Transcripción
En primer término, señalar mi agrado por estar en Barrancabermeja, una ciudad de luchas democráticas muy importantes en la vida del país. Saludar el acierto de la USO al convocar este evento. Otra vez la USO acierta, e insisto en su importancia porque lo que vamos a tratar podría terminar siendo uno de los cambios económicos más grandes de la historia de Colombia. Eso es lo que quiere decir la transición energética, como lo voy a demostrar. Y si no acertamos en cómo la hacemos, puede ser realmente catastrófico para el país y para Barrancabermeja y para los trabajadores del petróleo. Espero que al final seamos capaces, en un proceso, de ponernos de acuerdo los sectores democráticos de Colombia en cómo hay que hacerlo. Porque estamos seguros de que el duquismo y las transnacionales tienen su propia idea de cómo van a aprovechar esta circunstancia en su beneficio y nosotros tenemos que ver cómo nos unimos en una idea diferente.
Lo primero que señalo con toda claridad es que hay un problema de cambio climático y ahí no hay discusión. Hay que hacer una transición energética. Sobre eso no voy a decir una palabra más porque no tiene sentido y el tiempo es muy escaso. Pero sí enfatizo en que hay que hacer una transición energética, no un salto energético. La palabra ahí tiene todo su valor porque se trata de salir de un mundo que está construido sobre el petróleo y los combustibles fósiles y movernos hacia un mundo que se supone no va a ser así. Y eso, por supuesto, es bien complejo. Y si una transición se vuelve un salto, se puede volver un salto al vacío. O sea, transición implica proceso. Quiero enfatizar en esta idea o nos perdemos.
Lo segundo que quiero señalar es que en el caso de Colombia, a diferencia de otros países –los que no son petroleros ni carboneros– pues digamos que casi que no tienen que hacer transición, porque simplemente no están metidos en este asunto. Nosotros estamos en una situación distinta. Si esto lo hacemos mal, a Colombia le puede generar un impacto negativo extremadamente grave porque Colombia es muy dependiente de los ingresos del petróleo y del carbón, cosa que a mí no me gusta, a eso me he opuesto toda mi vida, a una dependencia extrema. Yo he defendido el petróleo y a Ecopetrol, pero siempre he señalado que esa dependencia es extrema. Pero esa es la realidad. Y por eso se vuelve tan complejo movernos de una cosa a la otra.
Voy a dar unas cifras para ilustrar cuál es el grado de la dependencia. Exportaciones de petróleo y carbón, 19.100 millones de dólares. Eso es la mitad de las exportaciones de Colombia. Si apareciera un genio del mal y eliminara esas exportaciones, caeríamos en una crisis ultra profunda. El dólar se podría volver un dólar de 5 o 6 mil pesos y eso sería una catástrofe. Lo pongo como un ejemplo.
Miremos los ingresos por petróleo. Total aportes al gobierno central en el 2019, 17 billones de pesos, que es más que una reforma tributaria de las comunes y corrientes. En los últimos 20 años, 211 billones de pesos. Las regalías, que son súper claves, por ejemplo para Barranca, para Santander y todos los departamentos, 6.4 billones, en el 2019, y en los últimos 20 años, 87 billones de pesos. Esas son las cifras que hay que reemplazar en esta transición de la que estamos hablando.
Total aportes del petróleo y el gas al Estado colombiano. No estoy hablando de carbón. Al año 23.5 billones de pesos. Y eso es lo que se supone que va a desaparecer. Entonces el problema es cómo es que desaparece y en cuánto tiempo. El total de esos aportes al Estado en los últimos 20 años: 300 billones de pesos. Miren el dolorcito de cabeza que tenemos, porque es lo que hay que resolver.
