El Tiempo, Bogotá, septiembre 12 de 2007
1. ¿Debe el Polo cerrar la puerta a cualquier posibilidad de diálogo político con las Farc? ¿En qué momento debería hacerse?
El programa del Polo consagra que somos partidarios de una solución política, dialogada, con los alzados en armas. Deben ser conversaciones entre el gobierno y los insurgentes.
2. ¿Está el Polo dispuesto a aceptar en sus filas candidatos simpatizantes con las Farc?
Para ser del Polo hay que aceptar su programa y sus estatutos, y en ellos se dice que no usaremos ni alentaremos la violencia para conseguir nuestros fines.
3. ¿Teme usted que esta discusión sobre la influencia de las Farc sobre el Polo pueda hacer explotar en pedazos este proyecto político?
El Polo es por completo independiente de las Farc y de toda otra organización. Hay que temerle más al uribismo, que nos empuja hacia la derecha.
4. ¿Si el Polo fracasa como proyecto político, qué opciones le quedan al país? ¿Se intensificaría la lucha armada?
Sería peor el país sin el Polo. Pero su fin no debería aumentar la confrontación armada. Nuestra posición sobre la violencia es de principios, exista o no el Polo.
5. ¿Qué cosas se debaten ahora en el Polo?
Discutimos si las posiciones del Polo deben tener origen en decisiones de carácter democrático en los organismos de dirección o si el que tenga acceso a un micrófono puede decir lo que se le antoje. Y creo que tocará ratificar que este partido, por razones de principios, es de oposición al gobierno de Álvaro Uribe.