Intervención del senador Jorge Enrique Robledo sobre temas de energía, minería y petróleo, Comisión Quinta del Senado, 9 de junio de 2015.
Los pequeños y medianos mineros no son criminales. El Plan de Desarrollo es inconstitucional e ilegal: por ejemplo, nada tiene que ver con el desarrollo un artículo que autoriza al gobierno a poner tropas colombianas al servicio de las guerras de potencias extranjeras. 529 compatriotas electrocutados en la Costa Caribe. Indignación por el alza en las tarifas de Electricaribe de hasta 104 por ciento en el componente comercialización. Graves casos de corrupción en la ANH. Que el gobierno sustente con detalle la idea de irse a invertir en el Golfo de México. En el PND, la crisis petrolera será una oportunidad más para las trasnacionales. Estamos regalando el petróleo y los minerales. La política minera y petrolera del gobierno nacional es llevar hasta el absurdo las gabelas al capital extranjero.
Empiezo por unirme al clamor del senador Mejía sobre lo que ha pasado en Riosucio, en Supía y en Amagá, porque lo de la minería es una tragedia cotidiana que ya casi ni sale en los medios de comunicación a no ser que se trate de un número muy crecido de muertos. Y me uno a la idea de que vayamos hasta allá y lo miremos más de cerca, como lo hemos hecho en otras ocasiones. Es un tema, y lo señalaba el senador Luis Emilio Sierra, que en la Comisión hemos planteado desde hace rato. Particularmente, llevo años denunciando que la política del gobierno es inaceptable y está garrafalmente equivocada. Se inventaron la mentira de que todos esos pequeños y medianos mineros son criminales, como un pretexto para no darles la atención a que tienen derecho, cuando lo que hay ahí son multitudes de gente pobre pero honrada, trabajadora, luchadora, haciendo minería en unas condiciones espantosas. Y lo único que les llega del gobierno es estigmatización y maltrato y represión y persecución. Uno nota la odiosa discriminación. Qué solícitos son los funcionarios cuando se trata de los asuntos de las trasnacionales, cómo son de mansitos y de querendones y de dedicados a ver cómo corren a cuadrarles una cosa y la otra, y el artículo, y la coma, porque hay un míster de por medio. Pero cuando es un Pérez o un Rodríguez, que traigan a la policía y al ejército y a destruir, sin preguntar siquiera, las herramientas de trabajo. Realmente lamentable. Y lo que quedó en el Plan de Desarrollo, señor ministro, no nos va a resolver este problema, porque sigue habiendo un desenfoque en el tratamiento. Se aborda como un tema de policía lo que es un problema social, económico y político.
Se me fue el ministro, que es a quien me voy a referir, y no es bueno criticar a los que no están. ¿Qué hacemos, señor presidente? Lo espero un momento…
Anunciar, en segundo término, que el Polo Democrático Alternativo va a presentar un cúmulo de demandas de inconstitucionalidad contra el Plan de Desarrollo. Son muchas las ilegalidades. Hasta la publicación es fraudulenta. Es una vergüenza que el gobierno sancione el Plan y lo promulgue, a pesar de que se le explicó con todo detalle al Presidente de la República que la publicación en la Gaceta había sido fraudulenta. E ilegaliza aún más el Plan haber metido dentro de él un montón de leyes como a las escondidas para evitar el trámite especializado, como en el caso de la salud, para poner un ejemplo, o el de la minería. Ministro, han debido aprobar una reforma minera por fuera del Plan Nacional de Desarrollo, porque es ilegal hacerlo como lo hicieron.
Hay un artículo, por ejemplo, que nada tiene que ver con el desarrollo, un horror, el que autoriza enviar tropas colombianas a guerras internacionales al servicio de potencias extranjeras. No me canso de denunciarlo, no sé ustedes qué pensarán, pero me horroriza ver un campesino colombiano haciéndose matar no sé dónde en beneficio de los gringos o los europeos. Además es abiertamente inconstitucional.
529 compatriotas electrocutados en la Costa
Voy al tema que nos ocupa. Crece la indignación en la Costa hasta un punto que hace días no se veía, señor ministro. Hoy apareció un artículo muy duro en La Silla Vacía en relación con lo que está pasando, y no es para menos. Informa que entre el 2004 y el 2012, 529 compatriotas de la Costa Caribe han muerto electrocutados por la mala calidad del servicio de energía que brinda Electricaribe. La persona abre la nevera o prende el ventilador, el abanico, como dicen allá, y queda electrocutada.