Menciono el caso de Barranca. La refinería de Barranca. Si desapareciera la producción nacional de petróleo yo soy de los que creo que cierran la refinería. Porque nadie se va a poner en la estupidez de importar crudos cuando puede importar refinados. Eso lo entiende cualquiera, porque eso es un negocio al final de trasnacionales. Y si uno apaga la refinería de Barrancabermeja, yo no quiero ni imaginarme lo que pasa en esta ciudad. Se apaga como una vela, porque aquí todo vive de eso. 5.000 trabajadores y todo vive de eso. Entonces, fíjense ustedes de lo que estoy hablando, no quiero hacer tremendismo, sino que estoy intentando aterrizar la primera complejidad de este proceso, advirtiendo que estoy de acuerdo con la transición, eso no lo estamos discutiendo.
Y además reemplazar esto uno lo dice fácil, no es que eso se reemplaza de cualquier manera. Por ejemplo, hace cuatro años se dijo no se reemplaza con aguacates, no es posible. Y no estoy en contra de los aguacates, pero no es posible. Que se reemplaza con turismo. No es posible reemplazar esto con turismo. No tengo tiempo para detallarlo. Que es que lo vamos a reemplazar con energía solar y con energía eólica, soy partidario de esas formas de energías limpias, pero no se puede reemplazar esto que estoy mencionando con esas formas de energía. Que vamos entonces a dedicar a Ecopetrol a construir paneles solares, me parece buenísimo que construyamos paneles solares, pero con eso no reemplazamos todo lo que acabo de mencionar, porque son negocios distintos. Es casi imposible encontrar en la economía mundial desde hace mucho rato algo más rentable que el negocio petrolero. Todos los demás negocios funcionan con escalas de utilidades completamente diferentes.
Y es absurdo también tener que escoger entre una cosa y la otra. O sea, uno para tener turismo, para vender aguacates, para producir energía solar y eólica, no necesariamente tiene que cerrar la economía petrolera. O si la va a cerrar, la puede hacer o la tiene que hacer en un periodo muy largo para encontrar otras cosas que sí la puedan reemplazar. Si Colombia se vuelve una potencia industrial, es probable que lo podamos resolver de esa manera. Pero eso es un proceso de alta complejidad.
Pero además, agreguemos, Colombia está quebrada, mis queridos compañeros y compañeras, arruinada. Cuando yo perdí la consulta de la candidatura presidencial, sentí un fresquito, porque tengo la certeza de que no voy a ser presidente de este país. Porque el próximo presidente no se va a ganar la rifa del tigre, sino la rifa del Tiranosaurio Rex. Este país está quebrado y si hacemos mal la transición energética, la quiebra va a ser diez veces más grande. Me excusan la franqueza, pero se trata de que hablemos aquí con toda la claridad. El déficit fiscal es descomunal. Ya Gustavo Petro tuvo que anunciar que se estaba acordando con el Fondo Monetario Internacional en torno a estos temas. Estas son las realidades en las que estamos. El déficit de la cuenta corriente, o sea, ingresos y egresos de dólares, es descomunal. La deuda externa de más de 170 mil millones de dólares. El país está tomado por las transnacionales cada vez más. Y yo me temo que las transnacionales van a intentar aprovechar la crisis energética para destruir a la Ecopetrol nacional y convertir esto en un negocio solo de transnacionales. Y ese es un riesgo que hay que echarle ojo, porque las crisis, como dicen muchos son oportunidades, oportunidades también para eso.
Y como si fuera poco, estamos presos de los TLC que nos impiden industrializar el país. Los TLC están montados sobre que las potencias económicas, empezando por Estados Unidos, producen los bienes industriales y nosotros producimos materias primas agrícolas y mineras. Eso es así. Y no es posible resolver este problema en estas circunstancias. Entonces, hasta aquí dejo planteado el tamaño del lío, pero repito, hay que hacer la transición energética. En eso no tengo dudas. Hay que entrar a la energía eólica, la solar. Todo lo que todo el mundo dice también en ese sentido, yo lo digo.
