Habla en SEMANA el exsenador Jorge Enrique Robledo, quien en medio del escándalo de corrupción de la UNGRD, dice qué es lo que no le perdona al presidente Gustavo Petro. #VickyEnSemana Redacción Vicky en Semana
Sí, ese es un punto, a mi juicio, crucial porque hay una cosa que está clarísima, y es que los peces pequeños o los tiburones pequeños que estaban en este acuario, o sea, Romero López y Andrés Pinilla, eran unos subalternos. Ahí había los grandes poderes del Estado colombiano, por lo menos desde los ministerios, y falta ver si eso subía. Pero es clarísimo que aquí había grandes poderes tomando decisiones, porque además recordemos una cosa: la primera denuncia, que fue la de los cuatro mil millones (tres mil millones para un congresista, otros mil para otro, para sobornar a los congresistas, etc.), resultó ser un monto pequeñísimo al lado de los que están saliendo. Lo cierto es que, en ese sentido, las cosas no se mueven; inclusive, por ejemplo, la imputación de hoy en la fiscalía es un poco sobre noticias viejas, pero lo nuevo es lo que está pasando y a través de lo cual el gobierno nacional les está aplicando el tapen-tapen. Lo nuevo es cuáles eran los grandes poderes que había detrás de las andanzas de Romero López y Andrés Pinilla.
Semana: ¿Cómo puede uno creer que el presidente no estuviera enterado de qué estaban haciendo, según todo lo que ha destapado este testimonio de Pinilla y López y según lo que está diciendo la fiscalía hoy en las imputaciones? ¿Cómo puede creer uno que todo esto lo hicieron a espaldas del presidente?
Es un tema que está ahí planteado, porque expliquemos un poco esto a los que están con nosotros aquí. Son muchas cosas distintas, pero quiero enfatizar que la plata con la que se mueve esto son 1,4 billones de pesos que tramita el ministro de Hacienda. El ministro de Hacienda tiene que ver con esto en dos partidas: una de 700 mil millones y otra de otros 700 mil millones. 1,4. Esa plata, todo indica, está vinculada a sucesos que estaban ocurriendo, relacionados con todo el sistema de créditos del Estado colombiano. Una primera pregunta: ¿Es posible que el ministro de Hacienda se ponga a conseguir platas grandes, créditos muy grandes, más que uno de 1,4 billones? Eso lo tienen que tramitar en el Congreso, o sea, es una decisión importante del Congreso. ¿Y que se empiecen a hacer gastos inmensos y que Gustavo Petro no sepa nada de eso, nada de eso? O sea, ¿esto empieza en los ministros, como dice López, y baja a los alcaldes y baja a los directivos de la unidad de riesgos, cierto, sí, y baja a los contratistas? Porque todo eso se va armando de ese tamaño, y resulta que el jefe del Estado no se da cuenta de los montos inmensos que se están moviendo. Además, hay una cosa en la que yo he insistido: la unidad de gestión de riesgos tiene una característica muy sujeta en el Estado colombiano, y es que casi todo se contrata por fuera de licitación. Como son gastos de afán, eso tiene cierta lógica, sí, entonces robar en esa entidad es facilísimo. Ahí no hay licitaciones, ahí no hay concursos, ahí no hay competencia; eso es el último a dedo y a dedo. Yo estoy investigando sobre eso y espero pronto tener las cifras, que van a ser impresionantes.
Entonces, ¿cómo es posible, por ejemplo, que Gustavo Petro nombra a Olmedo López aquí y, sabiendo que el nivel de riesgo de corrupción en esa entidad es inmenso, más que en otras, no le monta una vigilancia? O sea, un presidente de la república tiene como deber vigilar el gasto público en todos los niveles de su administración y especialmente donde la corrupción puede ser mayor. En cruces del ministro de Hacienda con los congresistas, cuando sabemos que este es un país donde lo normal ha sido que los ministros de Hacienda se compren a los congresistas para tramitar normas, entonces esa es una pregunta que todos nos hacemos realmente.
La actitud que ha asumido Gustavo Petro es que apenas pide perdón por las andanzas de Olmedo López el 20 de julio y resulta que esas andanzas son conocidas desde hace por lo menos tres meses. Pero además, yo estoy sosteniendo una cosa: Petro habla de eso el 20 de julio para ponerle el tapen-tapen a las andanzas de Bonilla. Y aquí lo nuevo de este escándalo, lo nuevo no es Olmedo López, lo nuevo es el ministro de Hacienda y otros altos jefes del gobierno de Petro moviéndose en este mismo asiento, en este mismo caso. Entonces, cuando algunos salimos a pedir la renuncia de Bonilla, porque está untado hasta el cogote de todo este asunto, ese día al doctor Petro sí se le ocurre pedir excusas por el caso de Olmedo López.
Semana: Doctor Robledo, ¿basta con eso?
Yo en esas cosas no creo.
Jairo Lozano: Basta con eso. Es decir, la responsabilidad del gobierno, en cabeza del presidente, ha sido esa, decir que Olmedo prácticamente traicionó al gobierno, que Olmedo con el Sneyder se robaron las arcas de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo. Sale y pide perdón el 20 de julio, pero como usted lo está diciendo, esto en materia judicial está escalando. Lo que ha hecho la Fiscalía durante la primera audiencia de esta mañana es decir, por ejemplo, lo que decía Vicky: Carlos Ramón González dio la orden a directivos para pagar sobornos por los cuatro mil millones de pesos. También aparecen mencionados nombres que ya se decían, pero que están tomando más fuerza, como usted lo nombra, el ministro Bonilla. ¿Hasta dónde está la responsabilidad directa del Gobierno Nacional en cabeza del presidente Petro?
Eso es una cosa que tendrá que esclarecerse, pero a mí me parece sorprendente si no llega hasta allá. Pero es que además el presidente Petro no quiere que llegue ni siquiera por debajo de él, pero más arriba, porque él quisiera estrangular esto y dejarlo todo en Olmedo López y Sneyder, y eso es una cosa ridícula, es una falta de seriedad.
Ahí están los cruces de los mensajes que sé que manda el ministro de Hacienda, que están publicados y son conocidos, mensajes que él se cruza y llamadas que se cruza con Olmedo López, con Sneyder Pinilla, una asesora del ministro de Hacienda dedicada a eso. O sea, es clarísimo que en una parte muy grande de eso, no la de los Carrotanques, sino la que tiene que ver con otras cosas, 92 mil millones de pesos para gastarse en unos municipios de los que son grandes poderes, los congresistas que tenían que aprobar el endeudamiento al ministro de Hacienda, eso lo mueve en persona el ministro de Hacienda y un asesor de la Casa de Nariño de la presidencia de la República. Y ahí salen nombres de otros ministros y salen el nombre de José Ramón González y salen otros ministros también ahí mencionados. O sea, sin duda, Olmedo López está dando una pista seria cuando dice, no, yo no estoy solo en esto, o sea, yo tenía encima un cómplice que era el que me daba las órdenes. Pero claro, Petro lo que quiere es, digamos, dejar todo como un problema de un funcionario de tercera o cuarta categoría, pero platas así de grandes es imposible que se muevan a esos niveles. Y eso es el problema, pero es la parte menor.
Semana: Y eso es lo que es imperdonable, doctor Jorge Enrique, y es que Petro no puede lavarse las manos. Él llegó a conocer a esas personas hace años, era de su entraña, venía de la Alianza Democrática M19, era un tipo muy cercano en la campaña y ahora va a decir, como dice usted, que es de cuarta categoría y que traicionó al gobierno y demás. No, era su entraña y estaban moviendo algo. López no hizo eso solo por quedarse con los 700 millones de pesos de los cuales habla la fiscalía. López hizo eso porque era una estrategia, según se ha conocido, una estrategia criminal que partía del alto gobierno para comprar congresistas y pasar las reformas a la verrionda.
Sobre eso no hay la menor duda, ahora, digamos, no hay la menor duda en este nivel de análisis en el que nosotros estamos. Tiene que ser la fiscalía, la Corte Suprema de Justicia, las que den la talla y acumulen las pruebas que haya que acumular, pero es clarísimo que es así. Por ejemplo, el petrismo, las barras raras del petrismo, han intentado decir que no era cercano de Petro.
No, no era cercano, era cercanísimo de Gustavo Petro. Tan cercanísimo era que le prestó 300 millones de pesos a Gustavo Petro para su campaña presidencial en el 2018.
Pero además, yo insisto en esto, esa era una entidad, si uno es un gobierno anticorrupción, si yo hubiera sido presidente de la República, a esa entidad le habría puesto un ojo encima, porque repito, Vicky, es que es una entidad donde no se contrata con licitaciones, con los controles para que no se roben la plata, sino que es una entidad donde prácticamente todo se hace a dedo y Petro le triplicó el presupuesto a esa entidad.
Esa es una entidad que tenía 650 mil millones de pesos de presupuesto y el gobierno se los puso en 2.2. Petro, pero es el gobierno, puede ser el ministro de Hacienda, etcétera. Entonces, si usted no tiene los ojos en eso, a mí no me pueden echar ese cuento. O sea, no somos bobos tampoco.
Ahora, todo eso tendrá que estar en manos de la Fiscalía y la Corte Suprema de Justicia, que esperemos actúen con la diligencia que es y para hoy, o sea, que no necesitamos respuestas para dentro de 10 años, que es lo que suele suceder con la justicia colombiana.
Es que en Colombia tenemos un problema que es muy grave, no solo con Petro, en Petro es notorio. Ganan la presidencia de la República, entonces lo primero que hacen es arrodillar al Congreso, comprarse al Congreso, meter miedo y controlar también la justicia.
Eso es una tragedia que vivimos aquí, entonces la impunidad es la norma en el Poder Ejecutivo, porque bueno, pues es que mandan en todos los poderes y lo que le están haciendo a la democracia colombiana en el Congreso es de una gravedad inaudita. O sea, corromper el Ejecutivo, corromper al Legislativo, es profeso, y ponerlo a votar leyes como si fueran simples sacamicas del Presidente de la República, los congresistas, eso, eso es la negación de la democracia.
Es que hay democracia no porque se elige al Presidente, sino porque hay separación de poderes, tres poderes distintos, independientes entre ellos.
Semana: Doctor Robledo, usted que habla del Legislativo, recordemos que usted ha sido congresista durante muchísimos años, de los más reconocidos y respetables, entre otras cosas, pero ¿hasta dónde va la responsabilidad? Si quiere, no le llame penal porque eso lo tendrá que determinar la Corte y la Fiscalía, como usted lo dice, pero ética, porque en medio de semejante escándalo, el Presidente del Senado y el Presidente de la Cámara siguieron actuando como si no hubiera pasado nada. Terminaron su periodo legislativo y el Congreso siguió igual, incluso terminaron sacando adelante esa reforma pensional. Entonces, ¿hasta dónde va esa responsabilidad de ellos cuando las menciones son muy graves y muy fuertes de haberlos comprado por cuatro mil millones de pesos, según lo que dicen estos señores?
