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La verdad sobre el ministro de Defensa

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Debate del senador Jorge Enrique Robledo, plenaria del Senado, 24 de noviembre de 2020, citado en el marco del Estatuto de la Oposición.

Video: ( https://www.youtube.com/watch?v=hTZdBhzf-Pk )

A los cuatro años del proceso de paz

Antes de entrar en materia, una brevísima reflexión. Hoy se están cumpliendo cuatro años de firmado el Acuerdo de Paz. Y aun cuando es verdad que se le pueden hacer distintas críticas y controversias, hay unos resultados que a mi juicio nadie puede negar. El primero es que hay en Colombia menos víctimas, menos sangre, menos viudas, menos huérfanos por cuenta del Acuerdo entre el gobierno de Colombia y las Farc. Menos muertos y víctimas del lado de los alzados en armas, pero menos muertos también del lado de la fuerza pública, que sufrió pérdidas inmensas a lo largo de estas décadas.

También es verdad que hay sitios adonde no se podía ir o se iba en medio de una gran zozobra y con el riesgo de perder la vida o la libertad. Y la mejoría es bien notoria, como tiene que reconocerlo todo el mundo.

Hay otro aspecto que quiero resaltar. La decisión de las Farc de abandonar la lucha armada cierra un debate de medio siglo, en el que algunos defendieron la idea de que el cambio había que hacerlo mediante el alzamiento armado, mientras que otros señalamos que era una política equivocada. Fue un debate muy largo y muy difícil, pero los hechos nos han dado la razón a quienes planteamos que las cosas no eran por ahí. Por ello, y esto es muy importante, son muy, pero muy pequeños los sectores que todavía esgrimen una teoría a favor del alzamiento armado. El hecho es de una inmensa importancia en la historia de Colombia.

Por último, es verdad que sigue habiendo cantidades de violencia, que por lo demás, el gobierno nacional es incapaz de resolver, como debería hacerlo de acuerdo con su mandato constitucional. Peto también es verdad que el avance es muy grande. Si uno enfrenta cinco problemas y resuelve uno, claro, le quedan cuatro, pero no cabe negar los avances realizados. Celebremos entonces que el Acuerdo, con todo lo que se le puede criticar, haya salido adelante.

También violaron la ley para impedir este debate

Entrando en materia, me permito hacer una advertencia. Hoy está citado el ministro de Defensa, el doctor Carlos Holmes Trujillo, a dos debates diferentes, uno, el que van a adelantar los colegas que me suceden en el uso de la palabra, muy centrado en el tema de la inmensa violencia y el rotundo fracaso del presidente Duque y del ministro Holmes Trujillo para atender con seriedad el lío del narcotráfico y todos los demás horrores de la violencia. Ese no va a ser mi tema. El mío va a ser la Moción de Censura que no se pudo hacer hace unas semanas porque impidieron mi intervención y las otras intervenciones con una maniobra torticera, ilegal, brutal contra el punto de vista de la oposición. Por orden de la Casa de Nariño, claro, y con la alcahuetería del ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, y capitaneada por el Centro Democrático y respaldada por todos los partidos duquistas. Fue lo que sucedió hace unas semanas, violando la Constitución.

Hoy voy a hacer la intervención que no pude hacer ese día, y ustedes van a ver por qué no querían que se hiciera, porque tengo pruebas de sobra para demostrar que el ministro de Defensa es indigno para estar en el cargo y que nos avergüenza a los colombianos. Porque es un ministro que ha faltado a la verdad de manera sistemática, ha mentido, ha engañado y ha violado la Constitución y la Ley que juró cumplir. Lo voy a demostrar con todas las pruebas y con todo detalle. Pero además, ha caído en errores gravísimos para auspiciar que el presidente Duque, también violando la Constitución y la Ley, aprobara la presencia de unas tropas norteamericanas que violan la soberanía nacional. Entonces tenemos un pacto entre el ministro de Defensa, el jefe del Estado y los partidos duquistas, para auspiciar que las tropas de Estados Unidos hayan ingresado a Colombia violando la Constitución y la ley, y para que hoy sigan violándolas.

Quiero enfatizar en la idea de que en un país tan corrupto como Colombia, hay quienes piensan que violar la ley es un asunto menor. Pero ojo, demócratas, el fundamento de cualquier forma civilizada de relación entre los seres humanos empieza en el cumplimiento de las leyes. Y cuando el gobierno nacional no da ejemplo, cuando el ministro de Defensa tampoco da ejemplo, un hombre con mando sobre medio millón de personas armadas, es porque el país ha caído en un proceso de degeneramiento autoritario que les hace mucho daño a todos los colombianos.

El ministro, esta va a ser mi tesis, es indigno para estar en el cargo. Pero además por otra razón: es un descrédito para la fuerza pública que él sea el jefe al mando. En parte, el presidente Duque lo ha atornillado en el cargo, de manera indeseable, con el cuento de que está protegiendo la dignidad de la fuerza pública y la institucionalidad. Paja. A mi juicio no se registra en la historia de Colombia un ministro de Defensa que le haya hecho más daño a la fuerza pública, porque “dime con quién andas y te diré quién eres”. ¿Cómo harán los miembros de la fuerza pública para defender un ministro tan indigno? Les queda imposible, porque los hechos contrarían cualquier afirmación favorable que se quiera hacer.

Hecha la introducción, voy a mostrarles un video, porque si no lo muestro, no me lo van a creer. Ustedes van a ver cómo el ministro de Defensa en dos ruedas de prensa distintas machaca y machaca una frase, 69, 69 senadores, 37 veces, 13 veces en la primera ocasión y 24 en la segunda, las 37 veces engañando, mintiendo, faltando a la verdad, auspiciando que se viole la ley. Tiene suerte el doctor Holmes Trujillo si no termina convertido en Colombia en Holmes 37, de acuerdo con lo que vamos a ver. (Enlace al video)

Bueno, ahí lo vimos. 37 veces fue capaz de decir que 69 senadores habían aprobado las tropas norteamericanas en Colombia. Falso, como lo voy a detallar, 37 veces colombianos y colombianas, y es el ministro de Defensa que tenemos, 37 veces a sabiendas de que estaba mintiendo.

Este es en especial un debate contra la ilegalidad

Este no es un debate sobre la conveniencia o no de tropas extranjeras violando la soberanía nacional, un debate que ya se ha hecho. Este es un debate sobre legalidad, sobre si los ministros tienen que cumplir la ley, un debate sobre ética y al final un debate sobre corrupción, porque yo me pregunto: ¿es o no corrupto violar de manera sistemática la Constitución y la ley?

