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“Carlos Gaviria es, de lejos, el mejor candidato”

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Cecilia Orozco, El Espectador, Bogotá, enero 25 de 2009

El senador Jorge Enrique Robledo descarta la posibilidad de que su partido llegue a las elecciones presidenciales de 2010 con un candidato compartido con el liberalismo. Asegura que César Gaviria busca un salvavidas, pero que el Polo no se va a autodestruir. Y sostiene que Petro y Garzón son la minoría de su colectividad.

Durante 34 años Jorge Enrique Robledo ha sido leal, primero al Moir y luego, al Polo Democrático. Esa fidelidad política puede ser un indicador bueno o malo, según quien lo juzgue. Sobra decir que para los conservadores y liberales, e incluso para destacados miembros del Polo como Luis Eduardo Garzón o Gustavo Petro, venir del Moir y sostener su ideología, es un anacronismo. No es extraño que piensen de esa manera, porque unos —quienes pertenecen a los partidos tradicionales—, y otros —los de la izquierda condescendiente—, creen en la existencia de dos ‘valores’ que serían superiores: el de la cohabitación y con ella el del pragmatismo por encima de las diferencias.

Para ellos, entonces, Robledo es un dinosaurio que retarda la posibilidad de que el Polo acceda al poder y se incruste en el establecimiento. En contraste, hay un grupo en ese partido que, contra las conveniencias momentáneas, se mantiene en su ley. Ese es el lugar al que pertenece este arquitecto manizalita que más parece un economista con cara de filósofo trascendental. Serísimo, aunque siempre amable, Robledo lidera la batalla desde el Senado para que el Polo conserve la línea de la izquierda pura, a pesar de que esa posición implique que el camino a la Casa de Nariño sea largo y culebrero.

En febrero enfrentará una de las más duras peleas dentro de su propio movimiento cuando se realice el congreso nacional de la colectividad. Allí se definirán ni más ni menos, las reglas de juego para seleccionar al candidato presidencial de 2010; se escogerá entre dos propuestas: la de realizar alianzas con el Liberalismo y otros partidos de oposición para ir a las elecciones con un candidato de unión, o la de llegar solos a las urnas. Se ratificará (o renovará) la política programática y se elegirá al presidente del Polo, que puede muy bien ser o no ser Carlos Gaviria, pues éste mismo ha dicho que no desea seguir en el cargo.

Como los temas por discutir no son de poca monta, Robledo y sus aliados tendrán que demostrar que superan en número al sector blando que encabezan Petro y Garzón, cuyas propuestas son hoy tan diversas, que podrían pertenecer a otro partido. El pulso no es fácil, y los derrotados tendrán que tragarse el sapo completo, con el fin de preservar la unidad. De no ser así, frustrarán, otra vez, a la izquierda democrática. En cualquier caso, y con independencia de si la gente aprueba sus tesis, no cambiará el respeto que inspira este senador por su coherencia y honestidad políticas, características extremadamente raras en el parlamento colombiano.

Cecilia Orozco Tascón.- Usted ha expresado su desacuerdo con la intención de Petro y Garzón de unir fuerzas con el Partido Liberal para la elección presidencial de 2010 ¿Por qué?

Senador Jorge Enrique Robledo.- Lo primero es lamentar que Luis Eduardo Garzón y Gustavo Petro hayan fijado posición pública sobre un tema de tanto calibre sin haberlo discutido antes con la dirección del Polo y más, estando a sólo un mes del congreso del partido. Esa es la propuesta del jefe del liberalismo, César Gaviria, quien dejó claro que el acuerdo no podía contradecir el programa de su partido, que el proyecto se oponía a la reelección de Álvaro Uribe, pero no a su programa de gobierno, y que el candidato de esa convergencia podría ser el dirigente uribista Germán Vargas Lleras. El objetivo, entonces, es derrotar a Uribe o a un incondicional suyo, pero no su proyecto neoliberal. Más bien constituye una especie de salvavidas para las dificultades que Gaviria y el liberalismo padecen. Considero autodestructivo para el Polo aceptar esa propuesta, porque le costaría perder su carácter de izquierda democrática.

C.O.T.- César Gaviria ha mostrado apertura por el convencimiento de que ningún partido de oposición derrotará solo a Álvaro Uribe. ¿No cree que es necesario ser realista para poder avanzar?