Y la indignación es todavía mayor, y usted lo sabe, señor ministro, porque fue usted quien firmó el decreto, por la escandalosa alza de las tarifas de energía. En el estrato cuatro, que es el que ni recibe ni da subsidios, el kilovatio subió en los dos últimos meses de 314,44 a 347,91 pesos, un incremento del 10,6 por ciento. Pero cuando se entra al detalle para entender por qué un incremento tan oneroso, y falta ver qué va a pasar en los meses que siguen, se descubre que hay un incremento, lo denuncia la prensa de Barranquilla, del 104 por ciento en el componente comercialización.
La Libertad, un periódico muy importante de Barranquilla, acaba de publicar un editorial titulado “Basta de la burla y atropellos de Electricaribe”. No sé si usted lo habrá leído, señor ministro, pero lo ataca duro a usted y a las principales autoridades del gobierno. Lo cito textualmente: “Parece que se hubiesen puesto de acuerdo para abusar de los maltrechos usuarios de Electricaribe y asaltarlos sin pistola en mano”. Voy a leer otro texto, preferiría no hacerlo, pero creo que es la única manera de entender la indignación que hay en la Costa. Dice: “¿Dónde está la superintendente de Servicios Públicos Regional? A los señores de la Creg, como al ministro de Minas y Energía, debería sancionarlos la Procuraduría por mentirosos —la palabra no es mía, no suelo usarla, es la que está en el editorial— al firmar una resolución afirmando que Electricaribe es una empresa eficiente. Semejante mentira puede ganarse el premio mundial de la mejor falsedad que se haya contado en el mundo”. Es al final la rabia por lo que está pasando. Unas tarifas escandalosamente caras, se mueren nuestros compatriotas costeños electrocutados por las redes de energía, se va la luz y se dañan los electrodomésticos, se arruinan negocios como las heladerías y similares, son accidentes graves de todos los días y, no sé, señor ministro, ustedes qué están esperando. ¿Que se arme un lio mayúsculo? Y mientras tanto, los extranjeros de las trasnacionales hacen lo que se les da la gana, y a ellos sí los cuida solícito el gobierno nacional hasta el punto de ser capaz de declararlos “eficientes”.
Corrupción en la ANH
También ameritan debate otros temas planteados aquí. Son muy graves las denuncias, colegas de la Comisión Quinta del Senado, sobre la corrupción en la Agencia Nacional de Hidrocarburos. Hay dos hechos detectados y entiendo que va a haber nuevas revelaciones sobre casos todavía peores.
Quiero también poner los ojos, y desde ya le estoy pidiendo explicación, señor ministro, sobre la teoría esgrimida por el gobierno de irse a explorar costa afuera, cuando, según se nos informa, los costos allí pueden superar diez veces los de un pozo convencional. Se va a necesitar que a esta Comisión le expliquen cómo las posibilidades de éxito costa afuera son diez veces mayores que las de tierra firme. Que no resulte quebrado Ecopetrol pagando unos pozos costosísimos costa afuera.
Y van a tener ustedes que sustentar con más detalle la idea de irse a invertir en el Golfo de México. Porque un pozo que resulte fallido es una plata importante que se pierde, pero cuando esa plata invertida se pierde en Colombia genera un impacto distinto a cuando se pierde invertida en el extranjero. Entonces nos van a tener que explicar, y con explicaciones técnicas, por qué prefieren irse por allá que quedarse aquí. Y sigue corriendo la idea de que Ecopetrol va a entregar lo que llama los campos menores, campos rentables que producen 145 mil barriles de petróleo al día sobre un total de 725 mil barriles. ¿Cómo es eso de entregar así no más negocios rentables?
Lo que está en el Plan de Desarrollo sobre política petrolera fue explicado en detalle por el ministro González en la entrevista con Yamid Amat publicada el domingo pasado en El Tiempo, e invito a los colegas a leerla. No la voy a detallar. Básicamente, se confirma lo que ya se sabía desde antes, también aquí mencionado. Se confirma que esto de la crisis petrolera va a ser una “oportunidad”, y ya se sabe para quiénes, una “oportunidad” para las trasnacionales de la minería.
