Inicio Biblioteca Documentos de Apoyo ENLACE 1

ENLACE 1

1146


Entrevista de Luis Gustavo Moreno con María Jimena Duzán

Los mandados del fiscal anticorrupción Luis Gustavo Moreno al Fiscal General Néstor Humberto Martínez

Tomado de: https://www.youtube.com/watch?v=5ggzbsVwmSo&feature=youtu.be

“Mandados para el sicariato judicial y para ser chaleco antibalas de unos y para joder a otros”
Enero de 2021.

Introducción

“María Jimena Duzán: Usted me dijo que a usted lo nombraron para hacer favores.

Luis Gustavo Moreno: Para hacer mandados, sí.

María Jimena Duzán: ¿Pero qué tipo de mandados?

Luis Gustavo Moreno: Sicariato judicial y para ser chaleco antibalas de unos y para joder a otros. Y eso no era a las espaldas de Néstor Humberto, María Jimena, esto era con línea de Néstor Humberto, desde luego.

Contenido:

María Jimena Duzán: Esta es la primera vez que el ex fiscal Luis Gustavo Moreno va a hablar sobre la corrupción en la Fiscalía de Néstor Humberto Martínez, allí mismo donde él llegó nombrado por el propio Néstor Humberto Martínez, como jefe de la Unidad Anticorrupción. Anteriormente, en la primera entrega, había hablado sobre la corrupción que había en el Cartel de la Toga, que toca expresamente a la Corte Suprema de Justicia y al Congreso y a los políticos. Eso es lo que él contó en su principio de oportunidad. Pero, por primera vez va a hablar de lo que no contó en su principio de oportunidad: de la corrupción en la Fiscalía de Néstor Humberto Martínez.

Luis Gustavo Moreno: Ellos van a decir que yo no manejé Odebrecht. Mire, el caso de Odebrecht llegó en diciembre, eh, me llamó el Fiscal, me dijo, pues, conforme un equipo de fiscales que hagan caso, Moreno. Y yo me puse a la tarea de conformar un equipo de esos fiscales que hacen caso. Yo cojo a Cerón, que Cerón me dice, jefecito, mire, yo hago lo que me toqué hacer, pero no me vaya a trasladar para Cartagena. Ella estaba sufriendo por un traslado… (María Jimena Duzán: Amparo), entonces, yo la dejo acá, la mejoro. Pero yo necesito que usted haga caso. Y él tenía contacto directo, incluso, después de que lo, de lo apartaran del caso, al punto que la fiscal que yo puse a coordinar el caso, que se llama Amparo Cerón, tenía oficina en el Shering, el Shering, o en otro lado, fuera de donde yo tenía la Unidad Anticorrupción que era con posterioridad al frente del Búnker. Y a ella le tocaba estar entrando mucho al despacho de la vice y al despacho del fiscal, y el fiscal no quería que ella subiera mucho al despacho de él. Entonces, se le ubicó una oficina dentro del Búnker al equipo de Odebrecht para que pudieran estar subiendo constantemente al despacho de la vice y él bajar y hablar con ellos. Pero él ya, él no quería, desde el principio, que se dieran cuenta que él sí tenía manejo, y siempre lo tuvo, sobre las investigaciones de Odebrecht. Así digan que no, que la fiscal es de mucho tiempo y de carrera, la fiscal la nombré yo, la resolución, así ellos hayan sacado resoluciones posteriores, quién crea el grupo de corrupción trasnacional es Gustavo Moreno, y designa unos fiscales que tenían ese perfil. Si uno les dice vaya y capture al Papa, por cualquier cosa, va y lo captura. O vaya y deje en libertad a Mancuso, va y deja en libertad a Mancuso. Porque ese tipo de fiscales hay dentro de la Institución.

María Jimena Duzán: Según Luis Gustavo Moreno, Odebrecht no es el único mandado que hizo. También hizo otro específicamente, el de Llanopetrol. Qué es Llanopetrol…

(…)

¿FIN DE LA CARRERA PÚBLICA DE MARTÍNEZ NEIRA?

