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Manipulaciones y encuestas y primera y segunda vuelta

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Es cierto que las encuestas pueden ser instrumentos técnicos que permiten medir lo que piensan las personas. Pero también es verdad que pueden diseñarse mal por error o como un fraude y que permiten manipular los resultados y la manera cómo se presentan.

En la encuesta que publica hoy El Tiempo –elaborada por Guarumo, que tiene como socio fundador a Víctor Muñoz, Secretario General de la Presidencia de Duque– en Bogotá encuestaron a 286 personas, en tanto en tres municipios de Santander –Bucaramanga, Floridablanca y Girón–, interrogaron a 174, descarado error estadístico porque los bogotanos suman 7,71 millones, en tanto dichos santandereanos apenas llegan a 1,04 millones, 7,4 veces menos (https://bit.ly/38FQRcQ).

No hay que ser experto en estadística para concluir que esta encuesta se manipuló para inducir electores a favor de Rodolfo Hernández y en contra de Sergio Fajardo.

Ni hablar además del abierto sesgo de poderosos medios de comunicación a favor de Federico Gutiérrez, el candidato oficial de Duque y de los mismos con las mismas que impiden el verdadero progreso de Colombia. Y cabe dentro de esa decisión una actitud bifronte en relación con Gustavo Petro: por un lado, lo critican, sin duda, pero por el otro llevan años otorgándole una cierta omnipresencia en sus páginas, seguramente porque, como ocurrió en de 2018 con Duque, consideran que en la segunda vuelta es más fácil ganarle a Petro que a Sergio Fajardo, cuya capacidad para unir –y ganar las elecciones y gobernar mejor– es mayor que la de cualquiera otro.

De otro lado, una de las razones de ser de las elecciones presidenciales a dos vueltas –como en Colombia, Francia o Perú– es promover que en las primeras participen varios candidatos y que cada ciudadano vote por el de sus preferencias, para que luego, en la segunda, votar por el que se considera el mejor o el que menos resistencias le genera al elector. En la primera, para ganar la Presidencia, aquí hay que obtener la mitad más uno de los votos válidos, en tanto en la segunda se triunfa con cualquier número de votos que supere a los del competidor.

Si el esquema opera según su diseño, el llamado “voto útil”, en el que se promueve la idea de que votar bien es apostarle al que va a ganar, incluso así parezca muy malo, solo debería operar en la segunda vuelta.

En estas elecciones en Colombia –país de las vivezas–, los dirigentes petristas y fiquistas, y hasta los candidatos en persona, andan con el cuento de que van a ganar en la primera vuelta, carreta que además de conseguirles más votos tiene el objetivo de convertir la primera vuelta en la segunda. Así no faltan los manipulados que en mayo se aprestan a votar, no por el candidato de su predilección, sino por el que ven como el menos malo porque, dicen, “es el que puede ganar”.

Si se analizan las encuestas, constituye una burla y un abuso de la buena fe de los colombianos que el fiquismo y el petrismo insistan en la falacia de que van a ganar en la primera vuelta, porque Fico apenas si ha tocado el 30 ciento, a la par que Petro se ha arrimado al 40 por ciento, luego los dos están lejos de alcanzar la mitad más uno de los votos, entre otras causas porque hay ocho candidatos compitiendo.

Si me gustara apostar, seguramente me ganaría una plata prediciendo que Colombia no escogerá Presidente el 29 de mayo.

No hay que enredarse ni dejarse enredar: para no repetir la pesadilla de la segunda vuelta de 2018, en mayo pasemos a Fajardo a la segunda y elijámoslo Presidente en Junio.

Bogotá, 1 de mayo de 2022.