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El doloroso drama de la vivienda tiende a agravarse

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Intervención del senador Jorge Enrique Robledo en el debate sobre las políticas de vivienda rural, Comisión Quinta, 12 de agosto de 2008.

Creo que vamos tener que dejar claro, senadores de la Comisión Quinta, cuáles son los derechos del presidente de la Comisión. No lo habíamos tenido que hacer en seis años, pero estoy viendo que va a tocar establecerlo con claridad. Porque una cosa es que sea el presidente de la Comisión y otra cosa que pueda hacer lo que se le antoje.

Ustedes vieron lo que sucedió hace un momento. Yo hago una intervención, en los términos míos, cordial de todos modos, pero digo con franqueza algunas cosas. Al senador Manzur no le gusta y me cae sobre la intervención y con nombre propio me recrimina porque dije lo que pienso. Le pido una moción de réplica a la que según el reglamento tengo derecho, porque él se refiere a mí de manera directa, aun cuando yo no me había referido a él en mi intervención, y vean lo que pasa. Primero intenta no dármela y cuando después me la da y yo termino mi intervención, él vuelve y me cae encima y además me deja notificado que así va a ser en adelante. Pero resulta que aquí el reglamente establece que no hay réplica sobre réplica. Le voy a pedir entonces a la Comisión Quinta que citemos una reunión privada donde volvamos a examinar las reglas del juego y definamos cuáles han de ser las normas para el manejo de esta Comisión y como es que el senador Manzur las debe cumplir.

Lo segundo, una cuña breve. Se mantiene la marcha de los lecheros para el 19 de agosto próximo. Ojala toda la Comisión, que ha estado cerca de todo esto, salga con ellos. Se va hacer un desfile muy bonito por la Carrera Séptima, desde la Plaza de Toros hasta la Avenida Jiménez, frente al Ministerio de Agricultura, para insistir en que los decretos de la leche cruda son muy malos y deben derogarse. El problema no se arregla aplazándolo, sino derogando los decretos, como por unanimidad lo pedimos. Esperemos que los medios de comunicación digan algo sobre esta marcha con el mismo entusiasmo con el que han promovido otras en días pasados, aunque posiblemente sea un exceso de candidez de mi parte. Pero bueno, dejémoslo dicho.

En este debate voy a demostrar, primero, que la política de vivienda social del gobierno es muy mediocre frente a las necesidades del país, con unas metas cada vez más mediocres. En segundo término, voy a explicar cómo esas metas están lejísimos de cumplirse. En lo que tiene que ver con las metas, el fracaso es evidente, tanto en el primer cuatrienio del doctor Uribe como en lo que va corrido del segundo. Y tercero, y es lo más grave, señor ministro, voy demostrar con detalle que la política de vivienda de este gobierno contiene una dosis inmensa de manipulación y franco engaño a la ciudadanía. Hay un propósito deliberado de manipular las cifras para inflarlas metiéndoles a los colombianos el cuento de que esto es bastante mejor de lo que en realidad es. Aquí se trata en resumen del caso algo parecido a la gallina que ofrece poner diez huevos y a la hora de la verdad pone uno pero cacarea 50. Y no por una confusión, sino como una política deliberada del actual gobierno, cosa que además no me sorprende, porque este es un gobierno, hay que decirlo con franqueza, que se ha especializado en crear ficciones, en manipular la información, en el uso de verdades a medias y mentiras completas, presentando las cifras de determinada manera que convenga a unos cuantos intereses creados.

Cifras desastrosas

Cuando en 1985 publiqué el libro El drama de la vivienda en Colombia, el primer libro que escribí y publiqué en mi vida, el problema era ya extremadamente grave. Y lo más desastroso, colombianos, es que hoy es igual o peor de grave. Han pasado más de veinte años y seguimos básicamente igual. En ese sentido, el fracaso de estas políticas no la cabe solo a esta administración. Creo que con franqueza hay que adjudicárselo también a las demás. Demos una sola cifra que en cierto sentido muestre como un fenómeno que era muy grave ha empeorado. El déficit cuantitativo en esos días, tanto urbano como rural, era de 1.233.000 viviendas. Hoy es de 1.285.000 viviendas. Hay que contar el urbano y el rural, porque el ministro es el ministro de la Vivienda de todos los tipos, así el le pase un poco la pelota a la Caja Agraria para que haga unas casitas, o al Banco Agrario, pero su responsabilidad, ministro, es la de todo el país, aunque, bueno, el agro no tiene responsable, como también es responsable no solo de la vivienda de interés social, sino también de la vivienda comercial, o si no, la vivienda no tiene responsable en Colombia.

Las cifras son muy malas, pero más que de cifras, yo quiero hablar de sufrimientos. Aquí estamos hablando de un país lleno de gente hacinada, “respirando un aire rumiado”, como decía un manizaleño ilustre de principios del siglo XX, cinco o diez personas en una pequeña pieza, con una letrina o un baño para 20 ó 30 familias, pisos de tierra en las zonas rurales, carencias gravísimas de servicios públicos, sin transporte público o con uno demasiado caro como el de los transmilenios, que los pobres no pueden pagar, y con altos impuestos prediales, otro drama que se vive cada vez más en Colombia, porque las exacciones de las valorizaciones son un truco semántico que se inventaron para esquilmar a los colombianos pobres y proteger a monopolios y trasnacionales. Estamos hablando de un drama tremendamente doloroso, tremendamente doloroso, del cual se habla poco. En Colombia se habla bastante del secuestro, y está bien que se hable, ese también es un drama doloroso, pero este de la vivienda es numéricamente hablando, de proporciones infinitamente superiores y acosa a la gente día y noche.