Artículo de Cecilia Orozco
(El Espectador, 27 de enero de 2021)

“Produce terror el silencio del presidente Duque y de su ministro de Justicia, el sombrío Wilson Ruiz. Pero no solo el de ellos: el silencio de las cortes, ante todo de la Suprema; el de los expresidentes, los jefazos, tipo Álvaro Uribe, quien debería pronunciarse dada la entidad en donde se tramita su proceso penal; el de los directores de los partidos, el Congreso; el silencio de los gremios, de la Iglesia católica y de las que hay en cada esquina y que fungen como supuestas guardianas de la moral; el silencio, también, de los grandes medios y de sus directores ante tamaña confesión sobre la existencia, en la Fiscalía General de la Nación, de una oficina de “sicariato judicial” que servía (¿sirve?) para “ser chaleco antibala de unos y joder a otros”, frase en que “chaleco antibala” significa ocultar los delitos de ciertos criminales para garantizarles impunidad, y “joder a otros” implica encarcelar e impulsar la condena de personas inocentes. Como en territorios norcoreanos de Kim Jong-un, solo que allá aplican la fórmula de frente, mientras que aquí fingimos ser libres y demócratas. Produce terror tanto silencio alrededor del que, en otro país con sentido de la ética pública, habría sido un escándalo de proporciones mayúsculas que habría conducido a renuncias y al inicio de juicios penales y disciplinarios, empezando por Néstor Humberto Martínez, ex fiscal general señalado de crear los “sicarios judiciales” por encargo que le hiciera a su director anticorrupción, Luis Gustavo Moreno, el único miembro del corrupto “cartel de la toga” que ha pagado pena y no en Colombia: en Estados Unidos. Produce terror tanto silencio porque de este se desprende un rastro de complicidad o de complacencia, para el caso da lo mismo, ante la instrumentalización de la justicia y su utilización como herramienta de venganza o vara de premios, según necesite el funcionario que dirija la operación —Martínez o Barbosa— o el régimen de turno, hoy representado por Duque y por su uribista aparato de poder.

En la segunda parte de la entrevista que Moreno le dio al canal en YouTube que, en buena hora para el periodismo independiente, abrió María Jimena Duzán, las revelaciones que hizo el abogado, que llegó a ser el tercer directivo de mayor rango en la Fiscalía, representan el fin de la carrera pública de Martínez Neira, con silencio institucional o sin este, pues los hechos son de tal gravedad que por sí solos irán abriéndose paso. No importa la complicidad o la complacencia. Es cuestión de tiempo. Lean esta selección de afirmaciones de Moreno, aunque hay más: “A mí me nombraron para hacer mandados… Y eso no era a las espaldas de Néstor Humberto. Era con la línea de Néstor Humberto… El caso Odebrecht (sobornos a funcionarios colombianos) llegó en diciembre (de 2016). Me llamó el fiscal (Martínez) y me dijo: ‘Conforme un equipo de fiscales que hagan caso, Moreno’”. El exdirector anticorrupción continuó: “Yo pongo a (la fiscal) Cerón (Amparo). Y (ella) me dice: ‘Jefecito, mire, yo hago lo que me toque hacer, pero no me traslade a Cartagena’… Entonces, yo la dejo acá, la mejoro pero (le digo) necesito que usted haga caso”. Bajo esa precondición corrupta, Moreno creó el “Grupo de Corrupción Transnacional”, ¡hágame el favor!, con “fiscales que tenían ese perfil; que uno les dice: ‘Vayan y capturen al papa’ por cualquier cosa, y van y lo capturan. O (se les dice) dejen en libertad a Mancuso, y van y dejan en libertad a Mancuso”. Moreno concluyó con una sentencia abrumadora: “Porque ese tipo de fiscales hay dentro de la institución”.

El exfuncionario, un eslabón débil del cartel de la toga que sostiene que ha implicado, en sus confesiones, a 26 altos personajes de quienes no sabemos que les hayan iniciado procesos judiciales, también se refirió a otro episodio de conflicto de intereses de Martínez diferente al de Odebrecht, y tal vez a la comisión de varios delitos por parte de este: “Yo manejé eso (caso Llanopetrol)… cuando capturamos a una persona, (Martínez) se pegó la ‘emputada’ del siglo. Me dio la orden de que nadie se fuera a dar cuenta de que él había rendido un concepto (jurídico a la empresa investigada)”. María Jimena Duzán le preguntó, entonces, a Moreno: “¿A usted le pedía ese tipo de favores Néstor Humberto, que escondiera los conflictos de intereses?”. Respuesta de Moreno: “Sí, claro. Me lo pidió y cumplimos. En ese, para no hablar ahora de otras cosas”. Si estas declaraciones, dichas por un testigo directo de los hechos delictivos en que él mismo participó, no conforman un auto cabeza de proceso contra Martínez Neira en el sistema judicial colombiano, este país ha dejado de ser un Estado de derecho. El silencio cómplice del poder no elimina las conductas criminales. Estas, a pesar de todo, tienen una huella imborrable: la memoria de quienes estamos dispuestos a repetir la verdad aunque nos cueste”.

