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Entrevista al senador Jorge Enrique Robledo: la unidad del Polo es fácil si renuncian a dividirlo (*)

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Senador Jorge Enrique Robledo

Tribuna Roja Nº 107, febrero 19 de 2009

Tribuna Roja: ¿Cómo ve la situación del país?

Jorge Enrique Robledo: La situación económica y social está mal y con notable tendencia a empeorar, incluso hasta llegar a una crisis gravísima. Y ya empezó la campaña para las elecciones de 2010.

Hablemos primero de economía…

El año pasado la economía colombiana cayó durísimo. El crecimiento del país fue menos de la mitad que el de 2007. Decrecieron la industria y las ventas de energía y aumentó la cartera morosa en los bancos. Como dolorosa consecuencia, bajó el ya escaso consumo de los colombianos y se perdieron 600 mil empleos. Y esto ocurrió sin que se hubiera sentido todavía en el país el impacto de la crisis económica mundial.

¿Cómo se explica que en el año en que el gobierno tuvo los éxitos más sonoros contra las Farc, entrara en crisis la economía?

Algún ingenuo se preguntará si fue que desmontaron la “seguridad democrática”. Pero la verdad es que en años pasados la economía no creció por la política de seguridad de Uribe. Eso pudo contar, pero no fue lo determinante, que es lo que interesa precisar. Hasta el más sectario tendrá que aceptar que Uribe no tuvo nada que ver en el alza de los precios internacionales del café, el petróleo, el carbón y el níquel. Y el capital extranjero tampoco vino a Colombia por la seguridad. Llegó porque le entregaron a menos precio los recursos naturales y las empresas que privatizaron y, sobre todo, porque hubo un gran excedente de capital financiero en el mundo, que inundó todos los países. Si usted revisa las cuentas de América Latina, lo corriente fueron crecimientos económicos y de inversión extranjera iguales o mayores que los de Colombia.

Antes de mirar más el caso del país, ¿qué tan grave es la crisis internacional? Gravísima. Los entendidos que hacen parte de los poderes que controlan el mundo están al borde del pánico. Ya es un lugar común entre ellos decir que es la peor crisis capitalista desde la Gran Depresión que empezara en 1929. Y podría ser peor, entre otras cosas porque la globalización neoliberal facilita que el tsunami económico que recorre el mundo se desplace destruyendo economías, y porque las grandes potencias se empeñan en dejar intactas las causas del fenómeno.

¿Cuáles serán las consecuencias sociales de la crisis?

Terribles en todas partes. Porque las pérdidas ya son mayúsculas y porque la idea de los que mandan en el mundo consiste en pasarles toda la crisis, primero, a los países pobres y, segundo, a los pobres y a las capas medias de todos los países, incluidos los de las potencias capitalistas, mediante más desempleo, peores salarios, más pobreza y miseria y en general más carencias en salud, educación, vivienda y en todo lo que se requiere para llevar una vida digna. Y es hasta ridículo decir que Colombia está blindada frente a lo que se viene.

Pero alguien dijo que como esta crisis probaba el fracaso de las políticas neoliberales, lo que venía era el fin de los imperialismos y las relaciones fraternas entre los pueblos, ¿qué opina?

Esa opinión refleja mucha ignorancia o mucha viveza. Es cierto que la crisis demuestra que las políticas neoliberales son incapaces de resolver los problemas de la humanidad. Entonces, hasta podría hablarse de su fracaso histórico. Pero lo que ocurre es que el neoliberalismo y el “libre comercio”, hablando en serio, no se definieron para servirles a los débiles, sino a las trasnacionales y a los imperios, empezando por Estados Unidos. Entonces, los que ganaron en grande en el auge de la economía mundial quieren ganar igual o más ahora, así el desempleo y el hambre lleguen a niveles de espanto. No hay una sola declaración de un mandamás del mundo diciendo que deben cambiarse las políticas neoliberales. Por el contrario, todos dicen: “más ‘libre comercio’”, es decir, más de la política que oprime y empobrece a los pueblos de la Tierra. Incluso, nadie puede demostrar que el nuevo gobierno de Estados Unidos ha renunciado a las concepciones imperialistas. Equivocarse en estos asuntos significa desarmar ideológicamente a los pueblos que necesitan con urgencia mejorar su capacidad de resistencia. Es interesante mencionar, además, que en una crisis como esta también pueden agigantarse las contradicciones entre las potencias, hasta provocar agudos enfrentamientos, que incluso terminen en guerras instigadas por ellas o entre ellas, como sucedió en los años 30 del siglo XX.

Entre paréntesis, ¿cómo es lo de Obama?