Es que en el océano de la corrupción nacional, que repito, no ha empezado ahora, no vamos a empezar un cuento de que todo estaba perfecto hasta que llegó este gobierno.
Esto es un problema viejo que tenemos, ustedes saben que yo he hecho… o sea, nadie ha hecho más debates anticorrupción en el Congreso de Colombia que los he hecho. Y aquí está pasando una cosa que es muy grave: se acabó el deber ser político, o sea, se acabó el control político, o sea, es el cinismo. Entonces, al congresista lo cogen con las manos en la masa o al ministro o al que sea, con los bigotes untados de mermelada y de todo borracho, de mermelada y de corrupción, y entonces el tipo voltea y dice: sí, pero como a mí no me ha condenado ni un fiscal, ni un juez, ni nadie, entonces yo soy inocente mientras se demuestre lo contrario. Y el Ejecutivo y la sociedad, en buena medida, monta todo un sistema de protección de esa corrupción. Y entonces aquí ninguno de estos asuntos se termina fallando o tomando decisiones sobre él antes de un montón de años. Esa es parte de la corrupción. Es que yo les voy a decir esto con toda franqueza: este país está putrefacto, aquí encontrar gente honrada en política existe, yo no voy a decir que no, por supuesto que sí, y pueden ser contradictores míos y todo, yo en eso soy respetuoso, pero la norma en las relaciones políticas en Colombia, y particularmente la norma del presidente y de los gobernadores y de los alcaldes, que son los de la plata y los cheques, los niveles de corrupción son escalofriantes.
Y las vagabunderías que se han inventado para no asumir responsabilidad, no, es que a mí no me han condenado, yo soy inocente. Oye señor, pero es que aquí está la foto, aquí están las cosas, una denuncia, la otra, la otra, la otra, y dice: ah sí, pero a mí no me han condenado, entonces aquí no pasa nada.
Semana: Entre otras cosas, a propósito de lo que usted estaba diciendo, uno mira a Name y a Calle, una denuncia gravísima contra ellos, pero no existe ni siquiera el pudor. Los tipos siguieron en el cargo, siguieron manejando las plenarias, presidiéndolas, participaron en la elección de sus sucesores, ganaron. O sea, aquí no hay ni siquiera un castigo ni político ni social, por lo menos unos tipos cuestionados con esos cargos, mínimamente los colegas debían haber hecho algo, pero no hicieron nada tampoco, siguieron asistiendo a las plenarias, siguieron haciendo todo. En fin, no hay pudor, no hay ética, no hay moral en la política.
Así es, y voy a decir una cosa, puede ser impopular decirlo, pero yo creo que en general muchos medios se quedan muy cortos en esto. Entonces, sí, la noticia es como un chispazo y las cosas se desaparecen.
Esto que usted está mencionando, es que pasan y pasan las semanas y pasan las semanas y no hay responsabilidad política. Es que la responsabilidad legal se tiene que demorar en aparecer, eso es inevitable. Pero los países se pudren, la responsabilidad política, que debe ser de oficio inmediato, no funciona.
Ahora, responsabilidad política no quiere decir que esté probada la corrupción o el mal manejo o los errores de un servidor público, pero si los hechos son muy graves, eso en un país que funcione medianamente bien tiene que costar cabezas, tiene que costar cabezas. O si no, esto se va a podrir hasta el tuétano.
Y en eso somos pocos, Vicky, usted lo sabe, quienes asistimos en esto. O sea, planteamos algunos la renuncia del ministro de Hacienda, ¿cuántos más dijeron eso? ¿Eso se volvió un tema de discusión en Colombia? ¿Hay un debate en Colombia sobre si debe renunciar o no debe renunciar? Simplemente, entonces alguien dice eso, pero eso se queda de ese tamaño. Entonces el señor queda frescamente empotrado ahí para seguir haciendo lo que se le dé la gana.
Y estamos hablando del cúmulo del poder, entonces si ese es el cúmulo del poder, imagínese, ya ahí para abajo todos los funcionarios que dirán: ah, entonces aquí solo ellos pueden hacer lo que se les dé la gana, y ahí para abajo todos los demás somos los pendejos que sí tenemos que cumplir con las normas, y a esos de abajo sí les aplican el control político. Es cierto, sí, si un funcionario de primer nivel hace una cosa indebida, eso sí fácilmente le cuesta la renuncia del ministro, así no se haya probado todavía en un juzgado el error o la equivocación o lo que sea.
Semana: Claro, y hay una cosa que me parece clave, y es que el principal funcionario que debería dar ejemplo es el presidente Gustavo Petro. Y por eso es que es incomprensible, imperdonable, que estas personas cuestionadas continúen haciendo parte del gobierno, o cercanas al gobierno, o haciendo parte de la coalición de gobierno. Y se lo digo también porque, si usted mira, ese es el modus operandi del presidente.
Es decir, Laura Sarabia está cuestionada, no sabemos si es culpable o es inocente, no le han definido su situación jurídica, pero está cuestionada. ¿Qué hizo? Salió en el escándalo, pero él la volvió a traer con un puesto más grande. ¿Qué hizo con embajadores que están llamados a juicio? Pues los nombró embajadores. ¿O qué hizo con los otros cuestionados? Mandarlos a países de Europa para tenerlos callados. Eso realmente es muy lamentable, es muy lamentable. Y él tendría la obligación moral con este país que lo eligió, por una mayoría, de impartir decencia.
Ningún gobierno está libre de que haya un acto de corrupción, porque son demasiados funcionarios, pero está en la forma como lo enfrenta el gobierno y como lo enfrenta el jefe de Estado.
Hace muchos años, a un presidente de Estados Unidos alguien le dijo: “Oiga, pero es que ese presidente que usted tiene en tal país, ese tipo es un indeseable”. Bueno, y utilizaron unas palabras muy gruesas. Entonces, lo que se dice es que el presidente norteamericano dijo: “Sí, pero es mi indeseable, es el mío”. Bueno, no voy a usar palabras más gruesas, ¿cierto? Y es un poco lo que sucede aquí. Entonces, como estos altos funcionarios son mis funcionarios, entonces son intocables porque son mis funcionarios. Pero insisto, una de las cosas más graves, Vicky, es que la sociedad no es fuerte en esto, ¿cierto? No reclama con vigor, ¿cierto? Se deja manosear de estos grandes poderes que, claro, siempre tienen un poder inmenso en la contratación, en los negocios y en lo que sea.
Y en eso Petro está actuando de manera, a mi juicio, por completo inaceptable. Ahora, mire usted lo que pasó el 20 de julio también.
A mí esto fue de las cosas que más me impresionó el 20 de julio. Entonces, él pone el tema, ¿no? Y lo maneja como se le da la gana.
El tema de Olmedo, tarde, tardísimo, tapa lo del ministro de Hacienda. Y además lo interpreta como que desde el 16 se dio cuenta. Terminó diciendo que eso de la corrupción, que eso era todo el mundo, que es que eso era la cultura de la corrupción, ¿cierto? Algo así, casi que me faltó decir: “Bueno, ¿y a mí por qué me la montan? ¿Y lo de antes no? ¿Y cómo es la cosa?”, ¿cierto?
Eso fue uno de los peores pasajes de esa intervención de Gustavo Petro. Eso es el ambiente que nos han ido creando, ¿cierto? Pues aquí los honrados terminamos siendo siempre unos imbéciles, unos estúpidos, ¿cierto? Porque pudiendo hacer otras cosas, no las hacemos. Eso fue lo peor de la intervención de Gustavo Petro.
Fueron unas frases enrayadas como suelen ser las de él, ¿cierto?, en muchos casos. Pero en este caso, lo que hizo fue decir que esto es una cultura de la corrupción lo que hay, y que es que esa es la vida y que le vamos a hacer inaceptable por completo, mientras tapaba con esas falsas excusas, tapaba el resto del Gobierno Nacional que está montado hasta el bozo en esto de lo que estamos hablando.
Semana: Doctor Robledo, ¿qué podría pasar? ¿Qué significa si la justicia evidentemente logra comprobar y determinar la responsabilidad que tendrían Iván Name, repito, expresidente del Congreso, y Andrés Calle, presidente de la Cámara de Representantes? Si se llegara a comprobar lo que han dicho López y Sneyder pinilla, ¿qué significaría esto? ¿Qué podría suceder? Porque estamos hablando de las dos principales cabezas del Congreso de la República.
Pues digamos que control político ya no habría, porque el control, bueno, si nos llegan a condenar, etcétera, sancionar, lo que sea, ahí aparecería un cierto castigo político. Pero digamos que el control político, si no se ejerce oportunamente, pues ya no tiene sentido.
Ahora, ellos ya en el caso que usted está poniendo, Jairo, pues ya no son presidente del Senado ni presidente de la Cámara.
Semana: Pero las decisiones y las actuaciones que hicieron cuando lo eran, porque supuestamente esto se daría siendo ellos presidentes del Congreso, me refiero un poco a eso, pues de aquí para adelante ya no. Pero, ¿qué pasaría con esas decisiones que tomó el Congreso?
Pero tengo la idea en este momento de que no pasaría nada.
O sea, a ver si entiendo la pregunta. Que una ley que se aprobó en la administración, en la presidencia de estos personajes, entonces que la ley se hunda, yo creo que no es así. Pues yo creo que la ley se mantiene, porque se hace sobre la presunción de inocencia, porque aquí todo el mundo tiene la presunción de inocencia.
Yo pensaría que no, pero eso tocaría preguntárselo pues a abogados que sean duros en eso. Pero en general yo creo que no. Esas decisiones legales se mantienen en pie.
Así, después se descubre que el que tomó la determinación pues violó todas las leyes. Creo que no pasa nada. Y eso es en parte a lo que le apuestan también.
Eso es en parte a lo que le apuestan también, ¿sí? Entonces, o sea, hagamos lo que haya que hacer, que eso nos cogemos lo nuestro y ya después veremos qué pasa, ¿cierto? Es un poco la lógica con la que funcionan. Y entonces el clientelismo, por ejemplo, que intentaron, que hicieron, pues eso terminó apagando, pero que hizo el ministro de Hacienda, con Sneyder y con Olmedo y esta cosa, toda esa operación clientelista, ¿sí? Digamos que los que estaban involucrados en eso ya dijeron, bueno, aquí ya no pasó nada y no sé qué, y eso se olvida. Y es lo que están diciendo.
Y aquí andan con el cuento, por ahí lo oirán, es que nada de lo que hizo el ministro de Hacienda es ilegal. Bueno, eso lo tendrían que establecer los jueces. Pero lo que hizo, legal o ilegal, fue indebido.