Entrevista con Andrés Barreto, Superintendente de Industria y Comercio (SIC)

“Periodista Paola Herrera: ¿Super, por qué, si la conducta de pagar los sobornos a través de empresas fachadas fue solo de José Elías Melo y sus jefes no sabían nada, se sanciona a Episol y a Corficolombiana.

Superintendente Barreto, de la SIC: No entiendo la pregunta. Hay que recordar que Corficolombiana hace parte del Consorcio y la responsabilidad, pues, llega hasta ahí. En ese caso, José Elías Melo era el representante legal de esa empresa y como presidente de Corficolombiana entró en ese pacto anticompetitivo con Odebrecht con el fin de que entonces Odebrecht pagara al inicio la suma de dinero y posteriormente Corficolombiana, en el dicho de José Elías Melo, empezara a retribuir lo que le correspondía del pago del soborno. Pago para el cual él no se podía comprometer por obvias razones, la primera, que esa es una corporación vigilada por el sistema financiero; segunda, que es una corporación que tiene un (inaudible) distinto; y tercero, que José Elías Melo una vez inmerso en esa estrategia o en ese estratagema ilegal, pues, fue en donde empezó a presentarse la situación en donde los mismos controladores, los mismos gerentes y los mismos empleados de Consol y Episol empezaron a dar cuenta que la contabilidad no cuadraba, lo informaron en más de tres ocasiones a José Elías Melo. José Elías Melo hizo caso omiso de estas denuncias o de estos hallazgos, y lo que hizo fue intentar presionar la autorización de los pagos. Varios pagos se hicieron, hasta que al final del día uno de los gerentes del Consorcio, unos de los empleados en misión de Episol en Consol decidió no autorizar más pagos, por cuanto tenía total certeza de que las obras no existían y esos pagos carecían de cualquier soporte contable. Fue así entonces como eso llegó a oídas ya de la auditoría corporativa del Grupo Aval, quien fue el que decidió también adelantar su propia investigación. Tan es así que Price Waterhouse Cooper, que era la revisoría fiscal del Consorcio da cuenta de los hallazgos y la auditoria corporativa del Grupo Aval, que si mi memoria no me falla, fue adelantada por un vicepresidente corporativo o vicepresidente de contraloría de ese Grupo, reconstruye también los pagos y puede determinar que hay unos pagos sin soporte, irregulares. Razón por la cual, pues, la responsabilidad termina hasta José Elías Melo quien fue quien entró en la fase uno del acuerdo anticompetitivo en el pacto de que una vez adjudicado el contrato él empezaría a través del Consorcio a reembolsar los dineros. Situación que obviamente, pues, detona finalmente en el hecho de que Gabriel García Morales, pues, recibe los dineros; José Elías Melo no tiene la posibilidad de garantizar los pagos; posteriormente se descubre que hay unos pagos irregulares y celebra un contrato de transacción con el fin de pagarle a la Concesionaria parte de los dineros que se descubre no tenían soporte contable. Pero es después, a raíz del acuerdo que se suscribe en los Estados Unidos con el Departamento de Justicia, la investigación penal y la investigación de la Superintendencia que se descubre que no solamente ello obedece a fallas contables, a la desaparición o la ausencia de soportes, sino al pago ilegal de un dinero por la adjudicación de un contrato estatal. Pero además de eso de una fase posterior en donde se buscaba además extraer la mayor cantidad de rentas ilícitas, que era un modus operandi de Odebrecht, con el fin de que además de eso se le adicionaran contratos o se le adjudicaran contratos sin tener que someterse a la licitación pública”[1].


[1] Rueda de prensa disponible en: https://www.facebook.com/Superintendenciadeindustriaycomercio/videos/754671838741020. Ver desde el minuto 34:40 en adelante.