Jorge Enrique Robledo Castillo
Contra la Corriente
Manizales, 18 de mayo de 1998.
El siguiente es el texto de la carta enviada por el Coordinador Nacional de Unidad Cafetera a los ministros de Comercio Exterior y Agricultura, doctores Carlos Ronderos Torres y Antonio Gómez Merlano, el pasado 18 de mayo de 1998.
La semana pasada, Jesús Bejarano, Presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), alertó sobre los efectos nocivos de los acuerdos de Colombia -al lado de la Comunidad Andina de Naciones- con el Mercosur, “porque la estrategia adoptada podría llevar a una desgravación inmediata de buena parte del sector agropecuario, es decir, a la desprotección total”, con la cual “los productos más golpeados” serían semillas oleaginosas, aceites y grasas, maíz amarillo, alimentos balanceados, avicultura y porcicultura, caña de azúcar, arroz, leche y derivados lácteos, leche de bovino y otros subsectores que representan más del 40 por ciento del Producto Interno Bruto Agropecuario” (El Tiempo, 14.5.98).
Por su parte, el Presidente de la Federación de Ganaderos (Fedegán), Jorge Visbal Martelo, también refiriéndose a las negociaciones con el Mercosur, señaló que ceder en materia arancelaria sería abrir la compuerta a las importaciones masivas de productos de origen pecuario (El Tiempo, 15.5.98).
Y el señor Ministro de Comercio Exterior afirmó que los empresarios colombianos “tienen razón para estar asustados” con la integración de Colombia con Sur América, pero que, de todas maneras, “la apertura hay que seguirla e intensificarla” (El Tiempo 27.4.98). Además, en entrevista más reciente, al preguntársele “¿qué va a pasar con el café en la negociación con Mercosur?”, respondió: “Es un tema sensible al igual que el azúcar. Esa negociación no le va a tocar a este gobierno” (El Espectador, 17.5.98)
Ante estos hechos, en nombre de los cafeteros colombianos, expresamos nuestro respaldo a cualquier sector del agro que se oponga a ser lesionado por los acuerdos que se negocian con el Mercosur, acuerdos que -para agravar las cosas- son un paso en la ruta más peligrosa aún adoptada por la administración Samper de vincular el país al Alca, que impulsan los Estados Unidos.
Además de la solidaridad patriótica, nuestra posición tiene otras dos explicaciones: la primera, porque las políticas aperturistas que comenta la SAC también lesionan o pueden lesionar a los caficultores, dado que apenas el 24 por ciento de las tierras de las fincas cafeteras está cubierto con cafetales. Y la segunda, porque los acuerdos con el Mercosur podrían ser el puntillazo final a la muy maltrecha producción cafetera nacional, en razón de que del Mercosur hace parte Brasil y que en la Comunidad Andina de Naciones está Ecuador, países que producen café a menores precios que Colombia. En tanto en 1994-1995 Colombia tenía costos de producción promedio de 98 centavos de dólar la libra, Brasil producía a 74, Ecuador a 77 y el promedio de los países latinoamericanos a 87.
Entonces, Señores Ministros, en esta carta les hacemos, con toda cordialidad, las siguientes preguntas: ¿Ha propuesto Brasil apertura a las importaciones de café verde y procesado? ¿Qué ha planteado Colombia ante el Mercosur en este sentido y cuál es la posición de Brasil?
Como ustedes entenderán, es crucial para los caficultores saber que ocurre y, más importante aún, poder opinar públicamente al respecto. Muy equivocado sería que no se les consultara en materia de tanto interés o que se persistiera en el viejo estilo de acordar en secreto con los que actúan en su nombre en los organismos del Estado donde se administran los recursos del Fondo Nacional del Café.