Paso a detallar la historia, colombianos y colombianas, senadores y senadoras:

Un día, la Embajada norteamericana nos anunció a los colombianos que venían tropas de guerra del Comando Sur a Colombia. Entonces un grupo de senadores demandamos ante el Tribunal Administrativo de Cundinamarca la autorización que les dio el doctor Duque a las tropas de guerra de Estados Unidos. El Tribunal, de muy alto nivel, falló a nuestro favor, señalando que las tropas de Estados Unidos estaban en Colombia de manera ilegal.

Lo que le ordenó a Duque el Tribunal de Cundinamarca

Tres decisiones fundamentales tomó el Tribunal y voy a leerlas para que no queden dudas sobre la veracidad de lo que vengo afirmando. “Primero, tutelar los derechos fundamentales a la participación política de los senadores y el debido proceso constitucional”. ¿Qué quiso decir con proteger el debido proceso constitucional? Tutelar que se cumpla la ley, porque la estaban violando. 

“Segundo, ordenar –y la palabra es del Tribunal, no mía–, ordenar al señor Presidente de la República” que en las próximas 48 horas “remita al Senado toda la información” sobre la presencia de las tropas en Colombia, “para que el Senado tenga la oportunidad de asumir su función privativa de control político, de conformidad con los Artículos 138 y 173.4 de la Constitución”. En una palabra, para que el Senado decida si las tropas de guerra de Estados Unidos pueden estar en Colombia. El Artículo 173.4 de la Constitución Política establece, entre las atribuciones del Senado, “permitir (o no) el tránsito de tropas extranjeras por el territorio” nacional”. Lo deja claro, y es la orden que da el Tribunal.

Y el ministro de Defensa es tanto tan dedicado a faltar a la verdad, que en la respuesta que me entregaron hoy a la pregunta que le hice, ¿Cumplieron ustedes la orden del Tribunal Administrativo de Cundinamarca de pedirle permiso al Senado?, ¿saben qué me responde? Leo textualmente: “Sea lo primero aclarar que el Tribunal Administrativo de Cundinamarca no emitió la orden que se indica en la pregunta”. Ministro, ¡hasta dónde va a llegar usted en su descaro! Cómo es posible que usted se atreva a poner por escrito que el Tribunal Administrativo de Cundinamarca no emitió textualmente la orden que acabo de leer.

Y dio una tercera determinación el Tribunal Administrativo de Cundinamarca. “Tercero, ordenar al señor Presidente de la República que dentro de las 48 siguientes a… esta providencia suspenda… la autorización para cualquier actividad de esa brigada militar… mientras el Senado define el punto anterior”. En otras palabras, mientras el Senado define, usted me suspende, señor Presidente Duque, se lo ordeno, la actuación de las tropas de Estados Unidos en territorio colombiano. No lo pierdan de vista, colombianas y colombianos.

Más posiciones del Tribunal

Pero además el Tribunal se pronunció sobre otros puntos no menores, porque este es un debate de juridicidad, de ilegalidad, sobre un ministro que viola ley, sobre un Presidente de la República que viola la ley. Miren qué más dijo el Tribunal, una corte de muy alto nivel que goza del derecho a decidir en el asunto: punto 50, “no se conoce que el Consejo de Estado haya emitido concepto –sobre la presencia de las tropas–, pero lo que destaca es que el Presidente de la República no se lo solicitó”, como tampoco le pidió la autorización al Senado de la República. ¿Y por qué reclama el Tribunal que el Presidente de la República no le hubiera solicitado el concepto al Consejo de Estado? Porque la Constitución Política, Artículo 231, consagra que el Consejo de Estado es “Cuerpo Consultivo” para “el tránsito de tropas extranjeras” por Colombia. Y el Tribunal le reclama al Presidente de la República no haberlo siquiera consultado. El doctor Duque se pasó descaradamente por la faja nada menos que al Consejo de Estado.

Remarca el Tribunal en el punto 66, y para ir develando las mentiras que seguramente van a intentar echarles aquí, que “permitir el tránsito de tropas extranjeras por el territorio colombiano es atribución del Senado de la República y es competencia del Consejo de Estado, por la vía de la consulta como desarrollo del control político que estos órganos” –uno Legislativo y otro Judicial–, ejercen sobre el Ejecutivo. Para los efectos de los que estamos hablando, somos autoridad el Senado de la República y el Consejo de Estado, y a los dos se los pasó por la faja el Presidente Duque. Se lo está diciendo en la cara nada menos que el Tribunal Administrativo de Cundinamarca.

Y va más allá. Punto 70: “De ahí que esta Sala considere que la definición sobre el concepto de tránsito de tropas extranjeras por el territorio nacional es propia del control político previsto en las normas constitucionales y no del jefe del Estado”. Ojo, porque es de suma importancia comprenderlo. No es atribución del jefe del Estado definir sobre el concepto del tránsito de tropas. No, es una atribución del Consejo de Estado, al que no se atrevieron a consultar, porque les iba a decir lo que les estoy diciendo aquí, y es facultad del Senado, al que tampoco le preguntaron, porque les iba a decir exactamente lo mismo. Luego no es usted, señor ministro, quien puede arrogarse el derecho a definir si la presencia de las tropas es tránsito o no sé qué, como seguramente lo va a repetir ahora. Usted no tiene autoridad constitucional para hacerlo ni usted es autoridad judicial. Si no lo es el Presidente de la República, mucho menos usted.

Leamos algo más de la sentencia. Añade el Tribunal: “Esta sala considera que el contenido de ese control no se surte con la sola aplicación que rindió en este caso el señor ministro de Defensa Nacional durante la Sesión Plenaria del Senado de la República del 3 de junio”. Ojo, también muy importante. El fallo del Tribunal es del 1° de julio, y uno de los cuentos que se inventaron el ministro de Defensa y los amigos del gobierno es que ya el ministro había aclarado ante el Senado lo de las tropas. No, no le sirve la excusa. Otra mentira más, otro engaño más. El Tribunal se lo aclara explícitamente: no le sirve, señor ministro, no es lo que le estamos ordenando. Lo que le está ordenando el Tribunal es que le pida permiso al Senado de la República, no que venga usted a echar unos cuentos aquí.

Y por último, pónganle cuidado, punto 75, Tribunal Administrativo de Cundinamarca, para estos efectos, superior jerárquico del Presidente de la República y del ministro de Defensa y de todo el mundo en Colombia, si es que hay separación de los poderes, si es que hay democracia, como la plantea la Constitución. Porque si estamos bajo un régimen autoritario donde el que gane la Presidencia de la República puede hacer lo que se le dé la gana, pues sobra el órgano legislativo y sobra el órgano judicial.