S.J.E.R.- Es claro que el Partido Liberal no tiene cómo ganar las próximas elecciones. Su crisis es profunda. Ha perdido credibilidad. El uribismo se montó con los coroneles políticos y los votos del liberalismo. Le fue muy mal en las elecciones presidenciales de hace tres años. Y la debilidad de sus precandidatos resulta evidente, dicho sea con cordialidad pero con franqueza. Ese no es el caso del Polo, una fuerza joven y en ascenso que sacó 2.7 millones de votos en 2006. El Polo sí debe conformar un gran proyecto de unidad, pero a partir de nuestro candidato y nuestro programa, como hicimos para la Alcaldía de Bogotá. Además, el problema no es sólo ganar la Presidencia, sino para qué ganarla. No considero un triunfo “derrotar” (así, entre comillas) a Uribe, pero con un programa fundamentalmente igual al suyo.

C.O.T.- A usted parece molestarle César Gaviria. ¿Cuáles son los reparos que tiene contra el director del liberalismo, si —aunque en una posición diferente a la del Polo— él ha sido uno de los más duros contradictores del uribismo?

S.J.E.R.- No tengo contradicciones personales con César Gaviria ni con Uribe ni con nadie. Se trata de diferencias programáticas que como tienen que ver con lo que es mejor para el progreso de Colombia y la vida de sus habitantes, no son asuntos menores. Eliminar la lucha programática es degradar la política a nada que valga la pena o, peor aún, decir eso para ocultar que nos plegamos a los programas de los otros. Si el Polo es un partido diferente, es porque tiene otras ideas.

C.O.T.- ¿Como cuáles?

S.J.E.R.- Le ilustro el punto: si otros le dicen sí al TLC, al FMI, al subdesarrollo industrial y agropecuario, a la ley 100 y a la democracia como una farsa, ¿qué decimos nosotros? Es así de simple. Además, creo que le hace mucho daño a la lucha democrática negar las diferencias programáticas. Les pregunto a los ideólogos de la derecha que quieren convertir el Polo en un partido de bolsillo, es decir, de falsa izquierda: ¿es democrática esa conducta? ¿Pueden mirarnos a la cara y decir que son demócratas?

C.O.T.- Si Petro o Garzón terminan aliándose con el liberalismo o con Vargas Lleras, ¿el Polo los retirará de sus filas o terminará el partido yéndose con ellos y sólo una parte se mantendrá fiel a lo que usted representa?

S.J.E.R.- Estoy por la más amplia unidad del Polo con todos los sectores que lo componen, no obstante las diferencias. Pero espero que nadie actúe contra las bases de esa unidad; que todos acatemos lo que decida su segundo congreso nacional; y que ojalá ninguno abandone el partido.

C.O.T.- Pero no me ha respondido: ¿qué harán con Petro y Garzón si finalmente pactan alianzas con el liberalismo?

S.J.E.R.- Supongo que automáticamente se desatarán procesos en su contra, dentro del Polo, conforme a sus estatutos y con garantías para el debido proceso. Pero no quiero eso, y espero que no suceda.

C.O.T.- Si a usted lo derrotan, ¿aceptará trabajar al lado de César Gaviria para buscar un candidato de consenso?

S.J.E.R.- Insisto en que no es un pleito personal. Yo era el vocero del Polo en el Senado cuando con César Gaviria organizamos el referendo contra el recorte de las transferencias. No tengo una posición de principios en contra de hacer alianzas porque éstas pueden ser correctas en política. Lo que habría que preguntarse es si Gaviria y su partido están en condiciones de aceptar los puntos esenciales del programa del Polo para escoger un candidato común. No tengo ninguna razón para creer eso. Y es obvio que acataré las decisiones estatutarias y programáticas del Polo.

C.O.T.- Con perdón suyo, de nuevo está obviando una respuesta directa. ¿Por qué supone que no es posible llegar a acuerdos programáticos con el liberalismo?

S.J.E.R.- Hay una montaña de hechos que me dan esa certeza. Pero se lo puede preguntar a César Gaviria.

C.O.T.- Su posición, más distante de los otros partidos, ¿quedará sola sin la presidencia de Carlos Gaviria, quien ha dicho que desea retirarse de ese cargo?