Hay que alegrarse porque el hijo de un negro africano haya llegado a la Casa Blanca, pues es un golpe al racismo, probablemente la ideología más repudiable que pueda concebirse. Pero de ahí a concluir que por el color de su piel hará un gobierno auténticamente democrático, hay mucho trecho. Es más: esa idea suena como a una especie de racismo, pero a la inversa, que tampoco resiste análisis. También es positivo que haya anunciado que cerrará ese centro de tortura que Bush montó en Guantánamo. Pero si se observa el gabinete y sus otras decisiones, y no se confunde la retórica con las realidades, no hay razones para ser optimistas en que el nuevo presidente cambiará la política neoliberal e imperialista de Washington, el punto crucial para determinar la naturaleza de cualquier gobierno norteamericano, y más en cuanto tiene que ver con los países satélites suyos, como es el caso de Colombia. A los izquierdistas afectados por la “obamanía” les recomendaría prudencia. ¿Para qué comprometerse con juicios definitivos? ¿No es más sensato esperar el veredicto de los hechos?

Se habla de protección económica en Estados Unidos, ¿por qué si son neoliberales? Es un error pensar que en el “libre comercio” el Estado deja de jugar un papel determinante en la economía. En el capitalismo, lo que se le opone a la intervención estatal no es el neoliberalismo sino el caos. Sin el Estado, repito, el capitalismo se hunde en el caos. Lo que sucede en el “libre comercio” es que el Estado protege las empresas de los monopolistas en vez de las de los no monopolistas. Sin el Estado no podría haber privatizaciones. Por ejemplo, si el Estado no obligara a aportar para pensiones o para salud, pues no existirían esos negocios privados. Entonces, lo que ocurre en la crisis es que inevitablemente aumenta la intervención gubernamental en la economía, para que esta no se destruya. Y esa intervención, como es obvio en el capitalismo, tiene como primeros beneficiarios a los monopolistas que controlan el poder político en los países.

Volvamos a Colombia…

A Colombia le puede ir muy mal en la crisis. Depende en exceso de las ventas a Estados Unidos. Son fuertes compradores suyos Venezuela y Ecuador, que sin duda enfrentarán problemas. Presenta malos indicadores en inflación, tasas de interés, balanza de la cuenta corriente, déficit fiscal y sufre por el peor desempleo del continente americano. Y a eso súmele un Presidente que sostiene que a Colombia le irá bien si les va bien a los extranjeros, a los que se empeña en seguirles regalando el país, y que tiene una política contraria a la producción industrial y agropecuaria no monopolista y de desempleo y salarios bajos para los colombianos, política que intenta ocultar con las limosnas oficiales y las operaciones clientelistas. Y ya anunció un TLC con la Unión Europea, que será igual o peor que el firmado con la Casa Blanca.

Pasemos a la política. ¿Uribe será candidato?

Uribe está enfermo por el poder. Pero habrá que ver si puede convertirse en un tirano. Sobre su reelección, el uribismo está dividido. Vargas Lleras y otros congresistas se oponen. El respaldo de Juan Manuel Santos y Andrés Felipe Arias a otra reelección es hipócrita. Expresaron su desacuerdo el Cardenal, el propietario de Semana, el jefe de la Andi, los periódicos El Tiempo y El Colombiano. Además, Uribe “no se manda”. Hay otros poderes. No es fácil que los monopolistas toleren la larga inestabilidad política propia del referendo reeleccionista. Como si fuera poco, el gobierno de Estados Unidos mantiene el TLC en el congelador, porque no lo convencen las explicaciones de Uribe sobre el paramilitarismo y la violencia contra los sindicalistas. Y viene una crisis económica y social de proporciones mayúsculas.

Si Uribe no va, ¿habrá un solo candidato uribista?

Es dudoso. Porque las ambiciones personales son enormes. No sería raro que terminaran como en agudos enfrentamientos, entre otras cosas porque Uribe, que tendría que ser imparcial para jugar como garante de esa unidad, seguramente buscaría imponer a un favorito suyo.

¿Cómo ve al Partido Liberal?

Sus dificultades son evidentes. Dejó de ser la primera fuerza política del país, entre otras razones porque Uribe le sonsacó a muchos de sus jefes y sus votos. Tampoco le ayuda que César Gaviria coincida con tantas políticas uribistas, como el TLC. Y no le veo un candidato capaz de generar entusiasmo entre los colombianos y unificar al liberalismo en la lucha por la Presidencia. Es por ello que César Gaviria intenta reforzarse con dirigentes de fuera de su partido, como Luis Eduardo Garzón o Germán Vargas Lleras.

¿Cuál es la propuesta de César Gaviria?