Punto 75: “Por lo tanto la Sala encuentra que la actuación del señor Presidente de la República de omitir el trámite constitucional en un asunto tan sensible como la soberanía del Estado y no someter al control político la presencia de una brigada militar extranjera es arrogarse una competencia inexistente para esa autoridad, lo que vulnera los derechos a la participación política y al debido proceso constitucional”. Háganme el favor la gravedad del Punto 75 cuando asevera que el propio Presidente está omitiendo un trámite constitucional. No menos grave cuando hace hincapié en un punto tan sensible como lo es el de la soberanía del Estado, el primer principio ganado por Bolívar y Santander para constituir una República independiente. Y remata el Tribunal afirmando que el Presidente se está arrogando una competencia inexistente para la autoridad del Ejecutivo. Una manera, digamos, jurídicamente bien tratada para decirle al Presidente, usted violó la ley, y por muy presidente que sea, usted no tiene autoridad para actuar como lo hizo.

Un fallo impecable, ajustado a derecho, valeroso, como lo son los jueces que necesita está República, que no se acobarden ante el Poder Ejecutivo, un Tribunal que fue capaz de decirle no al jefe del Estado y capaz de exigirle respeto a la Constitución y a la ley.

Duque se sometió a la orden del Tribunal, pero a medias

Qué hizo Duque. Hay que reconocer que Duque cumplió la primera orden que le dio el Tribunal. En menos de tres días les dio orden al ministro de Defensa y al comandante de las Fuerzas Armadas que les hiciera saber a los militares gringos que no podían seguir actuando en Colombia, porque no tenían la autorización del Senado. Una manera también de reconocer él mismo que había violado la ley. Pero bueno, cumplió la orden, saludemos que la haya cumplido. ¿Pero cuál es aquí el problema? Que solo cumplió una de las órdenes, porque eran dos. Cumplió la orden de decirles a los militares gringos, paren ahí, porque no hay autorización del Senado para que ustedes estén aquí actuando. Pero le faltó la segunda, que había que pedirle permiso al Senado. Y como vamos a verlo, salvo las mentiras de las 37 veces en las que el ministro engañó a los colombianos y a las colombianas, el gobierno no le dio cumplimiento a la segunda de las órdenes, porque jamás este Senado autorizó la presencia de las tropas, como aquí lo sabemos todos los senadores y las senadoras, nadie me lo puede negar. No se cumplió la orden del Tribunal, presidente y ministro se volvieron a pasar por la faja las normas.

Las mentiras del ministro Holmes

Veamos los detalles. 1° de julio, la decisión del Tribunal. 3 de julio, presidente y ministro suspenden la actuación de las tropas norteamericanas en territorio colombiano. Y resulta que el 27 de agosto, casi dos meses después, sale el ministro de Defensa a los medios de comunicación y hace una rueda de prensa. Y lo primero que dice, y lo repite trece veces, es que 69 senadores mandaron una carta saludando que las tropas norteamericanas estuvieran en Colombia. Y para acabar de cuadrar la mentira, añadió que los 69 senadores eran la mayoría absoluta y la mayoría absoluta, y cacareó 69 senadores y mayoría absoluta. Y al final de la pantomima, concluyó, y estoy leyendo la transcripción de las grabaciones y de la filmación: “Como la suspensión decidida por el Tribunal tenía lugar… mientras el Senado definía lo relativo al control político… una vez se decidió ese asunto mediante la comunicación de 69 senadores… el señor presidente Duque autorizó… que continuarán las tareas… de los soldados norteamericanos”. Más claro no canta un gallo. ¿Qué es lo que reconoce sin dar lugar a la menor confusión sobre el sentido de las palabras? Que como el Senado decidió con las 69 firmas de los 69 senadores, entonces el Presidente de la República ordenó que las tropas del Comando Sur de Estados Unidos volvieran a actuar en territorio colombiano.

¿Cuál es el problema que tienen tanto el ministro como el Presidente Duque? Que, como todos aquí sabemos, y no hay un senador que se atreva a decirme que estoy mintiendo, reto a cualquier duquista que se pare y diga si lo que voy a afirmar a continuación es mentira, el Senado no decide por las cartas de los congresistas, por muy gobiernistas y encopetados que sean. No, en el Senado no se decide por cartas, se decide votando. Les doy un detalle. Incluso cuando hay consenso, cuando estamos todos de acuerdo, toca votar. Entonces, que siete partidos políticos, todos gobiernistas, mandaran unas cartas reafirmando que les gustaban mucho que las tropas de Estados Unidos estuvieran actuando en Colombia, pues se tiene como una declaración de amor al Comando Sur, pero no como un acto legal. Y resulta que en el Senado las decisiones han de tomarse cumpliendo las normas legales, que reglamentan cómo hacerlo. Ahí también violó el ministro descaradamente la ley, y el gobierno nacional y el presidente Duque.

Pero miren ustedes cómo son las astucias. ¿Por qué reiteró tantas veces el ministro la mentira de los 69 senadores, poniendo incluso a los medios de comunicación a repetirla? Senador Efraín Cepeda, usted que está siguiendo el debate en detalle, mire usted cómo lograron ellos engañaron a los medios de comunicación. Titula Caracol Radio, el día de la rueda de prensa del ministro, el 27: “Mindefensa aseguró que Congreso autorizó presencia de militares de Estados Unidos en Colombia”. Claro, eso sí lo dijo el ministro, pero mintiendo, y engañó a Caracol, que fue el que dio la noticia. Lo mismo dijo La W Radio: “Ministro de Defensa confirmó que Congreso autorizó presencia militares de Estados Unidos en Colombia”. Y tengo citas de RCN y de todos los demás medios. El ministro se dedicó a mentir y a engañar, y engañó a los medios, hay que reconocerlo, y muchos en el país se pusieron felices y se comieron el cuento. Y nunca Holmes rectificó, a sabiendas de que estaba mintiendo y de que los había inducido al error.

Sin embargo, recordémoslo, senadores y senadoras, ustedes todos los cien son testigos, el mismo día hubo un grupo de senadores en el Recinto y en la televisión que protestamos porque era una decisión espuria, mentirosa, fraudulenta. Lo hicimos varios, no voy a mencionar los nombres para no hacerme largo. Aun así, el gobierno sostuvo al ministro en el cargo porque el país está tomado por el desorden y el autoritarismo y la ilegalidad descarada. Por eso no se ha caído.

El Senado desenmascara a minHolmes

Pero miren la otra que le pasa al ministro. El 31 de agosto, Lidio García, senador de la República y presidente de la corporación en los días de estas dichosas cartas, le mandó al ministro Holmes una comunicación oficial suya como senador, aunque ya no era el presidente, pidiéndole que rectificara la mentira de la aprobación por el Senado de las tropas de Estados Unidos en Colombia. “No se encuentra ajustado a la verdad”, le dice. “No se encuentra ajustado a la verdad que el Congreso de la República hubiese autorizado, y subraya el autorizado con negrilla, la presencia de tropas norteamericanas en el territorio nacional”. Es mentira, le dice el presidente del Senado al ministro de Defensa. Y además le explica que una comunicación que se le mandó desde el Congreso a la Presidencia de la República con las dichosas cartas de los siete partidos y los 69 congresistas no configura una aprobación legal. Óiganlo en las palabras de Lidio Garcia: “Dicha comunicación, entonces, señor ministro Holmes Trujillo, no tiene ningún alcance jurídico que comprometa al Congreso de la República, porque simplemente se trata de una comunicación de carácter informativo respecto a la gestión de 69 senadores”. ¿Estaban ellos en el derecho de escribir unas cartas de carácter informativo? Desde luego, es más, parece que alguien en la Casa de Nariño las redactó igualitas y puso como de firmones a los senadores de los siete partidos. Hubo algunos que no firmaron, pero en general todos lo hicieron. 

