Jorge Enrique Robledo, Periódico Polo Nº 6, Bogotá, septiembre 12 de 2008
Es común que la cúpula del uribismo estigmatice al Polo afirmando que a todo le decimos que no y que no proponemos nada. Con tanta soberbia, cualquiera diría que sus medidas y las condiciones sociales del país no son las inicuas que los avergüenzan ante el mundo.
Que digan qué quieren que les aplaudamos: ¿las altas tasas de desempleo, pobreza y miseria? ¿Que el régimen de salud mate más que las violencias que nos martirizan? ¿Un sistema educativo excluyente y de baja calidad? ¿El boleteo mensual de los servicios públicos? ¿Un aparato industrial y agropecuario enclenque y en retroceso? ¿La desnacionalización de la economía? ¿Que les bajen los impuestos a los monopolistas y se los suban a los demás? ¿La persecución al sindicalismo? ¿El sometimiento a los dictados de Washington y del neoliberalismo? ¿La parapolítica y la yidispolítica? ¿La falsa democracia, la plutocracia o la cleptocracia? ¿La manipulación de un Mesías que intenta establecer una tiranía? Entonces, la verdad es que apenas nos oponemos a una fracción de lo que quisiéramos rechazar, porque el tiempo no nos alcanza para denunciar las muchas iniquidades que laceran a los colombianos.
Claro que si lo que quieren es que les digamos que la vida de los colombianos podría ser peor, cuenten con ello, porque cualquier cosa por mala que sea puede empeorarse y porque es seguro que con ellos empeorará.
Y decir que no proponemos nada es apenas el truco de desconocer nuestras propuestas porque son diferentes a las de ellos. Es la lógica fascistoide del pensamiento único: como pensamos de otra manera, ni siquiera reconocen que pensamos. ¿No constituye el Ideario de Unidad del Polo un conjunto de propuestas económicas, sociales y políticas? Además, ¿no se hacen los bobos cuando no entienden que de lo que negamos también se deducen nuestras propuestas? Por ejemplo, la oposición al “libre comercio” significa que estamos por relaciones internacionales fundamentadas en el respeto a la soberanía y el beneficio reciproco, que no destruyan la producción urbana y rural ni envilezcan las condiciones de vida del pueblo.
Entonces, las pullas uribistas contra la oposición y las propuestas del Polo son presiones para movernos hacia la derecha, de manera que nuestro triunfo, que será inevitable si perseveramos, no signifique profundas transformaciones democráticas. Por voltearnos también nos ofrecen unas cuantas canonjías y que establezcamos con ellos una relación de complicidad, la cual incluye que en público nos mantendrán el rótulo de izquierdistas. El crimen político perfecto.
El Polo debe actuar con toda la amplitud y tener las puertas abiertas a los colombianos, pero para los que quieren cambiar el país.