Pues, por supuesto que sí, es que ahí hay cosas muy graves. Porque yo dije hace un momento, ese gasto público de la unidad de gestión de riesgos se puede hacer sin licitaciones, pero tiene unos trámites que, hasta donde la información que yo tengo, por ejemplo, uno de los trámites es que el alcalde tiene que haber declarado la calamidad pública para poder justificar el gasto. Y la información que he leído es que eso se hizo sin esa declaración, esa declaratoria de calamidad pública.
O sea, que ahí aparece una ilegalidad. ¿Y cómo así que el ministro de Hacienda les pasa a esos alcaldes o a esos municipios 92 mil millones de pesos y no chequeó eso? Y su asistente, que la puso a eso, tampoco chequeó eso y eso tampoco toca al ministro de Hacienda. Pero si además, aun cuando fuera legal, pues es un pusilánime.
Entonces, ¿qué hace en ese cargo? ¿Una alcahueta no cumpliendo sus deberes? Porque es que un funcionario público no solo tiene que hacer lo mínimo que le dice la ley, la responsabilidad política, incluye que uno hace esfuerzos por ir más allá de la ley. Puede que mentir no sea un delito, pero en política no se debe mentir. En los países serios a un político lo pueden mentir, me entiendo, y se cae en la política.
¿Por qué? Por mentiroso, porque los tramposos no tienen derecho a ser políticos.
Semana: Ahora, hay una cosa que me parece crucial y es cómo aquí no solo políticamente y hasta jurídicamente, judicialmente, es responsable, digamos, el gobierno o algunos miembros del gobierno, el presidente políticamente y lo demás que hemos hablado acá, sino centrémonos en los otros partidos, en los partidos de siempre. Aquí está metido un conservador, un liberal, digamos que los partidos tradicionales están ayudándole a Petro, al gobierno Petro y a esa podredumbre que estamos viendo.
Ellos también son culpables, ellos también son responsables. ¿Dónde está esa responsabilidad? Porque le voy a decir una cosa, uno mira lo que ha hecho Petro incluso para elegirse y ha sido gracias a esos otros partidos, porque con los suyos solamente no se hubiera podido elegir. Y sin embargo, todos esos que se plegaron al final, especialmente, pues son responsables hasta de haberlo elegido y ahora de toda la porquería que estamos viendo.
Y así es, digamos que yo tengo este convencimiento, Petro gana esa buena medida porque en algún momento, en los últimos, no sé, entre el 2018 y el 2022, tomó la decisión de que gano porque gano, al precio que sea, al costo que sea, uniéndome con el que me tenga que unir, lo que sea. Y eso, por eso gano. Yo estoy convencido que si eso no hubiera sido así, no hubiera ganado.
Bueno, ahí están las propias denuncias que hizo Nicolás Petro sobre cómo fue que financiaron la campaña presidencial. Sí, ahí está el caso de Euclides Torres, gran financista de la campaña presidencial. No aparece en los aportes de la campaña, pero se sabe que eso es así, ¿cierto? Un personaje que en este momento ya tiene contratos con el Estado por 230 mil millones de pesos.
Porque aquí nadie que aporte en serio a una campaña da puntada sin dedal. Bueno, y de eso no se habla. ¿Y cómo está construyendo las mayorías en el Congreso? Pues con las mismas prácticas de los gobiernos anteriores, con el clientelismo tradicional.
¿Cómo es que logra entonces hacer mayoría, digamos, en la Cámara de Representantes con los votos del Partido Liberal, del Partido Conservador y del Partido Liberal? Con clientelismo y politiquería y corrupción y desvergüenza. Eso es así, eso hay que decirlo con todas las letras. Con todas las letras.
Y entonces, claro, se inflan como favoritos reales porque están teniendo mucho éxito. A mí eso me repugna. Yo definitivamente así, eso no lo puedo tolerar de ninguna manera.
Y que en nombre de la izquierda hagan el favor de esta desvergüenza. O sea, en nombre de “los mismos son las mismas”, ¿cierto? Hacen lo que hacen. Y entonces aquí no pasa nada porque es el doctor Gustavo Petro.
Realmente es muy dramático. Y quienes nos escuchan, no crean que lo que estamos comentando aquí son necedades y manías y ganas de joder, como podría decirse. No, es que así se hunden los países.
Esto se convierte en hambre, se convierte en desempleo, se convierte en falta de salud, en falta de educación. O sea, se convierte en sufrimiento. En el inmenso sufrimiento que tantos colombianos padecen.
Entonces, si a uno en política esas cosas no le interesan, pues entonces no le interesa nada. Porque si la política se hace es para ver yo qué pesco para mi canasto y el de mis amigos. Entonces, ¿qué sentido tiene la política? Yo veo a Petro hasta el hueso está metido en eso.
Esa es su lógica. Así está gobernando,
Semana: ¿sí? Doctor Robledo, ¿y lo que escuchamos?
En este sentido es pura carreta. Ningún cambio hay en este sentido.
Doctor Robledo, ¿y lo que escuchamos es que cuando alguien o algún sector se atreve a criticar duramente lo que está haciendo el gobierno es que lo señalan y lo tildan de enemigos de la paz? ¿Y lo que dice usted? Pues es que esto viene de la izquierda y yo le quiero preguntar. Y entonces, ¿cuál fue el cambio? La bandera con que llegó Gustavo Petro y el pacto histórico a gobernar es el cambio. Le prometieron al país un cambio.
¿Dónde está ese cambio, Doctor Robledo?
Yo estoy terminando un libro. Aprovecho y les cuento. Que se debe publicar en estas próximas semanas.
Que es un poco la historia de mi vida y la historia de Colombia y a este gobierno, por supuesto, le dedico… Que a la propia historia de Petro le dedico un esfuerzo importante. Yo creo que por eso. En este tipo de cosas de las que estamos hablando de politiquería, clientelismo, corrupción, amiguismo, todo lo que viene unido con estas malas maneras de hacer política.
Yo quiero insistir, no hay ninguna diferencia entre este gobierno y los anteriores. Y los anteriores también han tenido prácticas absolutamente inaceptables, ¿sí? O sea, no hay ninguna diferencia. Pero la cosa es más grave.
Yo me he puesto a mirar…
Ya en cuanto al modelo económico, que este es un tema más pesado de comentar, pero hagamos un comentario breve, en lo que tiene que ver con el modelo económico que nos ha llevado a construir un capitalismo de seis mil ochocientos dólares apenas, o sea, un capitalismo raquítico, subdesarrollado, lleno de desempleados, de pobres, de atraso científico y tecnológico, que está en la base de todos los problemas nacionales. En ese tema, Petro no ha cambiado nada. Nada es nada.
Miren ustedes el presupuesto del Ministerio de Ciencia, lo que pasó lo redujo al mínimo. Y si ustedes van y les preguntan a los verdaderos científicos, eso lo están volviendo un populismo ramplón y ordinario, ¿cierto?, que no tiene nada que ver con la ciencia. Es que la ciencia es una cosa seria.
La ciencia no es que a cualquiera se le ocurre una ocurrencia y entonces ya vamos con la ocurrencia, ¿no? Y ahí nada. El tema de tratados de libre comercio, absolutamente nada. En sus relaciones con el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, con el gobierno norteamericano, cero cambios.
En los asuntos ambientales, pura bla bla bla y charlatanería, mientras tanto nos van a poner una base militar en Gorgona. Y las cosas siguen dándose de igual manera, o sea, que ni en los asuntos de la forma de hacer política, ni en el contenido de la política, o sea, ¿para qué sirve la política, el contenido, la economía, etcétera? No hay nada. O sea, política, toca un tema en el que puede haber desacuerdos.
Entonces, él está muy dedicado al clientelismo. Entonces, por ejemplo, miren ustedes cómo fue la reforma pensional en el tema grueso de las pensiones y lo que eso significa, lo que hizo fue empeorarles las condiciones de pensión a los jóvenes colombianos y a los un poco más estudiados. Y entonces el pretexto es que no es que yo le dé plata a unas señoras pobres, yo no me opongo a que se les dé plata a las personas pobres, pero al final se las da para hacer politiquería y clientelismo, para montar su clientelismo en contra de los intereses de los trabajadores colombianos que se supone eran sus amigos y se supone que fueron los que eligieron la alta burocracia sindical petrista.
Entonces, llegan a la jefatura del Estado con los votos de los trabajadores y lo que hacen es golpear sus intereses para montar una política clientelista. Entonces, con Petro yo no tengo acuerdo ni en la forma de hacer política ni en el contenido de las decisiones que está tomando. No me equivoco, son las mismas de antes y si en Colombia no hay cambios económicos de importancia no nos vamos a salir del capitalismo de 6.400 dólares y en ese capitalismo no hay solución a los problemas nacionales.
Doy otra cifra para ilustrar, el capitalismo de los gringos es de 76.000 dólares por habitante y queremos vivir como gringos. Pues no se puede porque ese capitalismo de los 6.800 dólares lo que genera es desempleo, pobreza, malos salarios, hambre, falta de vida, falta de salud, falta de educación, falta de todo eso. Es así, nadie puede vivir como clase media alta o como rico si no tiene una economía que le permita darse, digamos, ese lujo, y en eso Petro es igualito a los gobiernos anteriores.
Petro en este sentido no es de izquierda pues desde mi punto de vista.
Semana: Ahora, Petro a pesar de todo esto que estamos hablando ya ha dado muchas muestras de que se quiere quedar, que quiere o reelegirse o expandir su periodo, extenderlo o gobernar en tercera persona, en cuerpo ajeno, a pesar de todo y quiere seguir.
Vicky, mire, yo sobre eso tengo una posición que es un poco distinta a muchas opiniones.
Yo no veo a Petro, o sea, Petro puede querer quedarse, eso es muy difícil saber qué quiere la gente, pero no tiene ni la más remota posibilidad de lograrlo. Y veamos esto, él lleva casi ya seis meses hablando de eso y nunca presentó una reforma constitucional para poderse reelegir, y no la presentó porque no tiene los votos en el Congreso suficientes. O sea, saldría de una derrota inmensa.
Entonces, él va a hablar de eso, es para entusiasmar a los petristas y enredarlos y engañar a la base petrista. Pero yo creo que eso va a terminar en bla, bla, bla. Ahora, si él toma otro camino, que es el de la ilegalidad.
La ilegalidad, vamos a suponer que quiere reelegirse, cierto, pero entonces como la ley no se lo permite, le toca dar un golpe de estado. Pues la primera pregunta que uno se hace, bueno, ¿y con quién da el golpe de estado? ¿Él con Verónica y una cauchera cada uno en la mano? No, eso no se puede hacer así, cierto. Y si se mete por ese camino y se mete mal, termina en la cárcel.
Ahora, yo no veo, después de todo lo que está pasando en Venezuela, que alguien en el mundo le vaya a justificar a Petro quedarse en la presidencia. O sea, si él llega a decir eso en serio, se queda absolutamente solo. No, a eso no le veo posibilidades.
Y entre más días pasan, más estrecho es el espacio. Pues no tiene cómo hacerlo. Ahora, que intente dejar a un amigo de él, pues sí, eso sí es natural en política.