Entonces, ante esta realidad yo convoco una rueda de prueba, con nuevas pruebas reinas, y explico lo que pasó. Qué es lo que denuncio en la rueda de prensa. Que lo de los 69 senadores es un engaño, que el gobierno está desacatando la orden del Tribunal, que la conducta del ministro y el Presidente de la República se llama fraude a resolución judicial, que la autorización de Duque a las tropas del Comando Sur es ilegal y que, en consecuencia, las tropas de Estados Unidos están actuando ilegalmente en el territorio colombiano. Brindé todas las pruebas en la rueda de prensa. Ahí está publicada.

¿Y saben qué hizo el ministro de Defensa? Citó otra rueda de prensa, también con los soldados a su lado, como ahorita, y con todas las banderas de las distintas armas detrás, y repitió lo de los 69 senadores. ¡Cómo que con todas las banderas detrás, ministro! Oiga, usted no es el Estado colombiano, no se arrope con las banderas de las armas de la República, no tiene derecho a presentarse con ellas para un debate de control político. Aquí lo estamos enjuiciando es a usted por sus conductas y no crea que con las banderas gana usted en respetabilidad. Es lo contrario, usted está manchando esos pabellones, en un acto también de irrespeto. Es que el ministro se siente a ratos Luis XIV, el Rey Sol, que decía l’Etat c’est moi, Yo soy el Estado. No, señor ministro, usted no es el Estado.

En la segunda rueda de prensa vuelve y mete la frase, ya les dije cuántas, 24 veces, con toda la altanería, con toda la actitud agresiva contra un senador que estaba cumpliendo con su deber. “Así no le guste al senador Robledo”, me dijo, “fueron 69 los senadores que firmaron las cartas”. Volvió a mentir, ratificó la mentira de tres días antes. Pero además, dos días antes había metido otra, porque coger a Holmes Trujillo en una verdad es una hazaña, aunque común en los funcionarios públicos. Cuando Lidio García le pide rectificar, corregir, miren la frasecita que les tira el ministro a los medios de comunicación. Cito a La FM, del 31 de agosto: “No haré rectificación por cuanto jamás he dicho que el Senado autorizó la presencia de las tropas extranjeras en Colombia”. Ministro, pero usted hasta dónde es capaz de llegar. Acabo de leer que el ministro les dijo a los medios de comunicación que el Senado sí lo había autorizado y que fue por eso por lo que el presidente Duque reautorizó la presencia de las tropas de Estados Unidos en Colombia. Y sale usted con todo descaro a negarlo.

¿Por qué pueden comportarse algunos altos funcionarios con tanto descaro? Porque lamentablemente los medios de comunicación no les hacen seguimiento. En otro país, hasta los niños habrían titulado, Ayer el ministro volvió a mentir, pero aquí no puede pasar tal atrevimiento. Y los debates de control se vuelven la palabra mía contra la del ministro, y como él tiene más medios que yo, engatusa y engaña fácilmente. Pero este es el tipo de prácticas que están destruyendo a Colombia, senadores y senadoras, así sean los más gobiernistas. Son conductas que están destruyendo a este país, porque se está volviendo el imperio de la desvergüenza, de la vagabundería, de la manipulación.

Nueva prueba de que el ministro sí miente

Pero bueno. Qué hice yo. Le mandé una carta al secretario del Senado, doctor Gregorio Eljach, que como sabemos es el notario de la corporación, quien dice qué pasa y qué no pasa en los debates. Le hice dos preguntas. La primera: ¿El Senado sí aprobó que las tropas del Comando Sur actuaran en Colombia? Y la segunda: ¿Una carta de unos senadores, por distinguidos que sean, reemplaza la aprobación en el Senado? Y miren lo que me contesta el secretario, el notario de la Cámara alta: “El Senado de la República en ningún momento autorizó el tránsito de tropas a lo cual usted se refiere”. ¿Otra prueba más, ministro, quiere otra prueba más? ¿Quién quiere otra prueba más, cuál de los jefes de los partidos duquistas quiere una prueba más?

Les voy a dar otra. También del secretario del Senado, para aclarar si una carta suscrita por los honorables senadores de la República puede ser equiparada al resultado de una votación, y a la pregunta, ¿si una carta de amigos del gobierno reemplaza una votación en el Senado?, esclarece Gregorio Eljach: “No se encontró norma expresa de la Ley Quinta que así lo establezca”.

Resulta que los servidores públicos sólo podemos hacer lo que nos autoriza la ley. Si no hay norma expresa en la Ley Quinta que autorice las dichosas cartas, entonces no constituyen aprobación de tropas extranjeras en Colombia, señor ministro, señor Presidente de la República, jefes de las bancadas oficialistas. Y ojalá alguno de ustedes se pare y me revierta la afirmación que estoy haciendo con todas las pruebas a la mano.

Pero la acusación es aún más grave, no solo a un ministro que avergüenza al país, y más porque está al mando de la Fuerza Pública, sino también al presidente Duque, porque a sabiendas de estar violando la soberanía y violando la Constitución y las leyes, les da autorización a las tropas de guerra de Estados Unidos para que actúen en Colombia. Él sabía lo que hacía, porque el proceso pasó por la Oficina Jurídica de la Presidencia de la República, y ellos sabían muy bien lo que estaban haciendo, sabían del fraude que estaban cometiendo. Y hoy las tropas de Estados Unidos, senadores y colombianos, siguen en la ilegalidad. Si este fuera un gobierno medianamente serio, ya habría dado orden de suspender de nuevo la presencia de las tropas del Comando Sur mientras tramitamos en el Senado si la autorizamos o no.

Acusaciones legales a Holmes y a Duque

Entonces, ante tantas violaciones, distintos congresistas, senadores y representantes denunciamos ante la Justicia al doctor Holmes Trujillo y al Presidente de la República. Al doctor Holmes en la Procuraduría, por haber cometido una ilegalidad manifiesta, porque los servidores públicos no podemos violar la ley ni mentir ni engañar. Y al Presidente Duque ante la Comisión de Acusaciones, por las mismas razones. Violaron los dos las normas.