La mitad del país es urbanización pirata

Y hay una manera de probar el rotundo fracaso de la política oficial. Es que la mitad de Colombia es urbanización pirata, o sea, gente que ocupa lotes sin servicios públicos y que a fuerza de buena voluntad y sacrificios logra hacerse a una casita. La gente ocupa lotes inicialmente sin servicios públicos, sin vías, sin transporte, sin nada y sufriendo, sufriendo, sufriendo, en el abandono casi absoluto del Estado, logra hacerse a una casa. Es la mitad de todo lo que se hace en Colombia. Ni la empresa privada con sus soluciones normales, llamémoslas así, las de las corporaciones de ahorro y vivienda, ni el Estado con las llamadas Viviendas de Interés Social (VIS), han sido capaces de atender los requerimientos de los colombianos para acceder a un techo medianamente decente.

La vivienda pirata presenta una característica, y lo explicaba en este libro que les mostré ahora. Es una vivienda muy costosa de producir. El cemento hay que llevarlo en taxi, todos los créditos son de usura, los despilfarros son inmensos. La sociedad obliga a los más pobres de los colombianos a producir la vivienda más cara que se pueda producir. Y con un agravante, ministro, y espero que a usted le interese: casi toda esa vivienda está por fuera de las normas de la sismorresistencia. Este es un problema ambiental gravísimo al que usted debiera ponerle ojo. Algo entiendo de sismorresistencia. Soy arquitecto y fui profesor en la Universidad Nacional de Colombia toda la vida. Y si usted hace el ejercicio de pasar en carro por los barrios pobres de Colombia mirando las construcciones, verá que lo común es que no haya los hierros ni las columnas que debiera haber. El día en que haya un sismo grave, y ojalá no suceda en una ciudad como Bogotá o Medellín, no me quiero ni imaginar lo que va a ocurrir. Todo esto es parte del drama del que se está viviendo.

Le voy a anticipar otra denuncia. La vivienda VIS que se está entregando es de tan malas condiciones, según dicen los estudiosos de la Universidad El Minuto de Dios, que la gente, bregando a mejorarla, le termina destruyendo las estructuras sismorresistentes. Se trata de proyectos promovidos por el Estado y que se construyen sismorresistentes, pero la gente en la desesperación, por la pésima calidad de esos espacios, por los pésimos lotes que se ofrecen, termina destruyéndole sus condiciones de sismorresistencia. ¿Puede haber mayor irracionalidad y desbarajuste que ese? Diría que en el caso de la vivienda, como en el de los desplazados, uno puede hablar de un estado de cosas inconstitucional por todo lo que sucede allí por donde uno lo quiera mirar.

La pobreza es la que produce la mala vivienda

La vivienda no es la que produce la mala vivienda, es la pobreza. En Estados Unidos y en Europa también hay un problema de la vivienda, porque el capitalismo produce pobreza de manera inevitable, pero la pregunta que hay que hacerse es por qué aquí se produce mas pobreza, es decir, por qué en esos países la pobreza es del orden del 10 o del 15% y aquí es del 60%, por qué allá los desempleados no suelen pasar del 4 ó el 6% y aquí suben del 15 ó 20%.

Este es el drama del que estamos hablando y que es parte de la discusión del Polo, que, por supuesto, los amigos del gobierno no nos aceptan. Miren este dato, que es impresionante: en 1900, el per cápita de Estados Unidos era cinco veces el per cápita colombiano, y hoy es 21 veces. Es decir, el país va hacia atrás, colombianos, cada vez estamos peor, así haya cachivaches, y televisores de plasma y equipos de sonido, que generan una apariencia de prosperidad, pero allá en los entresijos de la vida del país cada vez estamos peor. Miren lo que dice Rodolfo Llinás Ángulo, neurofísico, probablemente el científico colombiano más importante hoy, quien trabaja en Estados Unidos, mencionando el caso de la educación: “El nivel de educación en Colombia es más bajo de lo que debería ser. Oigo con frecuencia –dice Llinás– estamos mejorando paulatinamente y eso no es verdad, no estamos mejorando paulatinamente, nos estamos quedando atrás comparativamente”. Este es el drama del país, este es el debate que tenemos con los defensores del gobierno y de la globalización neoliberal, este es el debate. Los gringos nos llevaban cinco veces en 1900 y hoy nos llevan 21, ese es el debate. Dice Llinás: “Nos estamos quedando atrás comparativamente”, cada vez estamos peor.

