,50 dólares. Estamos a un dólar por litro de distancia. Los gringos pueden llevar alcohol hasta Leticia y aun así sigue siendo competitivo para ellos.

Alguien me dirá que son teorías. No. No lo son. Miren lo que pasó en el 2013. Ya nos entraron ese año 14 millones de litros de alcohol carburante gringo. Y por qué disminuyó en el 2014. Porque el gobierno nacional sacó una resolución según la cual a Colombia no se puede importar alcohol carburante mientras la producción interna esté abasteciendo el mercado nacional, resolución con la que estoy de acuerdo.

Pero claro, el TLC establece lo contrario, que el alcohol carburante de Estados Unidos entra como Pedro por su casa, porque es igual al de producción nacional. Lo he explicado y no me hacen caso. El vicepresidente Biden, de Estados Unidos, hace unos meses le escribió una carta a Santos en la que le dijo que necesitaba tropas colombianas al servicio de las aventuras militares y colonialistas de la OTAN. ¿Protestó con dignidad el primer mandatario de Colombia? No, ahí se están aprobando las leyes respectivas. Pero además le dijo, oiga, Santos, me abre las puertas del alcohol carburante, me cambia rápido esa resolución. No se lo dice con esas palabras, pero se lo dice. Y en este momento ya está listo el borrador del Ministerio de Minas para acabar con la protección al alcohol carburante. Estamos a semanas de empezar la inundación de alcohol carburante gringo. Y uno de los importadores principales es nada menos que Terpel, mayorista del negocio de los combustibles en Colombia.

Mucho me temo entonces que a Bioenergy no la van a poder prender, entre otras cosas porque presenta una desventaja con las plantas del Valle del Cauca y es que no produce azúcar, o sea que ni siquiera tiene la posibilidad de moverse de una cosa a otra, sino que está solo en el alcohol carburante. Aquí lo que va a terminar sucediendo, mucho me temo, es que la planta no se va a poder prender y menos se va a poder vender.

Me faltaba mencionar que esas tierras, todas o casi todas, están montadas sobre la ilegalidad. Las tierras de Bioenergy son tierras originadas en la acumulación ilegal de baldíos. Me parece el colmo, doctor Echeverri, que Ecopetrol hubiera alcahueteado que fuera con tierras acumuladas ilegalmente con lo que se montó el negocio. En ese negocio están todos los torcidos, no falta ni uno.

Llamo a la Comisión Quinta del Senado a exigirle al gobierno nacional que no saque esa resolución, así se pongan bravos los gringos. Que siquiera una vez en la vida se les diga que no. Porque estamos hablando de un perjuicio inmenso a este país, no solo por lo que se está intentando hacer en el Meta, que ojalá en medio de los horrores termine bien, quisiera que terminara bien y que por lo menos la pongan a operar, así se pierda toda la plata del mundo. Pero puede suceder que ni eso. Pero además, para proteger a los ingenios azucareros del Valle del Cauca.

Estoy resteado en este debate, así tenga pleitos dentro del Polo y dentro de lo que llaman la izquierda. Al senador Robledo no lo van a poner a aplaudir que se sigan cerrando las empresas de Colombia porque son de gente que tiene plata. Esa no es mi posición, no es mi punto de vista. Defiendo una posición nacionalista. A mí esa mentira que nos llevan echando 25 años de que es mejor gringo que colombiano no me la he comido nunca y menos ahora. Porque los hechos prueban que si una nación no cuida lo que tiene, nadie lo va a cuidar por nosotros. Y es evidente que los TLC son unos pactos leoninos calculados para desplumarnos, para no dejarnos nada, como lo muestra la realidad del alcohol carburante. Llamo la atención a toda la Comisión y por eso pedí un debate. ¡Protestemos! Creo que esta Comisión, que ha sido amiga del agro y que ha defendido el agro, debe cerrar filas, así tengamos otras diferencias. Que esa resolución no pase y se acabó el cuento.

Y volvamos esto un debate nacional y mundial, si es el caso. Estados Unidos nos hace trampa cuando nos impone el TLC y nos impone al mismo tiempo el libre ingreso de alcohol carburante, porque ellos sabían, como lo sabe el gobierno nacional, que Colombia no les podía competir. No puede ser entonces que unos hechos tan lesivos sigan sucediendo.

Réplica a la intervención del presidente de Ecopetrol

No tengo memoria exacta de cada palabra que usé, pero quiero precisar. Por lo que dice el doctor Echeverri y lo que afimró el senador Mora, pudo haber creado confusión. Primero, cuando anoto que es un proyecto subsidiado, no se debe entender que yo sostenga una posición de principios contra los subsidios. Lo que expliqué es que era un proyecto al que había echarle mucho ojo desde el principio, porque sus riesgos eran tantos que la empresa privada no alcanzaba ella sola a acometerlo. A eso me refería. Y los hechos terminan en cierto sentido dándome la razón.

Lo segundo, no creo haber dicho que no se va a prender. A lo que me estaba refiriendo es a que el riesgo de que no se prenda es muy alto. Pero si se prende o no, ya veremos. Por ejemplo, si logramos derrotar las importaciones de alcohol carburante de Estados Unidos, y finalmente el debate que vamos a hacer apunta es a eso, de pronto sí se puede prender. Lo que estoy diciendo es que esa es una empresa que está en altísimo riesgo por las circunstancias de las que estamos hablando. Si Ecopetrol decide subsidiarla más, pues también se podría prender. Y creo que fui preciso en señalar que yo sí quisiera que se pudiera prender.