Aprovecho para hacerle un llamado al señor Procurador General de la Nación, pilas, muévanse con el proceso. O habrá que esperar tres años para descubrir que el ministro mintió y engañó cuando los senadores y representantes dimos todas las pruebas. No. Hay justicia si es cumplida o si no, no la hay. Muy cordialmente le digo al señor Procurador General de la Nación, muevan el proceso, condenen si es el del caso, o rechacen nuestra acusación, pero no puede ser que la engaveten para que duerma el sueño de los justos.

Hay otra prueba del engaño y la mentira. Es que los mismos congresistas antes mencionados acusamos por desacato al señor presidente Duque ante el mismo Tribunal Administrativo de Cundinamarca. ¿Y saben qué hizo el Tribunal? Le dio tres días al presidente para explicar qué había pasado. Nos aceptó nuestra denuncia, nuestro reclamo, le dio tres días, 72 horas, oiga, Presidente Duque, expliqué a ver si cumplió o no cumplió.

Nuevas mentiras y engaños

Bueno, entonces pasan cosas. El Consejo de Estado, a los dos días, en octubre 17, tumbó la tutela a la que me estoy refiriendo. La decisión creó una realidad jurídica, que de manera tramposa utilizaron aquí en el Senado todos los partidos duquistas, capitaneados por el Centro Democrático, para inventarse el cuento de que la moción de censura al ministro no iba, que porque ya se había caído la tutela. Es evidente que se cayó. Nosotros le estamos exigiendo al procurador que la lleve a la Corte Constitucional. Tiene que ir a la Corte Constitucional, señor procurador. Porque aquí no pueden pasar hechos de tanta gravedad como el de violar nada menos que el derecho constitucional que tenemos los congresistas de hacer mociones de censura para sacar ministros indeseables y pasar por alto el trámite. No. Exigimos que sea la máxima Corte en lo constitucional la que nos diga qué fue lo que pasó.

La tutela se terminó cayendo, pero mienten quienes aducen que porque la tutela se cayó, entonces ya aquí no hay proceso legal ni contra el ministro de Defensa ni contra el Presidente la República. No. Es que el fallo del Tribunal Administrativo estuvo vigente del 1° de julio al 17 de octubre, más de tres meses, en el transcurso de los cuales se cometieron violaciones y desacatos a la ley. Ahí están todas las mentiras, ahí están, todos los engaños, ahí están, todas las violaciones, ahí están, todo el desacato al tribunal, ahí está. Nada se borra porque el Consejo de Estado haya tumbado la tutela, entre otras, no con un fallo sobre el fondo, sino sobre la forma, señalando que la tutela no cabía, porque debió hacerse de otra manera. Pero el Consejo de Estado no le negó al Tribunal de Cundinamarca la atribución de dar órdenes al Presidente. El Consejo de Estado no dijo que fuera legal la violación de la ley que había hecho el Presidente de la República. El Consejo de Estado no dijo que las tropas de guerra de Estados Unidos estaban actuando legalmente en el territorio nacional. No, no lo dijo el Consejo de Estado. No engañen a la gente. Ministro, no siga metiendo el cuento, porque incluso me lo puso en la respuesta mentirosa que me envió esta tarde. No siga hundiéndose en el fango de las falacias y las falsedades.

Luego el doctor Holmes sigue siendo indigno para el cargo. Preferiría que no fuera así. No crean que me gusta hacer estos debates. Los hago porque me toca, alguien los tiene que hacer. Y repito, usted es indigno para el cargo. Las violaciones subsisten, no importa que el Consejo de Estado haya tumbado la tutela, y subsisten aun si la Corte Constitucional la dejara tumbada.

Otro engaño del ministro Holmes

Una segunda parte que quiero mencionar, también muy importante. Hasta aquí he intentado dejar en claro el debate sobre la legalidad de las actuaciones del ministro y el presidente. Paso a referirme ahora a la argucia con que ha salido el señor ministro. Lo que pasa, senador, responde, es que no se trata de tránsito de tropas extranjeras, porque las tropas no están en tránsito, sino que están acantonadas en Colombia. Entonces no cabe la idea de que es tránsito.

Lo primero que debo aclararle al doctor Carlos Holmes Trujillo es que definir lo uno o lo otro no es potestad del ministro de la Defensa. Lo aclaró expresamente en su fallo el Tribunal Administrativo de Cundinamarca. Aquí los únicos que pueden determinar, por mandato expreso de la Constitución, si es o no tránsito son el Congreso de la República y Consejo de Estado. No le compete ni siquiera al Presidente de la República. Y ya el Tribunal conceptuó que sí tiene toda la cara de ser tránsito. Pero bueno, falta ver qué dirá el Senado, al que no lo dejaron actuar, al que engañaron, al que atropellaron, y falta ver qué va a conceptuar el Consejo de Estado, al que ni siquiera le permitieron opinar. Entonces no es usted, ministro, el llamado a definir si es tránsito o no. Ni la Constitución ni la ley se lo permiten. No se arrogue atribuciones que no tiene. Es que aquí no estamos en un debate, ministro, sobre lo que usted piensa sobre asuntos jurídicos. Estamos es debatiendo si usted cumple o no la Constitución y la Ley, así no le guste. Porque aquí nadie tiene corona. Usted no es el Rey Sol, aquel que decía “El Estado soy yo”, aquí nadie, por distinguido que sea, puede arrogarse funciones constitucionales. Claro, usted sabe que cuenta a su favor con unas barras bravas que le aplauden lo que sea, como también en las redes, lo que le deja garantizada una cierta impunidad, con la que seguramente va a contar esta tarde hoy aquí. En cambio, las denuncias que aquí hacemos algunos senadores poco se amplifican en los medios de comunicación.

¿Es tránsito o no es tránsito? Pero si no es tránsito, como aduce el ministro, pues peor. Y peor, porque en la Constitución Política de Colombia, desde 1821, desde Simón Bolívar, el Libertador, no hay ningún artículo que autorice a tropas extranjeras actuar en el territorio nacional. No existe. Lo máximo que autoriza la Constitución, y viene en la norma desde 1821, es el tránsito. ¿Qué quiere decir tránsito? Que, por ejemplo, unas tropas extranjeras desembarcan en Barranquilla porque van para el Pacífico, atraviesan por tierra la geografía nacional y en Buenaventura cogen un barco y siguen para alguna parte. Tránsito significa que las tropas no pueden operar.

No hay artículo en nuestra Constitución que lo permita, más allá del tránsito. Es más, ministro, le hago un reto formal. Muestre el artículo de la Constitución Política que autorice a unas tropas extranjeras, además del tránsito, hacer cualquier otra cosa en Colombia. Es más, le hago un reto. Si usted me muestra el artículo, yo renuncio a mi curul de senador, pero si no lo muestra, le toca renunciar es a usted. Hagamos la prueba así a ver cómo salen las cosas. Pero usted sabe que no existe. Y no me va a venir con el cuentico con el que ha salido por ahí de que hay unos tratados internacionales que lo autorizan. Miente, ministro. No hay tratado internacional firmado por Colombia que autorice que tropas extranjeras actúen en el sagrado territorio nacional, no existe, no insista en la falacia.