S.J.E.R.- No se equivoque sobre dónde están las soledades en el Polo. La lista nacional de Petro y Garzón para el congreso del Polo apenas sacó el 15% de los votos. Cuente con que el congreso del partido en febrero negará, por abrumadora mayoría, la propuesta de César Gaviria, porque aprobará ir con candidato propio a las elecciones de mayo de 2010. Jaime Dussán y Samuel Moreno también han dicho que son partidarios del candidato propio. Hay que recordar que hace un año, 15 de los 18 congresistas expedimos una declaración de respaldo a la dirección de Carlos Gaviria (cifra que hoy incluso puede ser mayor) y que éste también está porque el Polo escoja entre sus dirigentes, a su candidato.

C.O.T.- Según usted, ¿cuál será el destino político de Carlos Gaviria?

S.J.E.R.- Salvo ambiciones personales contrarias a la realidad, no hay dentro del Polo cómo desconocer que Carlos Gaviria es, de lejos, el mejor candidato que podamos presentar. Por sus altísimas calidades y porque ya obtuvo 2.7 millones de votos. ¿Cuántos más los han sacado en Colombia? Lo que pasa es que Carlos Gaviria no es de los que se autocandidatizan, actitud que respeto. Pero soy optimista en que terminará aceptando.

C.O.T.- Entonces, ¿el retiro de la presidencia del Polo es para tener el camino libre para ser candidato?

S.J.E.R.- Él ha hecho un esfuerzo grande desde la presidencia, organizando al Polo. Y ha dicho que es una etapa que considera superada.

C.O.T.- Es innegable que la fuerza electoral del Polo está hoy, en buena parte, en manos de Samuel Moreno por ser el alcalde de Bogotá. ¿Los morenistas e incluyo por supuesto a Iván Moreno y a los antiguos anapistas, estarán del lado suyo o de del de Petro?

S.J.E.R.- Están con la unidad del Polo y con la idea de escoger el candidato entre nuestros dirigentes. Samuel tiene impedimentos para opinar de política. Pero las simpatías de Iván por Gaviria son conocidas.

C.O.T.- Usted le pidió al nuevo Procurador que le abriera investigación al Ministro de Agricultura por intervención en política. ¿Ha tenido respuesta del doctor Ordóñez, teniendo en cuenta que siete senadores del Polo contribuyeron con su elección?

S.J.E.R.- Esperé unos días a que el procurador Ordóñez procediera de oficio, dado el descaro del ministro Arias en violar la ley. Ahora aspiro a que cumpla con la ley y ordene la investigación, la cual debería concluir en una sanción ejemplar contra tanta desfachatez. Y estoy seguro de que todos los polistas, sin excepciones, están de acuerdo conmigo en que Ordóñez debe investigar a Arias. Que sean copartidarios (Ordóñez y Arias) no debe ser criterio para no actuar.

C.O.T.- Y a propósito, ¿cómo ve usted la pelea en el lado uribista? Las declaraciones iniciales del Ministro de Agricultura fueron muy agresivas contra los otros uribistas.

S.J.E.R.- El uribismo está irremediablemente fracturado. Sea que Uribe logre violar las leyes y terminar de candidato o sea que no, la división es evidente. Y no me sorprende que Arias, el peor Ministro de Agricultura en décadas y quien llevó a ocho millones de toneladas las importaciones agrícolas en un país que puede ser autosuficiente, quiera ocultar con patanerías la verdad agraria que lo condena.

C.O.T.- ¿A cuál de los uribistas aspirantes ve usted con mayores ventajas estratégicas frente al gran jefe Uribe: Santos, Arias, Noemí Sanín, Marta Lucía Ramírez, o algún otro gallo ‘tapao’?

S.J.E.R.- Es obvio que las ventajas las tienen los que manejan chequera oficial y que al final decidirá Uribe, porque él sea candidato o porque señale con el dedo a su candidato, a quien le pondrá detrás toda la maquinaria estatal.

C.O.T.- En su opinión, ¿la situación por la que pasa Germán Vargas Lleras y Cambio Radical va para separación total de Uribe?

S.J.E.R.- Los problemas de Vargas Lleras son notorios y graves. Ha dicho que por razones filosóficas y programáticas le mantendrá el respaldo al Gobierno hasta el último día. Pero Uribe demostró que es capaz de cobrarle en burocracia su aspiración presidencial y que no vacilará en sonsacarle sus parlamentarios. No obstante, con algo de inocencia o mucha astucia, Vargas también ha dicho que espera que Uribe organice la consulta entre los uribistas para escoger un solo candidato. Habrá que esperar, porque en la cúpula uribista a Vargas le sobran los enemigos y porque también tiene la opción de terminar de candidato de César Gaviria.