Y en esta lógica, los de abajo no pueden darse entonces la vivienda que quisieran y a los de arriba, lo voy a demostrar, les importa un pepino. Bueno, ya lo mencionó aquí el senador que me antecedió en el uso de la palabra y que es afecto al gobierno: la peor política de vivienda de América Latina es la de Colombia. Es lo que acaba de demostrarnos aquí, en los cuadros, el senador Reyes. Aquí no solo padecemos los problemas propios de la América Latina, tan parecidos a los nuestros, sino que sufrimos unos gobiernos indolentes como este, que no hacen lo que debieran hacer en beneficio de la ciudadanía ni atienden las necesidades de los pobres. Y repito que el problema no se lo inventó el doctor Uribe. Él es igualito a los demás, al doctor Pastrana y a sus antecesores, son cortados por la misma tijera, así eso perturbe a algunos de ustedes. Pero lo peor es que el neoliberalismo empeora las cosas, senador Manzur, y me toca hablar del neoliberalismo, qué hacemos, y de la globalización y del Fondo Monetario. Miren ustedes la crisis del UPAC. Un proyecto desastroso que se inventaron para cobrar intereses caros, hacer viviendas malas y esquilmar a los colombianos. Pero digamos que mal que bien, funcionó hasta la globalización. Solo cuando César Gaviria y su ministro Hommes cometen el desatino de disparar las tasas de interés, estalló la crisis. Crisis que a mi me impresiona, ministro, y que tal vez usted no sepa en qué consiste. Le pregunté en el cuestionario: dígame cuánta gente perdió la vivienda en la crisis del sistema UPAC y usted me contesta: yo no sé, eso lo sabe la Superintendencia Bancaria. Le repetí la pregunta a la Superintendencia Bancaria y me contesta que tampoco sabe. En una palabra, nadie sabe en Colombia cuántos colombianos perdieron la vivienda en la crisis del UPAC, ni nadie sabe cuántos colombianos siguen todavía padeciendo ese drama, ni nadie sabe cuánta gente más la va a perder. Es inconcebible, ministro, cómo gobiernan ustedes el país, si no saben qué está pasando ni qué ha pasado. Usted es el ministro de toda la vivienda y de todo el desarrollo urbano, doctor Lozano, y usted no puede salirme con el cuento de que no sabe. Porque si no lo sabe, su deber es averiguarlo. Usted no puede decirme: senador, vaya y pregunte en los bancos o en las corporaciones. No, ministro, ese no es mi trabajo. El trabajo mío es preguntarles a ustedes por las cifras oficiales y son ustedes los que tienen que ir a los bancos a investigar. No debería ni siquiera tener que preguntarle, porque es su obligación proporcionarle los datos a la Comisión Quinta. Y ahí sigue el lío y ya quedó comprobado que la UVR fue una especie de estafa para reemplazar con otro nombre el sistema UPAC y mantener el delito de anatocismo (el cobro de intereses sobre intereses) que oculta el sistema UPAC. En este libro fui yo tal vez el primer colombiano que destapó ese lío del anatocismo y eso sigue en la UVR. Que haya una manera diferente de calcularlo, bueno, pero la filosofía es exactamente la misma.

Las políticas estatales de la globalización neoliberal, senador Manzur, también son malísimas. Ustedes reemplazaron instituciones como el ICT, que tenía mil problemas, es cierto, pero que había puesto en marcha un sistema de relativa modernidad, con planos organizados científicamente, compras en grande de materiales, inversiones importantes en tierras que en algo controlaban la especulación con el suelo y otras muchas ventajas. Era un sistema más o menos civilizado, con todos los problemas del mundo, y ustedes lo convirtieron en este horror que ahora padecemos, que es definitivamente el desmadre, como lo voy a explicar en un momento. Y lo grave es que este gobierno, a pesar de los debates que adelanté en esta Comisión y en la Plenaria en el 2004 y en el 2005, no ha corregido ni en un milímetro. Aquí se hacen los debates, se demuestran las fallas, y el gobierno sigue haciendo exactamente lo mismo que ya ha fracasado. Porque al final lo único que importa es la ganancia, senadores, otra vez el neoliberalismo. Que suene la registradora, como me decía un constructor el otro día, es lo único que importa, así la gente se muera de hambre, o se meta en inquilinatos, o en tugurios, o respire aire rumiado.

Subsidios asignados y subsidios movilizados

Cuando uno va hacer el balance de la política oficial tiene que distinguir entre los subsidios asignados y los subsidios efectivamente pagados o movilizados, porque son dos cosas distintas y se prestan para todo tipo de engaños. Normalmente, el gobierno le da a uno, o las viviendas o los subsidios proyectados, que es una cosa, o las viviendas o los subsidios asignados. Le han dicho al ciudadano, aquí tiene su derecho al subsidio, y suelen ocultar los subsidios efectivamente pagados o las viviendas efectivamente construidas, que son tres cosas completamente diferentes y que ustedes revuelven de manera que a mí realmente me molesta, doctor Lozano, porque siento que intentan engañarme. Ustedes no me pueden meter en el mismo párrafo los asignados, los movilizados, los ejecutados, los construidos, como si fuera todo la misma cosa, ni me pueden meter en el mismo saco subsidios con préstamos, ni me pueden revolver los subsidios de las cajas de compensación, pagados por los obreros, con los subsidios del Estado, porque son cosas muy diferentes.

Para que los colombianos entiendan la gravedad de lo que estoy denunciando, los subsidios efectivamente movilizados durante el gobierno de Andrés Pastrana, o sea, pagados, de acuerdo con la Contraloría, fueron apenas el 30% de los subsidios asignados. Es decir, el 70% de la plata nunca se ejecutó y a los colombianos no les llegó esa plata. Esto lo expliqué yo aquí hace varios años. ¿Cómo vamos en este gobierno? Ya lo informó el año pasado el director de Asocajas. Dijo que en el 2007, las Cajas habían dejado de entregar 54 mil millones de pesos de subsidios asignados, ojo, de un total de 342 mil millones. Estamos hablando de una suma inmensa que no se les entrega a los ciudadanos. Me responden ustedes en el cuestionario, y les abono la franqueza, que como consecuencia, hoy en día hay una gran cantidad de subsidios asignados por el gobierno nacional y por las Cajas que no han podido hacerse efectivos por no encontrar viviendas disponibles. Lo ratifica el Ministerio, y en esto tiene toda la razón: no encuentra viviendas disponibles. En Colombia hay gente que anda con un papelito en la mano en el cual se dice que tiene derecho a un subsidio o a un crédito y recorre el país y no encuentra una sola casa para comprar o para empezar a pagar, o porque no existe, o porque no hay quién la haga, y no hay quién la haga en parte porque la tierra es muy cara. Nadie quiere hacer proyectos de Vivienda de Interés Social. A los constructores tampoco les llama mucho la atención. Las tasas de interés de los créditos son altísimas. Los banqueros, cuando les llega un pobre con el papelito del subsidio, se echan la bendición y llaman al celador a ver si corre a sacar al tipo de la oficina, porque pedirle a un banquero que le preste plata a un pobre es como sacarle al diablo una hostia, es una frase que suelo repetir.