Cada vez peor el negocio para la nación
Aquí llevan desde el 2002, por lo menos, desde el gobierno de Andrés Pastrana, después en los de Álvaro Uribe, y ahora en este, tomando medidas a favor de las trasnacionales mineras y petroleras, y medidas y medidas y medidas sin compasión. Disminución de los impuestos, disminución de las regalías, exenciones tributarias, medidas que le están empeorando el negocio a la nación. De la renta petrolera y de la renta minera, el llamado State Take, el nombre técnico que se les da, cada vez le toca menos a Colombia. Voy a darles algunos datos. Las zonas francas permanentes costa afuera van a pagar impuesto de renta del 15%, una gabela inmensa al negocio de las empresas que se establezcan allí. En relación con el plan incremental, el Plan de Desarrollo les da nuevas gabelas, que representan algo así como una disminución del 62% en el pago de regalías, no 62 en total, sino dentro de lo que están pagando en regalías. Y se van a revisar, ya lo ha anunciado el gobierno, los mecanismos de consulta previa. Además, a los yacimientos no convencionales les rebajaron las regalías en la Ley de Regalías, y si no estoy mal, esa fue uno de los muchos micos que metieron a escondidas dentro de esa ley.
Al punto al que quiero llegar es el siguiente: si el petróleo es mío, pero las regalías que obtengo por él son cada vez menores y se van esfumando, porque prácticamente han desaparecido los pagos directos, una figura que existía, y si además disminuye el impuesto de renta que les cobro a las empresas extranjeras, y todos los días me invento nuevas exenciones tributarias para favorecerlas, al final la conclusión a la que llegamos es que la nación está regalando su petróleo o cosa parecida. Si las regalías bajan y bajan, llega el momento en que cualquiera se empieza a preguntar, y cuál es el negocio para Colombia, de qué se trata este asunto.
Y entonces nos replican los funcionarios que hay que exportar y exportar y exportar, ¿y exportar para qué? Es un tema que le planteo como debate a la Comisión para que por lo menos se medite. Y la explicación en sencilla. Se exporta para conseguir divisas, dólares o euros, ¿y para qué? Para pagar las importaciones, se nos responde.
Y entonces aquí empieza otra discusión: qué es lo que estamos importando. ¿Tractores? ¿Equipos de electrónica? ¿Cosas que Colombia no produce y que necesitamos para el desarrollo nacional? O, por el contrario, estamos importando en proporciones muy grandes todo lo que nosotros podemos producir. Porque si me dicen: importemos tractores, yo respondo, listo, consigámonos los dólares así sea muy duro, porque los dólares cafeteros cuestan sangre entre los campesinos y los obreros agrícolas del café y entre los propios empresarios. Y qué se hace con esa plata: ¿importar tractores? No. Estamos es saturando al país de bienes importados que podríamos producir en Colombia, de arroz, de maíz, de sorgo, de soya, de leche, de carne de cerdo, de carne de res, de pollo, de telas, de zapatos, de confecciones.
Esa especie de avidez, de desespero por conseguir dólares para importar empieza a volverse un asunto sospechoso o por lo menos digno de discusión. Por ejemplo, se importan langostas vivas traídas de Canadá. Uno puede ir a un restaurante en Bogotá y pedir una langosta. Se la traen viva, se la cocinan y se la sirven en el plato. Uno se pregunta: ¿los colombianos no podemos pasárnosla sin langostas vivas traídas del Canadá o sin licores a unos precios estrafalarios? ¿Será que el guargüero de alguien se pela si no se toma un whisky así de encopetado? Son reflexiones, colegas, que hay que hacerse y que deberían ser parte del debate general. Estamos regalando el petróleo y los minerales para poder conseguir los dólares para importar, y lo que importamos nos trae la ruina.
Me acaba de decir la senadora Nora García algo increíble. Están pensando en subsidiar una exportación de leche en polvo colombiana porque el país está inundado de leche en polvo importada. Uno diría que están locos, pero de locos no tienen nada. Lo que son es vivos, vuelan con los motores apagados. Repito lo que estoy diciendo: se está pensando en hacer una exportación, señor ministro, de leche en polvo nacional, subsidiada, porque hay un problema de exceso de leche en el mercado nacional en razón de las importaciones de leche en polvo que nos están llegando del exterior. Quién me explica esto.
Termino enfatizando que la política minera y petrolera del gobierno nacional es llevar hasta el absurdo las gabelas al capital extranjero, hasta la desproporción, hasta la locura. Y no me van a decir que esa es una política de desarrollo. No. No puede serla, es una política contraria a lo que Colombia necesita. Claro, hay unos cuántos colombianos que se enchapan en oro, se ganan toda la plata del mundo, pero así no se desarrolla un país.