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Las vías de la competitividad

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Por: Eudoro Álvarez / @EudoroAlvarez

Rumbo a Armenia, capital del Quindío, donde se realizó una de las manifestaciones, convocadas por Dignidad Agropecuaria Colombiana, la organización de los productores indignados, protagonistas de las movilizaciones que desnudaron la política de estado que transcurridos 5 quinquenios, tienen en la más desastrosa postración a la mayoría de las actividades rurales en Colombia, tuvimos que sufrir la esquilmada más aterradora en 8 sitios, que los concesionarios de las vías denominan peajes.

Se arranca en Pipiral, saliendo de Villavicencio, en donde se “despluma”, a los vehículos menores, de 13.700 pesos; al llegar a Naranjal, se deben desembolsar 8.400 y en el Boquerón, antes de Bogotá, se deben cancelar 9.900; en total 32.000 pesos, por recorrer escasos 100 kilómetros, de una vía cuyo promedio de velocidad no supera los 30 kilómetros por hora.

“El Tiempo”, periódico de don Luis Carlos Sarmiento Angulo (LCSA), tituló hace unos días ”Se entrega la doble calzada al Llano”; leyendo el interior de la noticia se descubre que se trata de tan solo 12 kilómetros de doble calzada; por curiosidad leímos el marcador de ruta y tan solo nos dio 6 kilómetros; claro, es que don LCSA, es el propietario de Coviandes, concesionaria que usufructúa la carretera; El presidente Santos y su vice-presidente en plena campaña, incluido el casco con que se disfraza, ampararon la mentira, creyendo que a punta de mentiras se aligeran estas obras.

Luego del paso por Bogotá, rápidamente, se topa otro “esquilmadero” al que le colocaron nombre Chibcha: Chusacá, allí se abonan 8.600 de los ahora revaluados pesos; no se percata del paso por Fusagasugá, cuando antes de llegar al Tolima en el Boquerón de Melgar, se debe contribuir con otros 8.600 en Chinauta; pasando el Magdalena y en un desvío al paso por El Espinal, otro peaje cobra 9.000, que va a las arcas de la concesionaria san Rafael; rápidamente, antes de llegar a Ibagué, en el peaje de gualanday, otros 8.100 pesos; el Calvario de la Línea, en donde no hay túnel, a velocidad de sueño, tienen el descaro de “Bajar” a los transeúntes de otros 7.000 pesos; a los trancones de los tracto camiones y la ocurrencia de algún accidente, se agrega la cola para pagar el tributo correspondiente a la concesionaria Odinsa, la incumplida, lo cual convierte el recorrido entre Ibagué y Armenia en uno de tres horas para un trayecto de algo más de 80 kilómetros. Entre Bogotá y Armenia se deben cancelar 41.300; es decir que en total entre la capital del Meta y la del Quindío suman 73.300 pesos; al cambio del dólar del día son 28.5 dólares; se gasta más en peajes que en gasolina. Un recorrido similar entre Tulcán y Quito cuesta 3.6 dólares. Con lo de las vías 4G y las Alianzas Público Privadas (A.P.P.), esto empeorará.

Con razón en la inmensa manifestación de los campesinos, indígenas y empresarios agrícolas de Armenia,  al pliego de inconformidades se agregó el de los costos de producción, entre ellos el del transporte y combustibles como uno de los factores que impiden que con el costo-país, no compitamos ya ni con el Ecuador.