Uno de los problemas para la movilización de los subsidios, lo admite expresamente el doctor Lozano, es la falta de suelo en muchas ciudades. ¿Por qué? Porque en el país es cada vez más descarada la especulación con el suelo urbano, un drama realmente grave. No conseguí cifras de precios del suelo de vivienda popular, pero miren ustedes el de la vivienda de estrato alto. Un metro cuadrado de tierra en Bogotá, el metro cuadrado, la sola tierra, sin nada encima 1.181.000 pesos, Cali 1.450.000, Santa Marta 2.250.000, Cartagena 6.000.000 de pesos, y esto se volvió un problema insalvable para ofrecer vivienda VIS, porque no crean que los precios para los estratos bajos son bastante más baratos. En este libro expliqué cómo había ocasiones en que en las zonas populares el metro cuadrado podía ser más caro que en las zonas de capas medias o de capas altas.

Establece una norma que el lote mínimo en Colombia es de 35 metros cuadrados, pero todos sabemos que hay lotes de 16, de 18 metros. A la gente la meten cada vez más como en unos hormigueros, en unas microcajas de bocadillo que permiten elevar el precio del suelo y la especulación. Usted lo sabe, doctor Lozano, de hecho lo sabe mejor que yo, supongo. Y les pregunto a usted en el cuestionario qué hacemos con la tierra y miren lo que me responde el señor ministro: “En conclusión, son los municipios los que a través de sus planes de ordenamiento territorial deben definir las acciones de corto mediano y largo plazo, con fundamento en la Ley 388 de 1997”. Que frente a este drama me saquen como gran espada una ley del año 1997 es inaudito, pero además me repiten la dosis en las respuestas. Miren lo que me dice el Ministerio: “En relación a la pregunta relativa a si el gobierno cree que debe asumir una política de intervención en los costos del suelo, como la compra de suelo para ejercer un control de la valoración de los precios, en especial aquel de ser susceptible de destinarse para proyectos VIS, es necesario tener en cuenta que la Ley 388 de 1997 —otra vez la misma Ley— contempló instrumentos para gestionar el suelo necesario para desarrollar VIS”. Qué tiene que pasar para que ustedes se convenzan de que esa Ley no sirve para nada, para absolutamente nada, porque ahí esta el drama vivo. No sé para qué servirá esa Ley, pero para eso no sirve, esa es la triste realidad.

Lo otro que impide que se movilicen los subsidios son las tasas de interés. Esto clama al cielo, como se dice coloquialmente. Hoy, a mayo de 2008, la cifra que ustedes me dan sobre las tasas en pesos para la vivienda no VIS, que es finalmente como hay que contabilizarlas, porque la UVR no pasa de ser una ficción para ocultar esto de las tasas en pesos, son de 16.68% y para la VIS de 16.20%. Inaudito. Las tasas no VIS 16 .68%, y las VIS 16.20%. La diferencia es apenas de 0.48%, ni medio por ciento de diferencia. No me atrevería a afirmar que cada persona que compre una vivienda no VIS es un potentado, pero sí hay uno que otro potentado por ahí, con casas de 2 mil y 3 mil metros y miles y miles de millones de pesos. Casi las mismas tasas de interés para estos potentados y para la vivienda VIS. Cómo pueden ustedes intentar hacer vivienda popular con tasas de este corte si todos sabemos que una alta tasa de interés en un crédito de largo plazo es mortal. Eso lo sabe usted mejor que yo, y quiere supuestamente hacer vivienda en beneficio de la gente.

Vienen disminuyendo los aportes. Esto claro, se confunde por la inflación o por mil factores, pero les voy a dar este dato, en resumen: en el primer período del presidente Álvaro Uribe, los aportes del Estado para subsidios VIS fueron 51% menos que los aportes del gobierno de César Gaviria, que no eran ninguna maravilla, y 11% menos que los del gobierno de Ernesto Samper Pizano.

Miren además lo que viene sucediendo, también muy grave. En la medida en que sube el precio de la vivienda VIS, la vivienda de los pobres, los subsidios que ustedes ofrecen son cada vez menores: en pesos del 2002, o sea, en pesos reales, entre agosto y diciembre del 2002 ustedes dieron subsidios por 7.000.000 de pesos, voy a cerrar las cifras para facilitar, en el 2003 fueron de 6.454.000, en el 2004 de 6.138.000, en el 2005 de 3.700.000, en el 2006 subió un poco, en el 2007 volvió a caer a 3.752.000, o sea, ustedes cada vez dan menos plata, pero cacarean más.

Uribe no ha cumplido las metas

¿Cómo van los cumplimientos de las metas? Vamos a mirar 2002-2006, el primer gobierno de Uribe y vamos a mirar los 2 años de este nuevo cuatrienio a ver en qué va el cumplimiento de las metas: con respecto a las metas, hay que hacer una explicación de algún detalle que es importante. Ya se menciono aquí, no es lo mismo subsidios que créditos, y no es lo mismo lo que aportan los particulares que lo que aporta el Estado, aun cuando el gobierno muy habilidosamente junta todo. Aquí le suman a uno papayas con aguacates y con mamoncillos para cacarear 400 mil viviendas al año en el cuatrienio del 2002 al 2006. Para que la gente entienda, vamos a separar entonces cuáles son mamoncillos, cuales papayas, etcétera.

