Por Jorge Enrique Robledo / @JERobledo
Solo de #DuqueCarrasquilla podía salir una reforma tributaria tan cruel con la gente y tan contraria al progreso del país, porque su objetivo es aumentarles los impuestos a los pobres y a las clases medias, para reducírselos a las mayores corporaciones, y en especial a las extranjeras, cada vez más dueñas de la economía nacional.
Según las cifras de 2020, porque las de 2019 ocultan información (Enlace 1), el IVA –¡y a los alimentos básicos: leche, arroz, cebollas, tomates, libros, cuadernos…!– aumentará en 12,04 billones de pesos, en tanto que a las empresas, de distintas maneras, les bajarán los impuestos en 10,29 billones. Y a la clase media también le incrementarán el impuesto de renta en otros 2,05 billones, reteniéndole en la fuente desde sumas menores, recortándole otra vez los deducibles, imponiéndole sumar ingresos de distintos orígenes y hasta gravándole las pensiones.
Con toda viveza, #DuqueCarrasquilla afirman que a los “más pobres” les devolverán el incremento del IVA, lo que además presentan como un regalo y callando que así ampliarán el clientelismo, su carne de urna. Y ocultan que incluso si se diera la devolución, lo que está por verse, no sería a todos los “más pobres”, porque eso es imposible. No digan mentiras. Y nada le retornarán a la clase media, a la que, como hizo Santos, la presentan como merecedora de más exacciones, como si le sobrara la plata. Si se analiza la tan mentada tabla de los deciles, un burdo engaño queda al descubierto. Porque los deciles 1, 2 y 3, a los que se les devolvería el incremento del IVA, por hogar tienen ingresos mensuales promedio entre 253 mil y 933 mil pesos, lo que significa que hacia arriba todos son de clase media y el castigo es pleno. ¡Desde un salario mínimo! Y saben cuál es el ingreso mensual promedio del decil 10, el que llaman de los “más ricos”: ocho y medio millones de pesos ($8.464.521), donde esconden a los verdaderos magnates.
Constituye otro engaño de #DuqueCarrasquilla afirmar que la reforma es para aumentar el llamado “gasto social”. Porque las cuentas dan que en 2020, y empeorará en los años siguientes, el aumento neto del recaudo será solo de 1,28 billones de pesos, otra manera de probar que el objetivo principal de la reforma es beneficiar a unos pocos, siguiendo las órdenes de la OCDE. Y dejo constancia de que la tasa del impuesto de renta de las pequeñas y medianas empresas debe ser menor que la de las mayores, como lo hemos propuesto en las anteriores reformas tributarias. ¿Pero por qué disminuírselo, por ejemplo, a la séptima persona más rica del mundo, que goza de un patrimonio de 67 mil millones de dólares y cuyos monopolios en Colombia en 2017 vendieron 11,5 billones de pesos?
Los neoliberales enredan diciendo que es mejor gravar a las personas naturales más adineradas que a las empresas –cosa que puede debatirse–, pero la reforma tampoco grava en serio los dividendos ni los ingresos ni el patrimonio de dichas personas, mientras que empeora uno de los sistemas tributarios ya de por sí más regresivos del mundo. Ni persigue a los grandes evasores de impuestos y a sus asesores tributarios, que tienen el privilegio de no pagar con cárcel por robarle al país. “Para la Colombia de quinta categoría que necesitamos, basta con exprimir a reventar a los sectores populares y a la clase media”, dirán.
La reforma tributaria #DuqueCarrasquilla deprime además el consumo –como pasó con la de Santos–, lo que golpea a la industria, el agro y los demás sectores, al igual que al empleo. Y constituye otra falacia afirmar que lo que se les rebaje en impuestos a los más poderosos lo reinvertirán en el progreso del país y se superará su crisis.
Coletilla: a Carrasquilla lo absolvieron no por inocente sino por compadrazgo político. Lo protegió el Frente Nacional duquista, es decir, la suma de uribistas y santistas. Y se sabe que estos, los mismos con las mismas, también son capaces de aprobar hasta la peor reforma tributaria, utilizando la misma demagogia de siempre: primero criticarla, luego retocarla sin cambiarle su esencia y al final aprobarla, con los que los pobres y las clases medias deben quedarles políticamente agradecidos a los Duque, Carrasquilla, Uribe y otros.
Bogotá, 9 de noviembre de 2018.