El 22 de junio del año pasado, en entrevista en El Tiempo, al lado de otra de Lucho Garzón, ambos anunciaron un acuerdo mediante el cual Garzón participaría en la consulta del Partido Liberal para escoger un candidato a la Presidencia. Gaviria explicó que era un plan supeditado a los principios de su partido y para vencer a Uribe o a alguien escogido por él, pero que no era una propuesta antiuribista. Resaltó como positivos la “seguridad democrática” y la “confianza inversionista”, dijo que uno de los precandidatos podía ser Germán Vargas Lleras y agregó que Lucho tenía que escoger entre esta propuesta y la del Polo. Después, el 21 de diciembre pasado, en el mismo periódico, César Gaviria insistió en la idea que resume su propuesta: consulta para escoger un candidato y en ella caben los uribistas, como Germán Vargas Lleras. Tres días antes, también en El Tiempo, Vargas Lleras explicó que solo lo alejaba de Uribe la reelección, porque él también quería ser Presidente, pero que, por razones programáticas y filosóficas, le mantendría todo su respaldo hasta el 7 de agosto de 2010.

¿Qué le dijo Gustavo Petro a César Gaviria?

A mi juicio, el senador Petro se equivocó en materia muy grave cuando el 24 de diciembre de 2008, y con el agravante de no haberle consultado a nadie en el Polo, le escribió a César Gaviria diciéndole que “tengo que adelantarme a decir que estoy en total acuerdo con esa propuesta”, en la que incluyó como posibles adherentes “a sectores del uribismo decepcionados” (*). Y propuso para el acuerdo un programa muy distante al Ideario de Unidad del Polo de soberanía y auténtica democracia, con el obvio objetivo de hacerlo aceptable para César Gaviria. . Resalta que allí no se diga nada sobre la soberanía nacional, las imposiciones de Washington y el FMI, las políticas neoliberales, el TLC, las privatizaciones, el Estado plutocrático, los derechos laborales, las leyes 100 y 142, por ejemplo, asuntos todos que son la causa de la desgracia que acosa a tantos colombianos.

¿Por qué el Polo no debe aceptar esa alianza?

Esa es una idea autodestructiva para el Polo, por razones de principios y de índole práctica. Si el Polo renuncia a sus ideas para asumir las de César Gaviria, pues renuncia a su razón de existir, que consiste en ganar pero para modificar profundamente a Colombia, según los postulados de la izquierda democrática. No olvide que nuestros postulados, en últimas, no son de los dirigentes sino del pueblo colombiano, que los necesita para poder darles solución a sus muchos sufrimientos. Y un error de ese calibre seguramente conduciría a que las bases abandonaran al Polo, porque para qué quedarse en una organización que a lo que aspira es a coadministrar el proyecto neoliberal que desemplea y hambrea a los colombianos. Recordemos, además, que el Polo es una fuerza joven, en ascenso, con más futuro que pasado y que con Carlos Gaviria obtuvo cerca de 2.7 millones de votos en 2006, la segunda votación en esos comicios, realidades que también indican que debemos ir con nuestro candidato y nuestras propuestas a las elecciones de mayo del año entrante, candidato con el que encabezaremos un gran proyecto de unidad nacional. Y si hay segunda vuelta en junio, miraremos qué hacer.

¿Cómo se seleccionaría el candidato del Polo?

En los estatutos del Partido se dice cómo. Si entre los precandidatos que se propongan ninguno obtiene el respaldo de por lo menos el 80 por ciento de los miembros de la Junta Nacional, se cita a una consulta entre quienes sean afiliados o se afilien al partido, y el que gane es el candidato de todos los polistas. Enfatizo en que ese candidato promoverá una gran unidad en torno suyo, en la que podrán participar desde los colombianos más pobres hasta el empresariado nacionalista, incluidas las organizaciones de las que hacen parte

¿Cuáles serán los temas del debate electoral? Creo que el problema económico y social tenderá a determinar el debate político. Porque el desastre neoliberal y del “libre comercio” ya no puede ocultarse, como cada vez más se encargarán de recordarlo la quiebra de la economía de todos los sectores y el aumento del desempleo, la pobreza y el hambre, en un país que ya registra pésimos indicadores sociales. En este tema el único partido que puede hablar con toda la autoridad es el Polo, no solo porque advirtió lo que ocurriría, sino porque es el único que tiene disposición para proponer los cambios profundos que se requieren. Y seguirá el tema de la violencia que azota a Colombia, aspecto en el que insistiremos en que somos partidarios de encontrarles soluciones políticas a las violencias que martirizan a Colombia y en nuestra oposición a la lucha armada como mecanismo para resolver las contradicciones políticas y sociales, así como que condenamos el secuestro, los crímenes de guerra y de lesa humanidad, el terrorismo y toda suerte de actos contra la dignidad de las personas y sus derechos y bienes, sean estos cometidos por las Farc, el ELN, el paramilitarismo o agentes del Estado. Ojalá que dentro del Polo se deje de hacer proselitismo tergiversando la verdad sobre estos asuntos.