400 mil viviendas, de las cuales 120 mil corresponden al Inurbe y 55 mil, al Banco Agrario (menos de la mitad en total). Esa es la única plata que de verdad pone el Estado. Las cajas de compensación lo que ponen es la plata de los trabajadores, que el gobierno decidió expropiársela, ministro, así es. Es que el sistema de compensación familiar fue una especie de sobresueldo que se inventaron en Colombia para dárselo a los trabajadores y ustedes cogen esa plata de todos los trabajadores y se la dan como subsidio a unos cuantos, pero es plata de todos los trabajadores. Les pregunto a los senadores qué dirían si alguien pasara un proyecto de ley proponiendo que nos quitaran a cada uno un millón del sueldo mensual para dárselo a los colombianos pobres. Muy loable la causa, pero y por qué la van a pagar unos cuantos colombianos. Este caso de las cajas de compensación es exactamente eso. Ustedes cogen una plata que dan los patrones para todos los trabajadores, se la dan a unos cuantos y cacarean como si fuera plata del Estado. La plata del Banco Agrario sí es plata del Estado, hay que reconocerlo, y son subsidios. Hasta ahí llegan los subsidios. Lo de la Caja de la Vivienda Militar no son subsidios sino créditos y es plata que ponen los militares, o sea, tampoco el gobierno nacional puede decir que sea plata del Estado. La plata del Fondo Nacional del Ahorro son créditos financiados por unos colombianos que guardan sus cesantías allí y se las prestan a los demás colombianos.

¡Cómo fue el cumplimiento en total, sumados, ahí sí, peras con papayas y con aguacates? El cumplimiento de los efectivamente asignados tanto en créditos como en subsidios fue del 37.97%, o en otras palabras, cerca del 70% del plan no se cumplió de ninguna manera. El fracaso fue absoluto, ya lo expliqué aquí en la Comisión y en la Plenaria del Senado cuando estábamos en el primer gobierno de Álvaro Uribe. No iban a cumplir, dije, y bueno, ya se sabe que efectivamente no cumplieron el compromiso que hicieron, se quedaron lejísimos, y lo peor fue la parte del Estado.

Miremos ahora el caso del cumplimiento de las metas entre 2006 y 2010. La misma falla, cuentan mal, revuelven créditos con subsidios, fondos que son de los particulares y están depositados en entidades públicas con platas del Estado, etcétera, etcétera. Y ojo con este dato que es interesante, nos hablan de 828 mil. Esta es una de las cifras con las que más ha cacareado este gobierno, porque, claro, no es poca cosa pasar de 400 mil a 828 mil. A esto le han hecho un ruido durísimo. A mí desde el primer día la cifra me llamó la atención y me dije, bueno, realmente un aumento importante, a más del doble, vamos a mirarlo con detalle. Pero les recuerdo esto: el año que viene van a aumentar las Familias en Acción en un ciento por ciento, pero la plata solo va a aumentar 60%. Ese es el secreto. Más familias favorecidas y más clientela, pero con menos plata y, por supuesto, se cacarea duro: el gobierno dobló la meta, dice. Pienso que esto es indebido, ministro Lozano, que no es una manera de gobernar, que no es cogiendo los cien pesos del subsidio y dándolos de a 10 para poder cacarear las cifras como se gobierna bien.

¿En qué va el cumplimiento? Un desastre. El total del cumplimiento de créditos y de subsidios va en 27% y debería ir en 50% porque estamos a la mitad del gobierno. Y este es el mismo gobierno que en últimas viene desde el año 2002.

Lo del Fonvivienda es malísimo, malísimo, apenas cumplimiento con respecto a la meta, y estoy hablando de desembolsos, no de asignaciones, y espero, ministro, que no me vaya a hablar de asignaciones, porque asignaciones nadie sabe lo que es y si eso va a terminar o no va a terminar haciéndose. Estoy hablando de desembolsos: 14.85%, los desembolsos del Fonvivienda, pero debían ir en 50%. El balance, entonces, terriblemente malo. 6.95% lo del Banco Agrario, y deberían ir en 50%, en el gobierno del doctor Uribe y del doctor Arias, que dizque quieren mucho a los campesinos, y van apenas en el 7%. Pero cacarean y cacarean. El mismo truco viejo.

En este segundo período del doctor Uribe hay un truco nuevo que realmente me tiene impresionadísimo. ¿Cómo se explica pasar de 400 mil a 827 mil? Porque se inventaron un nuevo programa que se llama Habilitación Legal de Títulos, o sea, gente que posee la casa y no tiene aún el título legalizado. Senador Jaramillo, a mí me parece muy bien que les legalicen los títulos, pero, ministro, lo que me parece muy mal es que usted sume legalización de títulos con subsidios o con créditos. Porque la legalización de los títulos vale 108 mil pesos por título y el promedio del subsidio en Fonvivienda vale 8.300.000, en las cajas de compensación familiar vale 6.300.000, en el Banco Agrario vale 3.800.000 y los créditos son del orden de 16, 26, 24 millones de pesos. Entonces ustedes no pueden sumar todo como si fuera lo mismo, ministro. No les puedo aceptar ese engaño: subsidios del orden de 8 y 7 millones de pesos, con créditos de 15 y 20 millones de pesos y con subsidios de 108 mil pesos. ¡Eso qué es! Y estamos hablando de que son 326.000 subsidios de 108 mil pesos cada uno, o sea, que se da un salto de 400 mil a 800 mil en buena medida por cuenta de los subsidios de 108 mil pesos cada uno. Es un fraude estadístico aquí y en Cafarnaúm. Usted no puede sumar aviones con automóviles y con motocicletas sin explicarle a la gente de qué se trata y limitarse a decir alegremente que todos son vehículos, porque es un fraude estadístico, una trampa. ¿Y saben dónde suman o dónde esconden, para mayor astucia, estos subsidios de Habilitación Legal de Títulos? En los recursos de Fonvivienda, como ya lo explicó el senador Reyes, que eran absolutamente insignificantes. De los 470 mil subsidios de Fonvivienda, 326 mil corresponden a legalización de títulos de 108 mil pesos, lo que quiere decir que el incremento de los subsidios de Fonvivienda se presenta por la vía de los subsidios de 108 mil pesos, senador Reyes, un fraude estadístico, quiero repetirlo.

