Entrevista al senador del Polo Democrático Alternativo, PDA, Jorge Enrique Robledo, Bogotá, julio 4 de 2007
¿Qué opina de la información de El Tiempo del 3 de julio de 2007, titulada “Angelino se desmarca de la izquierda”, en la que se dice que este “nunca se vinculó directamente al Polo” y que llama, como críticas a ustedes, a “tener una buena dosis de pragmatismo”, a “no ser prisioneros del sectarismo político e ideológico” y “a hacer alianzas con diversos sectores políticos”?
Habría sido mejor que hubiera ingresado al Polo. Pero la cara positiva de su decisión es que por fin quedó claro que Angelino Garzón nunca fue del Polo Democrático Independiente (PDI) ni, luego, del Polo Democrático Alternativo (PDA), porque cuando hace unos días expliqué eso hubo quienes lo pusieron en duda. Y si no se vinculó fue porque no quiso, pues siempre tuvo las puertas abiertas. Incluso, y porque se nos dijo que iba a ingresar al partido, en la primera dirección nacional del Polo Democrático Alternativo se nombraron representantes suyos.
¿Qué le parecen las críticas de Angelino Garzón al Polo, al que, en últimas, tacha de sectario?
El propio trato que le dimos a Angelino Garzón es prueba de que no somos sectarios. Mayor amplitud, imposible. Además, en el Polo confluyen decenas o centenares de matices políticos de izquierda y entre sus directrices está la posibilidad de hacer alianzas con organizaciones políticas diferentes. Porque es obvio que si se quiere el poder hay que propiciar la unidad, ser amplios, para ganar la fuerza suficiente. Luego ahí no hay contradicción. La contradicción está es en para qué es la amplitud, con qué objetivos, al servicio de qué y de quién, pues ello determina con quiénes puede haber acuerdos…
¿Cómo es eso? Por favor, detalle un poco…
El uribismo, por ejemplo, es una coalición muy amplia, pero retardataria, de derecha, por eso el Polo no está en ella. Nosotros también somos una convergencia de gran amplitud, pero progresista, de izquierda democrática, tal como lo establecen los estatutos y el Ideario de Unidad, que es nuestro programa. Y seguramente en el futuro vamos a hacer alianzas para unidades mayores, pero con propósitos compatibles con las concepciones de la izquierda y no de la derecha. Así está planteado en la Declaración Política del Congreso constitutivo del Polo y en la resolución 009 del Comité Ejecutivo Nacional sobre la táctica electoral. Por ejemplo, hoy tenemos un acuerdo con el Partido Liberal en favor de un referendo que les retorne a las regiones las transferencias que les quitó el uribismo. Porque como bien lo ha explicado Carlos Gaviria, actuamos “sin sectarismos, pero sin ambigüedades”. “Sin ambigüedades”, subrayo. Entonces, lo que no cabe es alegar la “amplitud” para hacer alianzas con Uribe o con sus fuerzas, porque el único acuerdo posible con ellos tendría que tener solo dos fines: respaldar sus políticas regresivas y, a cambio, entregar nuestras convicciones por cargos burocráticos. Y como es obvio, a esa desvergüenza no le vamos a jalar. Pues el Polo se conformó para cambiarle la vida a la gente y no a sus dirigentes.
¿Y en qué queda el pragmatismo político que pide Angelino Garzón?
Hasta el pragmatismo, entendido como partir de la realidad para fijar posiciones, debe ser de principios, para que no se convierta en vulgar oportunismo. Los pragmatismos bien entendidos, entonces, también son de izquierda o de derecha. El uribismo defiende el TLC asumiendo que lo práctico es que Colombia sea colonia de Estados Unidos, y nosotros también recurrimos a la experiencia para señalar que el país debe relacionarse con el mundo y con el propio Imperio, pero de manera soberana y protegiendo los intereses nacionales, para poder resolver los graves problemas económicos y sociales que padece la nación. La minoría que mal gobierna al país tiene sus razones prácticas –las de sus mezquinas conveniencias, contrarias al interés nacional– para querer una Colombia neoliberal, privatizadora, antidemocrática y corrupta, por ejemplo, y nosotros tenemos las nuestras para aspirar a todo lo contrario.
Angelino Garzón ha propuesto que el Polo y el Partido Liberal hagan “un pacto sobre lo fundamental” con Uribe, centrado en atender el problema de la violencia. ¿Qué opina?