Y vamos a un detalle interesante, porque ustedes, colombianas y colombianos, se deben estar preguntando algo obvio. Si el gobierno detenta la mayoría en el Senado, y la mermelada sí que le ayuda bastante, por qué no hizo lo que le ordenaba el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, pedirle permiso al Senado para autorizar la presencia de las tropas del Comando Sur. No lo hicieron ni el presidente ni el ministro porque saben que no hay norma constitucional que lo autorice. Primero, porque no es tránsito, y segundo, porque si no es tránsito, no hay otra norma en la Constitución que les dé vía libre a las tropas de guerra de Estados Unidos para operar en el territorio nacional. Sobre el punto se ha mentido y engañado por lo menos durante 30, 40 ó 50 años. Lo que está ocurriendo hoy no es nuevo en Colombia. Lo han hecho todos los gobiernos pasándose la Constitución por la faja.

Tuve que ver con un momento de la historia donde el punto se aclaró. En el gobierno del presidente Uribe se empecinaron los gringos en instalar siete bases de guerra en el territorio nacional. Y el gobierno de Colombia les acató la orden. Iban a volver a Colombia una colonia de Estados Unidos, con miles de soldados y con aviones tan poderosos que hasta podían bombardear a la Argentina tomando a Colombia como plataforma de ataque. Algunos nos opusimos, yo hice aquí el debate, y el litigio se fue a una demanda a la Corte Constitucional. ¿Y saben qué falló la Corte Constitucional, el máximo organismo en asuntos constitucionales? Que los gringos no podían poner las siete bases de guerra porque no hay ni artículo constitucional ni acuerdo ni tratado internacional que lo permita. La frase es de la Corte Constitucional, no del senador Robledo. Es lo que están desafiando ahora el ministro Holmes y Duque. Un fallo, ya hay un fallo, no hay norma en la Constitución ni tratado internacional que autorice que tropas extranjeras actúen en Colombia. Es por eso que no se atreven a pedirle al Senado la aprobación y por lo que tuvieron que inventarse una aprobación espuria, mañosa, ilegal.

El ministro es indigno por varias razones

Tercera parte. El ministro es indigno para el cargo por varias razones. La primera, porque promueve la ilegalidad, se ha pasado por la faja todas las leyes, él y el Presidente Duque. Indigno también por violar la separación de los poderes. Cómo así que viene a desconocer el Poder Legislativo, cuando para que haya democracia en Colombia tiene que haber separación de poderes. El presidente la República no puede ser un autócrata y sus empleados, como el ministro de Defensa, tampoco pueden actuar como él actuó. Es entonces indigno para estar en el cargo por haber violado la dignidad del Senado, por pasárselo por la faja y manipularlo. Les vuelvo a preguntar a quienes firmaron las siete cartas, ¿lo hicieron a sabiendas de lo que iban a hacer con ellas o los metieron de gancho ciegos, de idiotas útiles, manipulados? ¿Sabían ustedes que las cartas iban a ser usadas para violar la ley? Es una pregunta que les hago a los colegas.

Es indigno por razones éticas. Obvio, mentir, engañar, violar las leyes es un problema ético. Y el asunto se agrava por ser el ministro de Defensa. Me permito leer, en los valores del Ejército, el punto sobre la transparencia. En él se habla de “honor y rectitud de las acciones que se emprenden por la patria, siendo impenetrables ante la corrupción y actuando según la Constitución Nacional y la Ley, bajo el lema, la ética y la integridad me hacen transparente”. ¿Usted sí es transparente, ministro, usted sí les da ejemplo a sus tropas sobre las normas estatutarias de la misma fuerza pública? Yo creo que no.

Ahora, indigno también por amenazarme, ministro Holmes. Sabiendo que yo tengo la razón, tiene usted el descaro, para intentar cubrir los cargos, de salir a decir que me va a amenazar con una demanda. Pues hágala si quiere hacerla, pero eso también lo hace indigno para estar en el cargo. Porque yo actúo aquí por mandato de la Constitución y de la ley. No estoy aquí de pato, es mi derecho y mi deber constitucional y lo estoy cumpliendo, para eso me pagan y me pagan carísimo. No vine a dormir al Senado de la República ni a aplaudirle cualquier cosa a la Casa de Nariño. Pero además lo estoy haciendo con las pruebas en las manos.

Y además soy inviolable por mis acusaciones contra el gobierno, es un principio elemental de la democracia de todos los países del mundo. Ministro, ¿no lo sabe, usted que aspira a ser jefe del Estado?

Es indigno por otra razón, y la resaltó el Tribunal: lo que hoy está en debate atañe a la soberanía nacional. Lo consagra el artículo 217 la Constitución: “La nación tendrá para su defensa unas fuerzas militares permanentes, constituidas por el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. Las fuerzas militares tendrán como finalidad primordial la defensa de la soberanía, la independencia, la integridad del territorio nacional y el orden constitucional”. Y viene usted a intentar meternos el cuento de que unas tropas extranjeras de guerra que hoy actúan en Colombia son garantía de la soberanía nacional.

Es bueno que los colombianos sepan, y hasta es probable que algunos congresistas lo ignoren, que las tropas norteamericanas hoy actuando en Colombia, o las de cualquier país, no le cumplen órdenes al ministro de Defensa. Se ríen si el doctor Carlos Holmes les llega a dar una orden, ni siquiera al Presidente Duque. No. Cualquier tropa de cualquier país del mundo le cumple órdenes al jefe del Estado cuya bandera juró defender. Las tropas gringas que están hoy actuando en Colombia le reciben órdenes a Washington, al Pentágono, al Departamento de Estado. Las tropas de guerra del Comando Sur no nos representan a los colombianos. Representan los intereses de ellos. Y si fueran alemanas o venezolanas, sería lo mismo.

Tienen vocación de alfombra

Digamos una cosa última de por qué usted es indigno para el cargo incluso desde antes de ser ministro de Defensa. Ustedes se deben acordar, siendo el doctor Holmes ministro de Relaciones Exteriores, cuando un día salió en la televisión el señor John Bolton, poderoso jefe en ese momento del aparato militar de Estados Unidos, con una libretita amarilla, que se puso por delante para que se leyera. La libretica amarilla decía: “5.000 soldados de Estados Unidos a Colombia”. Con el poderío militar de Estados Unidos, cinco mil soldados es una cantidad descomunal. Lo que estaban pensando él y Trump era invadir a Colombia, convertir a Colombia en una colonia Estados Unidos, porque cinco mil tropas son prácticamente inderrotables o hacerlo sería dificilísimo. Pero además, todo calculado para amenazar y de pronto invadir a Venezuela. Y resulta que si estalla una guerra en Venezuela, se incendia Colombia. Al doctor Duque puede no gustarle el gobierno de Venezuela, y a quienquiera puede no gustarle, pero si se incendia Venezuela, si hay una guerra en Venezuela, se puede incendiar Colombia. Quienes estamos en puestos de responsabilidad deberíamos ser cuidadosos y respetuosos con los intereses de los colombianos.