Cuál es una cierta suerte que tenemos en este lío que es mayúsculo. Tenemos petróleo y carbón y eso es una cierta suerte. Sí. Pero además tenemos una cierta ventaja. Y es que los aportes de Colombia al cambio climático o al calentamiento global no son tan graves como los de otros países. Colombia realmente le aporta muy poco a este fenómeno. Muy poco. Nosotros aportamos, según las cifras de esta semana, menos del 1% a los gases de efecto invernadero, 0.87. El fenómeno del calentamiento global no existe por nosotros. Eso es bien importante que lo dejemos claro.
Nosotros somos aportantes pequeños, entre otras cosas por el subdesarrollo. Colombia es un país tan atrasado que ni siquiera CO2 produce. Les doy este dato: más de la mitad del carbono que produce Colombia es por fuera de la quema de combustibles fósiles. Se producen en el mundo agrario y principalmente en la deforestación. Es una suerte que nosotros tenemos. Pero además tenemos que mirar otra cosa. Si nosotros reducimos a cero la quema de combustibles fósiles en el sector eléctrico, eso apenas aporta el 8% del total de nuestros gases de efecto invernadero. Y si eliminamos el transporte, 100%, eso apenas aporta el 12% del 0.8%. Y estamos hablando de que tenemos un problema que hay que atender con rigor y con seriedad.
El problema global de la transición energética no depende de Colombia. Colombia podría borrarse del mapa, que le tiraran una bomba atómica y no quedara nada, y en nada cambiaría el calentamiento global. Esto es una realidad. Esto es con números. Quiero enfatizar, para saber qué es lo que tenemos que hacer. Porque mientras a nosotros se nos está exigiendo todos los sacrificios, cuál es el sacrificio de Estados Unidos y de la Unión Europea y de Rusia y Japón. Ellos no están estrangulando sus economías de combustibles fósiles.
El primer productor de petróleo del mundo se llama Estados Unidos y no están hablando de que van a cerrar eso. No. Ellos no tienen esa idea en la cabeza. Acaban de hacer la concesión de tierras petroleras más grande de la historia de Estados Unidos. O sea, ellos están en lo de ellos y están haciendo la transición, pero a 50, 60, 70, 80 años y no transición del 100%. Nosotros estas cosas las tenemos que entender con todo cuidado.
Yo creo que el principal esfuerzo nuestro debe ser contra la deforestación, porque la deforestación aporta una porción enorme, el 40% del problema del carbono que se emite en Colombia. Ahí tenemos que hacer un esfuerzo supremamente grande.
Si Colombia no quema combustibles fósiles, no se va a resolver el problema. Les doy este dato. El consumo de petróleo de Colombia es apenas el 0.3% del consumo global. Esa es la realidad, la estadística que tenemos. Y si Colombia deja de exportar combustibles fósiles, otros países los exportan y otros los consumirán. El carbono de las emisiones no se puede contar dos veces. El petróleo y el carbón que Colombia exporta, al quemarse, no produce gases de efecto invernadero aquí. Y sí se contabilizan es allá, y ellos verán cómo reducen esos consumos. Ese es el problema de ellos. Hay que decir estas cosas con toda claridad.
Bien que el sindicalismo de las empresas de energía en Colombia participe en esta discusión y opine. Porque las primeras víctimas de este asunto van a ser los trabajadores del sector. Entonces tienen derecho a reclamar y a plantear cómo es que se va a hacer esta transición.
Tenemos una dificultad y lo voy a decir con toda cordialidad y franqueza. Tenemos unas dificultades y es que alguien que pesa mucho en la opinión pública nacional, el doctor Gustavo Petro, a mi juicio, ha hecho unos planteamientos que están equivocados. Lo dige con toda cordialidad.
(Una minoría petrista en el auditorio, a punta de gritos, interrumpe la presentación del senador Jorge Enrique Robledo)
Interviene la moderadora del evento y pide que respete el uso de la palabra
Interviene John Alexánder, presidente de la USO:
Compañeros y compañeras, les agradecemos enormemente que podamos desarrollar el foro escuchándonos todos (…) Les agradecemos que nos escuchemos todos y todas. La intención de la USO es escucharnos. La intención de la USO es que nos respetemos los diferentes puntos de vista. Les solicitamos que permitamos… el doctor Robledo no se va a ir. El doctor Robledo no se va a salir del auditorio. Por favor, escuchémonos.