Son 144 mil los verdaderos subsidios de Fonvivienda entre 2006 y 2010, y 120 mil entre el 2002 y el 2006, o sea, que aumentaron apenas en 20 mil, y nos están metiendo el cuento que aumentaron casi en 300 mil, no sé si me escuchó, senador Reyes, porque creo que había salido en ese momento. Se lo repito. Aquí nos metieron entre los 470 mil subsidios de Fonvivienda 326 mil subsidios de legalización de títulos de a 108 mil pesos cada uno. Estoy entonces reclamando airado por qué me suman elefantes con leopardos, tigres con hormigas, con la idea de meterme el cuento de que todos son elefantes. Porque si me van a decir que son hormigas, vaya y venga, pero es que me lo arman es con el cuento de que todos son elefantes, doctor Lozano, una manera fraudulenta de hacer estadística en Colombia. Y aun así, el resultado es absolutamente mediocre. Con toda esta manipulación estadística deberían ir en Fonvivienda en el 50% y van apenas en el 14%. Les estoy hablando de los movilizados, de los efectivamente pagados, y no solo de los asignados, porque sabemos que muchos se quedan asignados y jamás se completa su trámite. Con otro agravante: parte de esos que aparecen ejecutados o desembolsados en Fonvivivienda vienen de vigencias anteriores, o sea que ni siquiera pertenecen a este cuatrienio.

Realmente tengo que lamentar este tipo de manipulaciones. Preferiría no tropezarme con estas cosas. Quisiera vivir en un país y tener un Congreso en donde los debates se hicieran con las cartas sobre la mesa. Cada quien puede interpretar las cifras como quiera, y aquí el ministro podrá decir que le parece que tuvo muchos líos o lo que sea, pero que nos las falseen sí es inaceptable, y quiero reiterarlo, nos meten en el mismo saco un subsidio de 108 mil pesos, con un subsidio de 8 millones, con uno de 6, con uno de 3, con un crédito de 26, con un crédito de 24, con un crédito de 12.

Lo que estamos viendo es que en este cuatrienio la política de vivienda es un desastre, y no se ven correctivos de ningún tipo. En tierra no hay correctivos y en crédito no hay correctivos. Pretenden arreglar las cosas en el papel, algo muy propio del doctor Uribe, hay que decirlo con toda franqueza, un gobierno que presenta como unas de sus características la de manipular la información, que ha sacado a dos directores del DANE porque no le sirvieron las cifras, y que cuando la OEA afirma que aumentaron los cultivos ilícitos en Colombia, la solución del presidente de la República es echar a la OEA y que traigan a otro para que vuelva a calcular. O el caso ese bochornoso que acabamos de presenciar y al que estamos asistiendo todavía de las insignias de la Cruz Roja, que debieran ser sagradas y que nadie debiera tocar, entre otras cosas, porque se pone en riesgo a los soldados de Colombia, porque se supone que un enfermero con un vestido de la Cruz Roja es neutral. Estas son normas más prácticas que lo que parece.

Vienen tiempos difíciles

Aquí seguramente el ministro, a quien voy conociendo, nos va a hablar mucho de unos Macroproyectos de Interés Social. Bueno, voy a ser amable, ministro, y no me voy a meter en ese debate. Le anticipo que eso va a ser un fiasco, pero bueno, le concedo el beneficio de la duda y el debate lo hacemos después cuando aparezcan construidos, porque quisiera que la discusión la hiciéramos no tanto sobre lo que se va a hacer, sino sobre lo que ya se ha hecho, porque si no, se vuelve un debate gaseoso, y el gobierno pintando pajaritos de oro.

Viene una crisis grave en el mundo y en Colombia. Era paja que la economía colombiana había crecido por la seguridad democrática. Pudo contar, no voy a decir que no, claro, pero la seguridad democrática no era lo determinante. Y tan no era lo determinante, que la economía va para abajo y no he oído que el doctor Uribe haya derogado la seguridad democrática, ¿o sí? Es entonces evidente que no era la condición suficiente.

Vienen tiempos difíciles y siempre que hay tiempos difíciles en la economía, vienen tiempos dificilísimos en vivienda. Ojalá no terminemos en una crisis como la de 1998-1999, pero me temo que podemos caer en ella. Se verán afectadas por los recortes presupuestales más o menos inevitables tanto la vivienda comercial, como la vivienda de interés social. Les doy un par de cifras: las ventas de vivienda, entre los primeros trimestres del 2007 y 2008, cayeron 23%, de año a año. Eso es mucho. Ojalá no se consolide esa tendencia, pero es lo que se está marcado.

Las VIS, entre marzo del 2007 y marzo del 2008, cayeron de 28 mil a 22 mil, también malo. Ustedes perdieron los tiempos de las vacas gordas, señores del gobierno, no lo hicieron bien, y no me los quiero ni imaginar improvisando en los tiempos de las vacas flacas. ¡Cómo ira a ser este desorden! Los metros aprobados entre los marzos de 2007 y 2008 cayeron en 40% en general y las VIS aportaron como el 80% de la caída. Como es natural, seguramente va a caer más rápido y probablemente más duro la VIS que la no VIS, pero falta por ver, porque vienen tiempos supremamente complicados.