Pues es un derecho, ¿no? O sea, todo presidente intenta dejar a un amigo en la presidencia. Ahora, yo eso tampoco lo veo fácil para Petro, porque lo cierto es que Petro le está haciendo además un daño inmenso a cualquier idea de cambio en Colombia. En Colombia, hacia el futuro hablar de cambio va a ser de lo peor que se pueda hacer en política, porque ahí mismo todo el mundo dice Petro, ¿cierto? Y entonces, ¿cómo se van a conseguir los votos? Entonces, digamos que ahí yo no lo veo.
O sea, resumo, no lo veo dando un golpe de estado, estaría pues, como hemos dicho, como de mal fondo, ¿cierto? Fracasaría, sería un desastre espantoso. Y no lo veo capaz de elegir a su sucesor. Ahora, no tiene sucesor que se le pueda parecer, porque él es, digamos que a él lo hicieron y rompieron el molde, pero no fue en los aciertos y en las genialidades, como piensan algunos, sino en todo su cúmulo de errores.
Entonces, yo no veo a nadie ahí que tenga el vigor suficiente en política para ser su sucesor. Entre otras cosas, porque él acapara el Estado de tal manera que nadie distinto a él puede, digamos, sobresalir y elegirse. Eso es parte de su megalomanía y de su instinto autoritario y su cosa de concentrarlo todo en él, porque él tiene una personalidad supremamente complicada.
Entonces, el único que brilla en el gobierno de él es él. Bueno, o él cree que brilla, ¿cierto? O eso es casi por brillar. Todos los demás de sus gobiernos los trata como a un idiota.
Esa es la realidad. Ahora, pero estamos de acuerdo en que sí quiere, sí quisiera quedarse y reelegirse o extender su periodo. O sea, de querer, querer, el deseo.
Probablemente. Yo no lo veo como una certeza ni porque no tengo la prueba.
Semana: Pero es que uno lo oye cuando dice, ay, es que cuatro años son muy poquitos.
Ay, es que tenemos que volver a ganar las elecciones. Ay, es que queremos constituyente. Ay, es que el poder constituyente.
Cuando uno le oye todo eso, porque además le fascina mantenernos aterrorizados, le encanta. Eso lo priva. Pero sí sabe, Vicky, que yo tengo una idea.
Y eso es una cosa. Más que para engañar a sus contradictores, es para engañar a sus bases. Es una de las cosas más crueles de creer.
Es que buena parte de lo que hace, lo hace para engañar a los petristas. A mí eso me irrita particularmente. El campesino, el jornalero, la anciana, es para engañarlos a ellos.
Sí, porque claro, cuando él dice: “Yo quisiera quedarme”, entonces yo me imagino que las bases petristas, creen que sí se va a quedar, no sé qué, se va a integrar. Es que le falta todavía un poquito de tiempo y él verá que saca las uñas más adelante y todo. Pero yo creo que eso es un cañazo.
Yo desde el primer día estoy diciendo que ese cuento de reelegirse, de hecho, es un cañazo. Ya me han oído el cuento. El cañazo es lo que se hace en el juego de póker.
Cuando usted no tiene buen juego para ganar la partida, apuesta duro. O sea, hace alto ruido para que los otros se asusten y salgan corriendo. Y eso es un poco lo que sigue haciendo.
Semana: Doctor Robledo, ¿y entonces el papel del nuevo ministro del Interior, el doctor Juan Fernando Cristo? Entonces, ¿cuál es? Pues además de tratar de impulsar las reformas, que es obvio que tiene que hacer un ministro del Interior. Pero cuando escuchamos tras bambalinas que lo fuerte de él es el fast track, como ya se ha hablado, o impulsar una constituyente o buscar la manera para que el presidente se quede, ¿cómo lo ve usted, como el papel del ministro del Interior?
A ver, el ministro del Interior, desde que lo nombraron en el cargo, pues hizo saber la idea de la constituyente, pero en el 2026. Eso es una chifladura. ¿A quién se le ocurre que el presidente de ahora le dé una orden al del 2026 para engañar a los petristas? A él, no.
Y entonces arranquemos la campaña y hay que volver a elegir un petrista porque hay que cambiar a Colombia en el 2026, porque no pudimos en estos cuatro años. Pero fue preciso señalar también una cosa, tiene que hacer conforme a la Constitución. Y fue claro también al decir que no habría Asamblea Nacional Constituyente.
Esas son cosas que él ha expresado. Ese tema del fast track es clarísimo que eso tampoco va. No hay ninguna posibilidad de que eso vaya.
Además, alcanzaron a decir, no tengo la absoluta certeza, pero que el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, también dijo, o alguien con quien él conversó, se pusieron de acuerdo. Creo que fue más bien así, conversando con el presidente del Senado, que tampoco iba a haber fast track, porque el fast track es cambiar la Constitución y Petro no tiene votos en el Congreso con qué cambiar la Constitución. Él tiene unos politiqueros ahí que le pueden hacer mayoría para elegir al presidente de la Cámara y cosas así.
Pero para cosas serias y duras, esa mayoría no le funciona. Estoy absolutamente seguro de eso. Si es para cositas menores, no con tráficos y vainas de esas, puestos y esas cosas, puede hacer mayorías.
Pero para cosas, digamos, de cambios gruesos de la vida del país, no tiene votos en el Congreso. Porque hay una cosa que hay que tener en cuenta. Esos politiqueros, esos clientelistas, sin mermelada no se mueven.
Pero ellos también tienen sus ideas, Jairo y Vicky. Ellos también tienen sus ideas. Ya lo vimos en la Reforma a la Salud.
Entonces, cuando Petro le subió el volumen a la Reforma a la Salud, perdió a los aliados. A todos esos clientelistas no les jaló eso. ¿Por qué? Porque es que la persona, por clientelista o por corrupta, usemos esa palabra, no deja de tener convicciones.
Entonces, si una persona es de la religión X, puede que haga cosas de corrupción siendo miembro de una religión X. Pero si ya les van a decir, tenga esta plata para que usted hable más de su religión, probablemente ese corrupto diga no. A eso no. O sea, todo el mundo tiene sus convicciones profundas, incluidos los peores politiqueros tienen sus ideas.
¿Por qué? Porque tienen otros intereses y otras cosas. Entonces, yo no veo a Petro propiciando ningún cambio de fondo en la vida del país, porque se queda solo, que fue lo que le pasó con la salud. Perdió a todos los aliados.
Acuérdense que él estuvo metido ahí con el santismo, o sea, casi toda la clase política colombiana estuvo ahí. Cuando la reforma tributaria la puede pasar es porque tuvo a la clase política ahí. Pero cuando intentó hacer la reforma a la salud ya no pudo.
¿Por qué? Porque esos amigos de él son más amigos de las EPS que de él.
Semana: Claro, pero hay dos cosas. Por un lado, aunque no pasó la reforma a la salud, tiene vuelto, usted sabe la palabra, el sistema, uno.
Y dos, la reforma pensional sí la pudo pasar con la ayuda de todos esos mismos. Y además se da sus mañas también.
Esa reforma pensional era la del FMI.
Es que hay que ver que se hizo el mandado. Los gobiernos anteriores todos quisieron hacer esa reforma, pues, o una parecida. O sea, golpear las pensiones de los jóvenes y de los trabajadores más preparados.
Eso es una fórmula del FMI. Eso lo intentaron. Los gobiernos anteriores intentaron hacerla, pero se unió todo el sindicalismo y todos los que somos, digamos, contradictores de esas políticas y no tenían la forma para aprobar esa reforma.
¿Qué fue lo nuevo? Que Petro, traicionando ideas que se habían defendido en el movimiento sindical durante muchos años, se volvió. Por eso es que pudo ponerse de acuerdo con los fondos privados de pensiones. Les hizo el mandado.
Petro les hizo el mandado al FMI y a los fondos de pensiones en esta reforma pensional. Por eso es que yo digo que Petro, en lo que tiene que ver con las cosas medulares de la economía, funciona para otro lado. Por ejemplo, Petro está hablando, como lo pongo como un ejemplo, de darle tierra a los campesinos.
Y yo soy amigo de eso, no tengo en eso ningún problema. Pero lo está haciendo para tapar que ya dijo que no va a cambiar el TLC con Estados Unidos. Entonces, ¿qué les va a pasar a esos campesinos? Les pueden dar unas tierras, pero las van a perder porque la inundación de comida extranjera no les va a dejar prosperar.
Y el punto central de la discusión en el agro colombiano no es si hay o no tierra para los campesinos. Ahí nos podemos poner de acuerdo todos. La discusión es si vamos a proteger el agro, Vicky y Jairo.
O sea, si vamos o vamos a seguir importando 14 millones de toneladas de productos agrarios cuando hace 30 años importábamos 500.000 y eso no nos va a importar. Y en eso, Petro, es del oficialismo. En eso tiene el respaldo de quienes contribuyeron.
Es que Petro es un tipo de una personalidad compleja, bien compleja. Y es un falsario, es un experto en engañar y en engañar de distintas maneras.
Semana: Pero fíjense, doctor Robledo, que el presidente ya anunció, ya que estamos hablando de las reformas, que vuelve la reforma a la salud, va a impulsar las otras reformas.
Y le quiero preguntar, con este antecedente y con este escándalo que estamos viendo en estos momentos donde la Fiscalía en este preciso instante está hablando de una empresa criminal por el escándalo de la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo, ¿qué va a pasar con esas reformas? ¿Cuál va a ser el comportamiento del Congreso? ¿Cuál puede ser el comportamiento de los ministros? Porque ya se vienen estas reformas y seguramente se van a tener que dar y discutir en medio de este escándalo que todavía le falta mucho.
Pues todo este escándalo lo debilita. Entonces va a tener que hacer, si él quiere hacer reformas en el Congreso, se le tiene que plegar a los mismos con las mismas o no las puede hacer.
O sea, las fuerzas más cercanas a Petro no tienen fuerza con qué hacer una reforma correcta o incorrecta. Normalmente se mueven las discusiones, entonces habrá que mirarlo en concreto. Pero no tienen los votos.
Entonces a mí no me sorprendería, y esto puede ser muy grave, que Petro para aprobar reformas, porque claro, cualquier reforma que apruebe dice que es la maravilla y eso a la gente le gusta, pero no me sorprendería que termine aprobando o tramitando para poderse ganar los votos del establecimiento político, de los mismos con las mismas, de los liberales, los conservadores de la U, tenga que hacer reformas de ellos, no las que él quisiera en un momento dado, si es que tiene alguna realmente distinta para proponer.
Entonces, Colombia está en la peor de las situaciones, porque reformas democráticas que se necesitan, por ejemplo, en la salud, Petro no es capaz de hacerlas porque no tiene los votos suficientes ni el acompañamiento para hacerlas. O sea, la última reforma que quedó fue la quejada, ¿cuál es? Vamos a ver si va a insistir en esa.