Tras unos seis minutos
Retoma la palabra Jorge Enrique Robledo:
Yo fui 26 años profesor de tiempo completo en la Universidad Nacional de Colombia. Y estuve 20 años en el Senado de la República. Y si algo he hecho toda mi vida es debatir con la mayor corrección y la mayor actitud democrática. Y yo creo que debemos seguir aquí en esa lógica. Porque si se trata de que hay un evento y hay cosas que no se pueden mencionar de ninguna manera, es bien difícil, compañeros. Pero además empecé por hacer un reconocimiento de signo democrático. Es que el problema es que esas opiniones, precisamente por tener ese emisor, tienen mucha fuerza en el país. Son opiniones que yo no puedo dejar de considerar en un debate como este. Es así de sencillo, compañeros. Está en juego la refinería de Barrancabermeja. Eso no es un cuento mío, ese no es tremendismo mío. Está en juego Ecopetrol como empresa del Estado. Está en juego si Colombia va a tener futuro petrolero o no, ese es mi debate. Y la transición hay que hacerla, pero hay que hacerla bien hecha. Yo les pido que tengamos una cierta tranquilidad. Ya voy a terminar, me quedan cinco minutos, pero quiero poder redondear lo que estoy diciendo.
Entonces tenemos un acuerdo, compañeros, a nivel nacional, es que hay que hacer una transición energética, pero necesitamos encontrar los puntos de vista correctos de cómo se hace esa transición o si no nos la va a hacer Duque cómo se le dé la gana. Y la transición de Duque puede ser cerrando la Refinería Barrancabermeja, que es un sueño de las transnacionales de toda la vida y por eso no la han modernizado. Esa es la realidad en la que estamos.
Entonces se ha planteado. No explorar más, eso se ha planteado. Y no explorar más, a mi juicio, es que si usted no explora se va a quedar sin petróleo en unos años. Y resulta que si nos quedamos sin petróleo en unos años, con qué lo vamos a reemplazar. Porque estamos hablando de la mitad de las exportaciones de Colombia. Si nos quedamos sin petróleo apagan la refinería. Créanme que ese no es un cuento. Nadie va a ser tan imbécil de importar crudos cuando pueda importar los refinados. Y eso es un golpe mortal a Barrancabermeja.
Se ha planteado también, en algún momento, no exportar petróleo. Pues si no exportamos petróleo nos quedamos sin esos recursos. Esa es la realidad. Ese es el tema que estoy poniendo en discusión. Y hay un asunto que es muy grave, compañeros del petróleo y échenle ojo: este gobierno ha procedido de manera muy agresiva contra Ecopetrol y sus trabajadores. Miren que las decisiones que tomaron sobre Cenit son decisiones en el rumbo de la privatización. Y Cenit, todos sabemos, es la joya de la corona de Ecopetrol y sería la que importaría los refinados extranjeros a Colombia para apagar la refinería de Barrancabermeja. Y ese paso fue un avance de Duque.
El negocio de Isa, eso lo explica muy bien el profesor Vanegas, que está aquí con nosotros, fue puñalada a Ecopetrol, con la mentira de que era una medida ambiental. Porque el ambientalismo lo están usando para ellos para proceder como se les dé la gana. Y ahorita lo de Interbolsa, privatización también. Y ojo, yo les pregunto a ustedes, a los trabajadores de Ecopetrol y a los pensionados más viejos, hace 20 años hubieran podido hacer eso. ¿Hace 20 años se hubiera podido hacer lo que hicieron con Cenit, lo que hicieron con Isa, lo que quieren hacer con Interbolsa? No habrían podido, porque hay un cambio inmenso en los últimos años en Colombia.