La cartera vencida ya se está abultando. Afortunadamente, todavía está baja, eso es verdad. Subió mucho en la crisis de 1999 y mucha gente perdió la vivienda o se vio a punto de perderla. Muchos lograron en buena medida pasar la crisis, y aceptemos que la cartera bajó, pero ahí está subiendo otra vez, 5.37 contra 5.72, no muy grande, repito, pero está marcando tendencia. Sería un milagro que se dañe la economía y que no crezca la cartera embromada, emproblemada, en las corporaciones de ahorro y vivienda.

El negocito de la segunda vivienda

Se me olvidaba mencionar algo: soy de los que están muy impresionados con el negocito ese de la segunda vivienda que van a montar en algunos sitios de la Costa Norte. Es una vivienda para gringos, básicamente, para inversionistas extranjeros, o si no, por qué tantas gabelas, en contraste con lo cicatera que es esta política oficial en vivienda. Los subsidios a la segunda vivienda es un plan para que gringos o extranjeros compren vivienda en Colombia. Ojalá a los colombianos nos dieran si quiera el 10% de las gabelas que les otorgan a los místeres. Aquí debe de haber más de uno bregando a nacionalizarse por fuera, porque en Colombia es mejor ser extranjero que colombiano.

No se consideran importaciones la maquinaria y el equipo para la infraestructura, como tampoco los materiales y los elementos de construcción. Fácilmente nos van a traer las casas hechas en Miami de una vez en madera y nos las montan aquí en 24 horas, con el menaje para la primera dotación de vivienda, las vajillas, todas esas cosas, vehículo, avioneta o avión y lancha, todo por cuenta de la generosidad del doctor Uribe y para generar confianza inversionista. A los inversionistas y desarrolladores de renta y complementarios por esos ingresos, ¡nada! Contratos de estabilidad jurídica a 20 años, que les garantizan que no les subirán los impuestos. A los colombianos sí no los van a subir, pero a estos místeres no, porque ellos son los místeres. A los compradores no les van a cobrar por esos negocios ni renta presuntiva ni declaración de renta, ni impuesto al patrimonio, ni ganancia ocasional. Entonces uno dice, bueno, pero si a unos inversionistas extranjeros se les brindan todas las gabelas del mundo, a los criollos, incluidos los cartageneros, que son tan pobres, ¿qué les estarán ofreciendo? Que van a ser meseros en esas urbanizaciones, me imagino.

Quiero llamar la atención sobre otro asunto. Si yo tengo una casa cerca de Cartagena, una casa de cien metros, a cien millones, por poner un número cualquiera, se me desvaloriza en la misma proporción de las exenciones que les dieron a esos inversionistas. Esta es parte de la discusión. Es decir, cuando los precios de los carros nuevos bajan, nos bajan a todos los precios de los carros viejos. Aquí pasa lo mismo. Si yo hago un apartamento de unas especificaciones determinadas con una plata baja, porque me llenaron de exenciones, todos los apartamentos iguales a ese se desvalorizan en la misma proporción y a los arriendos les pasa lo mismo. Sería interesante discutirlo. Es que aquí llenan de garantías a los inversionistas de las zonas francas y no nos dicen qué le pasa al industrial que está al lado y que no cuenta con esas mismas gabelas. Al tipo que hace baterías, por poner un ejemplo, con unos costos de producción determinados por la estructura tributaria del país, ¿qué le sucede cuando al lado se pone otro a hacer lo mismo, pero con menores gravámenes? Y otra pregunta, ¿cuánta plata se va a lavar, cuántos van a ser los fraudes? ¿Tiene el Estado como controlar que esos de la segunda vivienda de verdad sean místeres de segunda vivienda o aquí lo que va haber es una triangulación de dineros que salen de Colombia, le llegan al bolsillo a cualquiera en el exterior y después nos los presentan como de segunda vivienda de algún inversionista extranjero?

Si no cambian las políticas, no van a cambiar los problemas. Si la gente se sigue muriendo de hambre, si sigue empobrecida, si sigue el desempleo, aquí no va haber buena vivienda nunca, porque la gente no tiene con que pagarla y porque el Estado tampoco tiene con que financiarla. Y si además el Estado se despreocupa y desinteresa, como sucede en Colombia, las cosas seguirán iguales.

No se propone nada serio, ministro, para cambiar el orden de cosas. Ese lío de la movilización de los subsidios y de los créditos va a seguir ahí. Ustedes no proponen nada que valga la pena para cambiar esa circunstancia. Viene además la caída de la economía, que a mí me preocupa bastante, ojalá me equivoque, pero soy de los que piensan que la situación se va a poner muy difícil.

Por último, enfatizo otra vez mi rechazo a que nos pinten diez huevos, hagan un huevo y cacareen 50. Nos ofrecen pajaritos de oro, después no cumplen y hace mucho menos de lo que dicen, pero, eso sí, cacarean y cacarean y cacarean, ministro, definitivamente una mala manera de gobernar a Colombia.

Réplica a las intervenciones del ministro

Me ratifico en todo lo que dije en mi intervención. Nada de lo que oí decir después me lleva a cambiar ni uno solo de los puntos de vista que expresé.

Aprovecho para llamar al gobierno a que resuelva el paro de los camioneros, que se ha venido alargando y cada vez está más complicado. Allí hay un número grande de compatriotas que están perdiendo sus camiones, el patrimonio de toda su vida, su fuente de trabajo. El gobierno contrajo con ellos unos compromisos y aprobó unas normas que deben cumplirse, porque o si no, va a seguir haciendo carrera la idea de que cuando se trata de unos, entonces las leyes son inmodificables y se aplican a rajatabla, pase lo que pase; pero cuando se trata de los pobres, entonces las leyes se vuelven flexibles.