Es que mantiene vivas las EPS, pero sin riesgos. O sea, le va a dar el 7% del valor de la UPC a las EPS, pero sin riesgos, ¿no? Pero es que así la vida sí es una ganga. ¡Negociazo! No se resuelven los problemas, pero lo siguen tapando en oro.
Semana: Y miren lo de Asofondos, Asofondos terminó redactando la proposición por medio de la cual se va a quedar con billonarias comisiones, también con menor riesgo, se sabe, y no pasa nada. Al final, esos empresarios, hay empresarios que yo digo son prebendarios y están pensando en su bolsillo y no les importa ni la salud ni las pensiones de nadie, les importa que su negocio dé. Mientras su negocio dé y esté a salvo, ellos están felices.
Yo insisto, esa reforma que se hizo fue la del Fondo Monetario Internacional, que siempre ha sido la de los fondos de pensiones, por dos grandes temas, diría yo. El primer tema, porque sigue el negocio de los fondos de pensiones. Así, con pensiones, pues, manejen más plata, pero el negocio sigue, porque es que aquí el riesgo grande que tenían los fondos de pensiones es que Petro o alguien planteara acabar con los fondos de pensiones y ponerlo con pensiones.
Entonces, cuando Petro dice vamos a dejarle a los fondos de pensiones una parte grande del negocio, los fondos de pensiones respiraron, y cuando además la reforma la descarga sobre los pobres, sobre los trabajadores sencillos, los jóvenes y las clases medias, porque eso es lo que hace la reforma, pues, los fondos privados de pensiones no tienen ninguna contradicción con eso. ¿Cuál es el problema que ellos tienen con eso? No tienen ninguna. Y esa es, repito, la reforma del Fondo Monetario Internacional.
Entonces, las reformas que Petro propone, que sean las de los grandes poderes nacionales e internacionales, esas van a pasar, que fue lo mismo de la reforma tributaria. Entonces, la reforma tributaria ¿qué hizo? Le pegó la clavada del siglo a Ecopetrol, que somos nosotros mismos los colombianos, que somos los dueños. Por el cuento de la comida de mejor calidad, le metió una clavada como de 3 billones de pesos a las gentes pobres de Colombia que se comen las papas fritas o toman una gaseosa.
A la cúpula del poder económico no la tocó, golpeó duro a la clase media alta, pero de arriba a arriba, quienes tienen la plata de verdad, no los tocó. A las pequeñas y medianas empresas les dejó la misma tasa de tributación que venía desde antes. O sea, Petro no les dio ninguna mano en su beneficio.
Es una reforma tributaria con la lógica del Fondo Monetario Internacional. Cuando digo Fondo Monetario Internacional, estoy diciendo de los grandes poderes globales. A nosotros se nos olvida que en el mundo hay poderes globales al lado de los cuales los grandes poderes de aquí son unos microbios.
Y esos grandes poderes globales son a los que les está trabajando Petro. Por eso es que Petro va también con Biden. ¿Por qué va también con Biden? Porque Biden representa esos grandes poderes.
Y estoy seguro de que en el Departamento de Estado tienen que tener calibrado a Petro y saben que eso es un perro que ladra, pero no muerde. Sí, hace cambiecitos, sí dice vainas, pero no está cambiando nada de fondo en la economía nacional. Yo hablo de cambios de fondo, esto es importante, en economía capitalista.
Yo no estoy proponiendo estatizar nada. Nunca lo han propuesto. Pero si no desarrollamos esa economía de mercado no tenemos futuro.
Pero eso no lo está haciendo Petro, porque él está siguiendo orientaciones que no nos permiten desarrollar. Lo digo yo de verdad. O sea, irnos siquiera a un capitalismo de 30 mil dólares por habitante.
Ahora, eso no es de un día para otro. Eso es dificilísimo. Pero si no nos ponemos a hacerlo desde ya, pues no lo vamos a hacer nunca.
Y este país va a seguir en esta tragedia.
Semana: Doctor Robledo, Vicky lo decía al principio. ¿Qué debería pasar con todos estos funcionarios de alto nivel del Gobierno Nacional que están siendo salpicados en todo este escándalo? Además de los ministros durante la audiencia ya hemos escuchado, por ejemplo, a Camilo Romero, que es el embajador de Colombia en Argentina, también salió salpicado.
La Fiscalía está diciendo, por ejemplo, que los dineros para la reforma agraria muy posiblemente se habrían movido desde la ANT a la corrupción en la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo. Y menciona a César Augusto Manrique, quien es el actual director de Función Pública. Aparecen más nombres.
Y mire que, como usted decía, hay nombres y funcionarios de muy alto nivel. ¿Qué debe pasar con todo eso? ¿Cuál debería ser la decisión del alto gobierno frente a esto?
A ver, yo parto de una base que siempre hay que recordar cuando se habla de estos temas. Yo soy un convencido de la presunción de inocencia y del debido proceso.
O sea, lo primero que necesitamos es que la Fiscalía y la Corte Suprema de Justicia actúen con seriedad. Yo espero que la fiscal no se quede corta. Yo me imagino que la están presionando duro desde la Casa de Nariño porque ellos la pusieron en la ANT.
Yo le hago una invitación muy cordial a la fiscal para que entienda la gravedad de lo que está pasando y asuma sus funciones con independencia. O sea, ella tiene que entender que representa a la nación colombiana, no a quien la puso en la ANT, porque además las presiones que Petro le ha hecho son indebidas, indebidas. Yo lo he denunciado varias veces.
Cuando él ha salido a defender funcionarios de Petro, o al presidente del Congreso a decir: “Miente todo aquel que diga que no sé qué”, eso es una presión indebida a la fiscalía. Yo espero que la fiscalía se ponga en la posición que tiene que ser y cumpla con su deber. Entonces, funcionario que no está condenado, pues no está condenado, pero la responsabilidad política también existe y el gobierno debe cortar por lo sano en cosas de responsabilidades políticas.
Tiene que hacer análisis, por supuesto, porque no puede ser cualquier cosa que se dijo y entonces ya da para destitución o para pedir renuncia. Pero sí tiene que mirar con cuidado y hay indicios graves que tienen que conducir a pedirle la renuncia al funcionario. Yo creo que al ministro de Hacienda hay hechos demasiado graves.
Se le ha debido pedir la renuncia como se le ha debido pedir hace mucho rato al presidente de Ecopetrol, a quien nunca veo nombrar en ese término. Entonces está pasado de tener que renunciar. ¿Cómo así que está en ese enredo en el que está la plata de la campaña de Petro y él fue el gerente? Y eso está manga por hombro, ¿cierto? ¿Sí? Y el tipo sigue campante.
¿Por qué? Porque es amigo de Petro. Entonces, aquí es que si es amigo de Petro, se saca de todo y no tiene que responder por nada, no puede ser así. Pero en esto también digo una cosa, y ahí lo necesitamos, que la opinión pública se exprese.
El control político solo se expresa allí donde la opinión pública es capaz de lograr que se exprese.
O sea, hablando del tema, denunciando, exigiendo, asumiendo actitudes de valor civil, los medios de comunicación, yo los invito muy cordialmente, ¿sí? A que entiendan el papel que tienen que jugar. Y parte del papel que tienen que jugar es ayudar a que el control político se dé con toda la objetividad, con todo el respeto, puede ser en todas las formas que se quiera, pero eso es parte del deber de un medio de comunicación.
No hay cosa más lamentable que un medio de comunicación. Bueno, ¿y usted políticamente qué es, señor medio de comunicación? No, yo soy gobiernista. Bueno, ¿y de cuál gobierno? No, de todos los gobiernos.
No, esto es un espectáculo bochornoso. Si los medios en esto no ayudan, pues es mucho más difícil que el control político se dé. Y si no se da, pues los corruptos se ponen felices y mal le van a apostar a eso.
Semana: La verdad, aquí tratamos de hacer la tarea. Imagínese. Aquí tratamos de hacer la tarea, ¿no? Y nos llueven rayos y centellas.
Usted sabe. Y hay que insistirles a los otros medios que se metan también, o sea, que metan también la mano entre las llamas. Yo sé que eso es un dolor de cabeza.
Para todo el mundo, pelear con el gobierno es un lío, o controvertir, o distanciarse, como se quiera llamar. Pero si ese control político no se ejerce a través de los medios, no hay cómo ejercerlo. Porque yo, pues, con mi ex tirando un trinito de vez en cuando, eso no hay, pues.
Pero eso no prospera si no es con grandes poderes. Pues, le repito. Aquí tratamos de hacer la tarea, doctor Jorge Enrique Robledo.
Semana: Aquí hemos hecho un trabajo periodístico en este gobierno que yo creo que algo ha sido útil. Usted sabe muy bien que destapamos los Petrovideos, destapamos la confesión de Day Vásquez, destapamos todo el tema de Nicolás Petro, las grabaciones de Armando Benedetti, todo el tema de La Niñera y Laura Sarabia, las grabaciones de Aida Merlano. Ahí seguimos haciendo la tarea.
Es duro. Es muy duro. Es muy duro.
Tiene un costo altísimo.
Estoy de acuerdo con usted en eso. Eso es un hecho.
Uno no puede ponerse contra los hechos. Y eso que usted menciona lo ha dicho. El problema es que no se logra que otros medios lo hagan.
Entonces, pues, aunque yo sé la importancia y la fuerza que significa Semana, pues, no es lo mismo. Entonces, yo hago ese llamado a los otros medios y a los otros sectores políticos. Por ejemplo, ayer alguien me dijo una cosa que hay que investigar.
Que, por ejemplo, en la Cámara de Representantes, el presidente que entregó hace ocho días, prácticamente acabó con los debates de control político. Entonces hay que mirarlo con cuidado. Si se está pudiendo hacer o no debate de control político.
Por ejemplo, yo vi a algunos que le daban a los citantes quince minutos. ¿Qué carajo se va a poder hacer un debate de control político? Entonces metían una ronfla de citantes, 10 y 15, y se las ingeniaron para que los ministros fueran los últimos que hablaran. O sea, el petrismo estranguló el control político en el Congreso.
Lo digo con toda claridad.
Semana: Sí, y ¿sabe una cosa? Así como digo lo de Semana, uno dice: mire, Ricardo Calderón ha hecho cosas muy importantes. Hay Noticias Caracol dirigida por Juan Roberto Vargas.
Digamos que ha habido cosas que han hecho los medios, algunos medios. Pero también es cierto que, por ejemplo, funcionarios del gobierno se han dedicado a extender sus tentáculos a algunos medios, a los niveles más altos, y terminan manejando la agenda. Y se lo voy a decir con nombre propio.
Laura Sarabia es muy cercana a muchos periodistas. Muy, muy cercana. Y termina uno viendo unos medios que uno queda, plop, defendiendo a Laura Sarabia en lo indefendible.
Solo como para poner un ejemplo. Queda uno aterrado. Pero es que manejan así las cosas.