Y es que hay, a mi juicio, una visión exagerada sobre los temas ambientales. Yo soy ambientalista, he estado en todos los debates ambientales. Pero están manipulando la genuina y respetable preocupación ambiental para promover una campaña de odio al petróleo, de odio a Ecopetrol y en últimas de odio a los trabajadores del petróleo. Si mañana el señor Iván Duque vendiera a Ecopetrol toda, la privatizara. Les pregunto a los dirigentes de la USO: cuando ustedes llamen a la resistencia, ¿cuántos colombianos van a salir? Pocos, diría yo. Nosotros sí. Pero en Colombia ha cambiado la visión que se tenía de Ecopetrol y del petróleo y de los trabajadores del petróleo. Entonces fíjense que aquí estamos hablando de cosas de extrema gravedad.
Bueno, termino diciendo cómo debe ser la transición. Primero, debe ser una transición apoyada en cifras, en números, en análisis precisos, de detalle. Porque si nos equivocamos en cómo es la transición, destruimos lo que tenemos y nos reventamos de hambre y de pobreza y de miseria. Y esta ciudad desaparece. Esa es la realidad que tenemos. Y eso no se va a modificar porque a alguien no le guste lo que yo digo. Tranquilos, discutamos con tranquilidad.
Segundo criterio que planteo: hay que alargar la vida petrolera. Esto es una herejía, pero lo digo, tenemos que alargar la vida petrolera, sin fracking. Yo estoy en contra del fracking, eso es otra historia. No pongan en mi boca lo que no he dicho. He presentado tres proyectos de ley contra el fracking.
Si Colombia apaga mañana su economía petrolera, nos hundimos como país y no se va a acabar la economía petrolera del mundo, esa es una mentira que nos han echado. En el 2050 va a seguir habiendo un gran negocio petrolero en el mundo y alguien va a vender ese petróleo y Colombia va a seguir consumiendo gasolina y petróleo en el 2050. No nos metamos ese cuento. Es paja que los carros de gasolina y Acpm se van a acabar en dos o tres años. No es verdad. Y las térmicas no se van a pagar en dos o tres años. No es verdad, metámosle a esto, cabeza fría.
Entonces hago mi propuesta. El que no está de acuerdo ahora dirá que no está de acuerdo. Esa es la democracia. La democracia no es que todo el mundo tiene que pensar de la misma manera. Me da mucha pena. Ya se acabó el tiempo, voy a terminar. Y al mismo tiempo sustituir combustibles fósiles en la medida en que podamos, con energía solar, con energía eólica, tantas cosas que se pueden hacer. Hay que transitar también en ese sentido.
Ignacio Lula da Silva, en estos días, refiriéndose a este tema, dijo que él, para Brasil y creía que para el mundo, le parecía “irreal” acabar a la carrera la economía petrolera, gasífera y carbonera. Y es lo mismo que plantea López Obrador en México. Y que plantean en Venezuela. Y lo mismo dice los alternativos de Argentina. A mí no me van a meter el cuento, que aquí lo revolucionario es acabar con la economía petrolera de un día para otro. No es así.
Y termino, una propuesta de unidad, se la hago a la USO formalmente: primero una transición energética, sí, sensata, medida, estudiada, con propuestas que derroten las propuestas de los malos gobiernos de Colombia. Segundo, unirnos en la defensa de Ecopetrol como empresa estatal y como empresa nacional colombiana. Y eso incluye unirnos en la defensa de la refinería de Barrancabermeja y de su modernización.
La otra vez que estuvimos con Hugo Serrano en Infantas y concluimos que la defensa de la refinería era un elemento fundamental de todo este asunto. Y hay que seguir pensando en eso. Y no a los errores de Ecopetrol. Ecopetrol está cometiendo demasiados errores de todo tipo. Lo que están haciendo en Estados Unidos con sus inversiones es catastrófico para la economía de la empresa. Hay que mantenerle la vigilancia a eso.
Yo creo, compañeros y compañeras, que en medio de las muchas diferencias que tenemos, que es evidente que las tenemos, podemos encontrar los instrumentos sobre los cuales unirnos para sacar adelante la política de transición energética que necesitamos.
Muchas gracias.