¿Por qué tanta agresividad de Gustavo Petro en contra de dirigentes del Polo?

Es notorio que intenta evadir el verdadero debate: él quiere una alianza con César Gaviria y hasta con algunos uribistas, en torno a un programa que no es el del Polo, para participar en una consulta que podría elegir como candidato presidencial a Germán Vargas Lleras o al propio César Gaviria. Otros estamos porque el Partido escoja entre sus dirigentes un candidato que vaya con nuestro programa a las elecciones de mayo de 2010, a la cabeza de un gran proyecto unitario. Y este debate, que debería tramitarse con tranquilidad, lo quiere ganar a punta de macartismo, haciéndole un enorme daño al Polo. Así, quien no esté de acuerdo con él, en el mejor de los casos, es un idiota útil de las Farc y en el peor… ha dicho o sugerido infamias peores. Su propósito de meter miedo dentro del Polo para que nadie le discuta tiene un origen que ha intentado ocultar: está en notoria minoría en el Partido, por lo que intenta imponer sus puntos de vista a las malas, apelando además a astucias como sabotear eventos del Polo, renunciar a sus cargos directivos y hasta a amenazar con no ir al II Congreso o salirse de la organización, si no se hace lo que él quiere. Como si fuera poco, atacó pública e irresponsablemente a Samuel Moreno, el alcalde del Polo en Bogotá. Su desconsideración con el deber elemental de no desprestigiar al Partido es evidente.

¿Cómo es la correlación de fuerzas para el II Congreso del Polo?

La lista nacional que encabezó Gustavo Petro obtuvo el 15 por ciento del total de los votos. Y en ella también estaban las fuerzas del senador Guevara, Lucho Garzón, María Emma Mejía y otros sectores menores. Cuando bien le va, sus posiciones en este debate las firman él y otro de los 18 senadores y representantes a la Cámara del Polo. Pero esté seguro que si decide irse del Polo, cosa que no quiero que suceda, se va con bastante menos respaldo que el que dice tener. Ya le pasó cuando renunció a su cargo en el Comité Ejecutivo Nacional del Polo.

Él se queja de la falta de garantías.

Lo que le falta no son garantías sino mayorías. Dice lo que se le antoja en unos medios de comunicación puestos a su servicio, incluso haciéndole daño al Polo. Y actúa en la misma forma. Como se quedó en pequeña minoría en los congresos de LGBT y jóvenes del Polo, retiró sus delegados para sabotearlos y lanzó falsedades contra esos eventos democráticos. Es el colmo que haya ocultado, y en medio de afirmaciones calumniosas (ver Semana, Feb.15.09), que, por unanimidad, el Congreso de los jóvenes rechazó la lucha armada y el secuestro, y que lo hizo en los mismos términos de una declaración que el Doctor Petro aprobó hace un año en la Junta Nacional del Partido. Además, tiene gente suya en todos los organismos de dirección del Polo que organizan el II Congreso y nadie ha dicho que no podrá hablar en sus plenarias; lo que se ha planteado es que él, como todos los delegados, tendrán que hablar sujetos a las reglas que se establezcan.

¿Cuál es su propuesta para lograr que el Polo salga unido del II Congreso?

Esa unidad es bien fácil de lograr si se renuncia al propósito de dividirlo. Lo primero es que cada polista entienda que un Polo dividido solo les sirve al uribismo y a las fuerzas retardatarias del país y que, por tanto, no hay que seguir a los dirigentes que mantienen en la boca la idea de dividir el Partido. Lo segundo es no olvidar que la unidad del Polo está montada sobre dos pilares: el Ideario de Unidad y los estatutos acordados por unanimidad en el Congreso de fundación del Partido, los cuales le marcan el rumbo de izquierda democrática. Lo tercero es actuar con ánimo unitario, democrático, tranquilo, esforzándonos para que las distintas tendencias del Polo, sin excepciones, hagamos consensos antes y durante el II Congreso, de manera que la mayor cantidad posible de temas se aprueben por unanimidad. Y lo cuarto es que todos aceptemos que en lo que no se logren consensos el Congreso votará por las diferentes propuestas y las decisiones mayoritarias serán acatadas por todos con total honradez y lealtad. Si se aceptan estas reglas del juego el Polo saldrá unido y fortalecido del Congreso. Y como creo saber dónde están las mayorías, soy optimista en que con un dirigente nuestro, que espero sea Carlos Gaviria, ganaremos las elecciones en 2010.

Notas:

(*) Versión ligeramente más amplia que la publicada en Tribuna Roja Nº 107 (**) Todos los documentos citados en esta entrevista pueden consultarse en http://www.senadorrobledo.org/?q=no…