A mí no me satisfacen sus explicaciones, señor ministro. Trata usted un poco como de echarles la culpa a cosas que están por fuera de su control en muchas de las críticas que se le hacen a la política de vivienda. Puede que en lo inmediato tenga razón y que falte el sello de no sé quién, pero es que este gobierno lleva seis años en lo mismo. Aquí estoy es haciéndole un juicio a la política de este gobierno. Son seis años y nada se modifica. Nos alegan que las normas de 1997 podrían servir si se aplicaran. El punto es que no han servido, ministro. Frente al problema gravísimo de la tierra, para qué seguir entonces diciendo que con las normas de 1997 es suficiente. El doctor Uribe lleva seis años, y no las hace cumplir o no es verdad que sean suficientes. Si hay que hacer modificaciones en la administración municipal, es la misma coalición de gobierno la que está mandando en los municipios y en los departamentos en Colombia, los mismos uribistas. No puede ser que se parcele el poder del Estado para que nadie responda. Señor Alcalde tal cosa, no, yo no puedo porque el Ministro. Ministro tal cosa, no, yo no puedo porque el gobernador. Pero todos son uribistas, todos son de los mismos partidos políticos del Presidente de la República. Uno sí esperaría entonces que obraran en consecuencia y resolvieran los problemas. Es lo mismo que pasa con los compatriotas que acabamos de ver aquí (se refiere a tres dirigentes de organizaciones de vivienda que hicieron conmovedoras explicaciones de cómo los están expulsando, con la policía, de sus viviendas). Creo que todos estamos conmovidos ante el hecho de que a unos colombianos les están quitando sus casas. Llevan años suplicando, planteando, diciendo. Ellos aseguran que los bancos los atropellan, que les violan las normas, etcétera, etcétera, y el problema no se resuelve y el hecho cierto es que seguimos viendo en la televisión cómo los desalojan a la brava y cómo la policía arremete contra ancianos y niños y el problema no se resuelve. Ministro, tomen las medidas para resolverlo.

De todo eso que usted expresó aquí no le cojo sino una frase, en cierto sentido la única que le comparto de verdad: están perdiendo las casas no por culpa de ellos. Todos sabemos cómo a unos sí los rechazaron y a otros no con la crisis de 1999. Esta es una responsabilidad del gobierno, les digo con todo cariño a los que están en esta batalla y sufriendo como están sufriendo. Aquí el pleito principal es con el doctor Álvaro Uribe Vélez, que es quien tiene el poder suficiente para mover las cosas en Ministerios o en Superintendencias y para aprobar las nuevas leyes. Yo les quiero llamar la atención para que ustedes no se hagan ilusiones. Aquí en el Congreso legislan los que detentan la mayoría y esos son los uribistas. Y si el Presidente de la República no les dice que legislen, pues no legislan y menos en asuntos económicos, porque en asuntos económicos la Constitución colombiana establece que el Congreso solo pueden actuar con orden o autorización del gobierno nacional. Solo con la venia del presidente de la República puede el Congreso tramitar leyes que tengan que ver con asuntos de plata, como es este que estamos padeciendo.

O este problema lo arregla el Presidente de la República, el doctor Álvaro Uribe Vélez, o a ustedes les van a quitar a todos sus casas, salvo que la lucha social y civil lo impida. Pero legalmente el resorte lo tiene el presidente de la República, que es a quien hay que hacer la exigencia. En este sentido le llamo la atención al gobierno nacional para que resuelva el caso, porque la solución no puede ser la que estamos viendo aterrados todos los días en los medios de comunicación. Cómo van desgranando casas y apartamentos y sacando a la gente al hambre y a la pobreza.

Por último decir esto: me confirmo en la idea de que en cuanto a metas, la política de este gobierno es un fracaso rotundo. Son metas que el propio gobierno se puso, no nosotros. El gobierno dijo que en el pasado cuatrienio, 2002-2006, haría 400 mil soluciones, y entregó 248 mil.

O sea, un fracaso rotundo. Quedaron lejísimos de la meta, apenas en el 60%. Un fracaso rotundo, eso no tiene la menor discusión. Y en lo que va de este gobierno, en el segundo período del doctor Uribe, el fracaso también es evidente. Hablaron ustedes de 800 mil viviendas, y deberían ir en 414 mil, porque son 830 mil casi, pero apenas van en 223 mil. Deberían ir en la mitad, en 400 mil, y repito, son metas que se pone el gobierno y yo me limito a hacer el balance sobre ellas, porque no puede ser que saquen pecho sobre lo que se proponen y cuando no cumplen se queden calladitos. Si no pueden, entonces no se pongan metas tan altas para que no hagan demagogia. Sería lo menos que uno les pediría. Si ustedes hubieran dicho que en el primer período iban a ser 250.000, bueno, pues habrían cumplido, pero no puede ser que digan que van a haber 400 mil, no hagan después sino la mitad y saquen pecho de todos modos.

También me ratifico en la denuncia que hice y que me parece muy grave. Me parece inaceptable que en esas 800 mil soluciones metan más de 300 mil que son subsidios de 108 mil pesos. Y descubrí que, por ejemplo, los del Chocó son de 91.000 pesos. Esto es casi increíble. Me imagino que cuando hablen en grande van a poder titular por ahí a 30 mil pesos, y esto sí les va a salir políticamente muy bien, igualar subsidios de 8 y 7 millones de pesos, créditos de 15 millones con subsidios de 90 o de 100.000 pesos. Luego me ratifico en una idea que es mi resumen de este debate: el gobierno nos ofrece diez pollos, entrega uno y cacarea 50. Nos ofrece diez casas o apartamentos o subsidios o como se llamen, hace uno y cacarea 50. Cierto, es un estilo políticamente muy rentable, pero que tenemos que denunciar porque es una mala manera de gobernar un país, así el doctor Uribe ya vaya por allá en el 115% de respaldo en las encuestas. Con este sistema estadístico no me sorprende que esas cosas sucedan.