Porque además, si usted es amiguito de Laura Sarabia, entonces usted tiene un trato distinto, ¿no? Usted le garantiza, entre comillas, un acceso a una información que es controlada, en la que quieren ellos que se publique. Y dos, pues usted está bien con Petro, entonces corre menos peligro, menos riesgo y como aquí… Y hay más pauta también, ¿no? Porque ese es el punto. Mire usted lo que pasa con los medios suavecitos, los que no se meten con el gobierno, con Petro, para nada.
Tienen un montón de pauta. Un montón. Están llenos de pauta.
Y así los controlan. Sí, eso es cierto.
Eso es parte del problema y por eso mi llamado.
Pero también puedo decir una cosa. Yo hago esfuerzos por enviarle a todos los medios cuando dicen cosas que creo yo que ayudan a este ambiente. Lo hago y les doy sus créditos y todo.
En estos últimos días ha habido unos informes importantísimos de distintos medios. Y eso es lo que necesitamos, que eso florezca. Que eso crezca porque también se den las presiones de los gobiernos sobre los medios.
Eso no es fácil, pero tenemos que hacer un esfuerzo cada vez más grande. Y sobre todo los ciudadanos, tenemos que hacer un esfuerzo cada vez mayor para que nuestros puntos de vista se expresen reclamando que ojalá los medios le apuesten lo más duro que se pueda a estos asuntos. Y yo, repito, hago esfuerzos por reenviar cosas.
Reenvío cosas de semana, pero reenvío de otros medios cuando encuentro que se asumen posiciones que yo creo que es importante que se conozcan.
Semana: Así es. Pues al exsenador Jorge Enrique Robledo, mil gracias como siempre.
Es muy importante poder tener esa claridad para entender lo que está pasando políticamente alrededor de todo este tema que es judicial, pero que va íntimamente ligado, porque si no hubiese una estrategia política no habrían terminado en este enredo de una empresa criminal desde el gobierno comprando congresistas. Todo es una estrategia política.
Sí, claro.
Detrás de esto está el alto gobierno, no hay ni la menor duda. Además hay cosas, por ejemplo, lo que se ha hecho con el Comité de Crédito. Eso es de una gravedad inaudita.
Arrodillar a los congresistas, eso es un crimen contra la democracia. Inclusive para ideas buenas y si es para malas, peor todavía. Pero no debe ser así.
Semana: Y sabe le quería hacer un comentario para despedirlo con respecto a lo que usted decía de la fiscal, que ha recibido presiones indebidas. Yo creo que a veces Petro lo que hace es dar órdenes porque él en la anterior fiscalía decía que él era el jefe del fiscal. ¿Se acuerda de esa polémica? Él se siente jefe del fiscal y si él es el nominador de la fiscal pues se debe sentir más jefe todavía.
La debe sentir una empleada más. Entonces me parece que quería hacerle esa pequeña adenda.
Del talante de él, no tengo dudas.
Ahora yo hago votos porque aparezca la resistencia y que nos unamos todos los colombianos en la idea de que la separación de los poderes hay que defenderla o si no esto se vuelve una dictadura. ¿Cuál es la diferencia entre una dictadura y una democracia en términos legales en el caso de Colombia? Es que aquí hay separación de poderes, en Estados Unidos, en Francia. Cuando el poder ejecutivo concentra todos los poderes eso se llama monarquía o dictadura o como lo quieran llamar pero eso no tiene que ver con la democracia.
El escándalo de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) en Colombia ha generado una gran controversia política, involucrando a altos funcionarios del gobierno en una red de corrupción. Jorge Robledo, un destacado político y crítico de la administración de Gustavo Petro, ha sido especialmente vocal en sus acusaciones. La Fiscalía General de la Nación ha descrito el caso como una “empresa criminal,” señalando a Carlos Ramón y Andrés Pinilla como partícipes clave en actos de corrupción de gran escala. Robledo sostiene que estos individuos no actuaron solos, sino que formaban parte de una estructura más amplia que involucraba a altos poderes del Estado, incluyendo a ministerios y posiblemente al propio presidente.
Una de las principales preocupaciones de Robledo es cómo se manejaron fondos públicos significativos, específicamente 1,4 billones de pesos en dos partidas de 700 mil millones de pesos cada una, sin que el presidente Gustavo Petro o el ministro de Hacienda estuvieran al tanto. Robledo argumenta que es improbable que operaciones financieras de tal magnitud pasen desapercibidas para las máximas autoridades del país, lo que sugiere una posible complicidad o, al menos, una negligencia grave en la supervisión de estos fondos. La UNGRD es conocida por realizar la mayoría de sus contratos sin licitación pública debido a la urgencia de sus operaciones, lo que facilita la corrupción al permitir asignar contratos “a dedo” sin competencia ni transparencia.
Además, Robledo critica la respuesta del presidente Petro al escándalo, acusándolo de minimizar el problema al intentar atribuir toda la responsabilidad a figuras de menor rango como Olmedo López y Sneyder Pinilla. A pesar de las graves acusaciones, Petro solo pidió disculpas públicas cuando la situación se volvió insostenible. Según Robledo, esto es un intento de encubrir la participación de altos funcionarios del gobierno, como el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla. Robledo sostiene que la administración de Petro ha sido negligente al no establecer medidas de supervisión más estrictas, especialmente en una entidad con un riesgo tan alto de corrupción como la UNGRD.
Robledo también aborda la respuesta del sistema judicial al caso, mencionando intercambios de mensajes y llamadas entre funcionarios de alto nivel que sugieren una complicidad en los movimientos financieros irregulares. Según Robledo, la red de corrupción no se limita a la UNGRD, sino que se extiende a otras áreas del gobierno, lo que indica una corrupción sistemática y organizada. Esto, según él, es una grave traición a las promesas de transparencia y cambio que llevaron a Petro al poder.
Además de las críticas hacia Petro y su administración, Robledo también cuestiona el papel de los partidos políticos tradicionales en la perpetuación de este sistema corrupto. Sugiere que estos partidos, al apoyar a Petro, son cómplices de la corrupción revelada. Critica la falta de responsabilidad política y ética en el manejo del escándalo, señalando que incluso figuras de alto perfil en el Congreso, como Iván Name y Andrés Calle, continúan en sus puestos a pesar de las graves acusaciones en su contra. Esto refleja una cultura política donde la corrupción y la impunidad son la norma.
El texto concluye con una reflexión sobre el estado de la política y la democracia en Colombia. Robledo lamenta la falta de separación de poderes y la erosión de la confianza pública en las instituciones del Estado. Sostiene que la corrupción y la falta de acción decisiva están minando la democracia y el bienestar de la población. Según él, la responsabilidad no recae solo en los individuos involucrados, sino también en un sistema más amplio que permite y perpetúa estas prácticas corruptas.
En resumen, el texto proporciona una visión detallada y crítica del estado actual de la política en Colombia, con un enfoque particular en la corrupción en la UNGRD y la respuesta del gobierno de Petro a las acusaciones. Robledo hace un llamado a una acción más firme y decidida para enfrentar la corrupción y restaurar la confianza en las instituciones públicas. Según él, la responsabilidad no recae solo en los individuos involucrados, sino también en un sistema más amplio que permite y perpetúa estas prácticas corruptas.
Robledo enfatiza que la cultura de corrupción en Colombia no es un fenómeno nuevo, pero destaca que la administración de Petro no ha hecho nada para cambiar esta situación. En cambio, parece perpetuar estas prácticas corruptas, utilizando tácticas como la compra de votos y el control de la justicia para protegerse a sí mismo y a sus aliados. Robledo denuncia que este comportamiento es una traición a los ideales de cambio y transparencia que llevaron a Petro al poder.
El político también critica la forma en que el gobierno ha manejado las acusaciones judiciales, sugiriendo que ha habido intercambios de mensajes y llamadas entre funcionarios de alto nivel que indican una complicidad en los movimientos financieros irregulares. Robledo argumenta que la red de corrupción no se limita a la UNGRD, sino que se extiende a otras áreas del gobierno, lo que indica una corrupción sistemática y organizada. Esto, según él, es una grave traición a las promesas de transparencia y cambio que llevaron a Petro al poder.
Además de criticar al gobierno, Robledo también cuestiona el papel de los partidos políticos tradicionales en la perpetuación de este sistema corrupto. Sugiere que estos partidos, al apoyar a Petro, son cómplices de la corrupción revelada. Critica la falta de responsabilidad política y ética en el manejo del escándalo, señalando que incluso figuras de alto perfil en el Congreso, como Iván Name y Andrés Calle, continúan en sus puestos a pesar de las graves acusaciones en su contra. Esto refleja una cultura política donde la corrupción y la impunidad son la norma.
En su reflexión final, Robledo lamenta la falta de separación de poderes y la erosión de la confianza pública en las instituciones del Estado. Sostiene que la corrupción y la falta de acción decisiva están minando la democracia y el bienestar de la población. Según él, la responsabilidad no recae solo en los individuos involucrados, sino también en un sistema más amplio que permite y perpetúa estas prácticas corruptas.
El político hace un llamado a una acción más firme y decidida para enfrentar la corrupción y restaurar la confianza en las instituciones públicas. Según él, la responsabilidad no recae solo en los individuos involucrados, sino también en un sistema más amplio que permite y perpetúa estas prácticas corruptas. Robledo enfatiza que es necesario un esfuerzo concertado para combatir la corrupción y garantizar que los responsables rindan cuentas, independientemente de su posición o afiliación política.
En conclusión, el texto ofrece una visión detallada y crítica del estado actual de la política en Colombia, centrada en el escándalo de la UNGRD y la respuesta del gobierno de Gustavo Petro. Robledo destaca la gravedad de la situación y la necesidad urgente de una reforma y una mayor transparencia en el gobierno. Según él, la corrupción es un problema profundamente arraigado que requiere una acción decidida y coherente para ser abordado de manera efectiva.
Robledo critica la cultura de impunidad que prevalece en la política colombiana, destacando que incluso cuando se presentan pruebas claras de corrupción, las acciones judiciales suelen ser lentas o inexistentes. Esto, según él, permite que los funcionarios corruptos continúen en sus cargos o incluso asciendan en el sistema político. La falta de consecuencias para los actos de corrupción, argumenta Robledo, ha llevado a una normalización de estas prácticas y a una erosión de la confianza pública en las instituciones.
Además, Robledo se refiere a la respuesta del Congreso frente a este escándalo. Destaca que, a pesar de las acusaciones graves, muchos congresistas han mostrado poco interés en investigar o tomar medidas contra los implicados. Esto, según él, es indicativo de un problema más amplio de colusión entre el poder legislativo y el ejecutivo, donde ambos trabajan para protegerse mutuamente en lugar de servir al interés público.
En su análisis, Robledo también menciona el papel de los medios de comunicación en el tratamiento del escándalo. Critica lo que percibe como una cobertura insuficiente y superficial, que no investiga a fondo ni mantiene el foco en las cuestiones clave. Según él, los medios tienen una responsabilidad crucial en mantener informada a la ciudadanía y presionar por la rendición de cuentas, pero en este caso han fallado en su deber.