El doctor Holmes era el ministro de Relaciones Exteriores, y aquí le preguntaron los medios sobre el tema y se puso bravísimo con el entrevistador. No fue capaz de decir nada, agallinado ante la agresión del señor John Bolton, nada, ningún reclamo, nada, como si fuera un asunto menor. Pero no sólo eso, miren la otra que hace. A los días se va para Washington el señor canciller de la República de Colombia, y allá se reúne con John Bolton. ¿Qué ocurrió? Lo voy a leer tomado de Semana, porque si no, ustedes no me lo creen. Cuenta Semana que cuando iba para la reunión con John Bolton, el canciller de Colombia se bajó y se compró unas libretas amarillas iguales a las de Bolton, la de las cinco mil tropas, “y al encontrarse con el gringo le dijo: Mister Bolton le traje un regalo”, la libreta amarilla, auspiciándole y alcahueteándole su agresividad. “El funcionario se sorprendió, lo recibió y los dos celebraron el encuentro con carcajadas”. Ministro, a usted lo salva, en la vida política, es por estar en Colombia, en otro país se cae fulminantemente. Terminar abrazado con un míster que amenaza invadir a Colombia con cinco mil soldados y llevarle una libreta de regalo y celebrarlo a carcajadas con él, por favor, por favor.

Es Holmes el que le hace daño a la fuerza pública

Concluyo aclarando que este no es un debate contra la institucionalidad de la fuerza pública. Yo entiendo de estas cosas un mínimo. Todo Estado incluye tener una fuerza en armas. Lo que se discute es si es democrática o no es democrática. Pero aquí a nadie se le puede ocurrir pensar que no debe haber fuerza pública y yo no lo estoy planteando. No meta ese cuento, ministro, no venga a arroparse con las banderas que se pone usted detrás, de manera abusiva, con el cuento de que estamos armando un debate contra esas banderas. No. Este es un debate de control político contra usted, señor ministro, no abuse de su autoridad, no abuse de su poder. El ministro Carlos Holmes Trujillo abusa cuando en un debate de este tipo sienta militares a su lado. Holmes no es la fuerza pública, no es la institucionalidad, no es el Rey Sol. Les está haciendo un daño inmenso a las Fuerza Armadas.

El interés de grupo contra el de Colombia

Me pregunto, y por qué el Presidente Duque no lo ha sacado, con el daño que le está haciendo al país. No lo saca por una razón, y todos la sabemos, porque el doctor Holmes Trujillo es precandidato a la Presidencia por el Centro Democrático. No lo puede cambiar, porque le daña la candidatura. Y mi problema no es que sea candidato, tiene todo el derecho a serlo. Lo que irrita es que se esté sacrificando el interés nacional por el interés político del Centro Democrático. Lo mínimo que uno debe aprender en política es estar dispuesto a sacrificar el interés personal por el interés de la nación. ¿Por qué lo mantienen en el cargo? Porque están politiqueando. No. Váyanse con su música a otra parte.

Termino nuevamente llamando a la Procuraduría a que las acusaciones que se hicieron se tramiten de verdad, como un derecho que tenemos los ciudadanos y los senadores de la República.

Seguramente este debate no conducirá a la caída del ministro, y, es más, no me sorprendería que a él también le den la Cruz de Boyacá, con tantos actos de heroísmo y tantos servicios a la Patria, como otras que se han otorgado. Ahí no me hago ilusiones.

Puede que las mayorías voten y terminen ganando este debate. Aquí no se atreven a condenar a un ministro. Pero les insisto en la pregunta a los senadores de las 69 firmas, y a los que votaron que no se hiciera la moción de censura, ¿ustedes están de acuerdo con todo lo que hizo el ministro y participaron en la conspiración o se fueron de gancho ciego? Y midan lo que dicen, porque los puede llamar la Procuraduría a ver cómo fue lo de las cartas, porque ahí hubo un acto ilegal, ahí hubo fraude. Las cosas hay que decirlas.

Seguramente lo sacan en hombros y aplaudido y le aumentan las banderas que le ponen detrás y le suman otro mérito para ser candidato a la Presidencia de la República, porque en Colombia las cosas funcionan al revés.

Decirles a los que estamos luchando, no vamos a dejar de luchar, no nos vamos a someter, vamos a señalar con el dedo acusador todo lo que se haga mal en Colombia contra el progreso del país.

Aun si no tumbamos al ministro, aquí hay que recordar una frase de Jorge Luis Borges, el escritor argentino, que gustaba citar Carlos Gaviria: “La derrota tiene una dignidad que la ruidosa victoria no merece”.

Este debate prueba hasta la saciedad que el ministro es indigno para el cargo. Seguiremos luchando. Sigo llamando a un Pacto Nacional, unámonos todas las gentes que estamos de verdad por el progreso de Colombia, sectores populares, urbanos y rurales, clases medias, empresarios, todos unidos para que a este país no lo sigan destruyendo de esta manera ominosa como lo vienen haciendo.

Réplica.

Con las respuestas del señor ministro de Defensa, acabamos de asistir al estilo Trump en su versión subdesarrollada, que consiste en revolver una cucharada de verdad por una tonelada de manipulaciones, falsedades y mentiras. Es el estilo Trump, calculado para que los compadres políticos se armen de falacias para defenderse y para que los pusilánimes se hagan los locos. El cálculo es que la mayoría de la gente no entienda bien de qué se trata y así entonces salen ellos bien librados.

Tengo que hacerle un reconocimiento, señor ministro, fue usted capaz de superar a Néstor Humberto Martínez en las argucias, eso, me imagino, que a usted le sabrá a gloria, pero los colombianos me entenderán de lo que estoy hablando, la mayoría de los colombianos.

Insistamos en qué fue lo que se dijo aquí para no confundirse. El Tribunal Administrativo de Cundinamarca le ordenó al Presidente pedirle permiso al Senado para que las tropas de Estados Unidos pudieran actuar en Colombia. Fue lo que sentenció, porque es lo que ordena el Artículo 173.4 de la Constitución Nacional, así no les guste ni al señor ministro ni a los amigos del señor ministro.