Que a la propuesta le falta alcance y es inviable. Porque desconoce la responsabilidad de Uribe en el conjunto de los problemas fundamentales del país, los cuales, por lo demás, tampoco se limitan a la violencia atroz que nos martiriza. Mire los asuntos relativos a la soberanía, las imposiciones del Fondo Monetario Internacional, el neoliberalismo, las privatizaciones de la salud, la educación y los servicios públicos, el desempleo, los malos salarios, la pobreza y la miseria, la persecución al sindicalismo, el ataque a la producción agraria e industrial, la discriminación contra las minorías o los más débiles, la politiquería, la corrupción y la falta de democracia, y verá que en cada caso Uribe no aparece como parte de la solución sino como generador del problema. Aquí no caben ilusiones. Ni siquiera es posible que Uribe sea el jefe de la búsqueda de la verdad sobre el paramilitarismo, que es un paso decisivo hacia el fin de la violencia y el logro de la paz, porque, como se sabe, él comanda el tapen-tapen sobre los paramilitares y la parapolítica.
¿Entonces, Angelino Garzón, que militó en un partido de izquierda y fue líder sindical, qué es hoy?
Digamos que ser de izquierda, o de derecha, es un puesto que hay que ganarse todos los días. Como el de honrado. Nadie puede decir hoy que es honrado porque antes fue un dechado de honradez. Y tampoco puede alguien decirse de izquierda, o de derecha, porque haya militado en uno u otro sector. Otro ejemplo: es inaceptable exigir un puesto en la Selección Colombia de fútbol porque hace años se era un buen futbolista. Entonces, no veo cómo puede ser de izquierda quien se va a Washington a defender el TLC, que es la decisión política, económica y social más reaccionaria de la historia de Colombia, y además ir a embellecer al Presidente más derechista de la historia del país.
¿Por qué ese cambio en su personalidad?
La verdad es que desde que Angelino Garzón decidió ser ministro de Trabajo de Andrés Pastrana dio un paso decisivo en el rompimiento con lo que él había sido hasta ese día. Aunque seguramente después, cuando se creó el Polo, tuvo sus dudas sobre qué hacer, y ello lo juzgamos con paciencia, todo indica que decidió hacerse del lado de allá de la raya que divide la política en este país. Y es su derecho militar donde quiera, e incluso “desmarcarse de la izquierda”, como titula El Tiempo, pero lo que sí no puede aceptarse es que su definida decisión de cambiar de bando se use para satanizar al Polo y a los que decidimos seguir siendo leales a unas convicciones.
¿Y el caso de Lucho Garzón es el mismo de Angelino Garzón?
No. Lucho Garzón sí fue del Polo Democrático Independiente (PDI) e inscribió su candidatura a la alcaldía de Bogotá con ese aval. Además, ha afirmado públicamente que es miembro del Polo Democrático Alternativo (PDA). Y, a diferencia de Angelino Garzón, no viajó con Uribe a Washington a defender el TLC.
Tratemos otro tema: ¿no debió ser abierta la consulta del Polo para la alcaldía de Bogotá?
Los estatutos del Polo, que se aprobaron por unanimidad y que son, junto con el programa, garantes de la unidad del partido, dicen que solo podrán votar los actuales afiliados y quienes se afilien antes de votar. Y ello está ratificado por el Consejo Nacional Electoral y por el Comité Ejecutivo Nacional del Polo. Luego existen unas normas que hay que cumplir. Pero además es un acierto lo que establecen. ¿No sería un absurdo que los uribistas pudieran votar en las decisiones internas del Polo? ¿Por qué facilitar que nuestros contradictores nos impongan el candidato que consideren menos conveniente para nosotros? Lo que me parece casi increíble es que esto siquiera se discuta, y peor: que nos lo intenten imponer los medios uribistas de comunicación. Porque yo respeto a los miembros del Polo que tienen una idea que considero equivocada sobre la participación de los no afiliados, pero que tienen derecho a exponerla, pues son nuestros compañeros en la lucha y en la organización. Y a propósito: a los derechistas que les parece tan “poco democrático” que intentemos impedir que se inmiscuyan en las decisiones de la izquierda, ¿por qué no han dicho ni una palabra ante el hecho de que Peñalosa, el candidato de la derecha, se proclamó por sí y ante sí como candidato a la alcaldía, sin consultarle absolutamente a nadie?
¿Está amenazada la unidad del Polo en la consulta para la alcaldía de Bogotá?
Con eso sueña la derecha, que estimula la división, pero no. La consulta es un mecanismo estatutario de la organización para garantizar la unidad. Porque allí se establece que quien gane será el candidato de todos. Y vamos a cumplir, como se cumplió cuando la consulta Gaviria-Navarro. Así los ratificaron los propios candidatos el domingo pasado. Como se sabe, yo estoy respaldando a Samuel Moreno y soy optimista sobre su triunfo, pero a las cinco de la tarde del 8 de julio estaré respaldando a quien gane la consulta.
AUDIO DE LA ENTREVISTA REALIZADA AL SENADOR JORGE ENRIQUE ROBLEDO: El POLO sí debe propiciar la mayor amplitud y unidad, pero con los objetivos de la izquierda democrática