Finalmente, Robledo hace un llamado a la sociedad civil para que se involucre más activamente en la lucha contra la corrupción. Señala que el cambio real solo puede lograrse si los ciudadanos exigen transparencia y responsabilidad a sus líderes. Destaca la importancia de las protestas pacíficas, la participación en el proceso electoral y el apoyo a organizaciones de la sociedad civil que trabajan en temas de gobernanza y anticorrupción.
Robledo concluye subrayando que el futuro de la democracia en Colombia depende de la capacidad de la sociedad para enfrentar estos desafíos. Llama a una reflexión profunda sobre los valores y principios que deberían guiar al país y a un compromiso renovado con la integridad y la justicia. Según él, sin una acción decidida y concertada para abordar la corrupción, Colombia corre el riesgo de seguir atrapada en un ciclo de abuso de poder y desconfianza pública.
Resumen:
El escándalo en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) ha escalado, con la fiscalía describiendo una “empresa criminal” involucrada en actos de corrupción. Jorge Robledo, un crítico del presidente Gustavo Petro, ha expresado su asombro y desaprobación por la permanencia de funcionarios como Carlos Ramón en el gobierno, a pesar de las graves acusaciones.
La fiscalía ha señalado que Carlos Ramón dio órdenes directas dentro de esta estructura criminal. Robledo menciona que los implicados, como Romero López y Andrés Pinilla, eran subalternos y que hay indicios de que altos poderes del Estado colombiano, posiblemente desde los ministerios, estaban tomando decisiones cruciales. Inicialmente, se denunció que cuatro mil millones de pesos fueron utilizados para sobornar a congresistas, pero esta cantidad ahora parece pequeña en comparación con las cifras más grandes que han surgido.
Robledo cuestiona cómo es posible que el presidente Gustavo Petro no estuviera al tanto de estos movimientos financieros significativos, especialmente considerando que la UNGRD es una entidad con un alto riesgo de corrupción debido a la falta de procesos de licitación. Robledo subraya que robar en esta entidad es fácil porque muchos contratos se adjudican a dedo, sin licitaciones ni concursos.
Petro se disculpó públicamente por las acciones de Olmedo López, otro funcionario de la UNGRD, pero Robledo ve esto como un intento de minimizar el problema y desviar la atención de otros funcionarios de alto nivel. Robledo sugiere que el presidente está tratando de reducir el escándalo a unos pocos individuos de bajo rango, ignorando la posible complicidad de figuras más prominentes del gobierno, como el ministro de Hacienda, Bonilla.
Robledo también destaca la importancia de investigar a fondo la responsabilidad política y legal en este caso. Critica la falta de acción por parte del Congreso y otros altos funcionarios, quienes parecen desentenderse del problema a pesar de las pruebas crecientes de irregularidades. El exsenador menciona que en Colombia es común que los presidentes intenten controlar tanto el Congreso como la justicia para evitar sanciones por actos de corrupción.
Critica la impunidad y el cinismo en la política colombiana, donde incluso cuando se descubren actos de corrupción, los involucrados suelen mantenerse en sus cargos sin enfrentar consecuencias significativas. Además, Robledo critica la falta de una respuesta firme de la sociedad y los medios de comunicación ante estos escándalos.
Robledo acusa a Petro de haber aumentado significativamente el presupuesto de la UNGRD sin implementar controles adecuados, a pesar de ser consciente del alto riesgo de corrupción en esta entidad. Señala que Petro tiene una relación cercana con Olmedo López y otros implicados, sugiriendo que estos no eran simplemente funcionarios de bajo nivel, sino personas con una conexión estrecha con el presidente.
Además, Robledo critica a los partidos tradicionales por su complicidad en el apoyo a Petro, lo que considera una traición a los principios de transparencia y buena gobernanza. Menciona cómo estos partidos, incluyendo liberales y conservadores, han facilitado el ascenso y la permanencia en el poder de Petro, a pesar de los numerosos escándalos que han surgido durante su administración.
Robledo insiste en que la responsabilidad política y legal debe ser investigada a fondo. Hace hincapié en la importancia de la responsabilidad política en casos de corrupción, criticando la falta de acción por parte del Congreso y otros altos funcionarios, quienes parecen desentenderse del problema a pesar de las crecientes pruebas de irregularidades.
En cuanto a las finanzas de la UNGRD, Robledo destaca que esta entidad pasó de tener un presupuesto de 650 mil millones de pesos a 2.2 billones, sin que se implementaran medidas adecuadas de supervisión. Esto, según Robledo, facilitó los actos de corrupción. Petro se disculpó por las acciones de Olmedo López, otro funcionario implicado, pero Robledo ve esto como un intento de minimizar el problema y desviar la atención de otros funcionarios de alto nivel.
Robledo sugiere que el presidente está tratando de reducir el escándalo a unos pocos individuos de bajo rango, ignorando la posible complicidad de figuras más prominentes del gobierno, como el ministro de Hacienda, Bonilla. Robledo subraya la importancia de investigar a fondo la responsabilidad política y legal en este caso y critica la falta de acción por parte del Congreso y otros altos funcionarios.
El exsenador menciona que en Colombia es común que los presidentes intenten controlar tanto el Congreso como la justicia para evitar sanciones por actos de corrupción. Critica la impunidad y el cinismo en la política colombiana, donde incluso cuando se descubren actos de corrupción, los involucrados suelen mantenerse en sus cargos sin enfrentar consecuencias significativas.
Además, Robledo critica la falta de una respuesta firme de la sociedad y los medios de comunicación ante estos escándalos. Considera que la corrupción en Colombia es un problema sistémico que ha infectado todos los niveles de gobierno, desde los alcaldes hasta la presidencia.
Robledo acusa a Petro de haber aumentado significativamente el presupuesto de la UNGRD sin implementar controles adecuados, a pesar de ser consciente del alto riesgo de corrupción en esta entidad. Señala que Petro tiene una relación cercana con Olmedo López y otros implicados, sugiriendo que estos no eran simplemente funcionarios de bajo nivel, sino personas con una conexión estrecha con el presidente.
Robledo también critica a los partidos tradicionales por su complicidad en el apoyo a Petro, lo que considera una traición a los principios de transparencia y buena gobernanza. Menciona cómo estos partidos, incluyendo liberales y conservadores, han facilitado el ascenso y la permanencia en el poder de Petro, a pesar de los numerosos escándalos que han surgido durante su administración.
En resumen, Robledo critica la gestión de Petro y su administración, señalando que han fallado en implementar controles adecuados y en enfrentar de manera efectiva los actos de corrupción. Menciona que Petro ha sido cómplice al permitir que altos funcionarios implicados en el escándalo continúen en sus puestos o sean reasignados a otros roles. Destaca el caso de Laura Sarabia, quien fue reasignada a un puesto más alto a pesar de estar cuestionada. También critica la asignación de embajadores y otros altos cargos a personas implicadas en escándalos.
Robledo insiste en que la responsabilidad política y legal debe ser investigada a fondo. Hace hincapié en la importancia de la responsabilidad política en casos de corrupción, criticando la falta de acción por parte del Congreso y otros altos funcionarios, quienes parecen desentenderse del problema a pesar de las crecientes pruebas de irregularidades.
Finalmente, Robledo enfatiza que la situación actual es una demostración de cómo la corrupción y la falta de control político pueden llevar a la degradación de la democracia y al sufrimiento de la población. Hace un llamado a la justicia para que actúe con diligencia y rapidez, subrayando que la impunidad solo agrava el problema y perpetúa un ciclo de corrupción que afecta a toda la sociedad.
Robledo señala que en Colombia es común que los presidentes busquen controlar tanto el Congreso como la justicia para evitar ser sancionados por actos de corrupción. Critica la impunidad y el cinismo en la política colombiana, donde incluso cuando se descubren actos de corrupción, los involucrados a menudo se mantienen en sus cargos sin enfrentar consecuencias significativas.
Robledo menciona que la UNGRD, bajo la administración de Petro, ha visto un incremento significativo en su presupuesto, pasando de 650 mil millones de pesos a 2.2 billones, sin que se implementaran medidas adecuadas de supervisión. Esto, según Robledo, facilitó los actos de corrupción. Petro se disculpó por las acciones de Olmedo López, otro funcionario implicado, pero Robledo ve esto como un intento de minimizar el problema y desviar la atención de otros funcionarios de alto nivel.
En conclusión, Robledo subraya la necesidad de una mayor transparencia y rendición de cuentas en el gobierno, así como la importancia de fortalecer las instituciones democráticas para garantizar que no se repitan estos actos de corrupción. Hace un llamado a la justicia y a la sociedad colombiana para que se enfrente la corrupción de manera efectiva y se tomen medidas para evitar que situaciones similares ocurran en el futuro.
En términos de politiquería, clientelismo, corrupción y amiguismo, no hay ninguna diferencia entre el gobierno de Gustavo Petro y los anteriores. Aunque estos también han tenido prácticas inaceptables, la situación es más grave ahora.
En cuanto al modelo económico, que ha construido un capitalismo raquítico de apenas seis mil ochocientos dólares, no ha habido cambios significativos bajo Petro. El presupuesto del Ministerio de Ciencia se ha reducido, transformándose en un populismo que poco tiene que ver con la verdadera ciencia. En temas como tratados de libre comercio, relaciones con el Banco Mundial, el FMI o el gobierno norteamericano, no ha habido ningún cambio. En asuntos ambientales, solo hay palabras vacías mientras se planea instalar una base militar en Gorgona. Ni en la forma de hacer política ni en el contenido de la misma ha habido cambios significativos.
La reforma pensional, por ejemplo, ha empeorado las condiciones para los jóvenes colombianos. Mientras se da dinero a personas pobres, se utiliza para fines clientelistas, afectando a los trabajadores que eligieron a la alta burocracia sindical petrista. Petro, desde mi perspectiva, no es de izquierda; sus políticas no se desvían del camino del capitalismo actual, que genera desempleo y pobreza.
Petro ha mostrado interés en quedarse en el poder, sea reelegido, extendiendo su periodo o gobernando en cuerpo ajeno. Sin embargo, no veo posibilidad de que esto ocurra, ya que no tiene los votos en el Congreso para una reforma constitucional que permita la reelección. Además, si intentara un golpe de estado, no tendría con quién llevarlo a cabo y enfrentaría un fracaso seguro.
En cuanto a dejar a un sucesor, tampoco lo veo fácil para Petro, pues ha causado daño a la idea de cambio en Colombia, lo que dificulta conseguir votos para alguien similar a él. Él acapara el Estado de tal manera que nadie más en su gobierno puede sobresalir y elegirse, reflejo de su personalidad complicada y su tendencia a concentrar todo en sí mismo. Aunque desea permanecer en el poder, no creo que tenga una estrategia viable para hacerlo, y sus intentos parecen más una táctica para engañar a sus bases que una amenaza real.