C.O.T.- ¿Cuánto daño les hace al uribismo y al Presidente la deserción de Gina Parody?

S.J.E.R.- Creo que tiene un impacto negativo bien grande porque ella representa un sector cada vez mayor del uribismo que está dejando de serlo, por lo menos de manera incondicional.

C.O.T.- Si el Presidente logra hacer pasar el referendo en el Congreso y la Corte Constitucional, y consigue el aval del Consejo Electoral, ¿tendrá los votos suficientes para la segunda reelección?

S.J.E.R.- Creo que fracasará, si no le toca recular antes. La fractura del uribismo sólo puede profundizarse. Crecen los poderes nacionales e internacionales que cada vez más repudian su propósito de montar una tiranía. Ya Hillary Clinton anunció que el TLC sigue en el congelador, como una sanción moral y política a Uribe. Perdió a Vargas Lleras y a Cambio Radical para este propósito. Se oponen el cardenal, el jefe de la Andi y el dueño de Semana. Ni siquiera puede confiar en que le sean leales Santos y Arias. Continúan al acecho la parapolítica y la yidispolítica. Y la economía, cosa que lamento, caerá muy duro.

“Vuelvo al Senado”

C.O.T.– ¿No se cansa a veces de sentir que está arando en el desierto con sus posiciones, las cuales, incluso, a gente como Petro le parecen tan inflexibles?

S.J.E.R.– ¿Cómo voy a estar arando en el desierto si ahora puedo servirle a la gente respaldando sus reclamos, si fui el senador que en términos relativos aumentó más su votación entre 2002 y 2006 y si, por sobre todo, he podido contribuir con la constitución del Polo, el principal instrumento que necesitaba la izquierda democrática?

C.O.T.– Petro y otros hablan con sorna del MOIR, logran que cale la creencia de que el Polo no se oponía a la guerrilla.

S.J.E.R.– Es sabido que el MOIR nunca ha respaldado la lucha armada. También hemos rechazado siempre el secuestro. Falta a la verdad en materia gravísima quien diga lo contrario. El programa de fundación del Polo tiene nuestro punto de vista al respecto y se aprobó por unanimidad. Lo demás es una irresponsabilidad para intentar ganarse unos votos.

C.O.T.– ¿Aspira a presidir el Polo?

S.J.E.R.– No aspiro a la presidencia del Polo. Mi propósito es volver al Senado.

C.O.T.– ¿Se descarta como candidato presidencial?

S.J.E.R.– Sí me descarto, pero no porque evada responsabilidades. Es porque me parece hasta absurdo que el Polo no escoja a Carlos Gaviria para que encabece un gran proyecto de unidad nacional con el fin de cambiar a Colombia.

De profesor a congresista

Contra lo que todo el mundo cree, el senador Jorge Robledo no es de Caldas, aunque ha vivido muchos años en ese departamento. Nació en Ibagué hace 59 años. Es arquitecto de la Universidad de los Andes y fue profesor de tiempo completo de la Nacional, sede Manizales, durante 26 años. Precisamente, ese centro universitario le confirió las medallas al mérito, al maestro universitario y la ‘Orden Gerardo Molina’. Ha sido activista político desde su juventud, siempre como miembro del Moir, y recientemente como fundador del Polo Democrático. En el año 2002 logró llegar al Senado con 46 mil votos y en 2006 repitió, pero doblando el número de sus electores: más de 80 mil, siendo ésta la sexta mayor votación para la Cámara Alta, de ese año. Se ha especializado en temas económicos y es reconocido opositor a la firma del TLC con Estados Unidos. Es autor de doce libros, la mayoría de ellos sobre asuntos sociales críticos. Por sus escritos y actuaciones en la Comisión Quinta del Senado, recibió el calificativo del “Mejor congresista del año 2004”, del periódico Portafolio. Es columnista habitual de los diarios La Patria, de Manizales; La Tarde, de Pereira y El Nuevo Día, de Ibagué. Hoy es consultado por todos los medios de comunicación bogotanos, porque sus debates y argumentos lo han llevado a ser protagonista estelar de la política colombiana.