La segunda orden que le dio fue que, como no había pedido permiso, suspendiera la autorización que les había dado a las tropas norteamericanas para actuar en Colombia. Un debate de legalidades, de falsedades y de faltas a la ética. Y tan tenía potestad el Tribunal para dar esas órdenes que el Presidente de la República acató la segunda orden. Era la prueba de que no había pedido el permiso, porque si lo hubiera pedido, no habría tenido por qué acatar la orden. Y si el permiso no se necesitaba, como lo están diciendo aquí, también habrían podido decir que no acataban la orden.

Pero hay una cosa que los mata en este debate, señor ministro, y es que el Presidente de la República acató la orden del Tribunal y suspendió las actividades de las tropas. Luego reconoció que no había pedido el permiso, reconoció que había violado la Constitución y la ley. Así de simple, esa es la realidad.

Lo que no se sabía en ese momento, cuando el Presidente se sometió a la orden del Tribunal, es que el propósito no era el de cumplir la segunda orden, sino, por el contrario, hacer la maturranga que usted armó para que el Senado no tomara una decisión, porque el Artículo 173.4 lo que establece es que debe pedírsele permiso al Senado, porque el Senado, entre sus atribuciones constitucionales, es el que define si pueden o no esas tropas hacer tránsito por Colombia.

Y en vez de cumplir honradamente con la orden del Tribunal, que lo habían podido hacer, porque detentan la mayoría en el Senado, y haber convocado un debate para determinarlo, el ministro en una manipulación, y yo sé por qué no explica, porque no tiene cómo hacerlo, en vez de aceptar la orden, se puso a inventarse la maturranga de siete cartas de siete partidos políticos distintos, todas como una forma Minerva, para meter el cuento de que con ellas estaba cumpliendo con la orden del Tribunal. Y resulta que es mentira. No importa que usted diga 37 o mil veces que fueron 69 senadores, señor ministro, porque lo cierto es que no le servían.

Ahora, hoy usted insistió en otra mentira cuando aduce no haber dicho que el Senado había autorizado las tropas. Bueno, lo reseñaron muy bien los medios de comunicación, que no son bobos y que saben leer. Lo entendió también el presidente del Senado de ese entonces, Lidio García, cuando le exigió que rectificara. Tanto es así que le dijo, no mienta al respecto porque el Senado nunca aprobó. No lo digo yo, es que lo están diciendo los medios de comunicación y lo está diciendo nada menos que el ex presidente del Senado.

Voy a volverles a leer a los colombianos lo que dijo el ministro después de que echó el cuento de los 69 senadores, cuál fue la conclusión que sacó, es transcripción textual: “La suspensión decidida por el Tribunal tenía lugar mientras el Senado definía lo relativo al control político, una vez se definió ese asunto mediante la comunicación de 69 senadores, el señor Presidente autorizó que continuaran las tareas de los soldados norteamericanos”. Más claro no canta un gallo. El Tribunal dio la orden de suspender la presencia y la actividad de las tropas norteamericanas en Colombia, dice Holmes, mientras el Senado definía lo del permiso, y una vez definido por el Senado de la República con la comunicación de 69 senadores, añade, y ya cumplida la orden del Tribunal, el presidente Duque dio de nuevo la autorización a las tropas. Pero resulta que es absolutamente falso. El Senado no dio el permiso, y no tiene cómo volarse de ahí porque está cogido con las manos en la masa.

Montó otra vez el enredo de que no era tránsito. No, señor ministro, es que el Tribunal no le pide a usted sus opiniones, le da órdenes para que las cumpla. Y el Tribunal decidió que había que analizar el tránsito, y además le dijo, lo tienen que definir entre el Senado y el Consejo de Estado, al que ustedes tampoco le consultaron. Repito, no es un debate sobre sus opiniones, sino sobre si usted y el Presidente de la República cumplieron o no las órdenes de los jueces. Como le tocó someterse y cumplir la orden de la Corte Suprema de Justicia que también violó usted en primera instancia. Porque el estilito de violar la Constitución y la Ley no es nuevo de parte suya. Y le tocó someterse. Aquí se voló y no tuvo que someterse, pero eso no le quita la violación flagrante de lo establecido.

Y el problema de no reconocer que es tránsito lo empeora, se lo dije, porque resulta que no hay artículo en la Constitución que autorice la presencia de tropas más allá de tránsito y le pedí que mostrara el artículo y no lo mostró, señor ministro, no lo mostró, muéstrelo, no lo tiene, usted sabe que no existe, desde la Constitución de 1821 no existe, como tampoco mostró ningún tratado internacional que autorice presencia de tropas extranjeras en Colombia. Ya lo había establecido la Corte Constitucional cuando le tumbó las bases de guerra al presidente Uribe, quien intentó imponerlas en Colombia. Son hechos conocidos por los colombianos. Se empecinan en engañar, en manipular, en faltar a la verdad. Y usted echa todo un cuento retorcido y aquí algunos de sus paniaguados salen a repetir como loros sus falacias, convencidos que nos confunden a todos. No. Puede que confundan a mucha gente, pero tengo la tranquilidad que gané el debate. Entre la gente entendida no funcionan sus argucias.

Lo del fallo del Consejo de Estado lo acato y lo respeto, no lo puse en duda. Pero lo que también dije, señor ministro, y se lo repito a los colombianos, es que durante dos meses y medio usted violó la Constitución y la Ley, lo mismo que el Presidente Duque. Y el fallo del Consejo de Estado no borra las violaciones cometidas por ustedes. Además, porque el fallo es sobre la forma no sobre el fondo. Quedó tumbada la tutela, y esperamos que lo revise la Corte Constitucional, previo el trámite de la Procuraduría. Pero aun si la Corte Constitucional no echa atrás la decisión del Consejo de Estado, las violaciones a la ley siguen ahí, como todas sus mentiras, sus falacias, sus irresponsabilidades, y son acciones que han de ser investigadas y sancionadas por la Procuraduría. Usted violó el Código Disciplinario Único. Y el Presidente de la República violó la Constitución y la Ley cuando autorizó que las tropas actuaran. Nada cambia por el fallo del Consejo de Estado. No insistan en la falacia, actúen con honradez, con reconocimiento. Un fallo que tumba una acción jurídica no modifica las violaciones a la ley ocurridas antes de dicho fallo, como sucedió en este caso.

Y por último decirle, señor ministro, demande lo que quiera demandar, a mí no me va a espantar con retruécanos y con cuentos calculados para despistar incautos, porque no somos incautos. Usted perdió el debate con el público ilustrado, el que entiende de estos asuntos, y no lo puede ganar, porque son hechos absolutamente manifiestos, las pruebas están ahí, por completo incontrovertibles.

Usted mintió, engaño y violó la Constitución y las leyes de la República. Tomen las determinaciones que quiera tomar. Yo me ratificó, señora presidenta, en todo lo que he dicho porque el doctor Carlos Holmes Trujillo no pudo refutar ni una sola de mis acusaciones y de mis aseveraciones.

Muchas gracias, señora presidenta.