Sobre el papel del nuevo ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, se ha hablado de una constituyente en 2026, lo cual parece una locura, ya que no tiene votos suficientes en el Congreso para cambios constitucionales. Aunque puede formar mayorías para cosas menores, no tiene la capacidad para reformas importantes. Además, sin recursos adicionales (mermelada), los politiqueros y clientelistas que lo apoyan no se moverán para cambios de gran envergadura.
Estoy terminando un libro que se publicará pronto, el cual aborda mi vida y la historia de Colombia, dedicando un esfuerzo importante a la historia de Petro. En términos de politiquería, clientelismo, corrupción y amiguismo, no hay ninguna diferencia entre este gobierno y los anteriores. Aunque estos también han tenido prácticas inaceptables, la situación es más grave ahora.
En cuanto al modelo económico, que ha construido un capitalismo raquítico de apenas seis mil ochocientos dólares, no ha habido cambios significativos bajo Petro. El presupuesto del Ministerio de Ciencia se ha reducido, transformándose en un populismo que poco tiene que ver con la verdadera ciencia. En temas como tratados de libre comercio, relaciones con el Banco Mundial, el FMI o el gobierno norteamericano, no ha habido ningún cambio. En asuntos ambientales, solo hay palabras vacías mientras se planea instalar una base militar en Gorgona. Ni en la forma de hacer política ni en el contenido de la misma ha habido cambios significativos.
La reforma pensional, por ejemplo, ha empeorado las condiciones para los jóvenes colombianos. Mientras se da dinero a personas pobres, se utiliza para fines clientelistas, afectando a los trabajadores que eligieron a la alta burocracia sindical petrista. Petro, desde mi perspectiva, no es de izquierda; sus políticas no se desvían del camino del capitalismo actual, que genera desempleo y pobreza.
Petro ha mostrado interés en quedarse en el poder, sea reelegido, extendiendo su periodo o gobernando en cuerpo ajeno. Sin embargo, no veo posibilidad de que esto ocurra, ya que no tiene los votos en el Congreso para una reforma constitucional que permita la reelección. Además, si intentara un golpe de estado, no tendría con quién llevarlo a cabo y enfrentaría un fracaso seguro.
En cuanto a dejar a un sucesor, tampoco lo veo fácil para Petro, pues ha causado daño a la idea de cambio en Colombia, lo que dificulta conseguir votos para alguien similar a él. Él acapara el Estado de tal manera que nadie más en su gobierno puede sobresalir y elegirse, reflejo de su personalidad complicada y su tendencia a concentrar todo en sí mismo. Aunque desea permanecer en el poder, no creo que tenga una estrategia viable para hacerlo, y sus intentos parecen más una táctica para engañar a sus bases que una amenaza real.
Sobre el papel del nuevo ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, se ha hablado de una constituyente en 2026, lo cual parece una locura, ya que no tiene votos suficientes en el Congreso para cambios constitucionales. Aunque puede formar mayorías para cosas menores, no tiene la capacidad para reformas importantes. Además, sin recursos adicionales (mermelada), los politiqueros y clientelistas que lo apoyan no se moverán para cambios de gran envergadura.
Jairo y Vicky tienen sus propias ideas, al igual que Gustavo Petro, como se evidenció en la controversia de la Reforma a la Salud. Petro, en su intento de impulsar esta reforma, terminó perdiendo el apoyo de muchos de sus aliados políticos, especialmente aquellos con inclinaciones clientelistas. Esto sucedió porque, a pesar de la percepción común, incluso aquellos políticos que practican el clientelismo o la corrupción tienen sus propias convicciones. Por ejemplo, una persona que pertenezca a una religión específica puede ser corrupta en otros aspectos, pero es probable que se niegue a aceptar sobornos que comprometan su fe o creencias fundamentales. Esto muestra que, independientemente de su conducta en otras áreas, incluso los políticos más cuestionados tienen líneas que no están dispuestos a cruzar.
En el caso de Petro, su insistencia en la Reforma a la Salud alienó a varios de sus aliados, quienes tenían intereses y prioridades diferentes. A pesar de haber contado con el apoyo de la clase política colombiana en otros momentos, como en la aprobación de la reforma tributaria, cuando intentó pasar la reforma a la salud se encontró con una oposición firme. Esto se debió a que sus aliados tenían vínculos más fuertes con las Empresas Promotoras de Salud (EPS) que con él mismo. A pesar de no haber logrado esta reforma, Petro sí logró impulsar una reforma pensional, lo que se consideró un logro significativo. Esta reforma se asemejaba a las propuestas del Fondo Monetario Internacional (FMI), una institución que ha sido criticada por promover políticas que afectan negativamente a los trabajadores y las pensiones de los jóvenes. Los gobiernos anteriores habían intentado implementar reformas similares, pero se encontraron con la oposición unida del movimiento sindical y otros sectores críticos.
Lo que distinguió a Petro fue su disposición a traicionar algunas de las ideas defendidas durante mucho tiempo por el movimiento sindical, al alinearse con los intereses de los fondos privados de pensiones y el FMI. Esto fue visto como una maniobra para asegurar el apoyo de estos sectores poderosos. Por ejemplo, aunque Petro ha hablado de la importancia de redistribuir tierras a los campesinos, ha dejado claro que no renegociará el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos. Esto plantea un problema significativo, ya que, aunque los campesinos podrían recibir tierras, la continua inundación de productos agrícolas importados dificultará su capacidad para competir y prosperar.
La discusión central sobre el agro colombiano no se limita a la disponibilidad de tierras para los campesinos, sino también a la necesidad de proteger la producción nacional frente a las importaciones masivas. En este contexto, Petro ha seguido una línea que favorece a los grandes poderes económicos, tanto nacionales como internacionales, manteniendo políticas que no necesariamente benefician al pequeño agricultor colombiano. A pesar de sus discursos, Petro no ha promovido cambios de fondo en la economía del país. La economía capitalista, según su gestión, no ha experimentado un desarrollo significativo hacia un modelo de mercado más robusto y equitativo, lo cual es crucial para el futuro del país.
El reciente escándalo relacionado con la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo ha debilitado aún más la posición de Petro. Este escándalo involucra acusaciones graves de corrupción y manejo indebido de recursos, lo que ha puesto en duda la integridad de varios funcionarios de alto nivel en su gobierno. Para poder avanzar con sus reformas en el Congreso, Petro podría verse obligado a hacer concesiones a los mismos intereses políticos tradicionales que ha criticado en el pasado. Esto incluye a los partidos políticos tradicionales como los liberales, los conservadores y otros, quienes tienen una influencia considerable en la política colombiana.
Las fuerzas políticas cercanas a Petro no parecen tener la fuerza suficiente para llevar a cabo reformas significativas, especialmente aquellas que requieren un consenso más amplio en el Congreso. La reforma a la salud, por ejemplo, se estancó debido a la falta de apoyo, y cualquier intento futuro de resucitarla enfrentará obstáculos similares. Además, las EPS continúan recibiendo un porcentaje significativo del valor de la Unidad de Pago por Capitación (UPC), lo que garantiza su rentabilidad sin asumir riesgos sustanciales. Esto representa un “negociazo” para las EPS, que continúan siendo una parte central del sistema de salud colombiano.
En cuanto a la reforma pensional, el papel de Asofondos, la asociación de fondos de pensiones, fue crucial. Esta entidad ayudó a redactar las disposiciones que aseguraron que los fondos de pensiones continuarían recibiendo grandes comisiones con menos riesgos, lo que beneficia enormemente a sus afiliados. Petro, al permitir que esta reforma avanzara en estos términos, mostró una alineación clara con los intereses del FMI y los grandes poderes globales. Esto es consistente con su política exterior, que ha buscado mantener una relación cordial con figuras como Joe Biden, presidente de Estados Unidos, quien representa a estos grandes poderes globales.
El Departamento de Estado de Estados Unidos probablemente ve a Petro como un líder que, aunque crítico en su retórica, no está dispuesto a hacer cambios de fondo que desafíen los intereses establecidos. Esta percepción de Petro como un “perro que ladra pero no muerde” refleja una comprensión de que, aunque pueda hacer algunos cambios menores, no está alterando fundamentalmente la estructura de poder económico en Colombia. Petro no ha propuesto la estatización de industrias ni ha impulsado políticas que realmente desarrollen una economía de mercado fuerte y equitativa. Sin este desarrollo, el país continuará enfrentando desafíos significativos y persistentes.
El escándalo reciente también ha revelado implicaciones más amplias, afectando a figuras de alto nivel como Camilo Romero, embajador de Colombia en Argentina, y César Augusto Manrique, director de Función Pública. Las acusaciones de desvío de fondos destinados a la reforma agraria hacia actividades corruptas en la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo son graves y requieren una respuesta firme de las autoridades judiciales. La Fiscalía y la Corte Suprema de Justicia tienen el deber de actuar con independencia y seriedad, garantizando que todos los implicados sean investigados adecuadamente y, de ser necesario, llevados ante la justicia.
La fiscal actual, en particular, ha sido objeto de presiones indebidas por parte del gobierno, lo que plantea preocupaciones sobre su capacidad para actuar de manera independiente. Petro ha defendido públicamente a algunos de los funcionarios implicados, lo que ha sido interpretado como una forma de presión indebida sobre el proceso judicial. La responsabilidad política también es un aspecto crucial en este contexto. Aunque la presunción de inocencia debe ser respetada, el gobierno tiene la responsabilidad de actuar con decisión en casos donde haya indicios claros de mala conducta. Esto podría incluir pedir la renuncia de funcionarios clave, como el ministro de Hacienda o el presidente de Ecopetrol, si las evidencias así lo justifican.
El control político es una herramienta fundamental para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas en el gobierno. La opinión pública y los medios de comunicación tienen un papel vital en este proceso, denunciando y exigiendo respuestas a las irregularidades y actos de corrupción. Sin un control político efectivo, los actos de corrupción pueden continuar sin consecuencias, socavando la confianza en las instituciones democráticas del país. Los medios de comunicación deben asumir su papel con responsabilidad, informando de manera objetiva y crítica sobre las acciones del gobierno y sus funcionarios.
Es crucial que los ciudadanos también se involucren activamente en este proceso, exigiendo transparencia y rendición de cuentas. La separación de poderes es un principio fundamental en cualquier democracia, y debe ser defendido vigorosamente para evitar la concentración de poder en manos del ejecutivo. En situaciones donde el poder ejecutivo controla todos los aspectos del gobierno, la democracia se ve gravemente comprometida, acercándose a un modelo más autoritario.
La situación actual en Colombia destaca la necesidad de un compromiso renovado con los principios democráticos y la lucha contra la corrupción. La defensa de estos principios es esencial para el desarrollo sostenible y equitativo del país, asegurando que todos los ciudadanos tengan la oportunidad de prosperar en un entorno justo y transparente.